La intensa búsqueda continuaba, Atsushi había tenido mucho trabajo tras encontrar a un criminal.
Robaba dinero de tarjetas de las chicas, su habilidad era copiar todo. Solo necesitaba ponerla en su mano y tendría la tarjeta y datos.

Llegó a la casa del mafioso, sabía que allí no lo encontraría Kunikida y necesitaba dormir.

Se dictó a tirarse a la cama, acomodándose para dormir pero no, estaba estresado. Sus orejas amplias. No podía dormir.

Miraba al techo y suspiró amplio, se levantó para sentarse. Iría a prepararse algo cuando lo vio, aquella pelotita de crochet.

Se levantó tomándola, la aplastó un par de veces y sonrió. Jugó un rato como un gatito y su estambre.

Terminó jugando como si fuese lo mejor que le pudo pasar. Sus orejas de tigre y cola, lo adornaban en aquel juego.

Después de un par de horas termino dormido en el piso sobre una camisa de Akutagawa y con el crochet entre sus manos.

...

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