• 005 •
Horas después habían recorrido un gran trayecto caminando, y se acercaron a un claro del bosque, donde prendieron una fogata y se acurrucaron bajo las estrellas.
No había hoteles cercanos, y aquello no molestaba. Era un clima agradable, las bolsas de dormir hacían que no sintieran la dureza del suelo.
Razel se encontraba sentada sobre su saco de dormir, con las rodillas flexionadas y acariciando a Chimuelo con su mano derecha en una forma de distracción.
- Me llamaste Rapunzel.
Jack volteo a verla, pues estaba de la misma forma a un metro de distancia.
El resto ya se había dormido hace horas, por lo que quedaba poca luz de la fogata.
- Lo lamento.
- No es... solo es raro. - La rubia pasó una mano por su frente. - Supongo que debo acostumbrarme.
- ¿Qué fue lo que viste? - Jack cambio el tema.
Razel inhalo profundamente, pasando ambas manos por su cabeza.
- Parecían recuerdos... Tan vividos, como si yo viera la escena desde lejos.
- Razel...
- Rapunzel. - Le corrigió y volteó a verlo. - Aún no recuerdo todo, pero creo... creo profundamente que hay una posibilidad alta de que ella sea mi abuela.
- Yo también lo creo. - Jack se puso de pie, caminando hacia ella y sentándose a su lado. Razel le hizo lugar junto a ella. - Viví muchos años en el castillo, sé cuando veo a una Lightwood.
- Yo no quería ser una princesa. - Murmuro Razel con los ojos cristalizados. - Solo quería una familia.
Jack no soportó más, abrazándola contra su pecho y sintiendo cómo sollozaba contra su cuerpo.
Ambos se quedaron así, intentando no hacer ruido.
- Los encontraremos. Te lo prometo.
Razel asintió, mientras se relajaba más contra el cuerpo de Jackson y terminaba quedándose dormida.
Jack la acomodo en su lugar, arropándola y caminando de regreso a su saco de dormir para intentar conciliar el sueño.
• ♤ •
A la mañana siguiente todos guardaron sus cosas y siguieron su camino.
En algún punto llegaron a un establecimiento que rentaba bicicletas y decidieron tomarlas, las entregarían a alguien en el siguiente punto a un kilómetro.
- Me voy a caer.
- Te atraparemos, Rapunzel. Anda.
Jack la motivo, viendo como Razel aferraba las manos a los manubrios y mantenía una mirada temerosa al camino de tierra.
- Nunca aprendí.
- Vamos. Mer e Hic ya van al frente, se burlarán de nosotros.
La rubia asintió, empezando a pedalear mientras avanzaba en la bicicleta.
Se iba inclinando un par de veces, pero finalmente sintió estabilidad para lograr recorrer unos metros sin caerse.
- ¡Eso, Razel! - Mérida le animó, alzando una mano para saludarle.
- ¡Intenta ir derecha! - Hiccup le alentó.
Norte no tardó en llegar junto a ella, viendo cómo alzaba el mentón como toda una princesa y mantenía el equilibrio.
- ¡Esa es mi princesa!
- ¡Wuuuh! - gritó de la emoción la rubia.
Chimuelo iba dentro del abrigo de Jack, removiéndose y sacando la cabeza por el cuello del mismo para sentir el aire contra sus orejas.
- ¡Quédate quieto, conejo deforme!
- ¡Frena, frena! - Norte grito.
Razel logro frenar, pero termino cayendo al suelo entre risas.
Los demás no dudaron en detenerse, corriendo hacia ella y riendo por aquello. No había heridas graves, la situación era divertida. Había sido un instante divertido.
• ♤ •
Entregaron las bicicletas al atardecer, acercándose a una pequeña cabaña que simulaba ser un hotel.
Esa noche todos durmieron en una pequeña habitación, y solo había una cama. Razel insistió en que la compartieran Mérida e Hiccup, hasta que finalmente accedieron.
Jack, Razel y Norte dormirían en el suelo sobre las bolsas de dormir que cargaban.
- Ya se durmieron. - Murmuro Jack.
El castaño se acomodó de su lado izquierdo, al mismo tiempo que la rubia hacía lo mismo y le observaba con una sonrisa.
- Siempre caen al tocar las cobijas. - Murmuro Razel.
- Duermen como si no hubieran descansado en siglos.
Razel rio en bajo.
Y ambos guardaron silencio cuando escucharon el sonoro ronquido de Norte a un lado de ellos, aquello hizo que rieran en bajo.
Jack ahogo las carcajadas contra su almohada, mientras que Razel apretaba los labios.
- Dios, parece un oso. - Murmuro Jack.
- ¡Jack! - Susurro en alto Razel, dándole un ligero empujón.
- Esto de las pláticas nocturnas se nos hace costumbre, ¿no crees?
- No me molestan.
- Ni a mí.
Ambos se sonrieron mutuamente, y Jack llevo una mano al rostro de la rubia para apartar un cabello que caía sobre su rostro.
- Sobre la otra noche.
- Cuando me dijiste que podía ser la princesa. - Razel recordó.
Ambos mantenían la mirada fija sobre los ojos del otro, mientras esperaban no ser descubiertos.
- Lo decía en serio. - Jack confeso.
- Lo sé, no me mentirías sobre eso.
Jack se quedó asombrado por sus palabras, sentía en su pecho el único calor que alguien como ella podía generar.
Su corazón y su mente se debatían aún, e intentaba escuchar el lado más razonable entre ambos.
- ¿Cuánto falta para llegar?
- Unos tres días más, si logramos conseguir un carruaje seguro llegamos antes.
Razel asintió, acomodándose contra su almohada y acariciando con una mano la cabeza de su mascota, quien roncaba tan sonoramente como un cachorro podía.
- ¿Qué pasará cuando lleguemos?
- Oh. - Jack apretó un instante los labios. - Pues te escoltaremos hasta el castillo residencial donde se queda la monarca Ariel, te reconocerá como su nieta y luego... supongo que nos iremos.
- ¿Te vas a ir? ¿Todos?
- Nuestro propósito era llevar a la princesa con su familia, Rapunzel.
- Jack.
La rubia se incorporó en su lugar, al mismo tiempo que el chico alzaba la mirada en su dirección.
El corazón de Razel estaba igual de desenfrenado que sus pensamientos.
No quería. No.
Jack era todo lo que conocía, Mérida se había vuelto su primer y mejor amiga. Norte e Hic eran preciados para ella. Quería que se quedaran en su vida.
No podía imaginar el apartarse de ellos. No ahora que descubriría su pasado.
- Quiero que se queden... - Razel murmuro. - Quiero que te quedes.
Jack abrió los labios incrédulos, aun con los ojos en dirección a la rubia. No dudo en incorporarse, poniéndose de rodillas a la misma altura en la que ella se encontraba.
- ¿Por qué?
- ¿Me harás decirlo?
El castaño dibujo una enorme sonrisa, asintiendo lentamente.
- Te haré confesarlo todo. - Jack alzó ambas cejas.
La chica evadió su mirada unos instantes, con una sonrisa enorme y su rostro totalmente sonrojado. La mirada penetrante del chico no ayudaba a disminuir sus nervios.
- Me gustas, Jackson.
Las mejillas del chico se ruborizaron, llevando una mano a la mejilla de la menor para acariciarlo con dulzura.
- Tú también me gustas, Razel.
Y no lo dudo, Jack acorto la distancia entre ambos juntando sus labios en un dulce y profundo beso.
La rubia correspondió, cerrando sus ojos para gozar del momento y sentir el calor abordar su cuerpo. Era una sensación totalmente nueva, y cada segundo que pasaba hacía que no quisiera separarse.
Un instante después, ambos se separaron, pero no se apartaron muchos centímetros uno del otro.
- Me quedaré contigo siempre.
Razel sonrió por las palabras de Jackson, volviendo a acercarse para darle un suave beso.
- Mañana les diremos a los chicos.
- Deja lo hago yo. - Jack dijo. - Es mejor que hable con ellos al llegar al puerto.
- ¿Mañana llegamos?
- Sí, y en tres días estaremos en el castillo juntos.
La rubia asintió con emoción, dándole un último beso antes de recostarse nuevamente y sentir cómo Chimuelo corría a sus brazos.
Jack le vio unos minutos antes de recostarse y quedar profundamente dormido.
Y sin que se dieran cuenta, Hiccup abrió sus ojos con lentitud para ver en dirección al fondo del bosque donde una silueta oscura salía a la luz.
• ♤ •
El día siguiente todos guardaron sus cosas y continuaron por el camino. Jack y Razel intentaban mantener su distancia mientras tanto. Pues Jack quería explicarles a sus amigos el nuevo plan que tenía, sin levantar sospechas de su nueva relación.
Razel iba junto a Mérida; ambas repasaban sobre la historia familiar o cualquier tema que hiciera falta.
- Hic, debo decirte algo. - Jack adelanto los pasos hasta llegar con su amigo.
- En el barco, estamos por llegar. - Hiccup evadió totalmente a Jackson, caminando más rápido.
Jack vio aquello como algo raro, pero no quiso extender los hechos y únicamente volvió junto a Norte para hablar de cualquier trivialidad.
Y finalmente llegaron al puerto al atardecer, después de que Mérida casi lanzara a alguien al agua por decir que sus boletos estaban vencidos por dos horas.
El transporte era bastante grande, enorme de hecho, la gente gustaba ir de turista entre uno y otro reino. Así que había bastantes personas que vagaban por los pasillos y bajaban a los camarotes.
- Nunca me cansaré de esta vista.
Razel se acercó a la borda, cerrando sus ojos para sentir la brisa del mar y el aire contra su rostro.
Mérida se acercó de igual forma, deteniéndose a un lado suyo para sonreír por el viento. Era un lugar relajante, ya llevaban cerca de una hora en la parte superior y no se cansaban.
- Hey, par de locas. Hora de cenar. - Jack les llamo a unos metros de ambas.
- ¿Y Hic? - Mérida se acercó junto a Razel.
- Está abajo, desempacando. Ya sabes cómo es, quiere acomodar simétricamente la ropa.
- Ay, mi nerd. - La pelirroja comento risueña.
Razel sonrió con ternura por aquel apodo tan tierno, avanzando junto a ambos hasta la parte inferior donde estaba el comedor.
Cenaron una rica y completa comida, caminando al dormitorio donde todos se quedarían los próximos dos días.
Mérida se dejó caer sobre una de las literas inferiores, bostezando con agotamiento.
- Dios, ya extrañaba dormir en una cama.
Hiccup se dejó caer a su lado.
- Oh, esto es exquisito. Qué sabroso.
- Dejen de hablar así. - Jack hizo una mueca, totalmente asqueado.
Norte rio por aquello, tallando sus ojos antes de subir a la litera superior de la pareja y acurrucarse en la litera.
- Vamos a terminar de estudiar, Razel. - Jack se dejó caer en la litera inferior vacía. - ¿En qué tienes dudas aún?
- Todo bien, mi perfecta memoria mantiene en orden cada detalle.
Razel sonrió orgullosa, acostándose a su lado para sacar su pequeña libreta y abrirla para que ambos la vieran.
- ¿Anotaste todo?
- Soy precavida, Overland. - Razel guiño un ojo en su dirección.
- Bien, princesa. Es hora de dormir, debes llegar sin ojeras con la reina Ariel.
- Porque las ojeras son tan anticuadas. - La rubia comentó sarcásticamente con un tono superior.
Razel se puso de pie, subiendo a la litera superior y dejándose caer contra las cobijas. Era tan relajante y agradable volver a la cama, después de días en el bosque.
- Me quiero morir. - Hiccup se quejó, acomodándose junto a la pelirroja en la cama. - ¿Mer?
Mérida soltó un sonoro ronquido, e Hiccup sonrió con dulzura para acomodarla a su lado y arroparla. Dándole un beso sobre sus labios.
- Descansa, Mery.
Otro ronquido más de Mérida.
- Wow, es precioso. - Jack dijo con sarcasmo. - Ponle un corcho en la boca.
- Jack. - Razel le regaño, arrojándole una almohada.
Hiccup rodó los ojos con diversión, acomodándose en el borde de la cama para poder dormir. Seguramente Norte había caído apenas tocando las sabanas, y Razel en poco tiempo se encontraría igual.
- Hic.
- ¿Qué quieres Jack? - El chico entreabrió sus ojos, con un tono de fastidio en su voz.
- ¿Podemos hablar?
- Lo hacemos mañana, duérmete.
Hiccup se intentó acomodar en la cama, aunque con los rizos rebeldes de su novia era muy difícil hacerlo.
Fueron pocos segundos hasta que sintió el tacto de una mano helada sobre su hombro y casi le dio un infarto. No gritó, pero ojalá lo hubiera hecho.
- ¿Pero qué te pasa? - Hiccup llevó una mano a su corazón con ambos ojos abiertos, sin querer elevar la voz. - Dios, me darás un infarto.
- Tenemos que hablar. - Jack hizo un puchero.
- ¿Ahora?
El joven Overland asintió repetidas veces, e Hiccup no tuvo más remedio que levantarse para salir con su amigo al pasillo del barco. Jack cerró la puerta detrás de ambos, indicándole con la cabeza que le acompañara a la cubierta.
- Jack... - Hic paso una mano por su nuca.
- Te lo explicaré.
- Los escuché la otra noche.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top