• 003 •

En cuestión de horas, el grupo había llegado al puerto, bajando sus maletas y corriendo para entregar los boletos.

Tuvieron pocas dificultades al querer entrar con el cachorro, pero después de un rato se encontraban en la cubierta viendo cómo se alejaban de Lightwood.

— Antes era precioso.

Norte llegó a un lado de Razel, quien no había dejado de observar el reino.

— Escuche historias. Decían que era el reino soñado; gente venía de todos lados en búsqueda de la felicidad.

— Oh, sí que lo era. — Norte sonrió nostálgico. — Vivía ahí con mi familia.

— ¿Qué les pasó? — Razel volteó a verlo, con un gesto triste.

— El frío y la hambruna... No resistieron. —Murmuró con pesar el mayor. — Tenía una esposa y dos hijos, al menos se fueron antes de que todo decayera. — Hizo una pausa. — Luego encontré a Jack, un niño intentando robar alimento. Después Hiccup y Mérida llegaron.

— Son una familia.

— Lo somos, hemos estado años juntos.

Razel jugaba con el borde de su abrigo, volteando hacia donde estaban los demás.

— Ve con ellos, debes pasar tiempo con gente de tu edad.

La rubia asintió, caminando junto a Mérida y saludando en su dirección.

— ¿Lista para estudiar? — Le animó Jack.

— Algo... — Razel hizo una mueca. — ¿Qué debo aprender?

— Historia, árbol genealógico, sucesos relevantes. — Enumeró Hiccup. — Absolutamente todo sobre la princesa.

— ¿Cómo por qué quieren llevar a la princesa con su abuela?

— Servicio a la comunidad. — Se encogió de hombros Jack.

— La verdad... — Mérida bajo la mirada al suelo. — Es que queremos restaurar el reino. Si la princesa vuelve al trono, entonces Lightwood será lo que una vez fue.

— Lightwood será... — Razel repitió. — Podría ayudar al orfanato.

— ¡Exacto! — Jack rodeó sus hombros con un brazo. — Y tú, mi amiga, nos ayudarás.

— ¿Y si no soy la princesa? ¿Por qué debo fingir serlo?

— Confía. — Hiccup le guiñó un ojo. — Hay una altísima posibilidad de que seas la princesa.

— Entonces... Llegaremos a Bohrem con la reina. — Dijo Razel.

— El barco arriba en North Calum, debemos cruzar el reino al otro puerto para ir a Bohrem. — Mérida apretó los labios, en una pequeña pausa. — Y luego visitar a la prima de la reina.

— ¿Qué tiene que ver en todo esto?

Los chicos se vieron mutuamente.

— Se debe tener una entrevista con la prima de Ariel, para que nos apruebe acercarnos a la monarca.

Razel abrió sus labios al no creer lo que sucedía. ¿Acaso recorrerían cada reino solo para asegurar algo que no sabía era verdad?

— Bien... Arribaremos en North Calum, cruzaremos el reino, quién sabe cómo, y tomaremos otro barco a Bohrem para tener una entrevista con la prima de la Monarca Ariel. — Razel volteó a verlos incrédula.

Los tres chicos se quedaron viéndole fijamente, para finalmente asentir.

— Eh, algo así.

Razel arrugó su nariz con molestia, suspirando para irse al interior del barco.

— Te dije que lo tomaría mal. —Murmuró Mérida. — Nunca le dijimos que debía probar ser la princesa.

— Se iba a negar, estamos mintiendo. — Hiccup dijo. — ¿Qué es eso de restaurar el reino? Nadie se lo creería.

— Ella lo creyó. — Dijo Mer. — No podemos decirle que la llevamos por una recompensa, y que posiblemente la consideren traidora.

— Ahora debemos motivarla. — Hiccup vio por dónde se había ido.

— Voy. — Mérida intentó dar un paso, pero Jack le impidió avanzar.

— Yo voy, debo darle confianza al final de cuentas.

Mérida e Hiccup asintieron, viendo cómo su amigo se alejaba al interior del barco.

— Mer...

— No sucederá nada malo. — Murmuró la pelirroja. — Ambos sabemos que Jack es duro de roer.

— ¿No te sientes mal por usar a Razel? — Hiccup pasó una mano por su nuca. — Le estamos mintiendo y la llevamos a la boca del lobo.

— Hic, necesitamos ese dinero. — Mérida lo sostuvo de los hombros. — Por Jack, por Norte, por nosotros y por...

— Johan...

— Si logramos conseguir el dinero de la recompensa, podremos recuperarlo.

Hiccup terminó por asentir, aunque el remordimiento seguía en su interior. Pero haría todo por recuperar a su hijo, debía volver a su lado.

Jack bajó por las escaleras del barco, llegando a un pasillo que guiaba hacia algunas habitaciones. El lugar era pequeño, por lo que solo había 8 cuartos en todo el transporte.

Sacó las llaves de su habitación y se acercó a la número 2 para tocar.

— Razel. — Le llamo, incrustando la llave. — Voy a entrar.

— Está bien.

Giró la llave, adentrándose en la habitación y viendo a la rubia sentada sobre su cama, jugando con el relicario entre sus manos.

— No te gusta esto.

— Estoy mintiendo, me hago pasar por una persona que ni siquiera sé si soy...

— ¿Y qué tal si lo eres?

Razel alzó una mirada triste en dirección al castaño.

— Mira... — El chico se acercó a su lado, sentándose para verla. — Si resulta que eres la princesa perdida, encontrarás a tu familia. ¿No es lo que deseas?

La mirada de ambos se conectó, y Jack vio en la rubia la esperanza que rogaba por tener.

— Lo deseo...

— Razel. Tienes la oportunidad de que yo no, volver con tu familia. — Jack ladeó su cabeza con una sonrisa. — No tienes nada que perder, rubia.

Razel asintió, soltando su relicario e inhalando profundo.

— Está bien, lo puedo hacer. ¿Qué debo aprender?

Una hora después, Razel se encontraba nuevamente en la cubierta del barco. El cachorro no dejaba de correr en todas direcciones, intentando alcanzar las moscas que le rodeaban.

Hiccup dejó unos cuantos libros gruesos sobre la cabeza de Razel, alzando sus brazos a los costados.

— Jack tenía razón, debes caminar recta. Y lo haces, pero mantén ese porte. — Indicó Hiccup.

— El barco se mueve. — La rubia intentó equilibrar los libros con nervios.

— Usaremos eso de práctica, no dejes que se caigan y camina hacia el otro extremo.

Razel asintió, sintiendo los libros moverse sobre su cabeza y manteniendo un porte recto.

Intento caminar hacia donde le dijeron, pero al cuarto paso los libros cayeron.

— De nuevo.

La rubia inhaló profundo, volviendo a intentarlo, y en el quinto paso Chimuelo se acercó entre saltos, haciendo que cayera junto a los libros.

— De nuevo.

Seis pasos, los libros se cayeron.

Cuatro pasos, una ola la empujo.

Seis pasos, chocó con Hiccup.

Cinco pasos, se cayeron los libros.

Cuatro pasos, se distrajo con las moscas.

Después de varios intentos, Razel suspiró agotada.

El resto se le quedó viendo con duda, y fue Hiccup quien negó con la cabeza.

— Puedo hacerlo... Lo prometo. — Razel los vio.

Volvió a poner los libros sobre su cabeza, cerrando los ojos y escuchando las olas chocas contra el barco, el viento soplar contra su rostro y el cachorro jugar en el borde del transporte.

Al abrir los ojos, estabilizó su cabeza y empezó a caminar derecha hasta el otro extremo.

En medio camino logró predecir una ola, moviéndose rápido para lograr mantener los libros en su cabeza.

— ¡Excelente! — Norte aplaudió. — Un poco más y podrás caminar sobre fuego con el porte de un cisne.

Razel sostuvo los libros, volteando para ver a los chicos.

— Siguiente parte, veremos la historia de la familia real Lightwood.

— Tenían 5 hijos, cada uno se llevaba un año. — Mencionó Mérida, acercándose a Razel para darle una libreta. — El orden de ellos era... Aurora, Cenicienta, Kristoff, Bella y Rapunzel.

La rubia no dudó en tomar notas de todo lo que dijeran, cada detalle era importante.

— Ariel es la madre del rey Frederick. — Hiccup se acercó a decirle. — Se hizo el heredero al trono después de que sus dos hermanos mayores murieron en la guerra.

— La reina Arianna no tiene familia de sangre real, así que no hubo nadie que pudiera llegar al trono. — Mérida continua.

— Algo más simple. — Jack se acercó a Razel para pasar a la siguiente hoja de su libreta. — Tú, princesa, naciste el 15 de octubre de 1908. Fuiste el milagro de la corona real, pues tenías pocas posibilidades de sobrevivir y lo conseguiste.

— ¿Cómo saben tanto de ellos? — Razel seguía anotando, pero volteó hacia Jack.

—Trabajé ahí. Mi madre era cocinera, así que estuve hasta los 12, cuando inició la rebelión. — Mencionó Jack. — No pasé mucho tiempo con la princesa, pero pude ver de lejos cómo era... Y por eso no dudo que eres ella.

— ¿En serio lo crees? — Razel apretó la libreta contra su pecho, viéndole esperanzada. — Dios, es tan difícil todo esto.

— ¡Tú puedes! — Mérida sonrió, moviéndole de los hombros. — Pero debemos conseguirte ropa apropiada.

La rubia, bajo la mirada hacia su ropa, era un vestido demasiado gastado y concordaba con Mérida. No podía llegar diciendo que era la princesa con esa ropa.

El barco arribó en North Calum unas horas después, y la gente bajó para recorrer la ciudad, tomar suministros o simplemente vagar por ahí.

Mérida parecía ser la más emocionada de todos, admirando cada rincón de North Calum y sonriendo con admiración.

— Mer era de aquí. — Norte le dijo a Razel en un susurro. — Su familia se mudó cuando tenía unos 7 años a Lightwood, dos años antes de la rebelión.

— Es precioso.

— ¿Primera vez que sale de Lightwood, princesa? — Jack caminaba frente a ella de espaldas, volteando donde Razel.

— Y nunca vi un lugar tan bonito, cada detalle es... ¡Wow!

— ¡Oh, oh! — Mérida corrió hacia Razel, tomando sus manos. — Toca hacerte un cambio de look. Te convertirás en la mejor princesa de todas.

— Suena divertido. — La rubia sonrió igual que su amiga.

— Los veremos en la plaza a las 5 pm. — Mérida empezó a alejarse de los chicos. — Vayan elegantes, hacen bailes todos los viernes al anochecer.

— ¡Con cuidado! — Hiccup les gritó, antes de ver cómo desaparecían tras las tiendas.

Mérida jalaba la mano de Razel con emoción, ambas veían cada lugar con un peculiar brillo en los ojos.

Minutos después llegaron a un lugar donde hacían peinados, el aroma a tinte y la música las invadieron una vez que cerraron la puerta.

— ¡Oh, bienvenidas! — Saludó una joven morena. — Pasen, adelante.

Razel pasó tímidamente hasta una silla, y la estilista sostuvo con dulzura sus hombros.

— ¿Qué haremos con esta linda chica?

— Esperábamos un peinado sencillo. — Mérida se acercó junto a ellas. — Decoraciones naturales, corte de puntas y cepillado.

— Espléndido, seguro van al baile de la tarde.

La mujer empezó a cepillar el cabello de Razel, dándole una revista donde vio con asombro los atuendos y peinados de la temporada.

En cuestión de una hora finalmente estaba lista.

La morena giró a Razel al espejo, y la rubia sonrió al verse.

No es que lo tuviera sucio, pero aceptaba que estaba revuelto y enredado. Ahora estaba precioso, ondulado por las puntas y con un brillo similar al oro.

— Está precioso.

— Tú lo haces brillar, hermosa. — La morena sonrió.

Mérida no podía verla con más ternura, a ella le habían arreglado los rizos en un rodete hermoso y con perlas blancas.

La pelirroja les pagó a las chicas y salió junto a Razel para seguir caminando, aún faltaba más.

Razel solo era guiada por Mérida hacia donde ella indicaba, pasando por helados y viendo un show de cachorros que se mostraba en la calle.

— ¡Oh, ya sé!

La pelirroja aceleró sus pasos hasta una tienda de ropa, y escucharon la campanilla para luego ver alrededor.

— Tengo el vestido perfecto. — Mérida recorrió los pasillos. — Tiana te regalo un moño azul, ese color en serio te queda.

Mérida llegó a la sección de vestidos azules, donde sacó unos cuantos y fue a los vestidores donde Razel pudiera probárselos.

Fue más tiempo del que pensó, pero finalmente encontró el indicado y Mérida le mostró su reflejo en el espejo.

— Esa sí es la princesa Rapunzel Lightwood.

— Te ves hermosa. — Razel volteó hacia su amiga, admirando su vestido turquesa. — Combina con tus ojos.

— ¿Lista para la noche? — Mérida le dio un giro sobre ella misma. — Nadie quitará sus ojos de ti.

Razel se ruborizó, y Mérida corrió a pagar al mostrador.

La rubia no dudó en voltear hacia el espejo nuevamente, era una persona totalmente diferente en comparación con la semana pasada.

Y por un instante... pareció que veía una imagen contra el reflejo, parpadeando para ahuyentarla.

— ¡Razel, vámonos! 

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