Capítulo Único

Hyakkimaru tomaba sake en una taberna, se encontraba solitario como siempre, empezaba a creer que conocer el mundo era aburrido, le faltaba compañía, claro que sabía a quien extrañaba. Mas no tenía la suficiente motivación para ir a buscarla.

— ¿has oído la última noticia? — escuchó a un cliente preguntarle al tabernero.— La señorita Dororo se casará.

— Sí, pobre de ella, ha estado rechazando a muchos pretendientes durante todos estos años. — El tabernero le sirvió sake al cliente.

— Dicen que estaba esperando a alguien, lo triste es que ese alguien murió... Le dieron la noticia ayer y aceptó casarse sin conocer al novio. La fiesta durará 7 días y en el último día se casará... — El cliente bebió de su trago — solo espero que su marido no sea un tirano.

— Lo será, acabas de decir que la señorita Dororo ni siquiera sabe quién es su prometido.

Hyakkimaru se puso en pie tras pagar por su trago. Estaba seguro de que ella lo estuvo esperando y era ese alguien que murió. Sin embargo, él estaba más que vivo. Conocía una sola manera de enfrentar "los problemas", ataque directo. Así que se encaminó en dirección a la casa de la "Señora Feudal".

Dororo observaba su reflejo en el estanque, sus lágrimas caían por sus mejillas, si tan solo él estuviera vivo...

—¿en verdad te casarás? — preguntó la voz que solo escuchó un par de veces años atrás.

Cayó en el estanque debido al susto, por suerte sus siervas y guardias estaban lejos o de lo contrario hubieran presenciado su ridícula caída.

Salió del estanque a medias, apoyó sus brazos en la roca más cercana, al alzar la cabeza se topó con un hombre que le extendía la mano en señal de ayuda.

— ¿Hyakkimaru? ¿Eres tú?

— Sí, no estoy muerto. — La ayudó a salir, no le importó que estuviera empapada y la abrazó.

Dororo se sintió incómoda. Se resistió y un segundo después cedió al abrazo, debía estar alucinando o soñando con situaciones imposibles. Aunque las noticias podrían haber sido rumores para hacerla aceptar un compromiso.

— ¿estoy soñando?

Hyakkimaru negó con la cabeza, era poblable que ella lo tomará por un fantasma o algo similar. — No me has respondido, ¿te casarás?

Ella que no salía de su asombro asintió lentamente mientras se liberaba del abrazo. Había aceptado su boda en un arrebato de tristeza, ni siquiera había estado pensando de manera de coherente.

Hyakkimaru le dio la espalda, no podía interferir en la vida de su amiga — Debo irme.

Desapareció tan rápido como una brisa, ni siquiera volteó a mirar hacia ella. Debía estar soñando.

***

La señora feudal quería correr, él muchacho que tenía delante no era el hombre que amaba, pero había dado su palabra y retractarse le traería más de un problema.

Trató de sonreírle al muchacho que la veía como si fuera más hermosa que la luna, consiguió hacer una mueca de dolor que a su casi esposo le alertó, fue peor cuando las lágrimas se deslizarón por sus mejillas y de sus labios escapó un sollozo.

—¡No la hagas llorar!

El grito fue de uno de los invitados, ella había escuchado esa voz días atrás, pero no estaba segura de que pensar, probablemente era su imaginación debido a sus deseos de huir.

Dororo se sorprendió al darse cuenta de que aquel invitado era Hyakkimaru, su corazón amenazaba con salir de su corazón al ver cómo se iba acercando a paso veloz para tomarla entre sus brazos y raptarla ante la mirada de todo el pueblo. Lo sorprendente fue que la vieron sonreír mientras era alejada del altar.

Fin.

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