★𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 5★


17 de abril de 2022








—¡Atención a todos los estudiantes, se ha descubierto un cuerpo en las habitaciones! —decía una voz chillona a través de los altavoces que había por toda la escuela— Todos deben reunirse en la escena de inmediato.

Subaru abrió los ojos sorprendido. Eso había sido muy repentino.

—Sabía que iba a pasar —dijo Raffaele en contradicción a los pensamientos de Subaru.

—¿Cómo?

—Era obvio que esa chica estaba actuando raro, o acabaría siendo la asesina o la víctima.

Subaru no se veía tan convencido de ello. Tal vez Danganronpa no era el tipo de videojuego que le llamaban la atención. Pero debía admitir que la trama que proponía y los personajes que presentaba eran increíbles.

—¿Quién crees que sea el asesino? —preguntó, a lo que el mayor solo se encogió de hombros.

—Hay varias posibilidades, el videojuego intenta no dejarlo tan obvio hasta que estés en el juicio.

Subaru miraba como hacía que el protagonista fuera a la habitación de la que él había pensado desde el principio que sería una de las supervivientes. Es decir, era el interés amoroso del protagonista. No pensaba que iba a tomar ese giro.

—Hola chicos —Norika llegó a la sala común saludando con una amplia sonrisa a los dos chicos que estaban allí.

Subaru saludó también a la chica con un gesto con su mano. Raffaele por su parte se reincorporó un poco en el sofá en el que estaba sentado, para besar a la chica cuando esta se agachó un poco hacia él.

—¿Ya ha terminado tu entrenamiento? —preguntó al ver que el pelo de Umihara estaba húmedo.

—Sí, Kiyo dejó que me fuera antes ya que voy bastante bien y por el momento no hay competiciones a la vista —su sonrisa se volvió un poco más apagada—. Es triste ser la única integrante de la especialidad de natación.

Subaru hizo memoria y se dio cuenta de que si bien los estudiantes de natación de tercero del año pasado se habían graduado, no habían entrado ninguno nuevo. Ese año las especialidades de natación, tiro con arco y parkour no habían tenido estudiantes de nuevo ingreso. Lo malo es que en natación, al contrario de lo que pasaba en parkour y tiro con arco, solo estaba Norika. No había estudiantes de tercero o más de segundo.

Ella siempre trataba de mostrarse optimista ante esto. Siempre se animaba diciendo cosas como que así tendría el privilegio de que los entrenamientos se centraran totalmente en ella. Y nunca perdía la esperanza de que al siguiente año entrara alguien a natación y así no tuviera que pasar su último año también como única integrante.

Aunque quienes la conocían bien sabían que estaba algo triste por esto.

Su novio, Raffaele, era de hecho quien mejor sabía que para la chica era triste escuchar como todos los demás entrenaban y hacían cosas en grupo. Mientras que ella se limitaba a pasar sus entrenamientos sola con su entrenadora.

No era que Kiyo Matsuzaka no le cayera bien. ¡Para nada! Era una mujer mayor muy amable y que a pesar de su edad sabían perfectamente lo que hacía. Era totalmente opuesta a profesores como Kageyama, Irina o Diana.

Raffa pasó su consola al albino y pasó el brazo por la cintura de Norika.

—Tengo el día libre, ya he terminado todas mis clases y hoy el profesor Tomoari canceló las clases de escritura y pintura —dijo a lo que Subaru asintió apoyando las palabras de su amigo.

Según tenían entendido Tomoari había tenido que ocuparse de una exhibición de arte de último minuto en Tokio. Salió esa misma mañana a primera hora de la academia y no regresaría hasta bien entrada la noche. Por ello las especialidades de pintura y escritura tenían la tarde de descanso.

—¿Te apetece que salgamos a dar una vuelta? Podemos bajar a la ciudad o quedarnos por el campus, en plan cita sobre la marcha.

La cara de Norika se iluminó. Miró por un momento a Subaru ya que ellos dos habían estado juntos hasta que ella llegó. No quería interrumpirlos.

—Por mí no te preocupes —aseguró el albino—. Te lo dejo todito para tí.

—Gracias —le dijo antes de volver a mirar a Raffa—. Vamos entonces.

Después de que la pareja se marchara guardó la partida y metió la psp en su mochila. Se la devolvería a Raffaele más tarde, cuando terminara su cita con Norika.

No tenía nada que hacer en realidad, por lo que cuando salió de la sala común se quedó unos minutos parado en el pasillo. Podía volver a su habitación y descansar un rato, o mandarle un whatsapp a algún amigo por si estaban libres. Al final su decisión fue encaminarse al aula de arte.

Si algún compañero estaba allí fenomenal, sino al menos podría seguir trabajando en su nuevo cuadro. No solía trabajar mucho con pintura al óleo y quería practicar todo lo posible, le había gustado bastante ese estilo. El enorme ruido que salía de la biblioteca cuando pasó frente a la puerta le detuvo de su idea inicial.

¿No se suponía que en la biblioteca había que estar en silencio? Porque los gritos que salían del interior no indicaban eso.

Su lado morboso le hizo abrir la puerta y asomarse al interior para ver qué sucedía. Había varios alumnos en el interior que parecían haberse dividido en dos grupos que se enfrentaban en esa acalorada discusión. Las miradas que se dedicaban desde ambos lados no eran muy bonitas.

Pasando un poco la vista por el resto de la sala vio que Kazemaru y Chiara Livier estaban a un lado observando la pelea preocupados. Sin hacerse notar mucho para los que seguían gritándose cosas se acercó a los dos alumnos más apartados del conflicto.

—¿Qué está pasando?

—Al parecer los alumnos de primero de artes reclaman la biblioteca porque ellos estaban estudiando aquí antes, y los alumnos de primero de deportes han llegado haciendo mucho ruido —en la voz de Kazemaru se notaba que estaba un poco hastiado por la situación—. Y los alumnos de deportes reclaman que ellos también tienen derecho a usar la biblioteca y blah blah blah. Esto es absurdo.

—Siempre pasa, no es nada nuevo —añadió Chiara—. Los alumnos de primero llegan con la idea de la tensión entre artes y deportes y buscan la mas mínima tontería para enzarzarse en una pelea.

—Sí, y los alumnos de segundo y tercero que les siguen el rollo no ayudan —se cruzó de brazos Kazemaru—. Puede que no tengamos la mejor de las relaciones entre secciones, pero hay muchos que tienen amigos en "el lado enemigo" —hizo el gesto de las comillas con sus dedos al decir eso último—. Así que este tipo de peleas se ven hipócritas.

Subaru se fijó mejor en quienes eran los que estaban en el centro de la sala. Eran cuatro alumnos de artes y cuatro de deportes. Y como Kazemaru Ichirouta y Chiara habían dicho todos ellos eran de primero.

Atsuya, Hiroto, Haizaki y Nae parecían no echarse atrás ante las palabras de Ichihoshi, Hadeno, Arisu y Haruna. Entre las voces que daban todos a la vez no terminaba de distinguir algunas de las cosas que decían, pero sí que comprendía algunas otras en las que en efecto se reprochaban el exceso de ruido, la prioridad para estar allí y varias otras cosas.

—¿Qué está pasando aquí?

Todos, incluidos Subaru, Kazemaru y Chiara, se sobresaltaron cuando Kudo y Hitomiko entraron a la biblioteca con cara de pocos amigos. Parecían realmente enfadados. Seguramente por todo el jaleo que estaban armando.

Los chicos que discutían parecieron quedarse sin palabras de repente. Llamar la atención de justamente los subdirectores no había sido lo mejor que les podía haber pasado.

—Vaya, ahora os come la lengua el gato eh —Hitomiko se cruzó de brazos—. Heruse, explicación, ahora.

Para mala suerte de Arisu, Hitomiko a parte de ser la subdirectora de la sección artística era también la profesora de diseño de moda, justo la especialidad que él estudiaba.

—Profesora... —el rubio pareció buscar las palabras adecuadas—. No es nada, solo...

—Pues a mí no me parece que sea nada —no le dejó continuar—, no al menos con esos gritos que se escuchan desde la sala de profesores.

—Parece que no tenéis muy claras las normas de uso de salas comunes —tomó la palabra Kudo—. Creo que un rato en la sala de detención os vendrá bien.

—¡Pero nosotros no...! —Hiroto trató de quejarse, pero la mirada de Hitomiko no dejaba lugar a ello.

El peligris resopló enfadado y solo salió seguido por sus compañeros de la biblioteca. Los alumnos de artes no tardaron en seguir el mismo camino.

—Pobrecillos —dijo Chiara sintiéndose verdaderamente apenada por el tiempo que perderían con el castigo que los subdirectores les impondrían.

—A ver si así espabilan —negó con la cabeza Kazemaru.

Hitomiko y Kudo, sin nada mas que hacer allí, se marcharon dejándolos a ellos solos allí.

—Por cierto, Tsukishiro —le llamó Chiara—. ¿Qué hacías por aquí?

—Iba al taller de pintura cuando escuché los gritos y entré para ver qué pasaba, ¿y vosotros?

—Lo mismo —dijo Kazemaru con un suspiro—. Mejor vayámonos antes de que algún estudiante más venga a hacer alboroto y acaben por castigarnos a nosotros también.

—¿Os apetece ir a tomar algo a la cafetería? —propuso Chiara antes de salir por la puerta.





















El día era bastante bueno para dar un paseo por el parque. No esperaba que Kento la invitara a salir justo a mitad de semana ya que, para evitar problemas de cuadrar horarios, solían dejar sus citas para los fines de semana. Aunque así mejor, habían sido unas semanas duras y él la ayudaría a despejarse.

—Maya ven —Kento le hizo una señal con la mano para que se acercara—. Ponte aquí.

—¿Vas a sacarme una foto? —preguntó la chica al ver que tenía la cámara en la mano.

Bueno, la había tenido toda la tarde. Kento no solo se tomaba muy enserio la fotografía por su trabajo, también porque la adoraba. El simple hecho de poder tener un rato de paz y tranquilidad tomando fotos en algún ligar con vistas bonitas era un sueño para él, lo hacía muy feliz. Y Maya lo estaba también al poder ver su sonrisa.

—Es a ti o a los patos de ahí atrás.

Mackenzie vio a un grupo de cuatro patos marrones que nadaban con tranquilidad en el centro del enorme estanque.

El parque estaba bastante tranquilo. No había muchas personas esa tarde, solo un par de parejas que paseaban o personas que hacían deporte. El propio estanque, que solía estar lleno de grupos de amigos o familiares en barcas, estaba en una absoluta calma. Le gustaba esa sensación. Cuando había mucha gente era más complicado tener intimidad o estar en calma, como en aquel momento.

—Está bien, te concederé el enorme honor de ser tu modelo —dijo como si le hiciera un gran favor—. Sácame como a una de tus chicas francesas —procedió a hacer una extraña pose apoyándose en la baranda que la separaba del estanque.

Kento rió, ella misma lo hizo por lo dicho.

—Esa referencia tiene más sentido si estuviera en pintura —contestó el chico y sin dejar que Mackenzie se acomodara mejor sacó la foto.

—¡Hey! No estaba preparada.

—Las mejores fotos son las que no se preparan.

—No estoy yo segura de tu teoría.

Kento sonrió y con la cámara entre las manos se acercó a Maya para enseñarle el resultado. Incluso ella se sorprendió al ver la imagen.

Salía sonriendo ampliamente, con el cuerpo medio girado hacia el estanque y la luz brillante del sol resaltando los bordes de su figura. El agua brillaba contrastando en ese azul brillante con el verde de los árboles y el césped de alrededor. Incluso el grupo de patos formaban parte en una esquina dándole el toque animal y adorable.

—Soy el mejor ¿eh?

—Que no se te suba a la cabeza —le dio un pequeño golpecito en el hombro.

—Lo siento pero tu expresión alimentó mi ego —bromeó—. Hace mucho calor para estar en primavera —añadió usando su mano como visera para mirar al cielo.

—Se llama calentamiento global, uno de los mejores inventos del ser humano —se le notó el sarcasmo en la voz.

Kento guardó la cámara en su funda. Se la colgó al hombro antes de mirar a Mackenzie.

—¿Te apetece un helado para refrescarnos?

—La duda ofende.

Kento le ofreció la mano a Maya. Dudó un poco pero finalmente la tomó.

Llevaban solo algunas semanas saliendo y le resultaba aún un poco vergonzoso verse como una parejita en público. Incluso a veces ni siquiera parecía real. Como si fuera uno de esos sueños de los que no quieres despertar porque sabes que al hacerlo la realidad te golpeará en la cara de manera decepcionante.

Sin embargo, eso si estaba pasando de verdad. Ella y Kento sí que estaban juntos, y no como simples amigos, sino como pareja. Adoraba pasar tiempo con él pues una de las mejores cosas que tenían era que a pesar de ahora salir de una forma romántica, las bromas y tonterías de su dinámica de amistad no se había perdido.

La heladería se alzó ante ellos en pocos minutos. Gracias a la ausencia de gente solo tuvieron que esperar a que una madre y su hijo pidieran antes de que les tocara a ellos.

—¿Qué tomará la pareja? —preguntó desde el otro lado dell mostrador un hombre ya entrado en los cuarenta años.

—¿Qué te apetece? —preguntó el chico animándola a que pidiera ella en primer lugar.

Su mirada se perdió entre tantos sabores. Chocolate, kinder, fresa, mora, naranja, pistacho y hasta un helado de color azul cuyo cartelito con el nombre decía «pitufo». ¿Qué sabor sería? La verdad es que el nombre no te solucionaba mucho.

Entonces se percató en un cartelito sombre el mostrador que anunciaba unos helados especiales para parejas. Lo que más le gustó fue que los helados venían con una hermosa y adorable forma de conejito. No pudo resistirse a señalar el cartel y mirar a Kento.

—¿Te apetece?

El chico miró lo que Maya señalaba y a él también le pareció curioso. Asintió y le ordenó los helados al hombre que en menos de cinco minutos ya se los había entregado.

—Yo invito —dijo Josai entregándole el dinero al heladero.

—Pero...

—Tú invitaste la última vez ¿no? Pues ahora me apetece hacerlo a mí. Además yo tuve la idea después de todo.

Maya sabía que insistir en pagar ella su helado no serviría de nada. El heladero ya había tomado el dinero de su novio y él no iba a aceptar lo que ella quisiera entregarle.

—Bueno, pero ya sabes que a la próxima pago yo.

—Ya veremos.

Salieron de la heladería con su poste. Kento no pudo evitar mirar a la chica que miraba el helado casi embelesada.

—¿No lo comes? Se te va a derretir.

—Es que es tan bonito que me da pena —al final si le dio una lamida—. Pero el hambre es superior.

Caminaron algunos metros en silencio mientras que ambos disfrutaban del helado con forma de conejo. Conforme más comían menos forma de conejo tenía, cabía destacar. Llegó un punto en el que parecía un animal sacado de chernobyl, pues su forma se había perdido casi por completo.

—¿Cómo van tus clases en la especialidad de danza?

Josai al final se atrevió a entrar en ese tema. Quería apoyar a Maya con eso, pero sabía que era un tema delicado para ella y no quería molestarla con ello. Lo último que le apetecía es que la cita se amargara. Por ello trató de tantear el terreno con cuidado.

—Odio a Irina —bufó—. Es una amargada. No sé como Yuri aguanta tanto, al pobre Hao le está costando seguir el ritmo y aun así le va mil veces mejor que a mi.

Aunque ella ya había dado danza en su niñez, desde que se había dedicado por completo al parkour todo eso había quedado en segundo plano. Ponerse al día de nuevo le estaba costando más de lo esperado.

—De todas formas lo de dar las clases a su manera va a durar poco.

—¿Qué? ¿Por qué? —Maya continuó comiendo sin contestar— Por favor, solo dime que Shiryu y tú no hicisteis uno de vuestros planes. Nunca salen bien.

—Siempre salen bien —se quejó.

—¡Sabía que teníais un plan!

—Yo no dije eso. Pero es posible.

Kento suspiró. Miró su helado de conejo mutante en proceso de desaparición y después de nuevo a Maya.

—Solo no hagáis enfadar a Irina, eso no acabaría bien.

—Oh, no la vamos a hacer enfadar —negó—. Solo va a desear matarnos.

—Eso me deja mucho más tranquilo.




















—Muy bien chicos, como ya sabéis la semana que viene tenemos la exhibición en Tokio, será la primera de la temporada y ademas la única antes de que empecemos con las competiciones. Así que quiero veros entrenar dura, tenemos que demostrarles a todos de lo que son capaces los estudiantes de Mirai Academy. Tenemos que partir como favoritos para los campeonatos ¿entendido?

—Si profesora Sloan —contestaron los tres estudiantes al mismo tiempo.

Recibir instrucciones de Diana Sloan era como recibir instrucciones de una sargento del ejército. Y estaban allí para practicar parkour, no para hacer el servicio militar al país.

Endo era tal vez el que estaba más relajado de los tres estudiantes. Reina parecía escucharla con atención y aunque Shiryu de igual manera la escuchaba el estaba algo más perdido en sus propios pensamientos. No porque realmente tuviera algo en mente importante, simplemente porque no aguantaba a aquella mujer.

La respetaba como profesional del parkour, como una profesional que había llegado a donde él apuntaba. Pero como docente dejaba mucho que desear. Además de que su personalidad no se quedaba atrás en comparación con la de Irina, la famosa reina de hielo. Se notaba que eran amigas.

—Reina, aquí no habrá división por sexos, así que te enfrentaras a hombres mas fuertes, altos y experimentados, pero no por ello mejores. Como nuestra representante femenina espero mucho de ti —seguía hablando la mujer.

Shiryu podía detectar la presión debajo de esos peculiares ánimos. Pero a Reino no parecía importarle.

A diferencia de él, Reina admiraba profundamente a Diana. La tenía en un altar y la obedecía en todo ya que pensaba firmemente que así podría llegar a ser igual de increíble en el futuro. Lo malo de esto es que para nunca decepcionarla Yagami se sobreesforzaba, y eso tampoco era bueno.

Shiryu y Endo habían tratado varias veces de pedirle que se relajara un poco. Reina era demasiado terca y no los escuchaba, por lo que terminaron por desistir.

Después de todo ella era una chica lista e independiente que sabía lo que hacía. Se acabaría dando cuenta de que no podía continuar a ese ritmo. Debía de hacerlo por su cuenta.

—Por último si alguien va a acompañaros para ver la exhibición necesito que me lo comuniquéis para pedirle a algún profesor mas que venga —Diana prácticamente ya había desconectado, sacó su teléfono y se puso a mandar mensajes a alguien, como si realmente no le interesara el tema—. Yo estaré ocupada con vosotros y alguien tendrá que vigilar al resto.

—Leonardo vendrá, igual que el año pasado —avisó Shiryu—. Mackenzie seguramente también.

Diana levantó la mirada de la pantalla de su móvil.

—Tu pequeño... novio, y la mi exalumna. No esperaba otra cosa.

Algo en su tono no le hizo ni pizca de gracia a Haizaki. Se reprimió a decir algo. No era momento de discutir inútilmente con su profesora.

—Seguramente tus ruidosos amigos vendrán también ¿no, Yagami? —preguntó ahora centrando su vista en la peliazul.

—Les dije que no hacía falta, aun así estoy bastante segura de que no me harán caso y vendrán de todas formas.

Diana rodó los ojos. No ocultaba el hecho de que no le agradaba aquel grupo.

—Goenji y Kido puede que vengan, aún no me han confirmado —añadió por último Endo.

El castaño no parecía haber notado los afilados comentarios y actos de Diana hacia las amistades de Haizaki y Yagami. Él mostró una amplia sonrisa. Diana ni siquiera se tomó la molestia de soltar algún comentarios al respecto, solo asintió y dio media vuelta.

—Hasta mañana. Os quiero al cien por ciento, no como hoy.

—¿Cuál es su problema? —no pudo evitar comentar Shiryu una vez que la se alejó.

—No es tan mala, solo un poco exigente —trató de calmar al peligris Endo—. Quiere que demos lo mejor de nosotros mismos.

—Ya, pues menuda forma de demostrarlo.

—Tengo que irme, nos vemos mañana —se despidió Reina.

Shiryu y Endo se despidieron de ella. A Shiryu le pareció ver a la chica algo rara aquel día  lo achacó a esa maldita presión que la entrenadora le metía cuanto mas se acercaba el día. Realmente debía de darse cuanta rápido de que debía de cambiar su forma de actuar.

No debía de priorizar el contentar a esa mujer desagradable. Debía priorizar su salud.
















Hoy a tocado un capítulo con más detallitos de parejas. También se han presentado los OCs que faltaban por hacer aparición y que por supuesto irán apareciendo más a lo largo de la historia.

Informo que después de hacer un pequeño esquema de cómo ira Rapsodia he calculado que durará unos 20 capítulos. No es mucho en comparación con otras de mis historia, mas teniendo en cuenta que son capítulos cortos. Pero teniendo en cuenta que es mas slice of life no quiero alargarla innecesariamente metiéndole relleno sin parar.

Tocaré los puntos importantes de la trama, trasfondos que me parecen muy interesantes para desarrollar y mostraré el romance correspondiente para que todos tengan su ración de azúcar.

Nos vemos el lunes que viene en el capítulo 6.

~Nova/Dreamer

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