Prólogo

Un rubio se levantó tocándose la cabeza, la cual todavía le dolía. Recordaba haber estado con su equipo en el campo de entrenamiento cuando una luz los cubrió. Miró a su alredeor y lo primero que vio fue una pantalla de cine enorme, siguió mirando y pudo ver a numerosos ninjas de Konoha, como otras personas muy extrañas. Se frotó los ojos y parpadeó brevemente, volvió a mirar a su alrededor y su cabeza hizo click.

-¿DÓNDE ESTAMOS TTEBAYO?

Ese grito hizo que todos se levantasen y se pusieran en guardia.

-Calma, calma- dijo una voz.

Todos se giraron y vieron a un chico de pelo negro y ojos verdes que los miraba. Llevaba una sudadera gris con el símbolo de ying y el yang en el centro, además de unos pantalones vaqueros y un collar. Todos los presentes lo miraron.

-Se que estáis confundidos, pero os juro que no os voy a hacer daño.

Nadie se lo creyó, entonces, Light miró a Misa quien asintió, para luego sacar con cuidado la Death Note. Iba a escribir en ella cuando el cuaderno desapareció. Miŕo a su alrededor confundido y pudo verlo en las manos de aquel chico. Los demás estaban intentando activar sus poderes, sin resultados.

-Aquí no funcionan vuestras habilidades o poderes. Os ruego que no intentéis matarme- dijo suspirando- bien, me presentaré, me llamo Sydon, y soy lo que llamáis un dios.

-Imposible- dijo un chico pelinegro de ojos azules- yo soy un dios y nunca he oído a hablar de ti- Bishamon, la cual quería matar al de ojos azules, asintió.

-No es imposible Yato- el chico se sorprendió de que supiese su nombre- me sé todos los nombres aquí y no, no leo la mente- eso tranquilizó a varios- tú eres un dios, al igual que Bishamon, Tenjin o Kofuku, pero solo de vuestra dimensión.

-¿Dimensión?- preguntó Kofuku.

-Así es- cada uno de los que estáis aquí viene de diferentes dimensiones, con sus dioses, demonios o lo que sea. Yo soy el dios que controla esas dimensiones, es decir, un dios por encima de vosotros.

Los dioses fruncieron el ceño y los Shinigamis se rieron.

-Está bien- dijo Makarov- imaginemos que eso es cierto, ¿qué hacemos aquí?

-Es cierto, se me olvidó decir lo más importante. Van a ver raps.

-¿Raps? ¿Qué es eso?- preguntó Gon.

-Son canciones que cuentan vuestras vidas.

-¡Suena divertido! ¿Qué dices Killua?

-A mi me da igual.

-¡Genial! ¿Y vosotros, Kurapika y Leorio?

-Nos quedamos- rspondió el rubio y Leorio asintió.

A lo lejos un hombre parecido a Gon sonrió.

-Sate, sate, sate, parece divertido.

-¡Capitán! No le había visto.

-Hola Merlin, también a ti Escanor.

-Hola Capitán, hola señorita Merlin.

-¡Reborn! ¡Yo no quiero estar aquí!

-Calla Tsuna bueno para nada.

-Esta es una gran oportunidad décimo.

-Gokudera tiene razón- dijo Yamamoto.

-Yo me quedo- afirmó un chico pelirosa.

-Si la antorcha se queda yo también.

-¿Qué dijiste hielitos?

-Lo que oíste llamitas- ambos juntaron sus cabezas y empezaron a soltar chispas.

-¡Basta!- dijo Erza dándoles un golpe en la cabeza.

-¿Qué hacemos Yukio?- preguntó Rin.

-Nos quedaremos, supongo que no tenemos de otra- respondió y su hermano asintió.

-Nezuko, no te alejes de mi- dijo Tanjiro.

-¡Viejo! ¿Nos quedamos no?

-¡Baka! Trata con más respeto al Hokage- le reprendió una pelirosa dándole un golpe.

-¿Y por qué eso Sakura-chan?

-Por baka.

-Nos quedaremos, pero estén atentos- dijo Hiruzen. Todos asintieron.

-¿Qué deberíamos hacer?- le preguntó Aizawa a All Might.

-Supongo que no tenemos opción- respondió viendo como Sydon bebía una taza de café.

-Nos quedamos ¿no Onni-chan?- preguntó Leafa, a lo que Kirito asintió.

Entonces, Sydon se levantó.

-¿Ya lo habéis decidido?

Todos asintieron. El pelinegro chasqueó los dedos y aparecieron múltiples sillas.

-Sentaos donde ponga vuestro nombre.

Todos lo hicieron y en cuánto estuvieron sentados Sydon dijo.

-Empezemos.

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