Homoamor microscópico
En un mundo de hongos flagelados asociándose con bacterias lisas, pululaba un protozoo en el inmenso país de Un charquito de Dos Centímetros Cúbicos.
El ameboide individuo no tenía flagelos pero tenía una lengua larga. Su carne era suave, moldeable y adaptable a cualquier cavidad, pero no podía demostrar su habilidad porque solo encontraba microorganismos que hacían ondear su extremidad para invadirlo con contactos brutos y poco apropiados. A este protozoo no le gustaban los flagelos porque le parecían agresivos e impertinentes.
Se sentía incomprendido.
A su alrededor percibía a los microorganismos flagelados unirse simbióticamente con células calvas, como si no hubiera otra opción posible. Cuando se encontró solo frente a colonias enteras de llaves y cerraduras, las posibilidades de morir huraño y solitario como una tenia aumentaron drásticamente.
El protozoo se deprimió y tuvo un gran Síndrome de Apóptosis, porque pensó que estaba enfermo y que no podía cumplir su función con el resto del charco. Incluso quiso desarrollar un flagelo, pero los cambios biológicos suceden gota a gota y tienes un noventa por ciento de posibilidades de perecer por ósmosis.
Un microsegundo más tarde conoció a un paramecio ciliado y sin flagelos. Le gustó el aroma que desprendía y se propuso abrir las compuertas para enviarle un par de SMS's. Sus carteros fueron y vinieron, susurrándole que aquel paramecio no parecía un ser parásito y que gustaba de frecuentar ambientes salinos, así que el protozoo pensó que tenían muchas cosas en común y decidió extender su mano para tocarlo. Su núcleo membranoso aumentó cuatro grados y convulsionó por procesos químicos ante el contacto. El otro paramecio agitó sus pelitos para rodearse del agua en la que nuestro protozoo se estaba orinando, felizmente. Estaban hechos el uno para el otro.
El paramecio y el protozoo no fueron comprendidos por científicos ni por otros microorganismos, que todavía se empeñaban en meter el flagelo donde no les llamaban. Parecían tener el mundo en su contra y eso solo conseguía hacerlos más duros y competidores. Era lamentable que en un mundo tan violento, una forma específica de asociarse se considerara como otro motivo más de violencia.
Los dos eucariotas tampoco pudieron reproducirse, ¿pero qué importaba si había ya billones de moléculas iguales en el mundo? ¿Y qué importaba si ellos eran felices por el simple hecho de ser ellos mismos, y de serlo juntos y eléctricos hasta el fin de sus minutos? <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top