Torpes Traducciones

BSD'U.

[ 승리 ]

Desde su reencuentro, Ranpo no había ocultado su respeto y admiración por las obras del americano, pidiéndole que siempre le llevara algún nuevo escrito o "reto".

Claro que el castaño aceptaba gustoso.

Y todo bien hasta ahí, cuando llegó un día en que a Poe se le fue una página de más.

Era la segunda semana, Poe había llegado con un escrito para el detective, pero este al sacarlo, vio que la primera hoja era diferente. Tenía una caligrafía más descuidada.

- ah esa no-

Antes que pudiera quitarsela, Ranpo se aleja y comienza a leerla, poniendo demasiado nervioso a Poe. Entre tartamudeos, el castaño le pide de mil maneras que le devuelva la página, pero los verdes ojos de Ranpo navegan por las líneas sin ponerle atención al extranjero, hasta que este se resigna y se calla, resignado.

Silencio.

Y Ranpo levanta la mirada.

- Poe.

- ¿Sí-í?

- esto está en inglés.

Y Poe no evita sorprenderse.

- no... ¿No sabe inglés?

- nop, -responde con simplesa.- intenté aprenderlo pero no era lo mío.

- ya veo... -queda más tranquilo, quitandole la página.

- entonces... ¿Qué dice aquí?

Poe suelta una débil risa.

- nada importante.

Entonces, ¿Por qué el nerviosismo por esa página?

Esa incertumbre le quedó a Ranpo aun cuando Poe le quitó la página y este se hubierado retirado de la agenica, prometiéndole que volvería pronto por su obra.

¿Pero no ya debía deducir él lo que había en la carta?

Si siquiera hubiera entendido una letra, lo comprendería con su "Ultradeducción", o sentido común, pero ese era el problema. Estaba en inglés con caligrafía en carta.

Y él con el inglés no se llevaban.

Se terminó por resignar y a leer la obra del castaño, confiando en él que aquella página no era nada.

Y así pasaron unas semanas.

En las que las visitas de Poe eran más frecuentes, conversaban un poco más y se hacían más cercanos, cosa que mantenía feliz a Ranpo. Poe no era un mal sujeto y tenía agradables temas de conversación, es más, podía decir que era carismatico a la hora de hablar. Claro que descubrió que no fue así desde el inicio debido a su antigua relación de rivales y la pasada guerra que habían tenido con Guild.

Por orgullo y pena.

Poe lo visitaba siempre que pudiera, pero sin duda cada martes, llegaba a dejar siempre sus trabajos ahora con el cuidado de revisar las hojas antes de entregarselo. Y todo parecía ir bien.

Hasta que Poe sacó una hoja.

Como cada semana, Edgar llegó con un sobre que contenía una obra, y enfrente de Ranpo, la hojeó rápidamente.

Y saca una página que no debía estar allí, y Ranpo nota eso, por eso solo atina a arrebatarle rápidamente esa hoja para leerla. El castaño le vuelve a pedir, nervioso, que le devolviera la pàgina, pero Ranpo lo vuelve a ignorar.

Pero termina por suspirar pesadamente al notar ese maldito idioma en cada línea de la página.

- ¿Por qué escribes en inglés? -pregunta frustrado al regresarle la página a Edgar, quien volvía a estar sereno y tranquilo al ver que no había entendido nada del escrito.

- es mi lengua natal. -le aclara, aunque en verdad no debía hacerlo, era demasiado obvio, pero Ranpo replantea la pregunta.

- Eso ya lo sé, pero ¿Por qué a veces en mi idioma y otras en el tuyo? ¿No es muy complicado?

- naturalmente lo es, -afirma.- pero los escritos, al final, son para ti y los escribo así para que tú me entiendas, -habla tranquilamente, sorprendiendo al menor con sus palabras.- en inglés solo... Son borradores.

No le convence la respuesta, pero lo deja pasar solo por ser realmente lindo. Y es que tal vez podían llamar amigos con Poe. Si podía ver su ojo, ya no había dolor ni rencor al hablar, y eso le gustaba: saber que Poe estaba cómodo con él luego de tanto.

Además, había logrado recordar una frase que logró entender con su débil conocimiento en inglés.

"This... Is this right?"

Que en su mente lo tradujo como "esto... ¿Está esto derecho?"

Bueno, sin contexto solo podía asumir que, efectivamente, era un borrador de algo que no estaba derecho.

Y así, lo deja pasar.

Hasta que se da cuenta de un detalle al cabo de las semanas, mientras leía sólo uno de los últimos cuentos del castaño.

No sabía ni cómo lo había notado para cuando acabó el cuento, pero notó su ausencia. La ausencia de aquella frase.

¿Dónde estaba el "esto... ¿Está esto derecho?"?

Lo buscó y rebuscó pero no estaba en las páginas que había leído, y tampoco recordaba haberlo leído en las últimas semanas, ni siquiera una variante de right. Ni derecho, ni justo, ni correcto...

- ¿Cuánto tardas en escribir un libro? -pregunta de inmediato al verlo llegar aquella mañana con dos cafés.

- buenos días, Ranpo. -lo ignora, ofreciéndole uno de los cafés.

- hola, Poe. -Ranpo lo acepta gustoso y al dar su primer trago, mira como Poe toma asiento frente a su escritorio.- ¿Entonces...?

- entonces no sabría responderte. -se limita a decir antes de guardar silencio un instante para pensarlo mejor.- tardo varios días en escribir lo que sea.

- ¿Lo mínimo?

- depende. Los poemas me toman... -lo piensa por un instante y sigue:- Unas horas como poco. Los cuentos, cuatro días y novelas, una semana, si es que me recuerdo bien.

- ¿Cuánto han tardado tus últimos libros?

- ¿Quién eres? ¿Un editor? ¿Por qué preguntas? -se da el lujo de bromear antes de beber de su café.

Ranpo ríe.

- curiosidad. -se limita a responder.- entonces...

Poe suspira.

- el último un mes, los otros dos meses... ¿Por qué?

- no, por nada.

¿Podía ser que no fueran aquellos borradores como le había asegurado?

Porque suponía que aquella dichosa frase ya tuvo que haberla leído y aún no lo hace. O podía ser que ya fuera borrada para el manuscripto final. Pero... Simplemente no podía creerselo.

O simplemente estaba por llegar próximamente.

Aún así, no evita que su duda le arruine su mañana con Poe hasta que sea llamado a un caso y ambos se tuvieran que ir.

El tiempo pasa y llegan a los cinco meses en los que sentían un aprecio intenso por el otro y parecieran amigos desde siempre, hasta pareciera como si nunca hubiera existido una rivalidad, odio y rencor entre ellos (cosas que atormentaban y le avergonzaban a Edgar).

Ranpo podía describir a Poe como alguien tan tranquilo pero tan atento. Siempre que podía le daba un pequeño detalle, como postres, dulces, café e incluso le ayuda en pequeñas cosas de su trabajo dentro de la oficina, como lo era ordenar su escritorio, ayudarle con unos informes, leerle sus escritos cuando Ranpo no se sentía de ánimos para leer, e incluso distraer a Kunikida mientras Ranpo comía algo a escondidas. Claro que los torpes intentos de encubrir a Ranpo no sirvieron y Kunikida siempre supo la verdad, pero no les dijo nada.

Aquella duda e intriga de los escritos va desapareciendo poco a poco, al igual que las notas que a Poe se le escapaban antes entre sus escritos, encontrando en aquellos meses tan solo dos notas más que Poe le quitó con tranquilidad, y aun así recordaba frases vagas y sencillas:

"So confused."

"What's happening?"

"I can't"

"So awesome"

Había logrado recordarlas al momento de escribirlo en el traductor, y solo quedaba más y más intrigado al no volver a leer esas frases en ninguna parte de sus escritos. Y tal vez... Podía dejarlo pasar.

Y como cada semana, Edgar llega a la agencia con un libro para el detective.

- ¡Buenos días, Poe! -lo saluda tan feliz el japonés en cuanto logra tragar el bocado de dona que estaba comiendo.- no tengo casos hoy, así que puedes leerme hoy~ -canturrea feliz.

- me encantaría pero será para la próxima vez. -habla apenado frente a su escritorio.- tengo compromios hoy.

- oh. -suelta decepcionado, tomando el libro que Edgar le tendía.- bueno, será para la otra...

- te promero que así será. -dice dulcemente.- te compensaré próximamente.

Ranpo alza la mirada para ver esa preciosa y tierna sonrisa que solo a él le dedicaba. Pero se borra para mostrar un gesto dudoso, terminando en una simple pero temerosa acción.

Siente la diestra del castaño sobre su mejilla, tan cerca de sus labios, y su pulgar pasa por su labio inferior, dejándole en shock y colorado.

- te-enías choco-olate. -se explica cuando aleja su mano.- ten cuida-ado de no mancharte.

¿Qué estaba diciendo? ¡No sabe porque en ese instante estaba en otro planeta! Y eso lo había notado Edgar.

- ¿Ranpo-?

- ¡Sue-erte con tus asu-untos! -es lo único a lo que atina a responder cuando se gira en su silla, dandole la espalda al americano para que no siguiera viendo su avergonzado rostro.

- gracias... Vendré mañana. -avisa antes de girarse y retirarse de la agencia.

Dejando a Ranpo tan mal.

Tan rojo y tan sonriente y tan apenado.

¿Cómo podía ese simple gesto dejarlo así? Dios, parecía una niña enamorada, y no estaría del todo mal afirmar que esa frase era verdad.

No, no estaba enamorado de Edgar, pero... No iba a negar que Edgar era demasiado atractivo y tan atento y tan lindo y... No, no estaba enamorado. Tal vez le gustaba pero no lo amaba.

Aun con sus ensoñaciones y la tontería que le dejó el castaño, leyó si libro. Tal vez no entendía nada de nada aunque estuviera en su propio idioma, pero de solo pensar que esas palabras las escribió Edgar lo motivan a seguir. Ya después releería el libro.
Y tal vez iba a la mitad cuando cayó una página del libro, asustándole por pensar que había roto el libro, cuando nota que la página es ligeramente más pequeña de lo habitual, y con la dinámica caligrafía del americano.

En aquel maldito idioma americano.

No entiende nada y quiere hacerlo, porque sabe que no es solo un borrador.

En busca de más respuestas, bajó a la cafetería para encontrarse con la chica pelirroja para pedirle un favor.

- ¿Traducirte? -cuestiona confundida.- ¿No sabe-?

- no, no sé inglés. -suspira con pesadez, tendiéndole el papel.-

- sabes que existe Google Traductor, ¿No?

- tú lo entenderás mejor. Entonces, ¿Me lo traduces o no?

Lucy solo le mira mal antes de comenzar a leer en silencio el papel, reconociendo esa caligrafía, decifrando tachados y entendiendo cada letra. Tras un pesado suspiro, mira a Ranpo.

- esto es de Poe, ¿No?

- es un reto para mí. -miente tranquilamente.

- esto no parece un reto.

- tiene un mensaje oculto, pero es difícil para mí si está en inglés. -se limita a responder.

La joven duda en leer la carta, pero termina por resignarse a hacerlo:

- "Esto... ¿Estoy yo bien?

No, con el pesar de mi respiración, con el bombardear violento de mi débil corazón, con el inquieto temblor en mis manos y el ardor en mi rostro. Siento que moriré.

El tiempo corre y yo moriré si sigo así.

Y moriría siendo tan feliz.

Maldigo esto que me consume. Amo esto que me consume.

Maldigo mi corazón. Amo mi corazón.

Te maldigo a ti. A ti... A ti... "

Montgomery alza la mirada para ver al japonés, analizando cada palabra que había escuchado.

- borradores... ¿De amor? -se cuestiona, ciertamente sorprendido y desilucionado.

- no sé si borrador sea la palabra correcta. -opina Lucy.- tal vez simples cartas.

Punto para ella.

Ranpo comprende y deduce que esos escritos nunca tuvieron un fin más allá del de desquitarse con algo sin temor a ser leído por lectores metidos o por aquella que lo había cautivado.
Por un lado, al escuchar aquella traducción, Ranpo siente tal aprecio y admiración a cada palabra expresada, por ese bello plantesmiento, y al mismo tiempo, un amargo sabor de pensar el destinatario de su cariño. Y también se sorprendía, porque... No podía imaginarse a Poe siendo así de sentimental o romántico.
Cobraba entonces algo de sentido el pensar que Poe no quisiera que él leyera sus confesiones al papel y tratara de safarse del tema y piensa también que hasta allí debía llegar él por respeto a su privacidad.

No tenía porqué seguir metiéndose.

Aunque intente después retomar la lectura del libro, sigue sin concentrarse del todo, teniendo ese pequeño pero persistente pensamiento de lo suertuda que era la mujer que tenía así a Poe.

Pasan los días hasta que entre su desordenada mente, hasta que recibe un llamado de Poe, quien no se había aparecido por la agencia.

- veo que sigues vivo. -es lo primero que Ranpo le dice al descolgar su celular.- eres malo, Poe.

- sí y lamento haber desaparecido estos días. -le escucha nervioso.- tenía trabajo y en verdad, lo lamento.

- bah no te preocupes,

- yo... ¿Puedo conpensartelo hoy?

- ¿Vendrás?

- te invito a comer.

¿Qué hacer si quería gritar y podía hacerlo?

- ¿En serio?

- si-i pue-edes, claro-

- salgo a las siete.

- a-ah pasaré por ti-ti...

- te espero~ -y cuelga la llamada, sonriendo tan tontamente y se sentía tan tonto.

Y podía ser el tonto más feliz cuando salió aquella noche con Poe a cenar.

No quisiera expresar aquella cena como una cita, pero lo terminaría diciendo así. Porque todo indicaba que así era: su cordialidad, los tímidos roces a sus manos, Poe siendo tan agradable y educado y lindo y- ¡Era simplmente encantador! La mujer que lo traía loco era totalmente afortunada de aquello.

Por respeto a ella, deja de leer esas notitas que se encontraba entre sus libros, porque esas palabras eran para ella, no para él.

¿Por qué asumir que ya había un alguien?

Porque Montgomery se lo había confirmado.

Según ella, lo había visto más animado y al cuestionae su humor, un día, Poe le dijo que había encontrado un alguien por y para quien estar.

Sería genial conocer el tipo ideal de Poe, el tipo de mujer con quien estaba, pero esa deducción era tan difícil, porque el americano no era alguien abierto a sus sentimientos y hablar de esas cosas le incomodaban horrores como bien había podido comprobarlo Ranpo una vez que intentó preguntarle si estaba con alguien. Su respuesta había sido una negativa tan nerviosa y un repentino cambio de tema.
Y aunque intentara deducir con solo su mente, la cosa seguía sin ser fácil, porque ahora, para él, Edgar era una caja de sorpresas. Había pensado que él no podía decir más de tres palabras sin tartamudear, que no podría ser tan carismatico ni que podría ser tan detallista, ¡Sorpresa! Se equivocó. Y no se llevaría otra sorpresa al deducir a su mujer.

Acababa el sexto mes cuando Ranpo comienza a tener un sentir tan persistente y aterrador: atracción segura por Edgar Allan Poe.

¡Pero es que era tan lindo y detallista!

En cada café, en cada llamada, en cada cena que tenían... Poe parecía ser el hombre perfecto, ¡Y tal vez en verdad no lo era! Pero Ranpo lo estaba viendo así y se sentía en las nubes, pero también sentía que se asfixiaba con ese sentimiento tan bonito de tener a Edgar para él, aunque sea unos momentos.

Entonces un día se le cruza una idea: ¡Confesarlo!

¿Tenía algo que temer? Solo era una confesión de atracción al castaño, nada más. Ranpo era lo suficientemente maduro para no esperar nada y solo desahogarse con el castaño.

Entonces... ¿Por qué se le hace un nudo en la garganta y se acobarda cuando lo intenta hablar?

¡Porque da miedo!

¡Son dos hombres adultos de distintas culturas y distinto carácter! Edgar podría espantarse, aterrarse e incluso asquearse de una confesión y podría irse de su lado, ¡Lo abandonaría!
Y su mujer... ¡Respeto a ella y a los sentimientos de él por ella! Sería muy egoísta decirle aquello, muy infantil, insensible... no sería lo correcto...

Suspira en su escritorio, llamando la atención de ese que le robaba esos suspiros.

- ¿Qué sucede?

- solo estoy cansado.

- ¿Seguro? Llevas así toda la semana.

- el trabajo es aburrido y pesado. -se limita a responder, desviando la mirada.

- uh... ¿Quieres hacer algo hoy?

- ¿Como qué? ¿Ir a comer comida china?

- bueno... -parece dudarlo antes de responder.- ¿Ce-ena en mi apa-artamento?

Sus ojos brillan con tal invitación.

¿Estaba bien si buscaba pasar tanto tiempo con Poe? ¿Estaba bien si le robaba el tiempo a alguien más? Siempre retrasaba esa respuesta con tal de disfrutar la presencia del castaño.
De sus palabras, de su comida, de sus escritos y de sus suaves e inocentes caricias en su mano que desataban una tormenta en él que solo le hacía reconsiderar más y más la idea de sincerarse con Poe.

- tu estudio está más ordenado de lo que pensé. -confiesa al entrar al pequeño estudio con varios libreros y un escritorio.

- ¿Creías que escribía en medio de un huracán o algo así?

- sinceramente, sí. -ríe, caminando frente a uno de los libreros, mirando detenidamente cada libro, en busca que uno le guste.

- ¿Quieres que te lea alguno? -pregunta suavemente Poe, justo detrás de él.

Ranpo lo piensa un poco y alza la mirada junto al índice, señalando un libro en la última repisa.

- ese rojo.

- no sé si ese es un libro o la secuela de otro. -responde dudoso el castaño.

- quiero ese. -se gira a verlo con los brazos cruzados, encontrándolo muy cerca de él.

Demasiado cerca, que hasta tuvo que retroceder hasta estar contra el librero.

- bien, dejame bajarlo. -suspira con una suave sonrisa.

Da un paso hacia Ranpo y se estira para alcanzar el libro, lográndolo en tres segundos que el japonés sintió eternos.

Por su cercanía, por su aroma, por su presencia, por sus labios...

Termina por separarse con el libro en mano, hojeándolo.

- e-es el tercer libro de una saga, -se lamenta.- si me das un momento, buscaré el primer libro y- ¿Ranpo? ¿Estás bien?

Tan rojo y avergonzado.

- sí sí... -se limita a responder, pasando de lado.- leamos el primero...

Sentado desde el escritorio de Poe, lo mira revisar por sus libreros en busca de aquel libro que Ranpo quería. Y Ranpo lo veía.

Tan ajeno a lo que causaba, tan lindo y tan encantador.

Suspira con pesadez.

Por un momento su mirada se desvía a la superficie del escritorio, encontrándo un desorden entero de papeles y plumas... Y encuentra un gran sobre del que podían verse versos escritos en inglés.

Esos versos.

Versos que eran la prueba que al final, aunque él se sintiera bien con Edgar, aunque él sintiera tener momentos con Edgar y sintiera que Edgar era suyo... No lo era.

Porque estaba ella, que tenía cautivado su corazón, que lo ponía nervioso, que lo tenía enamorado a Edgar Allan Poe.

¿Harto? Demasiado.

Y manda su respeto al diablo cuando lo llama.

- Edgar.

El castaño se gira y palidece al ver que tenía varias páginas que no debía tener.

- ¿Qué-?

- traducelas... Por favor.

- so-on borradores y-

- sé que son cartas de amor, -le interrumpe.- yo... lo sé desde hace un tiempo.

- ¿Có-ómo...?

- soy el mejor detective del mundo, Edgar. -dice amargamente.- ya lo sé y ahora quiero que me traduzcas esto.

- no, olví-ídalo.

- por favor.

- basta.

- pero-

- no me hu-umilles más, dios...

- ¡No quiero humillarte! -expresa exhasperado.- yo... Yo solo quie-ero...

- ¿El qué-é? ¿Qué qui-ieres?

Era el momento.

Podía ser infantil, egoísta y mala persona, espantar a Edgar y en ese momento no le importaba si por solo un instante podía sentirlo realmente suyo.

Le mira a los ojos, toma aire, se arma de valor y confiesa:

- quiero que sean para mí.

Listo, ya podía rezar para que cualquier cosa lo matara en ese momento y así evitar que Edgar siga viendo su rojo rostro.

Silencio.

Haciendole sentir que hizo algo mal, sentir que era infantil, era humillado... Cuando Poe le quita con cuidado esas páginas y entre ellas rebusca una en particular, con tinta reciente.
Se sienta junto a Ranpo, en su escritorio, deja las demás páginas a un lado, sujeta su última página y lee:

- "Si esto no es correcto, ¿Qué lo será?

Siento que me ahogo sin estar en el agua; siento que floto sin estar en las nubes; siento cariño sin tenerte.

Porque tu sola compañía me hace bien. Tu solo existir me hace bien. Tu solo pensamiento me hace bien.

Tan indefenso, tan débil... Tan enfermo de ti...

Tan mortal, tan grande que me asfixia sin matarme más que el puro sentir. Podría llegar a la superficie de la verdad y gritarlo a los siete vientos... Pero no. Porque nada cambiaría.

Porque amo quiero aprecio deseo estimo una esmeralda tan brillante que el mundo debe admirar, y yo soy un carbón.

Patético y cobarde carbón..."

Aunque su voz no había temblado al hablar, sus manos lo hacían y sentía que podía desmayarse en ese instante. Pero Poe recoge todo el coraje del mundo para alzar la mirada y mirar al de cabellos oscuros junto a él con una débil sonrisa.

- escribes muy bien... -es lo único que puede decir, sintiéndose estúpido.- a ella le gustar-

- ¿Por qué asumes que hay un ella?

Ranpo se queda callado, con sus ojos abiertos.

- tú-ú-

- no lo hay. -le interrumpe, aprovechando ese valor que tenía y solo dios sabría de dónde lo había sacado.- y eso me aterra.

- pero-

- porque entonces me pregunto yo: ¿Está esto correcto? Que este sintiendo esto que me ahoga y me asfixia y me mata de lo dulce que es, es... Aterrador... Y asombroso... Y confuso... Y no puedo con tanto si no puedo escribir esto y desear que él no entendiera cada carta... Pero ya lo hiciste...

Silencio.

- co-omo poco... Me gu-ustas, Ranpo... -expresa en un tembloroso suspiro.

Silencio. No se miran para no delatar sus rostros colorados.

- me sie-ento un estúpido... -suspira Ranpo.

- no lo eres-

- ¿Entonces por qué no me di cuenta que hablabas de mí?

- veo que no leíste todas las cartas...

- entendí una o dos frases y dejé de leerlas cuando supe que eran de amor... Porque supuse que no eran para mí... -se sincera.

- y yo supuse que era muy obvio lo que escribía de ti...

- escribiste en inglés. -le recrimina suavemente, sacándole un débil risa a Poe.

- mi error, pero... No quería que leyeras mi sentir...

- ¿Por qué?

- por vergüenza, por miedo, por inseguridad... No sé... Pero por instantes, al escribir te sentía mío... -suspira.

Silencio.

Y siente las manos de Ranpo tomar su rostro y obligarlo a girarse para encontrarse con esos dulces labios que lo besaban torpemente.

Tan solo un torpe roce, tan solo un inocente beso que los hizo estremecer. Se separan los más mínimo, sintiendo sus respiraciones chocar débilmente.

- no me digas las cosas que quieras decirme en inglés... -susurra Ranpo.- por favor, dime-

- te quiero. -le interrumpe débilmente.- Ranpo, te quie-ero...

Vuelve a besarlo con suavidad, sintiéndose demasiado tonto y feliz.

Y esa felicidad no desaparece en semanas y no tenía la intensión de hacerlo, sabiendo que Edgar era su novio, que sus cartas, ahora traducidas, seguían llegando a él y que él era suyo.

Porque estaba él, Ranpo, que tenía cautivado su corazón, que lo ponía nervioso, que lo tenía enamorado a Edgar Allan Poe.

[ f i n ]

.

.

.

¡Primer shot!

Para los que vienen esperando, perdón! Quedó más largo y cliché de lo que esperaba... ¡Pero tengo más borradores e ideas! ¡No desespereís!

Ah quiero cambiar la portada...

Los veo prontooo~

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