Capítulo 33.
Narra Ranma.
— ¡Por fin estamos en casa! Ya me dolía la espalda— Nabiki dejó sus cosas junto a la puerta, mientras se estiraba.
—Dejame ayudarte— las manos de ____ deslizaron las tiras de la mochila por mis hombros y brazos.
—Gracias— ella asintió, dejando sus cosas a un lado por igual —, bien Kasumi, tomemos el dia libre y ya mañana lavamos toda la ropa usada— la mayor de las hermanas Tendo asintió con una sonrisa.
—Oye Ranma, ¿quieres entrenar mañana? — Akane colocó su mano en mi hombro izquierdo, la miré de reojo.
—Creo que deberías de ayudarlas, mañana tendrán mucho trabajo y necesitarán una mano—señalé a mi pareja a mis espaldas, la cual ya se encontraba entrando a la cocina para preparar la cena junto a su prima.
—Pero. . . — el señor Soun se acercó a nosotros.
—Ranma tiene razón Akane, además, Genma dijo que entrenaría con él mañana, tu puedes ayudar a Kasumi y ____ — me escabullí a la cocina, rascando levemente mi nuca.
Ambas castañas se estaban colocando los delantales, mi novia incluso se estaba haciendo un recogido.
—No sabía que te podías ver tan decente con el cabello recogido— ____ se giró para verme, una sonrisa se formó en sus labios.
—Gracias Ranma— asentí, despidiendome de ella con la mano.
Narra Akane.
—Todo tiene muy buena pinta, como siempre chicas— el tío Genma se encontraba sonriendo, mientras observaba la comida frente a nosotros.
—Ni siquiera tengo una idea de por dónde empezar, todo se ve exquisito, gracias chicas— las palabras de Ranma me sorprendieron.
Solo era una comida común y corriente, como las que hacían antes de que nos fueramos de campamento.
—Muchas gracias por sus cumplidos— Kasumi recién se sentaba a un lado de papá, mientras que nuestra prima terminaba de colocar los últimos platos en la mesa —, y gracias por ayudarme ____ — Ranma se hizo a un lado, su codo entro en contacto con el mío, obligándome a moverme un poco.
— ¿Puedes hacer un poco de espacio Akane? Es para que ____ se siente— gruñí, accediendo a su petición.
—Gracias Akane— dijo la castaña al otro lado de Ranma, amablemente.
Narra ____.
—Oye Ranma, ¿acaso no tienes modales? Estás comiendo como un cerdo— no pude evitar reir levemente, al saber que pronto estos dos comenzarían a pelear.
— ¡Ya llegaron, que bien! — la campanilla de una bicicleta llamó mi atención, al igual que aquella voz —, ¡Ranma, cuidado! — en cuestión de segundos ya me encontraba en el aire, producto del salto que di, para evitar el impacto de la bicicleta de Shampoo —, vaya siempre fallo— añadió.
—No entiendo por qué siempre haces lo mismo— dije, aterrizando a su lado —, espero que al menos trajeras comida, ya que arruinaste la mía— coloqué ambas manos en mi cintura, suspirando al vee que pasaba de mí, al igual que cada vez que venía.
Observé el techo, algo cansada. Lo suficiente para que la señora Cologne pasara desapercibida, pero su golpe no.
— ¡¿Pero qué le pasa?! — gritamos Ranma y yo al mismo tiempo. Yo levantando la cabeza, la cual me dolía a montones, y el acercándose a mí.
—Creo que ya tuviste el suficiente tiempo de pensar, niña— me senté, sobando la zona del golpe.
—No entiendo de qué me está hablando, señora Cologne— dije, sin más.
—Hablo de llevarte a entrenar conmigo. Parece que estás perdiendo tu práctica y memoria— algo dentro de mi cabeza hizo conexión y recordé su propuesta, llevé ambas manos a mis labios, sorprendida ante mi propia falta.
¡Lo había olvidado por completo!
— ¿Qué dice? ¿Llevarse a mi sobrina? — mi tio dejaba a un lado los palillos, para poder girarse y mirar mejor a una de nuestras invitadas.
—Tal parece que tendré que darte un día más para que lo pienses. Mañana a la misma hota vendré a verte niña, espero que ya tengas tu respuesta para entonces— con su aparente báculo señaló el reloj.
Mordí mi labio inferior.
—Oiga, ¡no puede ser así! — exclamó Ranma.
—Déjalo Ranma— murmuré, antes de colocarme en pie y mirar a la señora a los ojos —, le prometo que para mañana tendré su respuesta— aseguré.
Narra Ranma.
—Creo que es muy tarde para que estés despirto, Ranma— papá y el señor Soun se encontraban en el patio, observando la noche estrellada.
—Ustedes también están pensando en lo que sucedió en la cena, ¿no? — cuestioné, recostándome de la pared.
— ¿No hablaste ya con ella? —negué, colocando ambas manos en mi nuca.
—Quise darle su espacio para que decidiera por sí misma— el señor Soun asintió.
—Mi sobrina nunca ha estado demasiado inmersa en las artes marciales, así que no sé qué vaya a pasar— confesó.
—Sea lo que sea la vamos a apoyar— dije, volviendo a mirar el cielo —, no quiero que ella se vaya, pero si hay algo seguro, es que si decide hacerlo, entonces no la voy a detener— las palabas me pesaron, pero de todas formas era una realidad.
—Ranma. . . — murmuró mi padre.
— ____ siempre me ha apoyado, lo hace desde que nos conocemos. Yo haré lo mismo con ella— unos sollozos llamarom mi atención, mire a ambos hombres para encontrarme a papá llorando.
—Mi hijo se ha vuelto un hombre— afirmó.
Yo simplementé me alejé de ahí, hasta que la puerta de la habitación estuvo frente a mí.
¿Debía entrar o no?
Narra ____.
—Sé que estás ahí— murmuré, sin girarme a ver a la persona que se encontraba sentada en la ventana.
— ¿Ya. . . Decidiste lo que harás? — cerré los ojos, suspirando.
—No tengo respuesta para eso— los dedos de Ranma rozaron los míos levemente, antes de posar su mano sobre la mía, apretando levemente.
—Sabes que cuentas con mi apoyo, no importa lo demás— mis mejillas ardieron, y mi corazón se aceleró.
¿Cómo es que todavía lograba hacerme sentir mariposas en el estómago?
—Gracias cielo— murmuré, permitiéndome llamarle de esa manera.
—A decir verdad, no quisiera que te fueras. . . Pero es una gran oportunidad, y sé que debes aprovecharla— su mano se ciñó más a la mía, formando un pequeño puño, que no me hacía daño en lo absoluto.
—Ranma. . . — alcé la vista, para encontrarme con su espalda. No se atrevía a mirarme, pero se aseguraba de mostrarme que estaba aquí.
Me acerqué a él, abrazándole con mi brazo libre.
—Esta puede ser la última noche en la cual veamos las estrellas juntos, así como te gusta— susurró.
—Solo es por un corto tiempo. . . — reposé mi cabeza sobre su espalda, disfrutando del calor que emanaba su cuerpo.
Y supe que mi respuesta estaba clara, pero había algo que no podía ignorar, y era el creciente sentimiento en mi pecho con respecto a alejarme de él.
—Bueno, si esta es la última noche, hagamos que valga cada segundo— alcé la cabeza, extrañada.
El fuerte cuerpo se desvaneció de entre mis brazos de un salto. Tuve que sacar la cabeza por la ventana para verle en el techo de la casa.
— ¿Qué haces? — cuestioné, evitando reir.
—Sube, desde aquí se ve mejor. Ten cuidado— asentí, colocandome en pie sobre el marco de la ventana.
Narra Akane.
Podía escuchar risas en el tejado, eran pasadas las dos de la mañana y todo el mundo en la casa debía de estar durmiendo.
Salvo por aquellos dos.
—Y entonces lancé a papá al estanque, ya podrás imaginar lo que sucedió después— con cuidado trepé hasta el techo, encontrándome con mi prima recostada junto a Ranma.
Ambos parecían estar muy cómodos el uno con el otro.
—Si, seguro que te lanzó a ti también y ambos terminaron en el punto que están ahora— murmuró ella, inclinando la cabeza en la dirección del pelinegro.
—Si te lleva a China, ten mucho cuidado de caer en los estanques— advirtió Ranma, mirándola por igual —, no vaya a ser que por cosas del destino, termines con una maldición por igual— ____ colocó una mano sobre el pecho de Ranma, algo dentro de mí tembló.
—Deberás quererme como tal— afirmó.
Para mi sorpresa, el Saotome sostuvo su mano, llevándola a su corazón.
—No seas tonta, sabes que eres la única— traté de cambiarme de posición, para verles mejor, cuando Ranma se apoyó sobre sus codos y besó a mi prima en los labios.
Todo pareció detenerse justo en ese preciso momento, cuando ella decidió corresponderle.
Narra ____.
Todos estaban esperando abajo, sabía que el momento había llegado.
La noche junto a Ranma había sido muy entretenida, conocer más acerca de él, de sus sentimientos y experiencias me hace sentir un poco más cercana a su ser.
Y claro, sucumbimos ante la tentación de uno o dos besos y abrazos, después de todo, habíamos subido al tejado para pasar algo de tiempo juntos.
Suspiré, abriendo la puerta de la habitación. Bajé las escaleras y entré en el comedor.
Todos estaban sentados disfrutando de una buena taza de té. Shampoo aferrada a Ranma, y la señora Cologne junto a mi tío y el padre de Ranma.
—Bien, al parecer ya tienes tu respuesta— asenti, caminando en dirección a mi pareja.
—Mi respuesta es. . . — Ranma me miró de reojo, sonreí, colocando ambas manos en sus fuertes hombros —. No me iré sin él— el pelinegro se atragantó, tosiendo violentamente.
— ¡¿Qué?! — exclamó, mientras se levantaba.
—Es algo que ella ya sabía. Así que señora, ya sabe que tendrá que entrenarnos a los dos— Ranma llevó ambas manos a su cintura, suspirando.
—Eres terrible— me encogí de hombros, sonriéndole.
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