Capítulo 28.


—No te destrozó la nariz, solo tienes algunos vasos capilares rotos— el doctor Tofu revisaba mi nariz con cuidado.

Cuando llegamos, conmigo hecho todo un desastre en sangre, ___ tuvo que limpiarme mi preciada nariz, para que el doctor pudiera revisarme.

—Lamento que tengas que hacer esto, por culpa de Akane— mi novia permanecía en silencio, concentrada en limpiarme correctamente.

—No es nada. Haría cosas peores por ti— sonreí un poco. Ella era verdaderamente amable.

—Me duele. Akane me las va a pagar— gruñí, bastante molesto.

—La violencia nunca es la solución, Ranma— sentenció el señor Tofu.

Volví a gruñir, antes de que los brazos de mi pareja se deslizaran por mis hombros, a manera de darme un abrazo.

—No sabía que fueran tan expresivos— el señor Soun estaba recostado de la puerta, mirándonos con una sonrisa.

—Ah, este... — ___ simplemente sonrió.

—Nunca está de más ser románticos. Aunque sea una vez— sus labios chocaron contra mi frente, en un tierno beso de su parte.

Me sonrojé todavía más.

—Ya basta ___, lo estás incomodando— la regañó mi padre.

—Oye dejala en paz, no está haciendo nada malo— bramé, en respuesta a mi papá.

—Pues si me lo preguntan, a mí me parece que a Ranma le gusta mucho el rollo con nuestra prima— Nabiki recién entraba a la habitación. — ¿Y bien? ¿Cómo está tu nariz? — cuestionó.

—Nada serio. Unos cuantos vasos capilares rotos— concluí.

De camino a casa, todos conversabamos en voz baja.

—Akane quedó muy alterada por el hecho de que ustedes compartan futón— ___ permanecía a mi lado, mirando siempre al frente, absorta en sus pensamientos.

—En algún momento se le tiene que pasar— me agaché levemente, hasta quedar a la altura de mi novia. —Oye, ¿qué tienes? — pregunté.

—Nada, solo me he quedado pensando un poco— respondió.

Tímidamente deslicé mi mano sobre la suya. Ella entrelazó nuestros dedos, y yo volví a sonrojarme por décima vez en la noche.

—Crees que... ¿Algún día rompan el compromiso? — ya nuevamente bañados y cambiados, la castaña y yo nos recostábamos en su futón. Puesto que el mío, debido a la sangre, había quedado manchado.

—Bueno, solo ellos tienen la respuesta a tu pregunta... ¿Por qué? ¿Estás celosa de que no estemos comprometidos, bajo el mandatario de mi padre y tu tío?— permanecía con ambas manos tras mi cabeza, mirando el techo.

—No es necesario... — acercó su cuerpo al mío, y la miré a los ojos. Coloco sus manos en mi pecho, y luego su cabeza sobre ellas. —Eres tú el que debes sentirte verdaderamente comprometido, con una de nosotras dos— murmuró, con una sonrisa.

Podía jurar que nos estaban escuchando tras la puerta, pero no le dí importancia. Prefería mil veces esta gloriosa intimidad.

—El anillo que llevas puesto, muestra con quién me siento verdaderamente comprometido— comenté en respuesta.

Sus mejillas se tiñeron de un muy leve color carmesí, antes de sonreirme cálidamente.

— ¡¿Le compraste un anillo?! — la voz de mi padre resonó por toda la habitación, claramente sorprendido.

— ¡Dejame ver! — exigió Akane, mientras corría hacia ___ y trataba de tomar su mano izquierda.

—Ella no tiene nada que mostrarte— le reproché, mientras le daba la espalda y ocultaba las manos de ___ enyte las mías. —Sí, le compré un anillo papá. Se lo dí de regalo por su cumpleaños.

—Y como prueba de que la amas— añadió Nabiki.

—Mi hijo se ha hecho todo un hombre, y yo aquí sin enterarme. Déjame ver si Ranma tiene buen gusto— en contra de mi voluntad, ___ extendió su mano, mostrándo el anillo.

No era algo demasiado extravagante, mis ahorros no daban para mucho. Pero el aro de oro con un diamante incrustado en el medio, daba clara prueba de que ___ estaba comprometida conmigo.

—No me lo puedo creer. Que sorpresa, felicidades, Ranma hijo. Mi amada sobrina, a tí también— mi novia se sonrojó levemente, mientras desviaba su mirada hacia mí.

Le sonreí un poco.

—No puedo creer que me hagas esto ___ bonita, yo te quiero más que Ranma— el maestro fingía llorar en el regazo de la castaña, mientras restregaba su cabeza contra mi mano, creyendo que eran los pechos de la Tendo.

—Maestro, le he dicho millones de veces que con ___ no.

—Sí maestro, ahora tiene que respetar que ___ está comprometida con Ranma. Ella misma aceptó todo esto— mi padre parecía verdaderamente orgulloso.

—No es lo que esperaba debo confesar. Pero me alegra ver que haces feliz a mi sobrina— asentí como agradecimiento, al padre de Akane.

—Sí, pero por favor que no nos vayan a meter presión con todo esto— rogué, mientras cerraba mis ojos.

Estaba empezando a tener sueño.

—Si están comprometidos, entonces es momento de que ___ se vaya a dormir a otro lugar— me alarmé al escuchar aquello.

—Sí, no podemos arriesgarnos a las relaciones premaritales— afirmó mi papá.

—Ah no, eso sí que no. A ___ no me la mueven de aquí.

Narra ___.

No pudimos ir en contra de los deseos de nuestros superiores, por lo que terminé recostada en un futón ubicado en la habitación de Akane.

Era la primera vez en mucho tiempo, que debía dormir sin Ranma a mi lado.

El reloj marcaba aproximadamente las 3 de la mañana, cuando la puerta se abrió lentamente. Levanté la vista y me topé con el conocido pecho de cierto joven Saotome.

—Viniste— susurré lo más bajo posible, pero con la intención de que me escuchara, al mismo tiempo que le abrazaba.

—Shhh, no debemos despertar a Akane— levantó las sábanas y se adentró junto a mi, en el futón. Sus frías manos me recorrieron desde la cintura, hasta la mejilla. —No puedo dormir sin ti.

—Yo tampoco.

Dicho y hecho, bastó solo la llegada de Ranma para que me costara solo unos cuantos minutos, caer rendida.

Unas horas más tarde, desperté con con la mano en el lado del futón, donde Ranma se había quedado dormido. Emití una mueca al no sentirle ahí.

Me senté, y Akane tampoco se encontraba en la habitación.

Narra Ranma.

Tomaba té en el comedor junto a Akane, reinaba un silencio incómodo entre nosotros.

Sabía que nos había visto a ___ y a mi dormir abrazados, y esperaba que me reprendiera por desobedecer las reglas de nuestros padres.

Pero ella permanecía callada.

La puerta se deslizó, y una hermosa ___ apareció ante nosotros. Todavía quedaba un rastro de sueño en su rostro.

—Al fin despiertas— reclamo, y ella md mira.

—Buenos días, mi amor— tragué saliva al escuchar su manera de llamarme. Eran pocas las veces que este tipo de cosas sucedian.

Caminó con lentitud hacia mi, y cuando estuvo a mi lado, depositó un beso en mi mejilla.

—El desayuno está listo, familia— de la nada todos los demás aparecieron en el comedor, causando cierta sorpresa en mi novia, y por supuesto, en mí.

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