Capítulo XXIII: Amy

Odio los vuelos cortos.

Me dejo caer en el sofá de mi apartamento por lo pesado que siento mi cuerpo. Una de las cosas me gusta de volver a New York es saber que tendré a London a mi disposición. Son dos días que tengo sin verla, y me urge sentir su cuerpo al límite de su placer.

Miro hacia el techo.

Si tuviera que escribirle un mensaje sincero, le diría:

Querida, London.

Debes aprender que hay chicos buenos, chicos que aparentan ser malos, chicos que aparentan ser buenos. Sin embargo, están los chicos que en realidad son malos, y no hay nada que los cambie.

No puedo decirte cuál de ellos soy, pero, cuando termine todo, lo descubrirás.

Mi celular empieza a sonar inoportunamente, lo cojo de la mesa auxiliar para verificar quién es. El nombre que marca en la pantalla es el de Frank. Le había mandado por mensaje la fecha de mi regreso para que exclusivamente ese día no me molestara, pero ahí está.

Acepto la llamada.

—Dime —me adelanto en decir.

—A que no sabes a quién tengo como vecina de apartamento —dice entusiasmo.

—¿A quién? —sigo su juego.

—A la chica que te conté. —Trato de recordar la última conversación que tuvimos juntos—. Si se te olvidó, pues te recuerdo, se llama Rachel.

¿Rachel?

¡Ah, sí!

Recuerdo lo poco que dejé que me contara de su encuentro por primera vez con ella, pero ¿Vive cerca de él?

—¿Es tu vecina? —pregunto confundido.

No me extraña que tal vez utilizara sus medios económicos para tenerla cerca. Él tiene el dinero suficiente para poder hacerlo, pero su obstinación por no tomar el dinero de su padre lo lleva a vivir en un barrio, cuando se puede dar el lujo de pagar por departamentos más caros que el mío.

—Sí —confirma—. Creo que la vida me quiere cerca de ella.

Río por sus palabras.

—¿Es broma? Dime que te equivocaste en las últimas palabras. —Con esfuerzo pronuncio cada palabra, porque la risa crece en mí, y se quiere volver carcajadas.

—ja, ja, ja... —enfatiza cada ja—. Debes estar feliz que ahora también tengo una chica a la cual concentrar mi atención como tú lo haces con la tuya.

—No te equivoques —aclaro—. Tú buscas una relación, pero yo no.

—Como quiera. —Su voz cambia a pagada.

De pronto, la conversación entre los dos me hace recordar un pedido que debo hacerle.

—Frank, necesito dos entradas para la subasta vip.

—Sabes que no me gusta involucrarme en el negocio de mi padre, pero te ayudaré con eso —hace una pausa—. Recuerda que eso es un favor que me debes.

—Sí, y no seas chantajista —Cuelgo.

Muy pronto, London.

Muy pronto te tendré como yo quiero.

Dejo el celular en la mesa auxiliar, pero antes de que toque el cristal éste suena.

¿Otra vez, Frank?

Contesto de una para mandarlo a la mierda.

—¿Puedes dejar de joder? —pregunto ofuscado.

—Random, soy yo. —La voz joven de mujer con tono familiar me congela—. Solo llamo para decirte que en la noche iré a tu apartamento para quedarme un par de días.

—¿Vendrás con Amy? —logro preguntar.

—Sí, ella está a mi lado —escucho la voz de mi pequeña al otro lado de la línea—. ¿Si quieres te la paso?

—Sí. —Mi corazón se emociona al saber que escucharé su voz.

—Hola. —Su voz tierna me roba una sonrisa.

—Hola, mi pequeña. —Me levanto del sofá para ir hacia los ventanales—. Me alegra escuchar tu voz.

—Quiero helado. —Esa vocecita alegra mi día.

—Tendré preparado en el refrigerador un gran tarro de helado.

—Adiós. —La escucho emocionada.

—Adiós, bebé.

*Este es el tercer capítulo que subí hoy, y con esto digo: cumplida mi promesa :) Sé que quedarán decir: ¡WTF! porque las dejo con dudas, pero también debo decirles que ahora sí los capítulos serán actualizados pasando un día, no me maten, pero es lo más rápido que puedo hacerlo. Las (os) quiero por su inmenso apoyo <3

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