001;; otoño
Recuerdo que los primeros días de escuela se dieron en otoño, todo era tan maravilloso. Las hojas, los colores de los arboles, el olor a tierra humeda. Me encanta, es mi estación favorita por el simple hecho de poder beber tanto té frio como caliente. Es tan espectacular pisar las hojas y oír su crujido. Me maravilla, pero ahora vamos a hablar de donde nació mi amor hacía las ranas.
Como decia, los primeros días de escuela se dieron en otoño, recuerdo que siempre caminaba solo en dirección a mi casa luego de las monotonas clases de matemáticas de los viernes por la tarde. Imagina tener matemáticas los viernes, era una verdadera tortura por más que mis calificaciones fueran neutrales.
Uno de aquellos tantos viernes de todo otoño, iba en dirección a mi casa cuando vi como unos chicos mucho mayores molestaban a un niño no tan relevante a la vista. En ese momento no me preocupé de la situación hasta que vi la razón de aquellas incesantes burlas. El niño que era molestado, al parecer, le gustaban los anfibios, más específicamente las ranas.
Lo recuerdo a la perfección.
- No sabía que a las niñitas les gustaban las ranas. ¿Por qué no me das una? Así vemos lo que trae dentro. -
- No te voy a dar ninguna, deja de molestarme. -
- Tienes como ocho ranas, solo dame una. -
- ¡No, déjalas! -
Recuerdo como uno de esos idiotas tomaba una rana a la fuerza y la aplastaba en su mano con un odio increíble. El pequeño animal se hizo nada y escurría alguna clase de líquido en la mano de aquel asesino, porqué eso era. Solo pasaba por ahí pero supe que tenía que hacer algo por ese pobre chico que quizá tenía mi edad. Fui y los enfrenté sin pensar qué mi cuerpo no era el más adecuado para tener alguna pelea, la verdad tenía que cuidarme más que un niño normal por mi enfermedad, si llegaba a recibir algún golpe de aquel gran idiota probablemente moriría, hablando seriamente.
- Oye tonto -
- ¿Quién eres tú? ¿El novio de este maricon? -
- No, pero vi como aplastaste a esa pobre rana y me pareció algo feo. ¿Acaso eres más tonto de lo que te ves? -
- No me faltes el respeto, idiota. -
- Oh no, tu le faltaste el respeto a ese animalito, así qué como también eres un animal, un gran mastodonte con olor a cerdo, claro que puedo faltarte el respeto. -
La verdad si dije todas esas cosas pero estaba a punto de mearme en los pantalones si tan solo ese idiota se acercaba un poco más a mí.
Luego de decirle mastodonte con olor a cerdo solo recuerdo la típica luz de ambulancia brillante, ya saben, esas que cambian de colores y brillan demasiado.
Ahora aquello me causa gracia pero en ese momento estuve a punto de morir, literalmente.
Siguiendo con el relato, pasé bastante tiempo en el hospital. Salí tres meses luego de una larga rehabilitación en la que me acompañaba el chico de las ranas, o así lo apode pues nunca dijo su nombre. Eramos de diferentes escuela y por ello nunca lo volví a ver luego de mi larga y duradera rehabilitación.
Nunca me atrajeron los animales, la verdad no tenía un animal favorito, pero este chico hizo qué las ranas se convirtieran en ello que me faltaba. En mi último día de rehabilitación me regaló una que falleció seis años después, pero la cuidé con mi vida.
Otra cosa que nunca pude olvidar de aquel chico fue su entusiasmo para hablar. Siempre estaba con una sonrisa y eso me parecía algo tan admirable, me gustaba su forma de ser pues era tan alegre. A toda persona que se cruzara en su camino, además de hacerlo feliz, le hablaba sobre su animal favorito con mucho orgullo y eso me parecía increíble.
Y claro, olvidaba la líneas de tiempo, todo lo que relaté fue cerca de los nueve años, quizá diez. Esa fue la unica parte que disfruté de mí vida, además de todo lo que viví junto a el rubio de ojos celestes.
Siempre que estoy triste o me siento cansado pienso en lo lindas que son las ranas y como es que desarrollé un gusto tan grande por ellas. Un chico que conocí cerca de los diez años me hizo darme cuenta de que también podía tener algún animal favorito, y sí, estuve en el hospital, pero fue un buen precio por la felicidad que me traería ese animal más adelante.
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