✒Acto XXVII.
Capítulo censurado
01 de Marzo
Ha pasado un par de semanas desde la última vez que Sae se ha reunido con sus bebés. Aquellos que se le fue prohibido tener contacto por órdenes de su Majestad el Emperador Shidou Ryusei.
En todo éste tiempo ha estado llorando, sufriendo de dolor porque en la persona en la que más confió en el mundo, el que más amo le ha hecho algo tan horrible como es separarlo de sus cachorros, de su familia. Se siente profundamente decepcionado, traicionado y dolido.
Se ha reunido con la madre de Ryusei en algún par de ocasiones, quien le ha comentado que ha hablado varias veces con su hijo Shidou pero éste no le hace mucho caso, también le cuenta como han estado sus mellizos y han sido calmados con ropa del Omega que desprende sus feromonas, es muy efectiva pero no por mucho.
Tuvo la intrigra de preguntarle por mera curiosidad a la madre de Shidou si sabe algo al respecto de su prisionero Karim, ella explica que ha investigado pero que al parecer y para sorpresa del Omega pelirrojo, Karim fue liberado hace algunos días por órdenes de su Majestad Ryusei, que incluso ordenó que fuese llevado muy lejos del Palacio, incluso tal vez todo el Imperio. Sae le pregunta cuál fue la razón de que haya decidido liberarlo, la mujer respondió que no esta segura, pero que tal vez se deba a que Shidou simplemente estaba harto de él pero en vez de ejecutarlo, simplemente ordenó que lo corrieran del Palacio Imperial.
Aquello enfureció mucho a Sae, puesto el destino y la vida de Karim estaba en sus manos, nadie más debía entrometerse, ni siquiera Ryusei. Le molesta mucho que Shidou lo haya "perdonado" y dejado libre fácilmente, esta seguro que esto lo hace para provocarlo.
Karim merecía sufrir mucho más por todo lo que le hizo.
Sae se hace la pregunta personal de si acaso se debe arrepentir de no haberle hecho caso a su hermano para irse con él. Porque incluso volviendo a su "hogar", sigue estando separado de sus bebés y eso le duele.
Pero estando en el Palacio, le prohíben verlos.
¿Por qué Ryusei es así con él?¿Por qué si jura amarlo tanto, lo hace sufrir de esta manera tan cruel?
¿Por qué se tuvo que enamorar de él?
(...)
02 de Marzo
Sae se encuentra ansioso, otra vez el celo se apodera de su cuerpo. En esta ocasión, a diferencia de la última vez hace tantos meses, vinó más fuerte.
Esta solo, sin compañía, sufriendo todavía por el dolor y la agonía de no ver a sus cachorros, su Omega en celo no ayuda en nada a esta situación, gime y ruega por su Alpha. ¿Cómo puede quererlo y desearlo tanto después de todo lo que le hizo?
Odia que su instinto sea tan jodidamente dependiente del hombre que ha jurado odiar y mantener alejado de su vida desde que lo separó de sus retoños. Pasará días de infierno mientras esté en celo.
En medio de sus pensamientos logra escuchar la puerta abrirse, lo cual lo alarma, luego se vuelve a cerrar.
El moreno se acerca a él con cautela pero ansioso, como si supiera exactamente que el período de calor de su Omega ha llegado.
El rubio percibe las feromonas dulces y eroticas en toda la habitación con intensidad, la esencia de su esposo siempre le resultó la más encantadora de todo el Imperio, como a un tipo de hierba exótica que resulta refrescante y a la dulce fruta de Granada. Siente su cuerpo calentarse con tan solo acercarse al Omega, quien yace envuelto en sábanas para mantener el calor para si y moderar sus feromonas, cosa imposible porque el Alpha las detecta.
—Sae...—jadea el moreno mientras descubre al nombrado.
No conoce a criatura más perfecta y bella que su amado Omega, quien le gruñe ante su intromisión a su habitación, entró sin su permiso.
—Alpha...—suspira el pelirrojo con molestia y sin querer llamarlo por su nombre, sabiendo que es inútil cubrirse a esas alturas pero sigue sintiendo algo de vergüenza, expuesto.—¿Qué haces aquí?
—Tus feromonas las puedo oler fuera de tu habitación, tu Omega ruega por mí.
Ryusei acaricia sus cabellos rojizos de manera suave, su pulgar roza su mejilla, quiere besar cada rincón de su tersa piel blanca y morderlo hasta dejarle chupetones en todo su cuerpo ardiente.
—Aléjate.—dice mientras quita bruscamente la mano que lo acariciaba.—No pienso estar con él hombre que me ha separado de mis cachorros, de mi familia.—Advierte amenazante.
Pero ya es demasiado tarde.
—Realmente lo siento, solo que realmente me moleste que no quisieras cooperar conmigo.—contesta con melancolía, Sae solo lo mira incrédulo, sin creerle ni confiar en él.— ¿No puedes entender el dolor que sentimos yo y nuestros amados cachorros por tu desaparición?
—¿Y tú no puedes entender que me duele que no confíes en mi y me hayas ocultado por tanto tiempo que sabias de mi origen?—expresa con profundo resentimiento.— Además, alejando a mis hijos solo lo empeoró. Ya no puedo confiar en ti, ni te puedo volver amar.—dice duramente sin vacilar, sin importarle a quien tiene enfrente.
Al mismísimo Emperador del Imperio Vorrang, al padre de sus retoños pero sobre todo, al Alpha que una vez amó pero que esta en parte, cegado por el celo del Omega.
—Sae, esto no hubiera pasado si te hubiera marcado.—sentencia frunciendo el ceño.—Así hubiera sabido que corrías peligro con antelación, hubiera sabido donde estabas, te hubiera protegido mejor...
Las palabras del rubio perturban a Sae. Ahora que lo piensa mejor, ya que ellos dos están "peleados" y Shidou no le obedece, éste puede hacer lo que quiera con él, incluso marcarlo, algo que le aterra profundamente pero a su Omega le retuerce de placer imaginar sentir los dientes de su Alpha encajar en su tierna piel.
—¿Qué mierda dices?—escupe el pelirrojo, antes lo hubiera dejado, pero en estas circunstancias no quiere que el Alpha lo marque.
No ahora que ya no confía en él.
—Omega, tengo que marcarte. Así jamás te separas de mí. Jamás volverás a correr peligro otra vez.—explica mientras toma al Omega y lo abre para él.
—¡No se te ocurra!—le reclama el contrario, intentando zafarse del duro agarre del rubio, pero es inútil.
No solo por la fuerza abismal de Shidou, sino porque su Omega no quiere separarse ni mucho menos detener al moreno en sus acciones.
—Ryusei...—jadea cansado, quiere aprovechar que el Alpha esta muy cariñoso y caliente para hablar con él.—¿Por qué no me dejas ver a mis bebés?—pregunta con tono triste y enternecedor.
Shidou se acerca a su glándula Omega, ansioso y concentrado, sus colmillos salen listos para vincularse con su amado, mientras sigue pegado a él.
—Los verás pronto, Sae. Solo deja que te marque.—le promete sonriente, aliviando en parte al pelirrojo hasta que siente como se hunden los dientes del moreno en su cuello.
Como lo muerde, deja una marca indeleble en su piel en señal de que ahora están unidos espiritual y primitivamente.
(...)
Pasado un par de días, Shidou despierta entre la comodidad de las sábanas y almohadas como del dulce aroma de su Omega. Sin embargo, al abrir los ojos y al querer abrazar el cuerpo de su esposo, lo encuentra lejos de él, sentado en una esquina de la cama y apenas cubierto con una sabana alrededor de su cintura, dándole espalda de manera fría.
Shidou se levanta para acercarse a él y besar su desnuda piel, admirando sobre todo su cuello descubierto donde ahora yace la perfecta marca de la mordida que los vincula, pero el Omega se aleja de él, mirándole serio.
—Dejé que me marcaras, ahora cumple tu parte y déjame ver a mis cachorros.—le recuerda sin ninguna emoción más allá del anhelo y urgencia de ver a sus bebés.
—¿Ni siquiera un beso de buenos días?—bufa al ser rechazado por su pareja. Detesta la frialdad y la indiferencia que su Omega tiene con él.
—Ya no mereces nada de mi, su Majestad Shidou, ni mis caricias y ni mis besos.—le contesta cruzándose de brazos mientras prosigue a buscar su ropa. Se siente indignado y molesto por lo que ocurrió.
Incluso al caminar tambalea un poco.
—¿Te comportaras así todo el tiempo?—acusa dolido y enfadado. Pensó que luego de hacer el amor y haberlo marcado, las cosas mejorarían considerablemente. Ademas ya se disculpó, ¿Qué más tiene que hacer para que Sae lo perdone y vuelva a ser el de antes?— Se supone que somos una familia, somos esposos. Soy tu Alpha
—Un verdadero Alpha no le prohíbe a su Omega ver a sus hijos. No los separa, los cuida y protege.—le interrumpe, frunciendo el ceño y apretando los puños. Todavía sigue sensible por el celo y sentir la corrida del moreno deslizándose por su entrada no le ayuda.—Pero en vez de eso, preferiste enojarte y actuar por impulso, porque eres demasiado orgulloso para aceptar que te equivocaste y para confiar en mí.—le regaña duramente.
—Sae, tienes que entender que no puedo dejar que las cosas se queden sin hacer nada luego de que te secuestraron.¿Qué dirá la gente o los imperios extranjeros? Permití qué me secuestraran a mí esposo y cuando por fin regresas, ¿no tome medidas al respecto?—menciona mientras se sienta cerca de la cabecera de la cama.—Mis enemigos creeran que el Emperador del Imperio Vorrang se ha vuelto blando y no toma medidas al respecto. Pensaran que mi autoridad ha decaído en el mundo entero.—explica serio.
—¿Te importa más lo que piensen otros que yo?—critica Sae enfurecido.
—No cambies mis palabras, Sae. Solo trato de protegerte a ti y a nuestros hijos.
—Haz y cree lo que quieras. Pero ya no volverás a tener mi amor, ni mi cuerpo. Jamás.—sentencia, quejándose del dolor de la marca, todavía se siente reciente.—
Y si tu pene tanto quiere follar, será mejor que te consigas a otro Omega que te complazca como tanto quieres.—añade para continuar caminando en dirección al baño privado, sin embargo, Ryusei lo detiene tomándole de la muñeca con fuerza.
—¿¡De que mierda me estas hablando!?
Sae no le mira, no tiene ganas ni quiere hacerlo. Lo único que desea en estos momentos es limpiarse, se siente sucio.
—No pienso darte más hijos, jamás te perdonaré lo que me has hecho. Casi invades mi reino, todo este tiempo supiste de mi origen y lo ignoraste como ocultaste, y cuando regreso de ser secuestrado, en vez de confiar en mí preferiste alejarme de mis cachorros.¿Crees que me merezco esto?—dice en un tono agrio intentando soltarse pero Shidou lo toma de la cintura para acercarlo a él.
La sábana alrededor de su cintura cae al suelo y esto permite que ambos cuerpos estén desnudos y sobre el otro, rozando sus zonas íntimas.
El pelirrojo siente la hombría semi erecta del rubio sobre su vientre, quiere alejarse pero el Alpha se aferra a él, siente una de sus manos sobre su cintura y la otra en uno de sus muslos.
—Sae, yo no necesito a otro Omega más, a nadie.—le dice al oído.—Solo te necesito a ti, eres al único al que amo, al que quiero y—,
—Yo también te ame, Majestad.—le interrumpe frío.—Te ame tanto, confie ti y te fui leal, y aun así terminaste decepcionandome. ¿Crees que mereces mi perdón y que todavía te siga amando?—añade incrédulo e irritado, enojado mucho a Ryusei.
Aunque en el fondo, consideró perdonarlo si Shidou se disculpa sinceramente, si se arrodilla ante él y lo lleva con sus hijos una vez se limpie. Realmente lo había pensando, pero...
—¡Soy el Emperador del Imperio más poderoso y extenso del mundo!—exclama sin soltar al Omega.— ¿Merecer tu perdón? Tú no tienes que perdonarme nada, no necesito tu perdón.
Aquello fue el colmo para Sae.
—Eres un idiota.—lo empuja con fuerza hasta zafarse del agarre del rubio.— Ya que no necesitas mi perdón ni nada de mi, entonces será mejor que solo nos tratemos cuando sean por asuntos del Imperio o por nuestros hijos. Estando a solas, no quiero que me hables ni mucho menos me toques.—le señala al borde de la furia y el llanto.
—¿En serio piensas hacer esto?—bufa incrédulo.—Te marque, tu Omega depende de mi Alpha, te guste o no, así es la naturaleza, así son nuestros instintos.—le recuerda duramente.
—Ya veremos quien puede más, si los instintos, o yo. Y apenas salga de bañarme, espero ver a mis hijos, como lo prometiste.—le recuerda serio para desaparecer de la vista del Alpha al entrar al cuarto de baño.
Quizás lo de ambos ya no tenga solución, al menos no pronto.
(...)
Al cabo de varias semanas de Sae cuidando y protegiendo a sus retoños, y solo dirigiendole la palabra a Shidou cuando es estrictamente necesario, había ordenado incluso dormir en habitaciones separadas.
Claro que en estas semanas, comenzó hacerse evidente que el Emperador Omega había quedado nuevamente embarazado de su Majestad Shidou Ryusei.
Las aguas entre ambos no parecían calmarse ni un poco, como Sae actúa con tanta seriedad y neutralidad, Ryusei hace lo mismo para no verse afectado ni necesitado de atención de su Omega.
Ya sea el orgullo o la terquedad, nada parece contentarlos de verdad.
Aquella pareja que se casó por amor, y que alguna vez gobernó conjuntamente feliz y fiel al otro, ahora no son más que dos conocidos que parecen odiarse con cada día de su vida, y que lo único que apenas los hace más amorosos y felices, no son los lujos, ni la corona o el vínculo carnal, sino sus hijos.
Cachorros que crecen a sabiendas que sus padres no se aman y solo fingen llevarse medianamente bien por ellos y con ellos presentes.
Cuando nació el nuevo bebé a principios de diciembre del mismo año, el tercer hijo, no cambió nada. Un cachorro, una bonita niña pelirroja de ojos verdes que nació sin presenciar alguna vez a sus padres amándose.
Shidou Ryusei la bendijo con el nombre hermoso de Azahara, una bebé tan bella como las flores y luminosa como la luna.
Y tal vez la última que tengan.
¿Habrá acaso alguna oportunidad todavía de que se reconcilien? Solo sus tres retoños pueden esperarlo.
Palabras: 3,408 (Con censura son 2,400 palabras)
Escritor: JaquiiAleWorld
Fecha de Publicación: miércoles 01 de noviembre del 2023
Fandom: Blue Lock
Nota del escritor:
La siguiente parte todavía no la he terminado y me falta bastante para hacerlo, pero tengo puente por el día de muertos urra! Aún así no estoy seguro si terminar la este fin de semana.
Una disculpa por faltas de ortografía no le hice más que una revisión así que no estoy seguro de haberla corregido al 100%
Nos vemos la próxima!
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