✒Acto XXI.
La determinación arde en los ojos de Sae cuando se enfrenta a la no tan difícil tarea de castigar a Karim y descubrir a aquellos que le habían ayudado en sus maquinaciones en cuanto conseguir y meter al antiguo Harén el veneno. Habla con su pareja, quien asiente con seriedad, comprendiendo la importancia de desentrañar esta conspiración que se había gestado en las sombras del palacio y del cual todavía no ha salido a la luz el culpable.
Ambos concuerdan perfectamente en que el problema ya no solo recae en Karim, sino aquella ayuda externa que le brindo el veneno. Karim no pudo hacerlo solo, alguien tuvo que ayudarlo, algún guardia o alguien de la servidumbre, quizás es demasiado decir que alguien del personal con cierta autoridad en el Palacio puede ser sospechoso también. Esas personas que han ayudado a Karim también deben pagar por la traición que han cometido.
—Necesitamos encontrar a aquellos que le ayudaron a Karim, Ryusei. Esto va más allá de un simple castigo para él. Quienes le dieron el veneno también traicionaron al emperador y al imperio. —Sae expone sus pensamientos con determinación y bastante seriedad en sus palabras, mirando a su esposo con una mezcla de cierta ansiedad y resolución.
El moreno asiente con seriedad y comprensión, sabiendo que esta tarea no será fácil, ya de por si es muy difícil conseguir pruebas que inculpen al Omega castaño, todavía lo será más encontrar a quien lo ayudó, pero confía plenamente en su pareja y en su capacidad para hacer justicia como de tomar decisiones adecuadas que se ameriten y acoplen a la situación.
—Tienes razón, Sae. Debemos encontrar a quienes le proporcionaron el veneno. Y estoy de acuerdo contigo en que, por ahora, puedes encargarte de Karim. Es hora de mostrar el poder y la autoridad que ahora posees.—le asegura, brindándole toda su confianza a su Omega.
Sae sonríe con ambición, un destello de determinación en sus ojos verdes se puede reflejar mientras considera el castigo adecuado para aquel chico Karim. Después de escuchar a su aliado Rashid, quien había visto a un grupo de guardias en conversaciones sospechosas con Karim en estas semanas, el pelirrojo tiene una buena idea o plan que puede resultar.
—Creo que tengo el castigo perfecto para Karim, y tal vez para aquellos guardias traidores que le ayudaron. —Sae traza un plan en su mente, decidido a hacer justicia por todo lo que ha sufrido, así como demostrar su fidelidad a su esposo y limpiar por completo su nombre.
Shidou asiente, confiando plenamente en la capacidad de su esposo para tomar decisiones sabias y justas, quizás fuertes pero las acepta. Ambos saben que tienen un largo camino por delante para purgar el palacio de la traición y asegurarse de que nadie más se atreva a conspirar contra ellos. Se apoyan mutuamente, sabiendo que juntos son invencibles, que el amor y la lealtad que se juran es inquebrantable.
Sae reflexiona que necesita a Karim con vida, tanto para que sufra su castigo como para obligarlo a que revele la identidad de aquellos o aquel que lo han ayudado a meter veneno dentro del Palacio a escondidas del Emperador Shidou Ryusei.
Sabe que la mejor decisión es que el Omega castaño pase por lo mismo que él pasó en su momento injustamente.
Porque el no perdona, mucho menos olvida.
(...)
18 de abril
Karim se encuentra en una situación desesperada, limpiando baños con un asco evidente en su rostro. La soledad y la humillación se ciernen sobre él, y solo sale de las habitaciones de baño cuando es necesario para comer o dormir. Sus pensamientos se vuelven oscuros mientras se pregunta cómo llegó a este punto.
Él lo tenía todo para ser escogido sobre por los demás concubinos. Joven, hermoso, buen cuerpo, movimientos seductores, feromonas irresistibles y sensual a ojos de cualquier Alpha mayor que posara su mirada encima de él. Viene de una familia fértil por lo que sin problema le hubiera dado muchos hijos a su Majestad, su hunilde madre dio a luz a otros seis hermanos más aparte de él. Quizás no es tan inteligente o tan bueno haciendo labores domésticas, pero es muy astuto y agraciado. Lo único que, según él, tiene Sae de diferente e innovador, es su cabello rojizo y pestañas largas, además de ser un come libros raro. No sabe bailar bien, siempre con gestos serios, fríos o fruncidos, sigue sin entender que vio el Emperador Shidou en él para haberlo convertido en su esposo oficial y aparte haberlo dejado preñado tan pronto. Simplemente no se le hace justo, él no merece estar ahí.
De repente, sin previo aviso, un par de guardias irrumpen en la habitación y lo sujetan con fuerza, evitando cualquier intento de resistencia de su parte. Karim grita con todas sus fuerzas, exigiendo saber lo que está sucediendo y que lo suelten de inmediato. Pero sus súplicas caen en oídos sordos. Intenta incluso seducirlos con sus feromonas, pero es inútil cuando todos son Betas y sobre todo, fieles al Emperador.
Los guardias, con expresiones imperturbables, le informan que están siguiendo órdenes directas de su Majestad Shidou Sae. Karim queda estupefacto por esta revelación. ¿Cómo es posible que el Omega pelirrojo, el mismo que había sido su compañero en el Harem en el pasado, ahora esté detrás de esta pesadilla?¿Cómo es posible que haya conseguido tanto poder?¿Por qué su Majestad lo tomo como su esposo y lo embarazo? No sabe en que momento se descuido.
Sin más opción que seguir a los guardias, Karim es llevado al oscuro y siniestro calabozo del palacio. La sensación de desesperación y miedo se apodera de él mientras se pregunta cuánto tiempo estará allí y qué deberá hacer para salir de esa pesadilla. Las sombras del calabozo parecen cerrarse a su alrededor, y Karim comprende que enfrenta un futuro incierto y aterrador.
(...)
En la penumbra de sus cómodos aposentos imperiales, Sae y Ryusei descansan en la cama con un dosel donde se cuelgan cortinas de color salmón, abrazados por la suavidad de las sábanas de seda que los envuelven. La luz de las lámparas de aceite emite un resplandor suave que ilumina la habitación de manera tenue, creando un ambiente íntimo y acogedor. El aroma de las velas perfumadas se mezcla con las feromonas naturales de los Emperadores, llenando el aire con una fragancia suave que evoca calma, comodidad y serenidad. El aroma exótico del Alpha de cacao y vainilla envuelto en la suavidad perfumada de la esencia a granada de su Omega es simplemente la combinación perfecta.
Sae, con su vientre bastante hinchado de casi seis meses, se encuentra recostado de lado, abrazando una almohada que se ajusta perfectamente a su figura. Sus ojos están cerrados, y su rostro refleja una expresión de tranquilidad mientras disfruta de su merecido descanso. Su cuerpo ha experimentado cambios notables durante el embarazo, desde pies hinchados hasta sus pezones mas grandes y de un tono ligeramente más oscuro, cada día se acerca más al momento en que su bebé llegará al mundo, cosa que ansía demasiado como le pone bastante nervioso.
De repente, Sae siente un movimiento en su vientre, una serie de suaves pataditas que parecen jugar dentro de él. Sus ojos se abren de par en par, sorprendidos y emocionados, ligeramente adolorido. Sus labios se curvan en una sonrisa radiante mientras observa su abdomen.
—Ryusei,— susurra Sae, su voz cargada de emoción y asombro, quiere compartir este momento con su Alpha.
El rubio, que está recostado junto a Sae leyendo tranquilamente un libro, inmediatamente dirige su atención a su amado Omega. Sus ojos se llenan de anticipación mientras pregunta: —¿Qué pasa, amor?
Sae lleva una de sus manos hacia su vientre y la coloca sobre la prominente curva. Entonces, siente otro suave movimiento, una pequeña patadita que parece responder a su caricia.
—Nuestro bebé, Ryusei. Está... está pateando.— dice con una mezcla de emoción, nervios y sorpresa en su voz, además de una alegría difícil de describir.
Ryusei no puede evitar que sus ojos se llenen de lágrimas de genuina felicidad. Con ternura, acerca su mano al vientre de Sae y espera. No pasa mucho tiempo antes de que sienta otra suave patadita debajo de sus dedos.
—Oh, amor, esto es increíble...— murmura Ryusei mientras acaricia la panza de su Omega con delicadeza y ternura, nunca se había sentido tan dichoso y feliz, tan orgulloso de su cachorro a pesar de que todavía no ha nacido, ya quiere cargarlo y darle el mundo entero así como a su precioso Omega amado.
Sae mira a su Alpha con una expresión de cariño y gratitud. Siente cosquillas en el pecho al compartir este momento con el moreno y un ligero rubor adornar sus mejillas. Nunca se había sentido así de emocionado y feliz.
No se había sentido tan enamorado nunca.¿Realmente es eso o acaso el embarazo lo hacen más sensible y sentimental? No está seguro de ello, pero le encanta recibir atenciones y mucho amor por parte de su rubio moreno.
—Es nuestro pequeño cachorro, Ryusei. Nuestro amor se está volviendo tangible.
Ryusei se acerca a Sae y le roba un tierno beso, sus labios se encuentran en un dulce y amoroso abrazo. Luego, se recuesta a su lado y continúa acariciando la panza de Sae con mucho amor y cuidado, sintiendo cada pequeño movimiento del bebé.
De su lindo bebé.
(...)
12 de Mayo
En un espléndido comedor del palacio, Sae se encuentra disfrutando de un festín que parece no tener fin. Sus amigos Omegas de compañía, Fátima y el joven que se unió a ellos, Rashid, están sentados a su lado, mirando con asombro cómo Sae devora plato tras plato con un apetito voraz que ha llegado con su embarazo. El festín incluye una variedad de manjares, desde frutas exóticas hasta platillos salados elaborados con las más finas especias y hierbas, también postres dulces elaborados con recetas orientales y de gran sabor.
El aroma de las deliciosas comidas llena la sala, y los cocineros profesionales trabajan diligentemente para satisfacer los caprichos culinarios del Omega Emperador. El ruido de los cubiertos chocando contra las finas porcelanas y el suave murmullo de los sirvientes que atienden a la mesa llenan el ambiente.
En medio de su comida, Sae está tan absorto en su festín que apenas nota la presencia de Shidou Ryusei, quien se acerca a la mesa con una expresión suave en el rostro, la gente alrededor a excepción de su pareja, hacen una reverencia de profundo respeto. El Alpha Emperador no quiere interrumpir el placer de su amado Omega, pero sabe que hay asuntos importantes que deben ser atendidos y necesita que su pareja esté al tanto.
—Sae,—dice Shidou con su voz grave y cautivante, captando la atención de su esposo.
El Omega alza la mirada, con la boca ligeramente llena de comida, y le dedica al moreno una sonrisa algo traviesa antes de tragar.
—¿Qué tienes para mí, Alpha? Espero que sea otra delicia para mi paladar.
Ryusei sonríe ante la respuesta de Sae y luego se vuelve hacia la puerta. Da un gesto a los guardias que están esperando afuera, y un grupo de diez hombres uniformados entra en la sala, manteniendo una formación impecable.
—Sae, permíteme presentarte a nuestros nuevos guardias personales.— anuncia el rubio con orgullo mientras los hombres se inclinan en señal de respeto hacia su Majestad Omega.
Sae observa detenidamente a los recién llegados, su mirada aguda evaluando cada uno de ellos con una precisión que solo alguien como él posee. Sus ojos verdes preciosos recorren sus rasgos, buscando cualquier signo de debilidad o falta de compromiso. La mitad de ellos son Alphas de mediana edad, pero corpulentos y serios, bastante altos y esta casi seguro que al menos cinco de ellos lucen con rasgos distintivos no muy propios del lugar, pero bien pueden ser mestizos.
Luego, el pelirrojo asiente con aprobación mientras termina los últimos bocados de su postre favorito de frutos rojos con queso y se vuelve hacia su pareja.
—Bienvenidos, caballeros. Como Omega Emperador, espero lealtad y dedicación absolutas. Estoy seguro de que cumplirán con su deber con honor.
Los guardias asienten en respuesta, conscientes de la importancia de su servicio. Shidou, satisfecho con la reacción de su pareja, sonríe y se inclina ligeramente hacia Sae.
—Gracias, mi amor. Ahora, disfruta de tu comida. No quería interrumpir tu festín.—dice Ryusei con ternura y un profundo amor que no deja de crecer estando con su amado.
Sae sonríe fanfarrón y asiente. Le gusta mucho que su esposo le dé su lugar frente a los demás.
—Entiendo, Shidou. Pero siempre es un placer verte.—Luego, vuelve su atención a su comida con entusiasmo renovado, consciente de que su apetito y su bienestar son una prioridad para su Alpha.
Los guardias se retiran discretamente, dejando a la pareja continuar su comida en paz. En medio de la indulgencia culinaria y el ambiente de satisfacción, Sae se siente amado y cuidado, sabiendo que su esposo está allí para protegerlo y apoyarlo en todo momento.
(...)
13 de junio
El palacio había estado en calma durante estás semanas en las que su Majestad Shidou Ryusei se había ausentado. El Emperador tiene asuntos urgentes que atender en los confines del vasto imperio, y aunque su partida fue realmente necesaria y avisada a su familia, Sae no pudo evitar sentirse ansioso como de mal humor por la ausencia prolongada de su Alpha, su protector y amado esposo.
Claro, podía aguantar perfectamente una o hasta dos semanas sin tenerlo cerca, pero estando preñado es bastante complicado aguantar mucho más.
Durante ese tiempo, el que alguna vez se apellidaba Itoshi, había estado ocupado con sus deberes como Omega Emperador, pero las noches son las más difíciles. No solo porque encontrar una posición cómoda para dormir es complicada debido al gran tamaño de su panza. La cama compartida se siente tan fría y vacía sin la presencia reconfortante de su pareja a su lado. Extraña tanto su aroma, su calor, su voz suave susurrándole al oído antes de dormir, las caricias que le proporciona en su vientre, piernas y pezones, echa tanto de menos los besos pasionales y húmedos que se dan antes de quedar profundamente dormidos en brazos del Dios Morfeo.
Incluso sus chistes y anécdotas que presumen ser graciosas pero nunca lo son, las comienza a extrañar demasiado.
Finalmente, el día tan esperado ha llegado, y Sae se encuentra inquieto mientras espera en su habitación. Cada pequeño ruido que llega a sus oídos lo hace saltar, esperando que sea su Alpha quien regresara. Cuando finalmente escuchó los pasos familiares acercándose por el pasillo, su corazón late con fuerza en su pecho.
La puerta se abre, y allí esta Shidou, su figura imponente y su mirada cálida que siempre lo hace sentir seguro y confortante. Sae apenas puede contener su emoción mientras observa a su Alpha entrar en la habitación.
Lo mira más alta, su cabello también ha creído un poco, sus facciones ligeramente más duras y marcadas, lo ve más hancho del cuello y hombros, incluso ve que le está creciendo algo de barba. Luce un aspecto más maduro y hasta sabio, a pesar de tener todavía diecinueve años. Sigue siendo bastante joven, pero tener sobre sus hombres la carga de ser gobernante de un Imperio tan extenso y poderoso como próximo padre, debe ser suficiente razón para madurar.
Eso le recuerda que en menos de un mes, será el cumpleaños del moreno.
—Ryusei,— susurra el pelirrojo, su voz temblando ligeramente con la emoción mientras sus ojos brillan.
El mencionado, con una sonrisa radiante, cruza la habitación y se detiene en el umbral de la puerta. Mira alrededor y nota expectante el nido que su adorado Sae había construido en el centro de la habitación. Esta hecho con ropas suyas y almohadas, un refugio hecho con amor y cuidado, impregnado con las feromonas dulces y sobreprotectoras del Omega. Luce increíble y sumamente lindo.
—Sae...— responde el moreno con ternura mientras avanza hacia el nido, sin querer perturbarlo. —Estoy de vuelta, mi Omega.
El pelirrojo, sintiendo la necesidad de estar cerca de su Alpha una vez más, se levanta con cuidado y se acerca al moreno, evitando pisar el nido. Sus ojos se encontraron, y el mundo exterior parece desvanecerse mientras están uno frente al otro.
—Has vuelto.—sus palabras llenas de alegría y alivio. —Te extrañé tanto, Alpha.—se sincera, todo en él le urgía ver al moreno, tenerlo entre sus brazos, acariciarlo y besarlo.
Shidou extiende sus brazos, y Sae se acurruca en su pecho con cuidado, siendo consciente de su abultada panza. Los brazos fuertes de Shidou lo rodearon con ternura, y Sae puede sentir el latido del corazón de su Alpha junto al suyo.
—Y yo a ti, amor.— responde el Alpha, sus labios rozando suavemente la frente de su amado Omega. —Te extrañé más de lo que las palabras pueden expresar.
Sae cierra los ojos, disfrutando de la sensación de estar de nuevo en los brazos de su moreno ardiente, de su querido Alpha. La necesidad de su presencia estas semanas se había vuelto abrumadora en su ausencia, y ahora que Shidou Ryusei ha regresado, todo parece estar en su lugar.
El pelirrojo no esta tan seguro si se debe a porque esta en estado, pero nunca había sentido esa necesidad de dependencia hacia alguien. Es algo que lo carcome, y tal vez se deba a que su cachorro también extrañó mucho a su padre y por ello tambien es afectado. No encuentra otra explicación racional de porque necesita tanto volver a tener entre sus brazos a Ryusei.
—¿Puedo quedarme aquí contigo?—, pregunta el rubio suavemente, yendo con cuidado y no querer molestar en el nido de su Omega.
Sae asiente con la cabeza, sin querer soltarse de su Alpha. No quiere separarse de él.
—Por favor, quédate conmigo esta noche.
Juntos, se acomodaron en el nido de amor que Sae había creado, sus cuerpos entrelazados, sus almas finalmente reunidas. Mientras las horas pasan, compartieron sus experiencias durante la separación, rieron y se amaron con ternura. La sensación de su bebé moviéndose en el vientre de Sae es un lindo recordatorio constante de su amor y la nueva vida que están creando juntos.
La habitación esta llena con sus feromonas, creando un ambiente íntimo y reconfortante. Shidou acaricia suavemente la pancita—para nada pequeña—, de su amado Omega, sus dedos trazando patrones invisibles mientras le susurra palabras de amor y promesas eternas.
Esa noche, en su nido de amor, Sae y Ryusei encontraron la paz y la plenitud que habían anhelado durante las largas semanas de separación. No hay lugar en el mundo que quisieran estar más que en los brazos el uno del otro, construyendo un futuro juntos como una verdadera familia, un hogar acogedor.
No existe alguien que sea capaz de separarlos.
Palabras: 3,146.
Escritor: JaquiiAleWorld
Fecha de Publicación: viernes 06 de Octubre del 2023.
Fandom: BlueLock
Nota del escritor:
Sae está a poco de que su panza le explote jajajaja, muy pronto vendrá el beibi.
Próxima publicación en mi cumpleaños.
Nos vemos!
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