✒Acto XI.
15 de Octubre.
La habitación del Harem esta llena de murmullos y miradas curiosas cuando Itoshi Sae hace acto de presencia. Es evidente que la noticia sobre el veneno y su encarcelamiento había corrido rápidamente entre los concubinos. Sae puede sentir cierta tensión en el aire mientras camina, pero se mantiene firme y determinado. Fátima, tal vez su única amiga concubina, se le acerca con una sonrisa de alivio en el rostro.
Al parecer había sido de las primeras junto a otra concubina en salir del aislamiento, ya que el celo les duró menos que el resto, y regresaron el día anterior muy temprano, donde se enteraron de muchas cosas ya que el Omega Karim no tardó en hablar y expander rumores.
—Sae, me alegra verte aquí. Estaba realmente preocupada por ti.—dice Fátima con sinceridad.
Sae le devuelve la sonrisa o un intento al menos.
—Gracias, Fátima. Significa mucho para mí.—agradece con la mirada, aún no es capaz de sonreír tan animadamente, pero poco a poco está abriéndose en confianza con la concubina que se ha ido ganando su aprecio.
Mientras se ponen al día, Sae puede notar que la atmósfera en la habitación es diferente. Existe una sensación de vigilancia más intensa, como si todos estuvieran siendo observados más de cerca. Fátima le explicó que, después del incidente con el veneno, los guardias se han vuelto mucho más cautelosos y estan tomando medidas adicionales para mantener la seguridad en el Harem.
Aquello hace sobre pensar a Sae, ya que con dicha medida, le será totalmente difícil en tener oportunidad de escapar, si es acaso que todavía lo sigue considerando.
Karim, desde una esquina de la habitación, observa al pelirrojo con ojos llenos de ira contenida. No hay duda de que esta tan furioso por el hecho de que el Omega pelirrojo hubiera sido liberado y que su Majestad hubiera confiado en sus palabras.
Sae comparte los detalles de lo que había sucedido con Fátima en voz baja, cómo el Emperador había intervenido y cómo está decidido a descubrir la verdad detrás del incidente. Sus palabras resonaron entre los concubinos, y algunos asintieron en apoyo, mientras que otros murmuran entre sí, expresando su descontento por cómo las cosas han sido manejadas.
Fátima aprieta suavemente el brazo del contrario, mostrando su solidaridad. La chica no es tonta, está casi segura de que el Emperador tiene algún interés especial sobre el pelirrojo, y prefiere estar con él que con Karim.
—Estoy contigo, Sae. Si necesitas ayuda en cualquier momento, no dudes en decírmelo.
Sae asiente con gratitud. A pesar de no ser la persona más afectiva ni cariñosa o sonriente, le hace un gesto sutil a Fátima de puro agradecimiento y hasta cierta confianza.
—Gracias, Fátima. Significa mucho para mí tener amigos como tú a mi lado.
La tarde continúa con conversaciones y camaradería entre los concubinos. A pesar de las tensiones y las sospechas que flotan en el aire, Sae se siente más fortalecido por el apoyo de Fátima. Sabe que enfrentaría desafíos por delante, pero no está dispuesto a dejar que las acciones de Karim o cualquier otro lo derrotaran o desanimaran de sus objetivos.
Mientras tanto, Karim observa desde la distancia, sus ojos brillando con una mezcla de enojo y resentimiento. La presencia de Sae en la habitación le irrita profundamente, y está dispuesto a hacer cualquier cosa para asegurarse de que su rival pagara por haber arruinado sus planes.
(...)
La noche está sumida en la penumbra, con los susurros suaves de los concubinos dormidos llenando el aire. Sae yace en su cama, pero su mente está lejos de encontrar el descanso. Revive en su mente una y otra vez la experiencia angustiante en el calabozo, el frío, la oscuridad, la sensación de soledad y abandono. La amargura crece en su pecho mientras piensa en cómo Karim había sido capaz de inculpar lo y llevarlo a ese estado.
De repente, una figura se mueve en la oscuridad, y Sae puede ver a Karim acercándose a él en silencio. La voz del Omega castaño es un susurro cargado de desprecio.
—No puedo creer que te hayan liberado tan fácilmente. ¿Qué hiciste para ganarte la lástima del Emperador?
Sae aprieta los puños bajo las sábanas mientras mira a Karim a los ojos. Ganas de darle un buen golpe no le faltan, pero sería crear un gran escándalo y además ahora con la vigilancia y guardias extras rondando por los alrededores del Harem, le causaría más problemas a él y tendría le reputación de que es él el que busca pelea.
—No te hagas el tonto, Karim. Sabes muy bien lo que hiciste.
El nombrado se encoge de hombros con falsa indiferencia. Haciéndose el desentendido.
—No tengo idea de lo que estás hablando. Pero está claro que el Emperador tiene un corazón bondadoso para perdonar a un traidor como tú.— expresa haciendo muecas de asco e irritación.
Sae aprieta los dientes, luchando contra la ira que arde en su interior.
—El Emperador me cree, Karim. Y no importa lo que hagas, tarde o temprano descubrirán la verdad.
Karim suelta una risa despectiva que poco a poco se va desvaneciendo como su sonrisa falsa.
—Oh, sí, estoy seguro de que el Emperador te creyó. Pero no te hagas ilusiones, Sae. Mi tiempo está llegando.—habla con superioridad, cruzado de brazos. Sus feromonas se vuelven agrias alrededor de la habitación, visiblemente molesto e irritado, pero también con mucha confianza en si mismo.—Pronto cargaré a los herederos del Emperador, y entonces tendré la autoridad que merezco. Y en ese momento, me aseguraré de que pagues por todas tus palabras.—agrega amenazante.
Sae lo mira con determinación. El joven debió estar investigando por su propia cuenta para saber sobre la ventaja que se tiene el concubino que cargue con los hijos del Emperador.
—Puede que tengas tus planes, Karim, pero yo también tengo los míos. Y te aseguro que no me quedaré de brazos cruzados.
Karim se inclina hacia Sae con una sonrisa siniestra.
—¿Venganza, eh? ¿Crees que podrás vengarte de mí?
Sae sostiene su mirada con frialdad.
—Oh, lo haré. Y cuando llegue el momento, no sabrás qué te golpeó.
Karim se burla.
—Interesante. Pero, ¿cómo piensas hacerlo?
Sae lo mira inexpresivo y totalmente ajeno a las palabras del contrario, demostrando que le afectan en nada.
—Si te lo dijera ahora, ya no sería una sorpresa, ¿verdad?
Karim se aparta de la cama de Sae con una risa burlona.
—Estoy deseando ver cómo planeas enfrentarte a mí, pelirrojo.
Después de ese intercambio, Karim se retira hacia su cama y la habitación vuelve a sumirse en el silencio. Sae se recuesta, su mente girando en torno a sus planes y su determinación de no dejar que Karim se saliera con la suya. Sabe que la batalla está lejos de haber terminado, pero está dispuesto a luchar por su justicia y su lugar en el Palacio.
(...)
Los días pasaron en una tensa calma en el Harem. Sae lidia con la hostilidad y el desprecio de la mayoría de los concubinos, quienes lo ven con sospecha debido a las acusaciones que había enfrentado. Aunque la vigilancia evita que se convirtiera en agresión física, las miradas hirientes y los comentarios mordaces son suficientes para pesar en el corazón de Sae, lo suficiente para no olvidar el rostro de aquellos que lo señalan. Sin embargo, su amiga Fátima se mantuvo a su lado, demostrando un verdadero apoyo en medio de la adversidad.
Karim, por su parte, ha adoptado un enfoque distante hacia Sae. El desdén en su mirada y el aire de superioridad siguen presentes, pero ya no busca activamente provocar a Sae. El silencio que se había instaurado entre ellos es un alivio para el Itoshi, pero también lo llena de intriga. Sabe que Karim esta tramando algo, y no puede permitirse bajar la guardia.
Sae encuentra consuelo en sus estudios y en el conocimiento que adquiere. Se sumerge en los libros que le han regalado y se entrega por completo a sus lecciones de baile e idioma. Es una forma de escapar del ambiente tenso que lo rodea y de mantener su mente ocupada con algo más que la injusticia que había enfrentado.
Durante esos días, también dedica tiempo a reflexionar sobre cómo enfrentar a Karim y descubrir la verdad detrás del veneno. Pero también, sobre que hará él con su propia vida.
Mientras planea su siguiente movimiento, mantiene su determinación inquebrantable. No permitirá que la falsedad de Karim prevaleciera. Está dispuesto a luchar por su honor y por la justicia que merece.
(...)
19 de Octubre
La hora de darse baño llega al siguiente día.
En el oscurecer de la tarde, cuando el sol comienza a ceder su dominio al resplandor de las lámparas de aceite en el palacio, el aroma a jazmín y sándalo se mezcla en el aire. Las paredes del hammam—un lujoso baño del Imperio Vorrang—,están decoradas con intrincados mosaicos que destellan tonos de azul, dorado y verde, reflejando la riqueza y la elegancia de la cultura que lo rodea.
El agua, tibia como la caricia de un amante, llena las fuentes y los pozos dispuestos en el baño. Los azulejos fríos bajo los pies descalzos de los Omegas añaden un toque refrescante a la experiencia. Vapor y humedad llenan el aire, ablandando la piel y permitiendo que los músculos se relajen con cada inhalación.
La servidumbre, atentos y silenciosos, ofrecen aceites perfumados como exfoliantes naturales hechos de finos granos y especias. El ruido del agua que gotea y los susurros suaves crean una sinfonía única en este lugar de cuidado personal y purificación.
Los cuerpos desnudos de los Omegas están sumergidos en la tradición mientras comparten este espacio sagrado. Se frotan con jabones perfumados, masajean sus músculos cansados como ríen mientras se cuentan historias y chismes. Aquí, las tensiones del día desaparecen y la camaradería florece por algunos minutos, aunque no todos se juntan con Sae.
Cada detalle en el hammam resalta la importancia de purificar el cuerpo y el alma. Las mentes se liberan mientras el agua fluye, y la comunidad se reúne en un rincón de tranquilidad, recordando su valor y cuidado propio en un mundo que a menudo demanda lo contrario.
Entre el vapor y las fragancias en el aire, Sae se sumerge en la experiencia del baño compartido con los otros concubinos Omegas. La desnudez no resulta ser un problema en ese espacio donde todos están absortos en su propio ritual de limpieza y cuidado personal. Entre ellos no sienten realmente vergüenza, después de todo son de la misma casta y el vapor les ayuda cubrir hasta cierto punto las zonas más íntimas de sus cuerpos. El agua tibia y los aromas envolventes ayudan a relajar su mente, permitiéndole sumirse en sus pensamientos.
Mientras observa su reflejo en las aguas del baño, la memoria de las palabras del Emperador Shidou sobre cargar a sus herederos vuelve a su mente. Es una noción desconcertante y completamente ajena a su vida hasta ahora. La imagen actual de su vientre plano contrasta con la idea de tener un bebé creciendo en su interior. Esa sensación de hinchazón y plenitud es algo que no puede entender del todo, pero que de alguna manera lo intriga, quizás demasiado.
Con la yema de sus dedos acaricia su abdomen, sintiendo la piel lisa bajo su tacto. Se pregunta cómo se sentiría tener ese vientre abultado por el crecimiento de un bebé. Una sensación cálida y curiosa se extiende desde su pecho hasta sus mejillas, haciéndolo sonrojar levemente. Es una idea tierna y a la vez abrumadora, pero Sae todavía no está seguro de si está listo para ello.
Si es lo que realmente quiere, ¿Llevar los hijos de aquel gobernante que estuvo a punto de invadir su reino? Suena extraño por dónde lo vea. Además, nada ni nadie la asegura que Shidou Ryusei esté siquiera interesado en él de esa manera, simplemente ha sido muy amable con él y le explicó sus dudas.
Tal vez ha sido demasiado amable. Además que la última vez que él mencionó el tema lucía incómodo.
En medio de sus pensamientos, continúa bañándose, permitiendo que el agua corriera por su piel y los aromas se impregnaran en su cabello. La noción de cargar a un bebé en su vientre no es algo que pudiera decidirse de la noche a la mañana. Requiere reflexión, más tiempo y quizás un cambio en su perspectiva de la vida que lleva en el Palacio. Sin embargo, no esta dispuesto a descartar la idea por completo. Tal vez, en un futuro no tan lejano, podría considerar la idea con mayor seriedad.
Con ese pensamiento en mente, Sae se centra en el momento presente, disfrutando de la sensación del agua y los aromas, y dejando que el tiempo fluyera en el baño compartido. El futuro sigue siendo incierto, pero esta dispuesto a enfrentarlo con valentía y determinación, como lo había hecho desde que llegó al Palacio en contra de su voluntad.
(...)
El Itoshi se encuentra inmerso en la lectura de los libros de historia de los emperadores antiguos y sus costumbres. A medida que recorre las páginas, descubre patrones y tradiciones que han moldeado el destino del imperio a lo largo de los años. La información sobre los emperadores y sus relaciones con los concubinos llamó su atención de manera particular.
Lee sobre cómo los últimos emperadores habían tenido hijos con varios concubinos, lo que creaba una especie de competencia indirecta entre los Omegas para asegurarse un lugar de influencia. La idea de que el primer hijo llevara consigo cierta autoridad sobre los demás resuena en su mente. Es un sistema complejo y a la vez intrigante, una dinámica de poder que había existido durante generaciones.
No puede evitar pensar en Shidou y su madre, en la posibilidad de que siguieran esta tradición en la elección de concubinos y la forma en que se relacionarían con ellos. Aunque no tiene la certeza sobre los futuros planes del Emperador, una idea empieza a germinar en su mente. Una idea que mezcla curiosidad, deseo y una chispa de ambición.
Ambición de poder.
En su pensamiento más profundo, Itoshi Sae empieza a considerar la posibilidad de ser el primero en tener un hijo con el Emperador. No solo por la autoridad que pudiera otorgarle, sino por lo que significaría estar más cerca de Shidou, por tener un lazo que trascendiera su posición en el harem. La idea de ser el primero, de ser especial de alguna manera, lo llena de un extraño sentido de determinación.
A medida que cierra los libros y se prepara para descansar, Sae sabe que esa idea no sería fácil de llevar a cabo. Hay muchos factores en juego, incluyendo los sentimientos de Shidou y la política del palacio. Pero, en medio de la oscuridad de su habitación, siente una chispa de ambición arder en su interior. Una chispa que lo impulsa a tomar decisiones que cambiarán su destino en el palacio y hasta en la vida del Emperador.
Lo último que piensa Sae antes de dormir, es que Karim es más astuto de lo que creyó, porque para idear todo un plan en contra de él, no tienes que ser un tono.
Realmente bajó la guardia al creer que el Omega castaño carecía de astucia, pero apartir de ahora, jamás lo volvería a subestimar y por lo tanto, jamás volvería a caer en sus engaños y manipulaciones.
Probablemente se tarde mucho en vengarse de todos aquellos que lo han humillado y traicionado, pero se jura así mismo que se las pagarán.
Palabras: 2,600
Escritor: JaquiiAleWorld
Fecha de publicación: Sábado 09 de septiembre del 2023.
Fandom: BlueLock.
Nota del escritor:
Ya no falta mucho para la escena de apareamiento.
Ahora sí, me despido porque voy a comer unas ricas enchiladas de mole.
Hasta la próxima~
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