✒Acto X.

Noche del trece de octubre.

La oscuridad del calabozo es asfixiante, solo rota por la tenue luz de la lámpara de aceite que Shidou Ryusei lleva consigo. El ambiente es frío y húmedo, el olor que flota en el aire es desagradable. Sin embargo, el Emperador está determinado a enfrentar la situación y a ver a Sae por sí mismo.

Fue un viaje largo, hasta llegar a la celda en donde escoltaron al pelirrojo tardó casi media hora en llegar ahí.

Los guardias y Hakim se alejaron lo suficiente para darles privacidad, dejando a Shidou solo con la lámpara en mano. Caminó con paso lento pero firme hacia la celda donde Sae esta recluido, su corazón latiendo con ansiedad y angustia. Al llegar frente a la celda, la imagen que se le presenta simplemente le rompió su corazón en pedazos.

Sae yace en el sucio suelo, en una posición que parece ser la única manera de encontrar algo de comodidad en ese ambiente inhóspito. Su cuerpo tiembla, ya sea por el frío del lugar a esas horas o por su estado debilitado. La vista del pelirrojo en esas condiciones es devastadora para el rubio, y su enojo anterior se disipó, dejando solo preocupación, desconcierto y dolor.

El moreno llama a Sae en voz moderada, sus palabras resonando en el silencio opresivo. El contrario, que parece estar medio dormido, poco a poco levanta la cabeza, sus ojos encontrándose con los del Alpha. Una mezcla de sorpresa, confusión y esperanza cruza por los ojos del pelirrojo, como si no pudiera creer que el moreno realmente estuviera allí.

—Sae...—pronuncia el Emperador con suavidad, su voz llevando un matiz de tristeza y preocupación.—Soy yo, Ryusei.

La voz rasposa de Sae responde casi de inmediato, aún cargada de incredulidad.

—¿Es... es realmente usted, su Majestad? ¿O es solo mi corazón jugándome una cruel broma?

Shidou siente un nudo en la garganta al escuchar la voz débil y rasposa de Sae, pero su determinación no flaquea. A duras penas mantiene el motivo de porque está ahí. Necesita escuchar solo algunas palabras de lo que el pelirrojo tenga que decir.

—Sí, Sae, soy yo. No estás soñando. Vine a hablar contigo.

Sae se incorpora con esfuerzo, sus ojos se enfocan en el Alpha como si no pudiera creer su propia percepción. Sus palabras son un susurro roto por la fatiga.

—No puedo creerlo, que después de todo lo que... ha pasado...—jadea cansado, tragando saliva varias veces para humedecer un poco su garganta.

Ryusei siente una urgencia incontrolable por ayudar a Sae, por sacarlo de esa celda y lejos de esas condiciones inhumanas. A pesar de su apariencia descuidada y el hedor que emana de él, el rubio solo ve al Omega que había empezado a importarle. Quiere abrazarlo fuerte, pero no tanto para no lastimarlo. Quiere llenarlo de besos e inundar lo de sus feromonas para protegerlo y darle un poco de su cariño, no le importa  si está sucio o mal oliente, solo quiere ayudarlo y sacarlo de ahí.

—Sae, quiero que sepas que estoy aquí para averiguar la verdad.—dice, su voz cargada de sinceridad pero con una pizca de tristeza y amargura.— Necesito saber lo que realmente sucedió, y no tomaré ninguna decisión hasta que me hayas contado tu versión de los hechos.

Los ojos de Sae brillaron con una mezcla de emociones: alivio, incredulidad y gratitud. Sin embargo, su expresión también refleja la tristeza y la angustia que ha estado experimentado en estos días de encierro. Con una voz quebrada por la fatiga y la emoción, Sae habla con esfuerzo.

—Su Majestad, yo... yo no hice eso. No sé cómo terminó el veneno debajo de mi cama, pero le juro por el amor a mis libros, que no soy el culpable.

El Emperador asiente, creyendo en las palabras del pelirrojo sin dudarlo. A pesar de las acusaciones y las circunstancias, su instinto le dice que hay algo más en esta historia. Ha visto suficiente en los días que han compartido para reconocer la sinceridad en los ojos del Omega que tanto le ha llamado su atención.

—Descuida, Sae. Escucharé tu historia, y juntos resolveremos este asunto.—promete, su voz llena de determinación.—Nadie será condenado sin pruebas concretas. Encontraré la verdad.

Las palabras de Shidou trajeron un rayo de esperanza a los ojos del Omega, que habían estado nublados por la desesperación y la frialdad que lo consumieron en aquel cerrado como oscuro lugar.

La urgencia en el estómago de Sae resuena fuerte en el silencio del calabozo, alertando al rubio de la debilidad y el hambre que sufre el Omega. Sin perder más tiempo, el moreno se apresura a pedir que abran la celda, aprovechando su autoridad como Emperador. Los guardias obedecieron de inmediato, y Shidou entra en la celda con rapidez como determinación.

El olor rancio y la suciedad que impregnan el lugar son desagradables, pero eso no importa en ese momento. Lo único en lo que Ryusei puede concentrarse es en Sae, en la figura exhausta y demacrada que yace en el suelo. El Omega trata de alejarlo, alegando que esta sucio y maloliente, que está en condiciones asquerosas, pero el Alpha hace caso omiso de eso. Sin dudarlo, se agacha y con cuidado levanta a Sae en sus brazos, pegándolo contra su pecho para darle un poco de su calor, darle seguridad y un poco de comodidad en lo que salen de ese lugar.

—Sae, no importa cómo te veas en este momento. Lo único que importa es que estás a salvo ahora.—murmura Shidou con voz suave mientras sostiene al Omega con ternura. Sae parece rendirse ante la debilidad que siente y cae dormido en los brazos del Alpha, lo que aumenta la preocupación del Emperador, sospechando del débil estado en qué se encuentra el pelirrojo.

Rápidamente, sale de la celda, cargando a Sae en sus brazos con una delicadeza que contrasta con la rudeza del calabozo. Los guardias siguen a su lado, siguiendo sus órdenes sin cuestionar las. Hakim está tan sorprendido por la acción del Emperador, pensó que interrogaria al Omega no que lo cargaría el mismo dejándolo libre, pero no puede objetar nada por lo que se mantiene callado y con palabras de incredulidad en la garganta. No sabe cómo sentirse al respecto pero nota la gran preocupación de su Majestad en aquel concubino pelirrojo, ¿Se meterá él en problemas? Solo hizo su trabajo, actuó rápido y en silencio para no armar un alboroto grande, además que no se fia del Omega, no hasta que se demuestre que realmente es inocente.

El Alpha lleva a Sae hasta su habitación, su mente trabajando a toda velocidad para encontrar una solución.

Una vez en su recámara, Shidou pide urgentemente la presencia de un médico y varias sirvientas. Los médicos llegaron rápidamente y se apresuraron a examinar a Sae, mientras las sirvientas se encargaron de limpiarlo y cambiar su ropa antes de la llegada los especialistas. El Alpha permanece cerca, observando con angustia mientras los expertos evalúan el estado de salud de Sae.

Finalmente, el médico se acerca a Shidou y le informa que Sae tiene fiebre alta y está severamente desnutrido. Había estado en condiciones inhumanas durante demasiado tiempo, lo que ha debilitado gravemente su sistema inmunológico. Ryusei asiente con seriedad, tomando la información en cuenta.

Después de que Sae es cuidadosamente atendido, el Emperador permanece a su lado. El Omega está inconsciente, su respiración irregular y su rostro pálido. Shidou se siente abrumado por la culpa y la ira, pensando en todo lo que Sae ha tenido que soportar injustamente en su ausencia.

Se promete a sí mismo que no descansaría hasta descubrir la verdad detrás de todo esto y asegurarse de que Sae sea tratado con justicia. Está dispuesto a hacer lo que sea necesario para limpiar el nombre de él y asegurarse de que no vuelva a sufrir. Su determinación es inquebrantable, y esta decidido a enfrentar cualquier obstáculo para lograrlo.

(...)

Luego de un día entero de descanso reparador, Sae despierta en la lujosa habitación del Emperador, rodeado de comodidad y calidez. La fiebre se había retirado y su cuerpo se siente revitalizado. El acogedor aroma del lugar y la suavidad de las sábanas le recordaron cuán diferente es su situación ahora en comparación con la oscura celda en la que estuvo encerrado por días.

Mientras reflexiona sobre los eventos recientes, el Itoshi comienza a considerar la posibilidad de que Shidou Ryusei no es tan malo como había creído inicialmente. Después de todo, el Emperador lo había sacado del calabozo sin dudar ni un poco de sus palabras y lo ha estado cuidado con tanta preocupación y gentileza. El gesto ha sido tan inesperado y reconfortante que el Omega no puede evitar cuestionar sus prejuicios anteriores así como reconsiderar tanto sus sentimientos como emociones entorno al Alpha de cabellos rubios y piel canela.

Justo en ese momento, la puerta de la habitación se abre y Ryusei, el propio Emperador, entra. Sus ojos se encuentran, Sae siente un pequeño rubor en sus mejillas al darse cuenta de que ha sido sorprendido observándolo. Shidou se acerca a él con una sonrisa suave, tomando su temperatura y asegurándose de que se sienta bien.

—Sae, me alegra ver que has despertado y te sientes mejor.— dice el Alpha con voz cálida, su mirada llena de sinceridad como un cariño especial.—He estado muy preocupado por ti.

Sae asiente, sus palabras escapando en un susurro. Decide que es tiempo de ser respetuoso y agradecido con el moreno, está vez de forma sincera y no hipócrita.— Gracias, Majestad. Realmente aprecio lo que ha hecho por mí.

Ryusei acaricia su mejilla con ternura, y luego, con una suavidad que sorprende al contrario, le da un beso en la frente. Es un gesto lleno de cariño y protección, y Sae siente que su corazón late un poco más rápido mientras se cuestiona el porque de aquel repentino gesto ¿romántico?¿Tierno? Totalmente inesperado.

—No tienes que agradecerme, Sae.— responde Ryusei, su voz tranquila pero llena de sinceridad.—Estoy aquí para asegurarme de que estés a salvo y en buen cuidado.

Sae asiente nuevamente, sus ojos encontrándose con los del Emperador. En ese momento, todo parece tan diferente de lo que había imaginado. Aunque su deseo de venganza sigue ardiendo en su interior, también comienza a considerar la idea de que tal vez, solo tal vez, hay más en Shidou de lo que había visto y juzgado inicialmente.

La mañana avanzó mientras el Itoshi disfruta de un desayuno tardío en la tranquilidad de la habitación. El aroma de la comida llena el aire, y mientras degusta los alimentos, Shidou se une a él en la pequeña mesa. Hay una atmósfera de calma y confianza que no han experimentado antes.

Después de un breve silencio, Shidou rompe el hielo.

—Sae, quiero hablar contigo sobre lo que sucedió. Sé que otro concubino tiene algo que ver en esto, pero las pruebas son limitadas.—explica brevemente, ya habló seriamente con Hakim.—¿Tienes idea de por qué él haría esto?

Sae toma un sorbo de jugo de uva antes de responder con seguridad y amargura al recordar lo sucedido.

—El concubino Karim y yo no nos llevamos bien desde que lo confronte hace varios días. Parece tener algún tipo de rencor contra mí, pero no estoy seguro de por qué. No he interactuado mucho con los demás concubinos, así que no puedo pensar en ningún motivo claro.—explica brevemente, está seguro de que él ha sido el culpable, pero lo que sigue sin entender es como consiguió Karim ese tipo de sustancia peligrosa, no debe ser ni un poco fácil.

Piensa inclusive, que seguramente recibió ayuda de afuera. Lo cuál resulta todavía más sospechoso y extraño. ¿Tendrá acaso Karim influencia más allá del Harem?

Le resulta increíble como aterrador, aquel Omega es más peligroso de lo que creyó.

Shidou asiente, pensativo.

—Entiendo. No puedo ignorar que tu historial aquí no ha sido el más fluido, con tu intento de escape y todo eso. Pero no puedo creer que hayas intentado envenenarme. ¿Por qué tendrías el motivo para hacerlo?

Sae baja la mirada, frunciendo el ceño en frustración.

—No tengo motivo, Majestad. Y aunque hubiera tenido alguna razón para estar enojado, no tengo acceso a veneno ni nada por el estilo.

El rubio suspira, apoyando su cabeza en una mano mientras reflexiona.

—Tienes razón, Sae. No hay pruebas concretas en tu contra. Pero tampoco las hay a tu favor. No hay testigos que te respalden ni siquiera a ese tal concubino Karim. —hace una breve pausa, es difícil la acusación en la que se encuentra el Omega pelirrojo, pero él se encargará de defenderlo.— Además, hay muchos celos y rivalidades en el harem que podrían haber llevado a esto.

Sae asiente, comprendiendo la complejidad de la situación. Curioso y con interés, pregunta:

—Entonces, ¿qué va a pasar ahora?

Shidou se recuesta en su asiento, mirando fijamente a Sae con cierto temple pensador y de intriga.

—Voy a investigar esto a fondo. No puedo dejar que esto quede impune, pero tampoco puedo culparte sin pruebas sólidas. Mientras tanto, te liberaré de cualquier culpa. No mereces estar encerrado en aquel horrible lugar por algo que no has hecho.—argumenta con seguridad y autoridad en sus palabras.

Sae levanta la vista, sus ojos encontrándose con los de Ryusei nuevamente, en la única persona que de momento, le ha creído sobre otros. Aunque había sido escéptico al principio, comienza a ver en el Emperador un deseo genuino de justicia y protección. Pero tampoco quiere confiarse demasiado, algo dentro de él está seguro que Shidou quiere conseguir algo de él, sino, ¿Por qué lo estaría ayudando?

Nada en esta vida es gratis, el Emperador quiere algo de él, no cree que alguien que considero o incluso estuvo a punto de invadir su reino y secuestro a varios Omegas para tenerlos de concubinos en un Harem sea tan bondadoso y buena gente. Solo que aún no sabe qué quiere exactamente, pero por mientras debe mostrarse respetuoso y hasta fingir amabilidad con él.

—Gracias. Aprecio mucho su confianza en mí.

Shidou sonríe levemente.

—No necesitas agradecerme. Solo quiero que sepas que estoy dispuesto a encontrar la verdad, sin importar las dificultades. Y si alguien te ha hecho daño injustamente, haré todo lo posible por enmendarlo.

Sae asiente mucho más seguro, sintiendo un peso levantarse de sus hombros. Por primera vez en mucho tiempo, comienza a creer que puede realmente salir adelante. Y aunque el camino aún es incierto, está dispuesto a enfrentarlo y esta vez, no está solo.

El pelirrojo insiste en estar seguro de que el culpable es Karim, pero el Emperador le explica que no puede tomar medidas contra él porque no hay pruebas contundentes, lo cuál no deja convencido a Sae en lo absoluto y lo lleva a cuestionar de porque su palabra no vale o no tiene más que peso que la de Karim.

Ryusei comenta que esto se debe a que ambos son concubinos, son de la misma posición dentro del Palacio, la palabra de ninguno de los dos puede valer más que la otra como medio de prueba definitiva en estos casos, a pesar de que él confía mucho en Sae, no será suficiente para castigar a Karim, y de hacerlo, podría causar un gran escándalo por hacerlo sin pruebas suficientes y contundentes, trayéndole mala reputación. El Itoshi cuestiona si existe alguna forma de que pueda hacer algo al respecto.

El moreno lo piensa detenidamente, un poco ansioso por explicarle.

Sae escucha atentamente las palabras del Emperador, su mirada se mantiene fija en el Emperador mientras procesa la información. La idea de que la única forma de que su palabra tenga más peso que la de Karim fuese tan radical lo deja sin aliento. Cuando Shidou menciona la posibilidad de cargar a sus hijos, su corazón da un vuelco, y siente un sonrojo intenso en sus mejillas. No espera que la conversación tomara este giro.

Había pasado un buen tiempo desde la última vez que alguien le mencionó de frente la idea de tener bebés que ahora lo desconcierta.

—¿Cargar a los h-hijos del emperador?— susurra Sae, como si tratara de asimilar la idea, incluso balbuceó un poco.—¿Eso realmente será necesario?

Ryusei parece un poco incómodo al igual que Sae. Mira hacia otro lado, claramente afectado por el tema.

—Es una tradición antigua en la familia imperial. A lo largo de la historia, ha sido una forma de establecer la lealtad y el poder de los concubinos. Pero entiendo que es una decisión importante y personal. No espero que tomes una decisión de este tipo de manera apresurada.—explica con detalle, estrictamente aclarando que es tradición de varias generaciones atrás con el ensamble más serio y natural posible.

"Aunque en el fondo deseas hacerle bebés a Sae." Aulla su Alpha interior, lo cuál intenta ignorar.

Sae baja la mirada, jugando con los bordes de la manta que cubre sus piernas. El rubor en sus mejillas no desaparece, y su mente está llena de pensamientos confusos. Por un lado, la idea de tener un hijo con el Emperador le parece abrumador. Pero por otro lado, la idea de tener más influencia en el palacio y poder para probar su inocencia es realmente tentadora.

Piensa que si le da un bebé a Shidou Ryusei, entonces puede significar mucho más y tener cierta autoridad como protección en el Palacio, puede incluso hacer algo en contra de Karim de manera más rápida y eficaz.

No obstante, sigue siendo una decisión que necesita reflexionar por un tiempo más, no debe tomarse a la ligera.

—No sé qué decir....—murmura, su voz un poco temblorosa.—Es una decisión tan grande y... personal. Además, no sé si yo... estaría calificado para eso.

Shidou se acomoda en su asiento, mirando a Sae con una expresión suave.

—Sae, entiendo que esto es mucho para procesar. No espero que tomes una decisión ahora mismo. la última cosa que quiero es presionarte.

Sae asiente lentamente, agradeciendo la comprensión del Alpha. Aprecia que le dé tiempo.

El rubio sonríe cálidamente.

—Por supuesto. Lo más importante es que te sientas cómodo con cualquier decisión que tomes. Si alguna vez quieres hablar más sobre esto o necesitas consejo, estoy aquí para escucharte.

Sae asiente nuevamente, sintiendo un poco de alivio ante la actitud comprensiva del Emperador.

El pelirrojo le pide a su Majestad volver al Harem ya que se siente mucho mejor, que se cuidara de cualquier cosa y no se dejará pisar por nadie.

De su cabeza no se saca la idea de cargar al bebé de Shidou Ryusei.







Palabras: 3,111
Escritor: JaquiiAleWorld
Fecha de publicación: Viernes 08 de septiembre del 2023.
Fandom: Blue Lock.
Nota del escritor:
No me aguante las ganas de publicarlo de una.
Spoiler: más adelante en la historia saldrá el personaje de Kaiser. Aún falta muchos capítulos, está será la primera y última vez que lo mencioné.
En fin, nos vemos la próxima!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top