✒Acto VIII.

En el fresco y soleado amanecer del diez de octubre, mientras el Palacio del Emperador se llena con los suaves aromas de las flores en los jardines, los concubinos se encuentran disfrutando de un desayuno ligero compuesto por una variedad de frutas exóticas. Entre la conversación y la risa suave, un par de servidores se aproximaron junto a Leila, la mujer encargada de los concubinos. Vienen cargando con algo inusual, un estante adornado con una tela fina.

El murmuro de sorpresa y curiosidad se esparce como el aroma de las flores en primavera. Todos los ojos se fijaron en el pequeño séquito mientras se van acercando. Incluso Karim, el concubino bailarín que anteriormente se había burlado bastante de Sae, se queda momentáneamente sin palabras.

Leila sonríe con diversión mientras dirige la atención de todos hacia el Omega pelirrojo.

—Hoy, tenemos un regalo para nuestro apreciado concubino Sae.— anuncia con una mezcla de emoción y formalidad. El nombrado se siente avergonzado por tanta atención innecesaria.

Los sirvientes depositaron cuidadosamente el estante ante él, revelando una colección de libros finamente encuadernados, cada uno cuidadosamente seleccionado para explorar la cultura, la historia y las tradiciones del Imperio Vorrang.

Los ojos de Sae se iluminan con genuina emoción mientras admira los libros, pasando sus dedos por los relieves y las letras doradas en las cubiertas. Su sorpresa se mezcla con gratitud, pero se asegura de mantener sus emociones bajo control. Agradece a Leila y a los sirvientes con una inclinación respetuosa de cabeza, y su mirada cae entonces en el elegante postre que acompaña los libros.

Es un postre elaborado y exquisito, una creación culinaria que refleja la atención meticulosa que el Palacio Imperial pone en cada detalle. Sae no puede evitar sonreír por dentro mientras se acerca a él, tomando un momento para apreciar su belleza y fragancia. Sin embargo, pronto nota a la concubina que lo había defendido en su enfrentamiento con Karim. Ella le sonríe amistosamente.

Cuando los sirvientes se retiraron y la atención volvió a la mesa donde los concubinos disfrutaban de su desayuno, Sae no puede resistir compartir de su regalo, pero solo con una persona en lo particular.

—Parece que mi regalo de cumpleaños no llegó tarde después de todo.—anuncia con cierto entusiasmo.

La concubina que lo había ayudado se acerca curiosa.

—¡Vaya, Sae! Es realmente maravilloso. ¿Qué te dieron exactamente?—pregunta en voz alta, para que el resto de concubinos, especialmente Karim, Yasmín y Yolanda escucharán y se les llenará la boca de espuma de la rabia.

Sae señala los libros con un gesto sencillo y calmado.

—Estos son libros que exploran la cultura y la historia de este imperio. Y este...— continúa, señalando el postre con humor.—Es una obra maestra culinaria que, debo admitir, me resulta difícil resistir.—agrega, por esta ocasión, no le desagrada tanto Ryusei.

La concubina se ríe y asiente.

La forma de hablar de Sae siempre le ha parecido tan elegante y con etiqueta, incluso cuidadoso. Tiene curiosidad de saber cuál fue la vida del pelirrojo antes de llegar al Harem.
Claro, no es la única que siente intriga por ello.

—Me alegro mucho por ti, Sae. Parece que el Emperador reconoció tu aprecio por el conocimiento y tus buenos modales.

Sae asiente con gratitud, y mientras comparte el postre con la Omega Fátima, la única que se ha esforzado por ganarse su confianza y ser leal, no puede evitar pensar en el toque de Shidou en ese regalo. Es como si el Emperador hubiera tomado el tiempo para entenderlo mejor, y eso lo hizo sentir un poco conectado en un lugar que todavía esta lleno de secretos y enigmas.

Después de un desayuno agradable y lleno de conversaciones amenas, Sae y Fátima se retiraron a un rincón tranquilo del Palacio, donde el sol se filtra a través de las ventanas, creando un ambiente sereno. Con cuidado, comenzaron a hojear los bonitos libros que han sido regalados a Sae, sumergiéndose en las páginas llenas de conocimiento y cultura.

Sin embargo, la tranquilidad se vio interrumpida por la llegada del Omega castaño y su grupo de seguidores. Karim había demostrado ser el tipo de concubino que disfruta causando discordia, y parece que hoy no sería diferente. Se acerca a Sae con una sonrisa que pretende ser amable e inocente, aunque sus palabras pronto tomaron un tono sarcástico.

—¿Es tu cumpleaños, pelirrojo? ¡Feliz cumpleaños entonces!.—dijo con una risa que resuena en el aire.

Sae levantó la vista de los libros con una sonrisa educada pero cautelosa, sabe que no puede fiarse de las palabras del oji azul, que posiblemente algo trama, pero aún así, no fue grosero.

—Gracias, Karim.

El tono ligero de la conversación cambió abruptamente cuando Karim continúa con sus comentarios.

—¿Cuántos años dices que cumples, pelirrojo?

—Diecinueve.

—Oficialmente eres el más viejo del Harem.— dice en burla.—¿Y qué pediste en tu cumpleaños? Oh, libros, ¡qué emocionante! Pero espera, ¿en serio crees que los libros son para nosotros, los Omegas? Vaya, eso suena tan divertido y emocionante...—dice, evidentemente sarcástico, cruzado de brazos y haciendo una mueca de fastidio en sus labios.

Fátima y Sae intercambiaron una mirada, conscientes de la malicia en las palabras del Omega castaño frente a ellos. Sae está acostumbrado a su actitud desde hace un tiempo, pero esta vez, esta decidido a no dejar que sus comentarios pasaran sin respuesta.

Había creído que ignorandolo bastaría, pero ahora cree que eso solo alimenta al castaño para seguir ofendiendo lo y decir cosas despectivas. Esta claro que sí se deja molestar, el otro no se detiene, se seguirá creyendo con la autoridad de seguir menospreciando lo.

—Quizás no sean emocionantes para todos, pero para mí lo son.— responde Sae en un tono de voz moderado y firme.—No todos valoramos las mismas cosas, Karim. Algunos de nosotros disfrutamos aprender y expandir nuestro conocimiento.

Karim ríe con desdén.

—¡Oh, claro! Los libros son tan emocionantes, ¿verdad? Pero, ¿qué ganas con eso? No te ayudarán a destacar aquí, pelirrojo.

Sae alza una ceja, un atisbo de desafío en su mirada. Si hay algo que no logra entender de ese chico, es porque sigue insistiendo en lo mismo, ¿Qué le hizo creer que a él le importa destacar ahí?¿O qué siquiera está interesado en el Emperador?

Él no olvida su rencor, que lo han traído ahí en contra de su voluntad bajo la categoría de concubino. ¿interesado en su Majestad?

—No necesito destacar de la manera en que tú lo haces, Karim. Tengo mis propias metas y preferencias.

El tono de Karim se volvió más mordaz.

—¿Celoso de que el Emperador te haya dado libros en lugar de joyas y vestidos? Debe ser triste ser tan olvidado.— menciona con cizaña.

Las palabras del más joven causaron una pausa en la conversación, pero Sae no piensa permitir que lo afecten. Se puso de pie, enfrentando a Karim con determinación en sus ojos.

—No necesito la aprobación del Emperador para saber mi propio valor, Karim. Y si estás tan preocupado por mis regalos, tal vez deberías ocuparte más de tus propias aspiraciones.

Karim se ve momentáneamente sorprendido por la respuesta contundente de Sae, pero rápidamente recupera su compostura y suelta una risa burlona.

—Oh, lo siento si te he ofendido, Sae. No sabía que los libros significan tanto para ti. ¡Que te diviertas con tus páginas aburridas!

El mayor mira a Karim con una mirada firme pero tranquila.

—Gracias, Karim. Disfrutaré cada página aburrida y aprenderé algo nuevo. Eso es lo que realmente importa para mí.

La discusión continúo con Karim lanzando sus comentarios desdeñosos y Sae respondiendo con firmeza. En medio de la tensión, Sae decide agregar su propio punto de vista, ya bastante irritado por la actitud del castaño.

—No sé en qué mundo vives, Karim, pero aquí una cara bonita no es suficiente.—dice aquel que fue príncipe en su propio reino, su tono calmado pero determinado. —Sí, es importante cuidar de nosotros mismos, pero eso no es todo. Nuestro valor no se reduce a solo apariencias físicas.

Karim suelta una risa burlona, como si cada palabra suelta por Sae le pareciera tan divertida y absurda.

—¿En serio, pelirrojo? ¿Crees que tus libros te harán sobresalir en el Harem?—lleva sus manos a sus caderas, frunciendo las cejas.— Mira a tu alrededor, todos aquí saben qué es lo que realmente importa.

Sae se mantiene firme. Le parece inaudito que el chico no le dejé en paz ni un solo día.

—Quizás tengas razón en que el físico es un aspecto que se valora aquí, pero no es el único. Hay más en cada uno de nosotros que solo eso. No todos piensan como tú.

Karim se acerca a Sae, su mirada desafiante.

—Vamos, pelirrojo, no trates de engañarte. Mira lo que he logrado aquí con mi apariencia. ¿Crees que alguien recordaría tu nombre si no fuera por tu intenso cabello rojo?

Sae lo mira directamente a los ojos.

—Te equivocas si piensas que eso es lo único que tengo para ofrecer. No necesito que todos recuerden mi nombre. Prefiero que recuerden mis acciones y mi carácter.—le responde frío, con una pizca de pena hacia el contrario.

Karim suelta un bufido, aparentemente frustrado por la actitud desafiante de Sae. En el fondo, le molesta que el pelirrojo no se muestre sumiso ante él y le dé pelea. No parece ser un chico fácil de intimidar o manipular como al principio creía. Es más, a diferencia del resto que ha observado atentamente cuando comen y como caminan, Sae le parece muy elegante y formal su forma de ser, pero también apartado de los demás, aburrido.¿Cuál es su verdadero origen?

—Bueno, adelante, sigue con tus libros y tus ideas aburridas. Ya veremos cuánto te ayudan aquí.

Sae se gira para marcharse, pero no pudo evitar agregar una última frase.

—No subestimes a los demás, Karim.

Con esas palabras, Sae se vuelve hacia Fátima, dejando a Karim junto a su actitud arrogante y su grupo detrás. Aunque la tensión flota en el aire, Sae se siente satisfecho por haber defendido su elección y sus valores. En un lugar lleno de intrigas y rivalidades, está decidido a seguir siendo fiel a sí mismo y a sus propios objetivos.

Aunque haya gente que no piense a igual a él.

En este lugar, no solo debe importar una cara bonita.

(...)

El anochecer desciende sobre los jardines del palacio, teñiendo el cielo con tonos dorados y rosados. Sin embargo, una atmósfera inusual pesa en el aire. Los concubinos, al ser todos omegas, comenzaron a actuar nerviosos y ansiosos, como si una extraña inquietud se hubiera apoderado de ellos. Las miradas se cruzan con cierto desconcierto, mientras los susurros de confusión llenan el ambiente.

La incertidumbre flotó durante la noche, pero al despertar al siguiente dia, la razón detrás del comportamiento anormal se hizo evidente. Una parte considerable de los Omegas han entrado en su período de celo. Para ser más exactos, un total de ocho concubinos, más de la mitad del grupo.

El palacio toma medidas rápidas y cautelosas, llevando a los concubinos afectados a habitaciones individuales para su aislamiento y cuidado. Se sabe que en un período de celo puede durar de dos hasta cinco días enteros, todo depende del individuo y bajo el ambiente en el que se encuentre.

La situación no es ajena para Sae, quien se encuentra entre los concubinos que no están siendo afectados por su celo, incluyendo a Karim y algunas otras concubinas. Al ser tan pocos los que no están bajo el celo, fueron autorizados a pasear bajo cierta supervisión en los jardines.

Sae, distanciándose de las demás, encuentra refugio junto a una fuente, donde puede empezar a leer uno de los libros que había recibido en su cumpleaños.

Con la vista sumergida en las páginas, trata de distraer su mente de los acontecimientos que ha vivido. La información sobre la historia y la cultura de la tierra en la que ahora se encuentra lo absorbe, permitiéndole escapar momentáneamente de las circunstancias a su alrededor.

Mientras tanto, Karim y otras concubinas se encuentran en diferentes áreas de los jardines, cada uno lidiando con sus propios pensamientos. El aislamiento y las medidas de precaución son necesarios para evitar situaciones indeseadas.

Para Sae, ese momento de tranquilidad relativa y concentración en sus lecturas se convierte en un pequeño oasis en medio de la pequeña preocupación que lo rodea, ya que Fátima si entró entre los concubinos que entraron en celo y no la verá en al menos, dos o hasta tres días enteros.

Por esta ocasión, al menos Karim no parece interesado en molestarlo y está en su propio mundo, cosa que le alivia y calma. Puede disfrutar de su soledad y de la lectura bajo el sonido del agua cayendo en la fuente y el aroma de las flores que los rodea.

Aunque en algún punto que no se ha dado cuenta, Karim se aleja lo suficiente y habla con uno de los guardias, pidiendo ir al baño con total urgencia y que regresará lo más pronto posible.

Claramente tiene otras intenciones que nadie podría sospechar.


(...)

Shidou Ryusei, acompañado por su querida madre, avanza hacia el carruaje que los llevará fuera del palacio por asuntos de estado. La madre del emperador, Himari,  vestida en ropas elegantes y llevando consigo su autoridad, camina con gracia a su lado.

Sin embargo, mientras se dirigen al carruaje, los ojos de Shidou se desviaron de su madre—quien por unos instantes se adelantó—,y se posaron en los jardines, donde un pequeño grupo de concubinos disfruta de su tiempo al aire libre, de los colores y aromas de las flores y la belleza de la naturaleza. Entre ellos, su mirada se encuentra con Sae, el Omega pelirrojo. Él esta sentado cerca de una fuente, sumergido en uno de los libros que Shidou le había obsequiado.

A pesar de los asuntos importantes que lo requieren, el rubio no puede evitar sentir una extraña sensación de alegría y emoción al ver a Sae. La belleza del omega pelirrojo se destaca entre las flores y la naturaleza que lo rodea, creando una imagen que parece sacada de un cuadro. Shidou admira la concentración de Sae mientras lee.

Las palabras de su madre lo sacaron momentáneamente de su ensimismamiento, recordándole la razón de su presencia allí. Pero incluso mientras se dirigen al carruaje y emprenden el viaje, la imagen de Sae sigue resonando en su mente. No puede evitar sentir una curiosidad creciente hacia el Omega, un interés que va más allá de la superficialidad y que se ancla en una fascinación genuina por la persona que esta descubriendo en medio de un lugar lleno de secretos y protocolos.

Dentro del carruaje, mientras se dirigen a su destino, Ryusei aprovecha la oportunidad para cuestionar a su madre sobre la situación de los concubinos en el jardín. La respuesta de su madre deja en claro que la inusual cantidad de omegas en el jardín se debe a que varios de ellos están pasando por su período de celo, lo que requiere un aislamiento temporal para evitar problemas. Shidou asiente comprensivo mientras su madre explica las precauciones tomadas, sabiendo que el celo puede ser un asunto delicado y peligroso si no se maneja adecuadamente. Sobre todo se pidió que quienes estén al cargo de los concubinos en celo, sean Betas u otros Omegas más adultos, ya que algún Alpha al cuidado podría ser muy peligroso.

La conversación da un giro inesperado cuando su madre cambia de tema y pregunta si hay algún concubino en particular que le llamara la atención, alguien que fuese su "favorito".

Shidou se siente momentáneamente sorprendido por la pregunta, tratando de disimular su leve nerviosismo con una sonrisa. Las palabras de su madre le hicieron considerar si su interés por Sae ha sido más evidente de lo que pensó, a pesar de la brevedad de sus interacciones.

Ryusei deja escapar una risa suave, tratando de relajar la situación.

—Madre, no puedo decir que haya un favorito en este momento. Después de todo, apenas los estoy conociendo.— responde con sinceridad. Es cierto que Sae ha capturado su atención de manera única, pero no está seguro de cómo explicar ese sentimiento en palabras.

La intrigante personalidad del Omega pelirrojo, su apertura a la lectura y su forma de enfrentar las situaciones han dejado una impresión en Shidou que va más allá de lo superficial.

Su madre sonríe con complicidad, como si supiera que existe más en esa respuesta de lo que su hijo está dispuesto a admitir en ese momento.

—Entiendo, hijo mío. A veces, las conexiones más significativas no se desarrollan de inmediato. Tómate tu tiempo para conocer a aquellos que te rodean.—aconseja con sabiduría.

El más joven asiente, agradeciendo internamente el consejo de su madre. Aunque su conexión con Sae es aún incipiente—que apenas está brotando—, siente que hay algo especial en ella, algo que va más allá de las apariencias y las formalidades del harem. Mientras el carruaje avanza por el camino, Shidou se permite un momento de reflexión.

Las palabras de su madre resonaron en el aire del carruaje, añadiendo una capa adicional de complejidad a la conversación. El Alpha la escucha atentamente mientras ella habla sobre la importancia de escoger a un concubino y la posibilidad de tener hijos para asegurar la línea de sucesión. El deber que lleva como gobernante es claro, y la expectativa de tener herederos recae únicamente sobre él ya que es el único hijo que le quedó a su difunto padre, al Emperador anterior.

Su madre continúa, mencionando cómo en tiempos pasados, los emperadores habían y siguen teniendo múltiples hijos de diferentes concubinas y concubinos, asegurando así una sucesión viable. Sin embargo, también le presentó una opción más inusual pero bastante común en Europa y del otro lado del mundo: la posibilidad de escoger a un solo concubino, casarse con él y formar una alianza más profunda. Pero aun en ese escenario, subrayó con mucha importancia la necesidad de tener hijos.

Ryusei mantiene su mirada fija como serena en el exterior del carruaje, procesando las palabras de su madre. La idea de tener hijos, de continuar la línea de su familia, no es algo nuevo para él, ya que desde más joven se lo habían inculcado. Pero la forma en que ella lo ha planteado, junto con la mención de escoger a un único concubino, hace que una serie de pensamientos y emociones surjan en su mente.

Las palabras de su madre se desvanecen en el silencio del carruaje mientras Shidou se sume en sus pensamientos. ¿Qué significa todo esto para él? ¿Cómo encaja Sae en esa ecuación? Recuerda los momentos que ha compartido con el omega pelirrojo: sus conversaciones, y sobre todo, la chispa de curiosidad que había sentido alrededor de él aquella primera noche que lo conoció.

A medida que el carruaje avanza por el camino, Shidou se siente atrapado en un mar de emociones confusas. La idea de tener hijos con alguien, de formar una alianza a través del matrimonio, es una responsabilidad abrumadora. Y sin embargo, hay algo en la idea de tener esa conexión profunda con Sae que le resulta intrigante y emocionante.

Las palabras de su madre resonaron en su mente una y otra vez. Tiene tiempo para escoger, pero no demasiado. Esa realidad lo enfrenta a una decisión que no puede posponer indefinidamente.

De cualquier forma, le resulta estremecedor imaginar a Sae como el Omega que dará a luz a sus cachorros. ¿Por qué se pone ansioso de tan solo imaginarlo?








Palabras: 3,266
Escritor: JaquiiAleWorld
Fecha de publicación: Domingo 03 de septiembre del 2023
Fandom: BlueLock
Nota del escritor:
Ahora que Shidou saldrá del Palacio con su madre y estará ausente unos días, a Sae le pasaran cosas.
No estoy todavía seguro cuando actualizaré, trataré de hacerlo el miércoles 06, aunque sea en la noche.
Dejen sus lindos comentarios que me animan! Hasta la próxima!

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