✒Acto IV.
La cena ha sido exquisita y abundante, un festín preparado con esmero y atención a los detalles propios de la época. Deliciosos platillos con una presentación que refleja el nivel de respeto y admiración que se le tiene al Emperador. Los aromas y sabores se mezclan en el aire, creando una experiencia culinaria que Sae nunca olvidaría. No había comido tan bien desde el cumpleaños de su pequeño hermano, momentos antes del secuestro que cambiaría su vida para siempre.
Al finalizar la cena, Sae se recarga ligeramente hacía atrás, pensativo. Incluso se toma la libertad de eructar sin tanta vergüenza, lo cuál causa una mirada de asombro y diversión en su acompañante, quién jamás pensó escuchar eso de la nada.
—Necesito encontrar una manera de salir de aquí sin ser visto por los guardias.—murmura para sí mismo.
Ryusei lo observa con una ligera sonrisa, escuchó lo que dijo sin problema debido a la cercanía en la que ambos están.
—Si me permites sugerir algo, podrías quedarte a pasar la noche aquí.— sugiere tranquilo el rubio.— La cama es amplia y cómoda. Mañana, en el turno de guardia, cuando se vayan y yo me retire, podrías irte de manera discreta.
Sae parpadea expectante, sorprendido por la sugerencia. No se imaginó quedarse a dormir en el Palacio porque creyó que ya se habría escapado para entonces, mucho menos en la misma habitación que este hombre que apenas conoce. Sin embargo, la idea tiene sentido y le ofrece una oportunidad para escapar sin ser visto.
Después de un momento de indecisión, Sae asiente lentamente.
—Supongo que podría funcionar.— admitie con una mezcla de nerviosismo y aceptación. La perspectiva de pasar la noche en el mismo espacio que Ryusei lo llena de emociones contradictorias, pero la lógica le dice que es la mejor opción.
Ryusei asiente, pareciendo satisfecho con la respuesta. No está seguro de porque, pero la idea de compartir la misma cama con tal interesante Omega, le pone un poco ansioso.
—No te preocupes, no seré molesto.—asegura.—Intentaremos mantener una distancia adecuada para que te sientas cómodo.
Sae asiente de nuevo, aunque sus mejillas se tornaron ligeramente rosadas ante la mención de la distancia. Es una situación completamente nueva para él, y el hecho de compartir la misma cama con otro hombre lo llena de nerviosismo y anticipación. No sabe si le idea le termina de agradar.
Con un gesto, Ryusei indica la cama, que esta desordenada pero se encargarían de arreglarla.
—Por ahora, descansa. Mañana será un día nuevo y encontrarás el momento adecuado para marcharte.
Sae asiente y se acerca a la cama, sintiendo la mezcla de emociones que lo invaden. Aunque se siente inseguro y un tanto nervioso, también está agradecido por la oportunidad de escapar sin peligro. Mientras se acuesta, se vuelve hacia Ryusei.
Quiso decirle gracias pero, todavía no se atreve. Algo en él lo mantuvo callado.
—Descansa bien, Sae. Mañana será un día mejor.
Con esas palabras, apagaron las velas y se sumieron en la tranquilidad de la habitación. Mientras Sae cierra los ojos, el latido de su corazón se mezcla con las emociones que lo embargan.
(...)
Sae se acomoda en la gran cama, sintiendo cómo las mantas y sábanas lo envuelven en un capullo de calidez. Aunque el espacio entre él y Ryusei es considerable, puede percibir un tenue rastro de calor corporal proveniente del Alpha. Es una sensación extraña pero reconfortante, una mezcla de incertidumbre y seguridad que juga con sus emociones.
El aroma exótico de Ryusei llena la habitación, envolviendo a Sae en una fragancia que no logra identificar por completo, pero que le resulta agradable y tranquilizadora. Aunque quiere mantenerse en guardia, una parte de él, su Omega, parece confiar en parte en la presencia del Alpha. Esa dualidad de sentimientos lo dejan en un estado de intriga y vulnerabilidad.
Poco a poco, la calidez y la suavidad de la cama comenzaron a ejercer su influencia sobre Sae. Las preocupaciones y el cansancio se desvanecen gradualmente mientras se deja llevar por la comodidad que el ambiente le brinda. Cierra los ojos, permitiendo que la oscuridad de la habitación y el aroma de Ryusei lo envolvieran aún más.
En su sueño, Sae se encuentra en medio de un recuerdo, reviviendo momentos con su familia en su hogar germano. La nostalgia lo embarga al recordar la calidez de aquellos días, las risas compartidas y la sensación de pertenencia. Sin embargo, la realidad de su situación actual se interpone en ese recuerdo idílico que las lágrimas brotaron en silencio.
Se siente tan solo y desamparado, lejos de su familia y en un lugar completamente desconocido. Aunque ha tenido que hacerse fuerte para sobrevivir, eso no significa que no anhelara el abrazo reconfortante de sus seres queridos, especialmente de su mamá y hasta de su hermano. En medio de su sueño, su corazón expresa la tristeza y el anhelo que guarda en lo más profundo.
Mientras el sueño lo abraza, aquel que se apellida Itoshi se permite llorar por un momento, liberando las emociones que han mantenido ocultas por semanas. Aunque es un llanto silencioso y solitario, de alguna manera, siente que la cama compartida con Ryusei y la atmósfera que lo rodea le brindan un pequeño consuelo, como si su alma encontrara una conexión inesperada en medio de la oscuridad.
Y pensar que cuando era pequeño, él y su hermano le tenían mucho miedo a la oscuridad que se pone cuando el sol se oculta.
(...)
07 de Octubre
Con el primer destello de luz del amanecer, Ryusei abre sus ojos y se desliza con cuidado fuera de la cama, evitando despertar a Sae. El Omega duerme plácidamente, su rostro ha perdido la tensión y la frialdad que ha mostrado la noche anterior. Ahora parece más vulnerable, como si las preocupaciones se hubieran desvanecido al menos por un momento.
Ryusei no puede evitar detenerse a observar el rostro de Sae en reposo. Sus rasgos delicados y suaves, bañados por la tenue luz de la mañana, le parecen tan diferentes a la expresión cautelosa que ha visto en su mirada. Un mechón de cabello pelirrojo caía sobre la frente de Sae, y Ryusei instintivamente lo acomodó con suavidad, apartándolo de su rostro. La calma que emana de él lo toma por sorpresa, haciéndole recordar que hay más detrás de las apariencias.
Sin embargo, una leve lucha interna lo asalta cuando sus ojos se posaron en los labios de Sae. La tentación de inclinarse y robar un beso es intensa, pero Ryusei contiene sus impulsos. No es momento para tal audacia, y tampoco quiere cruzar límites que Sae no ha dado permiso para cruzar.
"Aunque si es un concubino, técnicamente tienes el derecho a besarlo y mucho más." Le ruge su Alpha, dándole una razón cuestionable pero que por ley se le da al tratarse del Emperador, aún así, siente que no es lo correcto, además de que todavía tiene mucho que hacer en el día y por lo tanto, no tiene tiempo para la lucha interna de emociones.
Con un suspiro, se aparta de la cama y comienza a preparar las cosas para el día. Quiere que todo esté listo para que Sae pueda escapar cuando llegara el momento. Aunque la tentación sigue presente en su mente, Ryusei se mantiene enfocado en su objetivo. Sabe que, aunque el encuentro de esa noche había sido particularmente especial, es crucial mantener la cabeza fría y no dejarse llevar por impulsos precipitados.
Por instintos de Alphas dominantes, los cuales pensó que solo se desatan cuando está en celo, no en su día a día.
(...)
Sae logró moverse con sigilo de regreso a la habitación de los concubinos antes de que el alboroto del día comenzara. Se recostó en su lugar de manera silenciosa, para su suerte todos se ven plácidamente dormidos, suspirara aliviado por haber evitado ser descubierto en su pequeña aventura nocturna y esperando que nunca nadie se llegue a enterar, así como confiando un poco, en aquel Alpha rubio de morena en guardar su secreto, tal vez luego investigue de quién se trate realmente.
En cuestión de pocos minutos, logra caer en un sueño profundo.
Sin embargo, no pasa mucho tiempo cuando el sonido de voces y movimientos llena la habitación entera. Las encargadas de las concubinas entraron, anunciando la llegada del día y la agitación que lo acompaña. Sae bosteza y se frota sus ojos con la esperanza de que no le salgan ojeras muy visibles, tratando de sacudir el sueño que aún pesa sobre él, maldiciendo por lo bajo su enorme cansancio.
La rutina de la mañana comienza, con las concubinas y concubinos levantándose, bañándose y preparándose para el día. Sae sigue el ritmo, aunque su mente sigue vagando hacia el encuentro con el misterioso Alpha la noche pasada. Se mezcla con el grupo, algunos nerviosos y otros emocionados, compartiendo el sentimiento común de estar a punto de encontrarse con el Emperador.
Las instrucciones continuaron, y Sae no puede evitar sentirse un poco fastidiado. Después de la noche agitada que había tenido, hubiera preferido dormir más tiempo. Sin embargo, sabe que debe seguir adelante y cumplir con sus responsabilidades.
Mientras sigue las indicaciones de las encargadas, especialmente de la mujer mayor que es como una clase de tutora que los supervisa de manera estricta, de quién apenas recuerda su nombre; Leila Safiya, Sae no puede evitar que su mente volara hacia el Alpha que había conocido. Se pregunta si lo volvería a ver, si se cruzarían en algún momento en el vasto palacio, o tal vez no debería pensar mucho en aquel joven, tal vez se hacía bobas ilusiones demasiado rápido. Las emociones que había despertado en él la noche anterior siguen vibrando en su interior, creando una expectación y anhelo que no puede ignorar.
Mientras disfrutan de un desayuno ligero, Sae escucha los murmullos de las concubinas y concubinos a su alrededor.
En estos días se ha aprendido algunos nombres del grupo, pocos realmente pero ha sabido ubicarlos ya que resaltan de alguna manera entre el resto. Soraya y Yasmín pertenecen al grupo que se creen las princesas o las más bellas del Harem, incluso a veces suelen sentirse muy superior por encima del resto hasta el punto de dar órdenes, aunque él no se ha dejado. Otra chica que es la que tiene la misma edad que él y por lo tanto de las más grandes del grupo, es Fátima. De pelo oscuro y unos bonitos ojos ámbar. Podríamos decir que es con la que más se junta, a pesar de que no hable mucho con ella, por lo menos no le resulta tan irritante como el resto.
También se aprendió el nombre de los únicos dos chicos Omega más que hay en el grupo. Karim, quién se lleva y junta mucho con Soraya y Yasmín por lo que también es creído y presume de que es muy bueno bailando como cocinando debido a su vida antes de haber llegado ahí. Sin embargo suele ser más amable con el resto o al menos finge llevarse bien con todos.
El tema de conversación gira en torno a cómo podría ser el Emperador. Las especulaciones varían, desde si sería un anciano hasta la posibilidad de que fuera joven y atractivo, ya que nadie de los que trabajan para él les dan información.
Los comentarios sobre la belleza y el aroma del Emperador comenzaron a surgir entre el grupo. Algunos parecen emocionados ante la perspectiva de conocer al líder del imperio. Sae, sin embargo, mantiene su interés en sus propios pensamientos. No se siente inclinado a socializar en ese momento ni a forjar conexiones especiales con los demás concubinos, suficiente tiene con Fátima quien resulta ser más curiosa que él pero igual no lo molesta tanto. Hasta donde sabe, no hay ninguna regla que lo obligara a socializar con el resto.
A pesar de su aparente falta de interés en las conversaciones, uno de los concubinos más jóvenes del grupo mostró un repentino interés en Sae.
El mismo Karim.
Atraído por la tranquilidad y el cabello pelirrojo del joven, decide entablar una conversación por segunda ocasión con él. Sae, sorprendido por la iniciativa, mantuvo una actitud reservada pero educada mientras responde a las preguntas del otro concubino. Aunque su deseo es pasar desapercibido, parece que su presencia ha llamado la atención de alguien más en el grupo, además que nota que ese chico en particular es bastante sociable y tiene un algo de llevarse bien todos. Sus feromonas son leves, es como si estuviera en un jardín de flores. Es raro pero increíble.
Al principio, no le cayó mal.
De pelo castaño ondulado que cae como cascada hasta los hombros y de orbes azules claros, su piel es ligeramente más blanca que la suya, un poco más bajo debido a que es más joven. El chico parece presumir su apariencia, se siente incluso orgulloso y hermoso por como luce.
En medio de la rutina de la mañana, Sae se encuentra cada vez más incómodo por la actitud del concubino. Sus comentarios parecen estar diseñados para hacerlo provocar su irritación. La insinuación vela sobre cómo los Alphas con poder se sienten atraídos por características juveniles y delicadas, cómo la edad resulta ser crucial, no pasa desapercibida para Sae. Es una forma indirecta de resaltar que él y la otra chica, Fátima, son los mayores del grupo con sus dieciocho años, y que por lo tanto, sus oportunidades para siquiera llamar la atención del Emperador son realmente bajas, ya que el buscará a concubinos más jóvenes.
En opinión del pelirrojo, algo bastante repugnante.
A pesar de las provocaciones, Sae opta por no caer en su juego. Responde con calma y firmeza, dejando en claro que no le interesa ser el objeto de deseo del gobernante. Mencionó su preferencia por personas de su edad y su desinterés en llamar la atención de alguien en una posición de poder como lo es su Majestad. Es su forma de poner límites y mostrar que no esta dispuesto a dejarse menospreciar o intimidar, por nadie.
Porque no importa donde se encuentre, el sigue siendo un príncipe. Aunque nadie en ese lugar lo sepa, él sí y con eso es más que suficiente.
—No caeré ante comentarios tan ineptos que solo buscan un desequilibrio en el Harem. Si ya has terminado de elogiarte y menospreciar a otros por su edad o rasgos, será mejor que te pongas a estudiar modales que mucha falta te hace.
El concubino, evidentemente molesto por la respuesta de Sae, no pierde la oportunidad de lanzar comentarios despectivos y fuertes. Insinuando que Sae no es lo suficientemente atractivo y que su rostro serio y apático nunca captará la atención de alguien. A medida que la conversación se torna más tensa, casi pareciendo que ha nacido una rivalidad entre ellos a pesar de que Sae a diferencia del otro chico, no se enganchó con dicha discusión y poco le interesó lo que dice.
Algunos concubinos están de lado del pelirrojo, así como otros del castaño. Pero otros ven por su propia cuenta y prefieren no meterse en algo que no los incumben ni hacer nada al respecto.
Afortunadamente, la intervención de Leila Safiya—la que los supervisa y tiene cierta autoridad en el Harem—, pone fin a la confrontación. La llegada inminente del emperador los obliga a todos a ponerse de pie en fila, con las cabezas inclinadas en señal de respeto. Les recordaron la importancia de mantener la calma, la compostura y la silenciosa belleza. Nadie debe mirar al gran emperador a los ojos a menos que él lo indicara.
En este Palacio, todos siguen las órdenes de su Majestad.
En medio de la expectación y los nervios, Sae y el resto de los concubinos se preparan para conocer al líder del Imperio Vorrang.
Un Imperio que se va extendiendo en base a invasiones y guerras, quizás un poco en alianzas, temido y admirado por varios extranjeros.
Pero para el Omega pelirrojo, solo es aquel que destruyó su familia, la familia de Itoshi Sae e hizo que se alejara de su hogar para estar ahí. Tal vez, el hombre que el Omega debe aborrecer con toda su alma y jamás le perdonaría haberlo hecho parte de su Harem, rebajarlo como concubino, es su Majestad.
Y en estos momentos, por fin después de tantos días de espera, al fin lo conocería.

Palabras: 2,732
Escritor: JaquiiAleWorld
Fecha de publicación: Sábado, 26 de agosto del 2023.
Fandom: Blue Lock.
Nota del escritor:
Tengo contemplado que este fic cuente con varios capítulos, o sea, 20 o hasta más.
Cuando apenas comencé a planear la historia y me puse a investigar la fecha de cumpleaños algunos personajes, me sorprendí bastante con la fecha de Sae. Ya que está demasiado cerca del mío.
En fin, nos vemos en la próxima actualización;
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