Capitulo 4 - El jardín del príncipe.
Anteriormente:
El águila voló durante varios días por el desierto hasta entregar las notas en los reinos lejanos. El primero en recibirlas fue Taishiro, el hermano mayor. Extendió el brazo y el ave descendió aferrándose a él con las garras, pero no le había causado ningún rasguño. Varias mujeres en trajes de bedlah* agitaban hojas de palmera y otras más lo cubrían del sol.
Tomó la nota de la pata y agito el brazo alejando al ave para que continuará con su camino. Desenrollo el trozo de pergamino y una sonrisa se extendió por su rostro.
El segundo en recibir el mensaje fue su hermano de en medio, Mirio quién ignoró totalmente al ave que lo persiguió por la mitad de su reino, hasta que su sirviente la interceptó y tomó el mensaje.
Después de obligar a Mirio a volver a sus deberes, le entregó el mensaje. Mirio corrió de un lado a otro, bastante feliz. No era normal que Katsuki los llamará para consultar con ellos.
-¡Por fin! ¡Mi hermano menor me necesita!- Gritó Mirio -Ojiro, prepara todo- le dijo a su Alfa sirviente.
Ojiro asintió hizo una reverencia y salió por la puerta de la sala del trono.
-¡Esto es emocionante!- Mirio releía el trozo de pergamino una y otra vez con una amplia sonrisa.
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Capítulo 4
El jardín del príncipe
Katsuki vigilaba desde la terraza hacia el sahn del palacio. Sólo llevaba puestos los pantalones harem, sin nada cubriéndole el torso o los pies. El sol estaba en lo más alto a esa hora del día, pero eso no le importaba, él solo veía a Izu sentado en el árido patio. Yami lo cubría de los rayos solares extendiendo su sombra como una sombrilla.
—¿Qué haces? — Kirishima entró a la terraza, pero Katsuki no respondió.
Kirishima caminó hasta la barandilla para ver hacia abajo y saber que era lo que Katsuki miraba.
—¿Qué es lo que hace? — cuestionó.
—Nada— Respondió Katsuki, — Le dije que podía ir a cualquier parte del palacio y desde entonces lleva seis horas sentado en ese lugar—
—Tenemos problemas— Inició Kirishima con la vista clavada en el patio y a la vez cambiando el tema de la conversación.
— Las peleas por comida y agua aumentaron. Tenemos que buscar la forma de sacar provisiones del reino de la luna— dijo preocupado.
Katsuki junto las cejas tratando de pensar en cómo podrían extraer recursos de aquel reino, era una fortaleza y además sus reinos eran enemigos. Vio a Izu "¿Quizás él…?" Pensó.
— Él... — Dijo Katsuki entornando la mirada.
— ¿Quién? — Preguntó Kirishima confundido.
Katsuki inhalo profundo — ¡Hey! ¡Bastardo! — Gritó con fuerza.
La sombra de Yami se movió exponiendo el pálido rostro de Izu, quién se giró muy despacio hacia Katsuki.
— ¡Necesitamos comida y agua! — ordenó.
Izu asintió y seguido apoyo las palmas de sus manos contra el piso confundiendo de inmediato a ambos alfas.
— ¿Qué está haciendo? — Preguntó Kirishima mientras observaba atentó.
Las manos de Izu desprendieron un ligero fulgor azul y un chorro de agua comenzó a brotar de entre las grietas de las piedras que conformaban el suelo.
Pronto todo el sahn estaba bajo una delgada capa de agua en la cual los rayos del sol se reflejaban como fulgores de luz, bailando sobre la superficie liquida.
— ¿Qué demonios? - Dijeron al unísono Katsuki y Kirishima.
Varias vides nacieron desde el suelo sobre toda el área, creciendo y enredándose por los pilares, trepando por los muros.
Algunas de las ramas se arrastraron hasta la terraza dónde estaban Katsuki y Kirishima, observaron sorprendidos el cómo los racimos de uvas crecían a una velocidad de vértigo, mostrando todo el proceso de madures hasta ser grandes uvas regordetas.
El suelo crujió y árboles frutales surgieron desde las raíces, creciendo en segundos, hasta que sus hojas cubrieron toda la vista, transformado al sahn en una especie de jardín llenó de vida.
Katsuki ya no podía ver a Izu, rápido corrió y saltó entre las copas de los árboles, su mirada era completamente diferente. Kirishima sabía con exactitud lo que planeaba, lo conocía demasiado bien.
—¡Katsuki! ¡Estúpido! — Gritó Kirishima, pero el sultán ya se había perdido entre las copas espesas de los diversos arboles de su sahn.
Bajó brincando de una rama a otra entre los árboles los cuales aún seguían creciendo y después de varios movimientos esquivando ramas fue que por fin pudo alcanzar el suelo.
Miró sorprendido. Bajó sus pies había un suave césped color esmeralda, la sensación en su piel era satisfactoria y relajante. Varios arbustos, de hojas anchas, seguían brotando y expandiéndose. Pocos rayos de luz se colaban entre las ramas de los altos árboles manteniéndolo todo en penumbra.
Katsuki tenía la impresión de estar en una selva, como aquella de las que sólo había leído en libros. Avanzó entre la alta hierba, el clima era refrescante, algo que Katsuki nunca había sentido antes.
Caminó abriéndose paso entre las hojas y mirando en varias direcciones.
— ¿Dónde estás? — Dijo en voz baja, pero no podía ver ni un metro más allá de su nariz a causa del espeso follaje.
Escuchó el sonido de agua fluyendo.
Siguió el sonido y llegó a un lugar dónde las plantas dejaron de crecer formando un gran círculo y sólo había agua acumulada, se había creado un pequeño lago.
Izu estaba sentado justo en el centro iluminado por débiles rayos de luz que parecían evitarlo, el agua le llegaba hasta la cintura.
Yami permanecía detrás, pero ya no lo cubría con su sombra, pues ya no era necesario.
Katsuki lo contempló y sin dudarlo entró en el lago, el agua le cubrió más arriba de las pantorrillas, caminó haciendo que el agua salpicara.
Por la superficie del agua flotaban varias flores de múltiples colores. Se detuvo frente a Izu y se inclinó hasta estar a su altura para poder verle el rostro, ignorando por completo la presencia de Yami.
— Mírame a los ojos — Ordenó Katsuki. Izu obedeció mirándolo como pedía, cruzando sus miradas — ¿Quién eres tú? —
— Escoria que tiene suerte de vivir — Respondió Izu de forma seria.
Katsuki apretó los dientes, y sintió hervir en furia, sabía que esas palabras no eran realmente de él. Eran las palabras que el sultán de la Luna había grabado en la memoria de Izu después de tantos años de maltratos y torturas a los que fue sometido.
Katsuki lo contempló por unos momentos más y sin ninguna clase de permiso lo tomó por el mentón y acercó su rostro hasta presionar sus labios contra los de Izu, cerró sus ojos disfrutando de la sensación.
Por un momento no ocurrió nada, pero luego un chispazo se presentó acompañado de varios destellos, una ligera corriente recorrió a Katsuki, aunque no era nada comparada con la noche anterior cuando había intentado marcarlo.
Se alejó despacio, satisfecho por lo que había probado. Los labios del pálido príncipe eran muy suaves.
— Aun sigues rechazándome... — Dijo Katsuki con una amplia sonrisa, algo muy raro en él, nunca demostraba alegría ni mucho menos su sonrisa, incluso a sus padres.
— Es un mecanismo de defensa — Yami habló, Katsuki levantó la cabeza para mirarlo por un segundo había olvidado que él seguía ahí.
— Ante cualquier señal de amenaza o desconfianza, su cuerpo tiende a defenderse de forma inconsciente — explicó y Katsuki regresó su mirada de nuevo al joven príncipe.
—Ya lo he decidido— Dijo el sultán sonado muy seguro.
— Tú serás mi rey, pero además tendrás que aprender a ser tú mismo... —
Katsuki sujetó la mano izquierda de Izu con su mano derecha. Se arrodilló y antes de hablar, miró hacia el agua notando como se veía el delicado reflejo de Izu.
Yami se volvió humo y se alejó hasta la orilla del lago, a pocos metros se escuchaba la voz de Kirishima quién se aproximaba presuroso.
— ¡Katsuki! ¡Imbécil! –Kirishima salió desde la maleza por dónde momentos antes Katsuki había llegado, se detuvo en la orilla, contemplando la escena por unos segundos y de inmediato apretó los dientes.
— ¡No puedes hacer eso! ¡No te atrevas! — Dijo al reconocer de inmediato la postura que el sultán tenía, el estar arrodillado de esa manera... sólo podía significar una cosa.
—Ahora que estas aquí puedo comenzar— Dijo Katsuki mirándolo de forma tranquila.
— Me iré de inmediato, no puedo permitir que hagas ésto — Refutó Kirishima, pero antes de poder girarse sintió su cuerpo tensarse como si una increíble presión lo aplastara, Katsuki estaba imponiéndo su lado Alfa ante Kirishima, por primera vez en sus cortas vidas siendo amigos había hecho algo como eso.
— De todas tus estupideces... — dijo Kirishima incapaz de moverse para luego seguir hablando.
— El voto de unión… es algo que está reservado para la realeza y lo sabes. Es la forma en que los Alfas vinculan sus vidas y sus almas. Un lazo profundo e inquebrantable... — le dijo preocupado.
— Lo sé mejor que nadie— Dijo Katsuki, con seriedad. Kirishima fue tomado por sorpresa por el tono de su voz nunca lo había oído así, Katsuki iba en serio.
— Sabes las consecuencias que esto traerá ¿No es así? — Advirtió Kirishima cómo un último intento de detener al sultán.
— Necesitó tu aprobación para esto... — Katsuki liberó la presión que había ejercido sobre Kirishima, dejándole moverse de nuevo, podía irse si así lo deseaba.
—¿Puedo contar contigo? — preguntó Katsuki mirándolo fijamente.
Kirishima se mordió los labios, la decisión de Katsuki pondría en juego la seguridad no solo de su reino, sino también el de sus hermanos. Definitivamente era una idea estúpida y muy arriesgada, pero podía notar en los ojos del sultán que realmente era lo que deseaba.
— ¡Imbécil! — Gritó Kirishima resignado y tras relajar sus hombros, suspiró para luego sonreír.
–Maldito idiota... Te seguiré hasta el mismo infierno ¡Por supuesto que te apoyo! — le dijo y Katsuki esbozó una sonrisa, luego miró de nuevo a Yami por su aroma sabía que Yami era un Alfa, y en ese momento se necesitaría de dos Alfas como testigos para llevar a cabo los votos de unión.
— Tú... — Se dirigió a hacia Yami — Necesito la aproba…—
— Tienes mi aprobación— Respondió Yami interrumpiéndolo. — No te arrepientas — aseveró yami.
— Jamás— Respondió Katsuki.
— Pero la ceremonia de unión requiere más que solo palabras— Dijo Kirishima — Solo se puede realizar en un lugar sagrado y a los ojos del dios del sol. Nunca te dejarán usar el recinto sagrado de la ceremonia de unión para casarte con este chico... —
— Este lugar está consagrado por la diosa de la luna— Dijo Yami refiriéndose al jardín que Izu había creado — Su bendición está en mi príncipe — finalizó.
— ¡Maldición eso es Imposible! — Dijo Kirishima sorprendió — ¡¿Ese chico tiene la bendición de un dios?!... ¡Eso sólo hará las cosas aún peores!... y Aun así, no tenemos las bendiciones de ambos dioses, si es como tú dices requeriremos la aprobación del sol y la luna para esto— exclamó.
De pronto un escalofrió recorrió la espalda de Katsuki y de los demás, no solo eso, todos en el reino lo habían sentido.
Alzaron sus cabezas al cielo. El sol del mediodía parecía haberse hecho más radiante y una mancha negra emergió hasta que cubrió por completo al sol formando un eclipse.
En el reino todos los habitantes miraban estupefactos, nadie daba crédito a lo que veía ¿un eclipse apareciendo de la nada?
Las marcas de clase de cada habitante, incluidos Katsuki, Izu, Yami y Kirishima resplandecieron.
Esto no solo había ocurrido en su reino, sino también en los reinos gobernados por Taishiro y Mirio y aún incluso en los reinos más lejanos, sin ninguna excepción las marcas de cada habitante se iluminaron con intensidad.
Los ancianos sabían lo que significaba, una ceremonia de unión se estaba oficiando en algún lugar, pero no era para nada como las que habían presenciado, en ninguna ceremonia se había suscitado un eclipse antes, los más viejos se preguntaban qué estaba pasando, imaginando qué quizá sería señal de mal augurio.
— La diosa de la luna da su bendición— Anunció Yami mientras observaba también el místico acontecimiento.
— El dios del sol da su bendición también— Anunció Kirishima, lo había dicho sin creer lo que pasaba por lo que rápidamente tomó acción.
— Yo, Kirishima, espada del sultán, mano derecha, guardián y siervo intercedo por esta unión ante los dioses— Dijo arrodillándose y levantando su brazo derecho con la mirada clavada en el suelo y el puño izquierdo sobre la hierba.
Su marca de alfa había sido encerrada por otra marca circular.
— Yo, Yami, escudo del príncipe, mano izquierda, guardián y siervo intercedo por esta unión ante los dioses— Dijo arrodillándose y levantando su brazo izquierdo con la mirada al suelo y el puño derecho sobre la hierba. Su marca de alfa también había sido encerrada por otra marca circular.
Katsuki fue envuelto por su aura dorada, pero fue diferente, se mecía como un fuego protector, describiendo ondas suaves, en respuesta el aura azul de Izu se manifestó también, describiendo círculos y ondas más curvas.
Gotas de agua se elevaron en el aire quedando suspendidas como si no existiera la gravedad, reflejando la luz que ambos desprendían, parecía como si estuvieran rodeados por estrellas en medio de la oscuridad que el eclipse creaba, luego Katsuki miró a Izu directamente a los ojos.
—De mis labios obtendrás mi último aliento— Dijo Katsuki, proclamando el inicio su voto de unión — De mis ojos la última mirada. De mi corazón su ultimo latido. De mis brazos el ultimo abrazo. En la luz o la oscuridad me ofrezco como tu compañero, amante, protector y guía desde este primer paso hasta el último— finalizó tomando a Izu por los hombros, cerró sus ojos despacio y plantó un nuevo beso en sus labios, con ligeras chipas saltando alrededor.
Con esas palabras había sellado su destino. Sus auras se arremolinaron danzando entre sí, para finalmente salir disparadas al cielo creando un pilar de luz haciendo girar las gotas a su alrededor hasta que cayeron de nuevo como una llovizna.
Todos en el reino miraron hacía el palacio muy confundidos observando aquella luz que salía desde su interior elevándose en lo alto entre vetas doradas y azules.
La luna se alejó del sol dejándolo iluminar otra vez. Katsuki sonrió, estaba hecho, se había entregado a la persona que había elegido.
Sobre el cielo dos Rocs de plumaje negro se aproximaron, volando en círculos sobre la ciudad, proyectando sus enormes sombras en el suelo. Los hermanos de Katsuki montaban el lomo de sus águilas. Por fin habían llegado al reino. Más rápido de lo que Katsuki había planeado, pero ya no le importaba.
Continuará...
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Esto es todo por hoy queridos lectores! ❤ gracias a quienes siguen leyendo el fic cada semana, si les gustó porfavor apoyenos con su estrellita y si gustan dejar sus hermosos comentarios para seguir apoyando al autor, mi queridisimo amigo Dramer! ❤
¿Que creen que ocurra en el siguiente capitulo? ToT yo no lo sé pero esto se pone cada vez mejor!!! ❤ por cierto si tienen preguntas para Dramer pueden dejarlas y con gusto se las haré llegar :)
Aprovecho para dejarles unos fanarts hechos por @yukarietD en twitter espero que también les guste :'3 son dos escenas que de inmediato reconocerán.
Como aclaración directa de Dramer, nos comenta que esta ceremonia de unión no es una boda, ni tampoco ya van a estar casados, todo lo que Katsuki hizo con yami y kirishima de testigos es una tradición en donde das tus votos de compromiso a la persona con quien te quieres casar, es equivalente a cuando te dan el anillo, pero todavía no estás casado, en pocas palabras katsuki e Izu, se están comprometiendo pero esta ceremonia está inconclusa aún, faltan todavía los votos de Izu y ya más adelante vendrán más sorpresas~~~✨ ❤️
Esto fue todo y nos vemos el próximo domingo para el capítulo 5!!!❤ besos!!
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