Capitulo 16 - Eclipsso (Fin)


Capitulo 16
Eclipsso. (Fin)

La nieve cubría todo a su alrededor, las dunas de arena de los desiertos aún tenían una capa de color blanco que se extendía hacia los horizontes, la temperatura era todavía muy baja, ya habían transcurrido varias semanas desde la muerte de la emperatriz, la gente de Shams había vuelto a sus actividades diarias pese al clima pues la magia de la bruja era más persistente de lo que parecía.
Ibara, la hija de la emperatriz, anuló todo lo relacionado con el matrimonio con Katsuki y se fue sin decir nada. Ella ahora sería la nueva reina del continente de las brujas, pero parecía ser que no representaría más una amenaza hacia Shams o Rimalon.

Era un fin de semana cerca del fin de año, todos en Shams estaban emocionados, era un día muy especial pues la boda del sultan se celebraría ese día, luego de todas las tragedias acontecidas meses atrás, las personas esperaban por alguna buena noticia para su reino y que mejor que su sultán decidiera finalmente casarce con aquel príncipe que ya todos habían dejado de ver como un ser extraño, ahora lo admiraban.

Las puertas del palacio fueron abiertas a todo el mundo esa tarde, poco a poco los habitantes llegaron vestidos con sus mejores ropas para la ocacion, la ceremonia estaba a pocos minutos de comenzar.

Izuku permanecía con Yami en su habitación, llevaba ya dos días sin ver a Katsuki por tradición, sentía que lo extrañaba y deseaba verlo, pese a ser solo un par de días para el omicron había sido casi una eternidad. Estaba tumbado sobre la cama pecho abajo y de momentos miraba de reojo a Yami quién portaba un traje blanco con faldones que colgaban hasta sus tobillos, El Alfa se puso de pie y camino frente al espejo ajustándose una rosa blanca en el pecho y acomodando un sable dentro de la vaina atada a su cintura. Izuku le había ayudado a abotonar las mancuernas de sus mangas.

-Tú también deberías comenzar a prepararte. - Dijo Yami estirando el cuello del traje para dar un último ajusté.
Izuku rodó sobre la cama quedando boca arriba, vio hacia el techo y resoplo.

-Estoy nervioso... - Dijo jugando con sus dedos pulgares y cerrando los ojos.
Yami tomó lugar en el borde de la cama y pasó la mano por el cabello de Izuku tratando de relajarlo.

-No hay nada por lo que debas estar nervioso- Yami le sonrió – Solo serán un montón de extraños juzgándote por casarte con el sultán- bromeó divertido e Izuku le arrojó una de las almohadas. Yami salió de la habitación despidiéndose con la mano y pidiéndole que se alistara pronto, él debía ir junto a Kirishima para hacer guardia y recibir a los invitados.

Izuku se quedó pensando sobre la celebración, no estaba acostumbrado a ser el centro de atención pues en su experiencia siempre que él estaba en medio de algo nunca terminaba bien u ocurría alguna especie de tragedia. Quizás sólo tenía miedo de que algo malo pasará otra vez.
De pronto su puerta se abrió de golpe con fuerza, el ruido lo saco de sus pensamientos haciéndolo saltar de la cama cayéndose de espalda al piso, aturdido alzó la mirada notando a las doncellas entrar con varias prendas en sus manos y además lo miraban con una expresión seria.

-Príncipe, lo hemos estado buscando todo el día- dijo Ochako con algo de enojo.
-Esta mal que el príncipe no se vea presentable el día de su boda— Dijo Momo dando un paso hacia adelanté y ayudando a Izuku a ponerse de pie.

Izuku tembló de nervios, no era la primera vez que veía esa mirada en las doncellas así que sabía que no podia huir de ellas. Todas se abalanzaron sobre él en un segundo comenzando a desvestirlo para dar paso a ponerle su radiante traje de bodas.


Katsuki caminaba de un lado a otro dentro de su habitación, parecía un león enjaulado. Su larga y dorada espada curva se balanceaba de su cintura con cada paso. Sentía mucha incomodidad, llevaba toda su vida sin usar babuchas pero para ese día le habían obligado a usarlas, lo peor era que eran bastante molestas y de color dorado muy llamativas, justamente como las odiaba.

El traje también le molestaba, era de color negro con cuello alto, llevaba collares de oro en su cuello y hombreras al estilo militar, todo su cuerpo estaba cubierto y por ende se sentía asfixiado, estaba tan acostumbrado a estar siempre casi desnudo  que llevar tanta ropa le parecía insoportable.

-Quiero arrancarme la ropa- Dijo frustrado mientras se veía al espejo.
Kirishima estaba reclinado contra una ventana, vestía el traje de ceremonia de los militares y al oír las quejas de su amigo soltó una leve risa.

- De eso se encarga el hermanito Izuku-

Katsuki se tensó y se giró hacia él con un sonrojo en la cara.

- Bastardo aún tengo cuentas pendientes contigo - Antes de poder hacer algo más Yami irrumpió en la habitación llamando la atención de ambos alfas.

-El príncipe estará listo en unos minutos más - dijo yami mirando de inmediato a Kirishima.

-Bien... - Dijo Kirishima acercándose a Yami para darle una beso en la frente.

– Vamos Katsuki - le dijo kirishima, katsuki suspiro no evitando demostrar que también estaba nervioso, tomó aire y tras una última vista al espejo salió de la habitación junto a los demás para ir directo al Sahn en donde los invitados ya esperaban a que diera inicio la tan esperada ceremonia.

Dentro de la habitación de Izuku las doncellas admiraban su trabajo ya terminado, entre todas habían logrado vestir de forma estupenda al omicron, mucho mejor que a otras novias o novios a los cuales habían vestido antes.

-¡Te vez hermoso!- Dijo Ochako

- Sin duda es uno de nuestros mejores trabajos- Dijo Momo con orgullo mientras descansaba las manos en sus caderas.

Izuku se admiraba en el espejo, paso su mano por el tocado de oro con hojas de jade que reposaba en su cabello, De sus hombros caía una larga capa blanca de tela ligera y traslúcida, su traje negro era adornado con botones dorados con la insignia de Shams grabada en ellos. Sus babuchas tenían líneas delgadas de oro. Observo su mano notando como los anillos de sus dedos se unían por pequeñas cadenas hasta el brazalete que tenía en la muñeca haciendo juego con una serie de collares de oro en su cuello.
Se puso aún más tenso, era su traje de bodas pero nunca había visto ropa tan fina y elegante en toda su vida al menos no en él. Tsuyu suspiró – Es una lastima que tan impecable trabajo se vaya a desperdiciar cuándo el sultán lo lleve a la cama, seguro que la ropa terminara hecha pedazos—

-¡¿Que?! - Gritó Izu girándose hacia ella con un ligero temblor en sus piernas.

-Ignórala- Dijo Mina tomándolo por los hombros y girándolo otra vez para que se viera en el espejo.
-Este día, es tu día... Solo disfrutalo príncipe- le dijo mina e Izuku suspiro, no sabía que esperar de ese día, mucho menos de esa noche su primer noche con su Alfa de forma oficial, tan sólo de imaginarlo sentía que su estómago se revolvia en el mejor de los sentidos. Amaba a Katsuki, pero además de aquella cosa vergonzosa que ocurrió en los baños cuando su celo se descontrolo meses atrás, no había vuelto a tener algún momento privado de esa forma con el sultán, sus mimos no iban más allá de besos y suaves caricias.

Trago saliva viéndose por última vez en el espejo y sonrió levemente para luego salir junto a las doncellas.

La noche había caído con un cielo oscuro sin luna solo cubierto por las estrellas. Todo el jardín del sultán era iluminado por antorchas. Las plantas y árboles que una vez habían estado ahí se esfumaron por la magia de Rei que aún prevalecía sobre el lugar volviendolo solo una gran área vacía y árida tal como lo era antes de que Izuku llegará por primera vez al reino.

Las personas tomaban su asiento en gradas construidas para la ocacion. Murmuraban cosas sobre la boda, como por ejemplo lo que darían de cena o que tipo de cosa increíble podrían imaginar ver teniendo en cuenta la magia de Izuku, las personas llevaban puesta ropa abrigadora debido al clima.

-¿Alguien lo ha visto?- Preguntó Katsuki mirando hacia Yami y Kirishima quienes negaron con la cabeza, Izuku se había retrasado ya más de media hora y todos estaban impacientes pero era obvio que no podrían iniciar sin él.

– No puedo retrasar esto más, si ese idiota no llega a tiempo juro que pateare a Kirishima tan fuerte que no podrá tener hijos-  Dijo el alfa con una mueca para luego caminar por el pasillo creado en medio de las gradas y que daba hasta el centro del Sahn.

-¿Espera, cómo? ¡¿Y por qué a mi?! - Dijo Kirishima con enojo pero Katsuki ya iba a medio camino. Al llegar al su posición alzó la mirada y todos guardaron silencio mientras le observaban.

-Si alguien tiene problemas con esta boda volaré su trasero en pedazos... ¿Nadie?- dijo Katsuki.

La gente sonrió, al parecer el sultán estaba de buen humor podían notarlo en su voz y sonrisa. Mirio observaba desde una torre aledaña al sahn con una perfecta vista de todo, entre sus brazos sostenía a Yosetsu, le miró unos segundos para luego inclinarse y plantar un beso en la cabellera blanca de este mientras que con su enorme mano frotó el vientre del Omega.

—¿Cuándo se los diremos?- Preguntó Yosetsu, su cara estaba roja por el frio.
Ambos llevaban ropas abrigadoras aún que Mirio no las necesitaba el podía mantener su temperatura corporal estable, pero Yosetsu había insistido en qué no debía andar si nada dada la ocacion y al final accedió para no preocuparle. Mirio lo abrazó con cuidado envolviéndolo casi por completo, planto otro beso más esta vez en la Mejilla de Yosetsu y le habló al oído
— Se los diremos en unos días más— le dijo Mirio con calma.

Taishiro miraba detrás de una torre más alta, él no planeaba ir a la boda pero Izuku le había insistido en qué fuera. Después de todo lo que había hecho seguía sintiéndose indigno pero al final aceptó tras casi una semana de soportar los ruegos del omicron día tras día.

Todos esperaban ya a que el príncipe apareciera, incluso las doncellas ya estaban ahí, diciendo que no se habían dado cuenta en que momento el príncipe se les había perdido de vista mientras iban camino al Sahn.
Katsuki comenzó a sentirse un tanto preocupado, imaginando que Izuku no sería capaz de huir y dejarlo en el altar. O al menos eso esperaba.

Un silencio envolvió el lugar y de pronto se escuchó el sonido de los pasos de alguien aproximandose con rapidez todos voltearon notando que se trataba del príncipe.
Izuku corrió directamente hacia Katsuki y saltó para abrazarlo desconcertando a todos los espectadores.

-¿Así es como debe de ser?... Esta boda es rara- Dijo Izuku con una sonrisa amplia en su rostro y la respiración un poco agitada por haber corrido.

-¿Que demonios ocurre?, ¿Dónde estabas?- dijo Katsuki con una ceja en alto pero Izuku sonrió

– Tengo un regalo...-

-Eso es hasta el final, los regalos pueden esperar- Dijo Katsuki.

-Este no... Te gustará lo prometo...- Dijo Izuku y miró hacia arriba rumbo a las torres

-¡Mirio, Taishiro! ¡Vengan aquí!-
Izuku grito, Katsuki y todos los demás presentes no entendían que se traía en manos el pequeño omicron.

Mirio tomó a Yosetsu y bajó de un salto hasta el centro del jardín. Un momento después llegó Taishiro, los tres sultanes miraban a Izuku con confusión.

-Este es mi regalo de bodas - Dijo Izuku con una amplia sonrisa.

-¿Nosotros?- Repitió Taishiro con una ceja en alto.

-Hey idiota ¿Con quien mierdas te piensas casar?- Dijo Katsuki comenzando a ponerse celoso.

-¡Yo te acepto!- Respondió Mirio.

-¡Espera!... ¿Y yo que? - Dijo Yosetsu golpeando suavemente el pecho de Mirio.

Izuku solo sonrió y levantó la mano agitándola en el aire.

--¡Ya puedes salir!- Gritó Izuku, todos miraron rumbo a donde el omicron saludaba, hacia una de las puertas de el palacio, de entre las sombras un figura alta emergió. Su cabello era tan largo que se arrastraba por el suelo junto a su vestido de seda blanco, llevaba las manos entrelazadas delante de ella.

Todos y sobretodo los sultanes se quedaron sin habla.

—Es... Es... ¡La Sultana!— Gritó un anciano y se inclinó haciendo una reverencia al igual que todos en el lugar.

Los tres hermanos se quedaron sin palabras, sus ojos parecían que se saldrían de sus cuencas.
Mirio corrió hacia ella sin decir nada, Nana extendió los brazos y Mirio la encontró en un fuerte abrazo, la tomó de la cintura alzandola del suelo, tenía una gran sonrisa en su rostro y lágrimas corrían de sus ojos.

-¡Mamá!- Dijo Mirio sin poder contener la alegría.
-Si, estoy aquí...- Dijo Nana en un tono suave y tranquilo.

Mirio la bajó despacio y seguido llegaron Taishiro y Katsuki. Nana se giró hacia Taishiro, el bajó la cabeza y comenzó a temblar, pero no era de frío.

-Madre... - Dijo Taishiro en voz baja -¡Lo siento! ¡Yo lo siento mucho!-

La sultana puso su mano en la mejilla del sultán — No tienes nada por lo que pedir perdón. Yo soy la que debe disculparse. Tú padre y yo hicimos muchas cosas para intentar mantener el reino a salvo, pero todo tuvo costos muy altos, quizás no lo pareció y quizás no sirva de nada que lo diga ahora, pero tu padre y yo siempre te hemos amado profundamente- le dijo la mujer.
Los ojos de Taishiro se llenaron de lágrimas que intentaba quitar con su brazo y tan solo asintió con una sonrisa trémula.
Por último Nana miró hacia Katsuki.

– Mi pequeño, te convertiste en un buen hombre y ahora te casas, nunca creí estar aquí para ver esto-

-¿Cómo es que estás aquí?- Preguntó Katsuki viéndola fijo con sus manos ligeramente temblorosas.

-¿Cómo saliste de esa prisión? ¿Cómo es.. Que destruiste la maldición?- le preguntó sin perder la vista de sus ojos oscuros.

Nana sonrió – Quizás todo eso debas preguntárselo a tu futuro esposo... -

Katsuki vio hacia Izuku quien le regreso una gran sonrisa. ¿Él había roto la maldición que mantenía a su madre presa? Era imposible. Había tantas cosas que aún no sabía de Izuku.

-De ahora en adelante yo me quedaré con ustedes, con ciertas condiciones, pero podré quedarme... Se que no fuimos los mejores padres, pero…- Antes de que Nana pudiera terminar Katsuki la abrazo fuerte.

-Estoy muy feliz de que puedas estar aquí- Dijo Katsuki, Nana lo rodeo con un brazo y le palmeo la espalda con cariño.

-Yo también... - Nana lo empujó hacia atrás y le dio un beso en la mejilla

– Bueno... No lo hagas esperar más- le dijo Nana extendiendo la mano hacia adelante para que Katsuki volviera con Izuku y la boda siguiera su camino.
El Ómicron los miraba desde la distancia.

-¿Quién es ella?- Preguntó Yosetsu

- Es su mamá- Dijo Izuku y Yosetsu se puso nervioso a la vez que sorprendido.

- ¿Su mamá? ¿Quieres decir que ella es una Sultana?-
Izuku solo le devolvió la sonrisa a Yosetsu.

En el cielo, llegando sobre una nube, aparecieron Hitoshi y Oboro. Venían directo del reino de la luna, el lugar donde Izuku había crecido, Hitoshi pasó a ser el gobernante de ese reino por orden de Izuku pues al no tener un líder los ciudadanos estaban solos y descuidados, necesitaban un líder y el no podía serlo pues estaba junto a Katsuki, por lo que el Ómicron pensó en cederle su lugar como príncipe a Hitoshi y claro, Oboro decidió quedarse a su lado.

-Idiota... Casi llegamos tarde por tu culpa- dijo Hitoshi frustrado y Oboro le saco su lengua tal cual como un niño pequeño.

-Muerdete...- Dijo Hitoshi sonriendo, pronto Oboro solo se retorcían de dolor sobre la nube tal como aquella vez en la casa.

Katsuki llegó hacia Izuku y una vez que todos fueron a tomar su asiento en la parte delantera de las gradas la ceremonia por fin dio comienzo.

El sultán y el omicron estaban uno frente al otro tomados de las manos.

-Ahí algo que debo hacer primero... - Dijo Izuku y Katsuki rodo los ojos pero con una leve sonrisa.

-¿Ahora que?- Preguntó impaciente.

-Mis votos... aún no los he dicho, solo tú me los dijiste en la ceremonia de unión ¿Recuerdas?... Yo aun no podía hablar... Pero ahora quiero decirtelos- Dijo Izuku con una sonrisa suave y la mirada en el piso, sus mejillas se habían tornado rojas.

-Pero necesitamos dos testigos y la aprobación de los dioses de nuevo, debemos encontrar a dos alfas diferentes a Yami y Kirishima, además…-
Izuku puso el dedo en la boca de Katsuki para que guardará silencio.

– Lo tengo resuelto... Taishiro, Mirio- Dijo Izuku invitando a  ambos alfas los cuales  se pusieron de pie

- Mamá... - Dijo después Izuku.

-¿Mamá? – Repitió Katsuki confundido hasta que recordó que Izuku era resguardado por la diosa de la luna Inko así como su reino lo era por el Dios del sol Masaru.

Pronto un escalofrío recorrió a todos y sus marcas de casta resplandecieron. La luna llena apareció en lo alto iluminando todo con su luz azul.  Segundos después la mitad de la luna se torno roja formando un eclipse.
Delante de Izuku y Katsuki aparecieron Inko y Masaru en su forma humana. Ambos vestían hanfus que parecían irradia luz propia.

-¿E-Esos son los d-dioses?-

-¡No puede ser!-

-¡Esto es inaudito! Arrodillénse! -

Gritaban los habitantes entre miradas confusas y sorprendidas, los más ancianos se inclinaron y momentos después todo Shams estaba haciendo una reverencia.

-Tienes nuestra aprobación hijo mío - Inko sonrió a la feliz pareja.

Taishiro y Mirio procedieron a  arrodillarse extendiendo su mano en puño hacia ellos y con el otro sobre el piso.

-Yo, Mirio guardián de la amabilidad, sultán de Candor y protector de los marginados intercedo por está unión ante los dioses.. - Su voz sonó fuerte y clara por el shan.

-Yo, Taishiro guardián del saber, sultán del Alharara y protector de lo debido intercedo por está unión ante los dioses-
Dijo Taishiro y por último Izuku suspiro y tomó con fuerza las manos de Katsuki

-Yo entrego mi alma y tomó la tuya, que el lazo que nos ata nunca se rompa, el camino que nos guía nunca se tuerza y el amor que nos une jamás muera, estaré a tu lado por siempre hasta que mi último suspiro abandone mi cuerpo y prometo ser la luz que te ilumine cuando no puedas ver más allá de la oscuridad.-

Dijo Izuku con voz suave, luego se aproximo al Alfa parándose sobre las puntas de sus pies para alcanzarlo, le rodeo por el cuello y cerró sus ojos para unir sus labios en un beso con su amado sultán.  El aura de ambos comenzó a desprenderse de sus cuerpos. Izuku se alejó rompiendo el mágico beso y lo vio a los ojos.

-Has lo mismo que yo... - Dijo Izuku para luego darse la vuelta dando la espalda a Katsui y comenzó a caminar, el sultán  no negó e hizo lo mismo en dirección contraria; por el caminó la nieve se iba derritiendo a cada paso que ambos daban, a su paso la vegetación florecía entre la nieve.
Izuku se detuvo y se dio la vuelta, Katsuki hizo lo mismo y ahora estaban de frente.
Izuku extendió su mano izquierda hacia adelante y Katsuki su mano derecha dieron un paso al frente y un suave giro en el mismo sentido, cuando sus miradas se encontraron otra vez sus auras se esparcieron en una onda que derritió toda la nieve del Shan dando paso a verde pasto y pequeñas flores de colores llenado de una calidez a cada movimiento que ellos hacian.

Cuándo por fin llegaron al frente uno del otro Katsuki coloco la mano en la cintura del príncipe y lo acercó a su cuerpo e Izuku colocó su mano sobre el hombro del sultán, entrelazaron en alto sus manos libres para luego verse fijamente.
El Alfa giró a Izuku y cientos de partículas de luz se extendieron por todo el jardín.

Todos estaban maravillados por la escena. Mirio sostuvo fuerte la mano de Yosetsu y le dio un beso con emoción, los sentimientos de la pareja que bailaba frente a todos se podían transmitir fácilmente haciendo que muchos suspiraran y les miraran embelezados.

Katsuki dio un último giro a Izuku sosteniendolo con firmeza de la cintura e Izuku se inclino hacia atrás arqueando su espalda, extendió los brazos hacia abajo y las puntas de sus dedos tocaron el suelo, con un impulso Katsuki lo levantó pero Izuku se elevó en el aire de forma lenta mientras daba suaves giros. Katsuki saltó elevandose para atraparlo en el aire.

Sus auras se esparcieron cómo haces de luz en lo alto y se extendieron como una aurora boreal multicolor por todo el cielo no sólo de Shams si no también de todo Rimalon .

El hielo y la nieve de todo Rimalon comenzó a derretirse, dejando limpio a todos los reinos. La habitual temperatura volvío mientras el manto blanco desaparecía.

Izuku y Katsuki se separaron y se movieron formando un círculo en el aire,  giraban poco a poco haciendo el círculo más pequeño para finalmente encontrarse en el centro con un abrazo, ambos se miraron fijamente, suspendidos en el aire entre partículas de luz.

Katsuki se aproximo hacia Izuku con una suave sonrisa y miro el cuello de Izuku, se inclinó acercándose a esa zona con la boca entreabierta y roso sus labios contra la piel ajena y así mismo Izuku hizo lo mismo al cuello de Katsuki, ambos se mordieron marcándose mutuamente sintiendo una cálida energía que los llenó y sellando su unión y su amor de forma permanente y oficial.
Esta vez la marca no desapareció, no hubo más rechazo por parte del omicron, solo una agradable sensación.

Muy despacio fueron descendiendo hasta que sus pies tocaron el suelo. Todos quedaron hipnotizados por la danza de los sultanes.
Hitoshi se aproximo quedando a la vista de todos en el centro del jardín, dio un par de aplausos.

-¡Que comience el banquete!- dijo Hitoshi en alto y frente a la vista de todos aparecieron mesas repletas de exquisita  comida, postres, bebidas y hasta fruta.

—Música — Agregó Hitoshi y aparecieron varios instrumentos que se tocaban solos. La habilidad de Hitoshi era bastante oportuna.
Todos iniciaron el banquete tomando lugar en las mesas. Unos más bailaba al compás de la música.
Los ahora sultanes de Shams disfrutaban en compañía de todos sus seres queridos.

Inko y Masaru se acercaron a Katsuki y él hizo una reverencia.

- Cuídalo como yo lo haría - Dijo Inko con una gentil sonrisa.
- Suerte muchacho- agregó Masaru 

Katsuki solo asintió y frente a la vista de todos, los dioses se desvanecieron en el aire dejando solo pequeñas partículas de polvo luminoso.
Yami y Kirishima llegaron abrazando a los recién casados.

-Velaremos siempre por su felicidad- Dijeron al unísono.

-Es tu día hermanito- dijo Mirio saltando por detrás de Katsuki abrazándolo.

-¡Bastardo!- grito Katsuki – Debí haber dejado que te mataran en esa celda-

Mirio carcajeo en alto -También te quiero hermano. Por cierto la siguiente boda será la mía-
Levantaron la cabeza viendo hacia Mirio, quizás habían escuchado mal por el ruido. Excepto Oboro quien solo se metía grandes piezas de carne en la boca y no prestaba atención a nada más.

-¿Con quién te casarás?- Preguntó Izuku.
Mirio jaló con cuidado a Yosetsu y le pasó la mano sobre el hombro. El Omega solo bajó la cabeza muy avergonzado.

-Mas motivos de celebración- Dijo Kirishima bebiendo una gran tarro de cerveza y todos rieron al unísono.  La noche transcurrió con calma, nuevamente el jardín del sultán se había llenado de frondosos árboles frutales y fresca vegetación.
La música tocada por los instrumentos de viento, hacía del momento un recuerdo alegre para todos. Yami y Kirishima estaban en una mesa bebiendo y hablando sobre cosas sin importancia, Mirio Taishiro y Nana y Yosetsu estaban en otra mesa dándose un festín con un cerdo asado y hablando sobre lo interesante que sería que su madre estuviera de vuelta, y Oboro y Hitoshi estaban en otra mesa discutiendo como de costumbre pero con una sonrisa en sus caras. Por último Katsuki e Izuku estaban sobre la orilla de la balaustrada, ya habían comido y bebido y ahora observaban desde lo alto de la terraza a todos los habitantes de Shams junto a sus amigos seguir disfrutando de la celebración.

—Hace tanto tiempo que no se hacía una fiesta así en Shams... — dijo el Alfa con una leve sonrisa.

—Estoy feliz de estar contigo Katsuki. Gracias... Por haberme encontrádo esa noche en el reino de la luna, de no ser por ti... Quizá ya hasta estaría muerto — Dijo Izuku jugueteando con sus dedos y Katsuki le volteo a ver para luego acercarlo y darle un beso en los labios, Izuku le rodeo el cuello con ambos brazos y a respuesta el Alfa le acarició por la cintura. Se separaron un momento y en la mirada del Alfa había un extraño brillo, tomó a Izuku de la mano y lo llevó hasta sus aposentos.

Izuku esperaba sentado al borde de la cama, tenía las manos sobre su regazo y movía los pies con ansiedad, era su primera vez después de todo.

Katsuki había cerrado la gran puerta de madera con seguro, así nadie podria molestarlos. Se giró hacia Izuku, se retiró los collares de oro dejándolos sobre la mesa cercana, se quitó las babuchas, la espada y la parte superior del traje de bodas, únicamente conservó el pantalón harem. Eso no incómodo a Izuku era normal verlo llevando poca ropa aunque en ese momento por alguna razón sintió latir su pecho con más fuerza al ver el fuerte torso de su sultán y ahora esposo.

Katsuki se arrodilló frente a él y lo tomó de las manos posando su mirada sobre la suya.

-Quiero demostrarte lo que tú significas para mi-
Izuku se sonrojó, esperaba que le gritara o que estuviera molesto por haberlo abandonado semanas atrás. No había tenido la oportunidad de hablar a solas con él.

-¿Por qué me sigues amando después de que te dejé?- Preguntó Izuku temblando y alejando sus manos pero
Katsuki plantó un suave beso en su mejilla y luego mordió el lóbulo de su oreja con cuidado causándole ligeros suspiros y temblores al omicron.

— ¿Por qué? —Preguntó Katsuki en voz baja – Volviste, solo eso me importa—

— Katsuki yo... —Dijo Izuku con lágrimas en los ojos pero el Alfa las limpio con las puntas de sus dedos.

— Amo cuándo me llamas por mi nombre— Dijo Katsuki y se inclinó para acercarse a su boca despacio hasta que se unió a Izuku en un suave beso,  el sabor de su boca era exquisito, la tibieza de sus labios le hacía latir el corazón de forma más acelerada, al saberse estar a solas en aquella habitación, un deseo emergió en ambos, la necesidad de tenerse el uno al otro, de acariciarse, de entregarse.
Katsuki inclinó a Izuku sobre la cama para recostarlo y se hizo lugar entre sus piernas mientras que con sus manos lo despojaba de sus molestas ropas, desabotono la parte superior de su traje y le quitó aquella molesta capa. La mirada del Alfa se posó sobre el collar que Izuku tenía escondido debajo de su ropa, aquel collar que inhibia el celo. Tomó el collar con su mano dispuesto a arrancarlo pero Izuku lo detuvo.

—E-Espera, yo...  Estoy muy nervioso, nunca antes he hecho... Algo así y... —
Dijo el pecoso pero fue silenciado por el dedo del sultán sobre sus labios, sonreia suavemente haciendo suspirar a Izuku y de un solo movimiento arrancó el colgante y lo arrojó al piso, el aire fue llenado por el dulce aroma del Ómicron.

Katsuki llenó sus pulmones de aquel aroma, cerró sus ojos y un suave gruñido se le escapó, era un aroma mucho más fuerte que cualquier omega, su cuerpo sintió un fuerte escalofrío que le hizo temblar, abrió los ojos con un semblante más salvaje, se dejó llevar por la provocación de su aroma y de un par de jalones destrozó las ropas de Izuku dejando su pecho albino al descubierto.

Izuku cerró sus ojos con fuerza dejando escapar varios suspiros cortos al sentir como la boca del Alfa trazó un camino de besos húmedos desde el cuello hasta la clavícula en donde fue mordido de forma un poco agresiva.
Izuku no pudo evitar jadear más alto y temblar por la sensación de su Alfa tocando lo de esa manera, pasó las manos por el cabello del sultán bajando por su cuello hasta aferrarse a su ancha espalda.

Katsuki siguió bajando con su boca hasta el abdomen de Izuku y con su mano acarició la entrepierna a su merced causando que el cuerpo del Ómicron temblar a violentamente  haciéndolo apretar sus ojos.

—Mnh... Katsuki... Ahí... — murmuró Izuku entre suaves jadeos, Katsuki solo sonrió sintiendo como en segundos un bulto se formaba debajo de su mano.
Se deshizo de los pantalones de Izuku y luego arrancó la ropa interior para tomar la ereccion ajena y comenzó a ir de arriba hacia abajo, el cuerpo del omicron comenzó a retorcerse y su voz se volvió más alta y aguda dejando oír sus lindos jadeos que sólo exitaban mucho más al Alfa.

-Mngh... Ahh... Katsuki…yo…- no terminó la oración, sus manos buscaron desesperadas el cabello de Katsuki y en pocos minutos terminó por venirse acompañado de un alto gemido, se desplomó sobre la cama resollando con su pecho agitado. Katsuki por su parte se puso en pie y bajó por completo sus pantalones dejando al descubierto su ereccion. Izuku lo miró un poco dudoso mientras recuperaba el aliento y Katsuki le sonrió de forma maliciosa.

— Voltéate... — Dijo Katsuki –Tu sultán te lo ordena—

Izuku sonrió y se giró obediente aún con sus piernas un poco temblorosas, se inclinó quedando expuesto ante el sultán  quien lo tomó por las caderas y frotó su largo miembro entre sus glúteos haciéndolo gemir en voz alta.

-Katsuki... Yo... - Dijo Izuku muy bajo - lo quiero... Tómame...- le dijo sintiéndose avergonzado por sus propias palabras pero solo decía lo que su instinto le dictaba.

-Tus deseos son ordenes- Dijo Katsuki con una sonrisa para luego acariciar un momento las caderas del chico para relajarlo y presionó la punta de su miembro contra la entrada del omicron y  comenzar a introducirse despacio disfrutando de la sensación apretada y caliente del interior que le aprisionaba, Katsuki gruñó, sentía las contracciones ajenas alrededor conforme se movía.

Izuku se arqueo, gemía muy en alto aferrándose a las cobijas con las manos sintiendo como su interior se abría espacio a su esposo.
Katsuki tembló un poco y embistió introduciéndose de una sola  estocada hasta que la base de su pelvis chocó con los redondos glúteos ajenos provocando un sonido audible. Izuku se arqueo por el dolor.

El Alfa inicio con las embestidas entrando y saliendo con un ritmo rápido, tomó los brazos de Izuku y los jaló hacia él, llegando más profundo. 
Pronto la habitación se lleno de distintos sonidos sus cuerpos chocando de forma humeda los gemidos de ambos al ritmo del vaivén y el rechinar de la cama.
Pronto Izuku sintió como era llenado por algo caliente, pero aún no era el fin, el alfa aún no estaba satisfecho. Levantó a Izuku y extendió sus piernas, el líquido blanco se escurría de su interior, Izuku giró la cabeza y el sultán pudo ver su mirada suplicante, lo besó introduciendo su lengua donde ambas se enredaron de forma ansiosa y necesitada, el rostro del omicron estaba perlado en sudor y sus mejillas tan rojas como el color de la sangre.

Cambiaron posiciones ahora Izuku estaba arriba dando la espalda al sultán, movía sus caderas de arriba hacia abajo apoyando sus manos en las piernas de su Alfa aumentando el ritmo motivado por los gemidos roncos del otro.
Fue abofeteado en los glúteos, pero eso no hacia más que excitarlo. Continúo hasta que sintió otra vez el líquido caliente llenarlo hasta derramarse.

Ambos estaban más que perdidos en el celo, tenían la mente en blanco y lo único que podían pensar era en darse placer hasta el cansancio, se habían necesitado por tanto tiempo, habían esperado mucho ese momento.

Continuaron por la próxima hora hasta que quedaron exhaustos y bañados en sudor sobre las sábanas de la cama,
Izuku descansaba sobre el pecho de Katsuki respirando agitado, dibujando círculos con el dedo sobre su abdomen mientras recuperaban el aliento.

— ¿Y ahora qué?— preguntó Izuku -¿Qué más se hace en una boda?-

— No lo sé — respondió katsuki – es la primera vez que me caso— 
Bromeó y se quedaron un momento en silencio hasta que Izuku se acurrucó mejor acariciando los pectorales de su esposo y por su lado Katsuki le rodeó con el brazo de forma protectora.

-Bueno creo que tenemos una vida por delante para descubrirlo- Dijo Izuku para luego levantar su cabeza y besar a su amado en la mejilla.

—Te amo... — le dijo el Ómicron con una suave sonrisa, el Alfa separó el cabello húmedo de la frente de Izuku para verlo mejor y plantó un beso.

—Y yo a ti... Izuku. — le dijo con cariño para luego acomodarse mejor, ambos comenzaron a quedarse dormidos en cuestión de minutos.

Los días pasaron y luego los meses, todos en Rimalon, en especial en Shams ya solo tenían un mal recuerdo de la emperatriz.

Habían pasado dos meses desde la boda de Katsuki y un día por la mañana había recibido una increíble sorpresa.
Izuku extrañamente comenzó a enfermar y vomitar muy seguido, asustado Katsuki pensó que estaba enfermo pero cuando las doncellas del palacio lo revisaron la sorpresa fue que Izuku estaba esperando un hijo, tenía dos meses de embarazo, lo que quería decir que había quedado en cinta de la noche de bodas.

Unos cuantos días después Yami comenzó a presentar algunos síntomas extraños también, la sorpresa fue doble cuando descubrieron que él también esperaba un hijo de Kirishima, algo realmente extraño pues Yami era un Alfa,  todo había sido un milagro de la diosa Inko.

Conforme el embarazo de ambos fue desarrollándose, Katsuki y Kirishima se habían vuelto extremadamente temperamentales. No querían estar lejos de sus parejas, sus lados alfas les dictaban ser sobreprotectores y territoriales.
Cualquier mirada hacia Yami o Izuku provocaba arrebatos de ira por parte de el sultán y su sirviente.

El problema empeoró debido a que Yami  e Izuku no quería separarse, Katsuki y Kirishima estaba en constantes peleas que terminaron en lesiones no muy graves. Nadie en el palacio se atrevía siquiera a mirarlos a los ojos.

Una mañana Izuku despertó con severos dolores, sus lágrimas bajaban por sus mejillas mientras se retorcía de dolor en la cama.

—Kacchan... Me duele.... Duele mucho! — dijo el omicron llamando a su Alfa por el apodo que le había dado de cariño en los últimos meses, el Alfa nervioso tomó a Izuku en sus brazos notando como un líquido bajaba por sus piernas y los lloriqueos empeoraba y se sostenía su vientre con fuerza. Había entrado en labor de parto.

Katsuki corrió por los pasillos con su amado en brazos, buscando y llamando a gritos a las doncellas, quienes aparecieron notando a Izuku temblar.

—Recuestelo sobre la cama, con cuidado... Nosotras nos encargaremos... Salga de aquí porfavor.— le dijo Ochako mientras Mina y Tsuyu acomodaban a Izuku abriendo sus piernas y tratando de relajarlo.

Pará sorpresa de Izuku, Yami estaba en la misma habitación, recostado también sobre una cama en el otro extremo del cuarto, al aparecer también estaba en parto. Ambos sonrieron levemente mientras se aferraban a las sábanas.

Kirishima llegó pocos minutos después, pero al igual que katsuki lo habían sacado del cuarto. Kirishima caminaba un lado a otro mientras que katsuki estaba reclinado contra la puerta, en minutos ya escuchaban los gritos de sus amantes y solo se ponían más tensos.

Les habían prohibido entrar no por privacidad o por que era indebido ver a sus parejas dando a luz, si no debido a sus terribles comportamientos cuando ambos alfas estaban juntos.

-¿cómo es posible que lo dos estén teniendo al bebé el mismo dia?- dijo Katsuki frustrado.

-Parece que tú y yo tuvimos la misma idea la noche de la boda....- Respondió Kirishima.

-¡Bastardo es tu culpa que no pueda estar con él... Me necesita! - Gritó Katsuki mostrando los dientes y
Kirishima frunció las cejas y se lanzó contra Katsuki.

– Es tu culpa por ser un imbécil precoz..-

— ¿Qué? ¡Era mi maldita boda! ¡Tú eres el idiota! - Gritó Katsuki golpeando la mejilla de Kirishima.

-Yo estaba caliente- Gritó Kirishima
Ambos siguieron pelando pero de pronto  se quedaron estáticos al escuchar el llanto de dos bebés.

Dentro de la habitación Yami e Izuku estaban muy agitados y débiles.

-Son dos hermosos niños- Dijo Momo sostenido al bebé de Yami envolviendolo con una manta de algodón.

- Es hermoso... - Dijo Mina sosteniéndo el bebé de Izuku.

Ambos bebés lloraban fuerte mientras todos los veían.

Mina le entregó su bebé a Izuku, cuándo él lo vio hubo un relámpago de recuerdos que se desencadenó en reversa hasta llegar a aquel sueño que había tenido cuando era un niño, aquella "flor feliz" que tanto había buscado, la flor que le prometió la felicidad eterna, empezó a llorar con una gran sonrisa en su cara.

-Ahora lo entiendo...  ¡Por fin te he encontrado! ¡Mi flor Feliz!... —
Dijo Izuku mientras abrazaba al bebé contra su pecho, este había dejado de llorar al sentirse en los brazos se su "mamá". El poco cabello que tenía era rubio como el de su padre, y sus ojos de color gris como los suyos, las pecas se habían dibujado en sus hombros y pecho en donde tenía su marca de casta.

Desde el cielo, entre las nubes a cientos de miles se kilómetros a lo lejos, Inko y Masaru veían la escena.

-Una flor de vida, una flor de Esperanza. Una flor feliz...- recitaba Masaru.

–¿Quién diría que la semilla de katsuki sembrada en Izuku sería su flor feliz? -

-Estuvieron destinados a conocerse desde el inicio... - dijo Inko con una gran sonrisa – Nunca habría adivinado que la flor que un niño buscaba era su futuro hijo... -

- Hay cosas que ni nosotros los dioses podemos adivinar... - Dijo Masaru

Ambos desaparecieron en el atardecer dejando solo una estela de brillos esparciendose por las nubes.

Katsuki y Kirishima estaban más que ansiosos, habían dejado de oír los llantos de los bebés y eso les había preocupado, todo era un silencio insoportable desde afuera, así que ambos golpearon la puerta.

—¡¿Qué mierda pasa? ¿Como esta Izuku?!  ¡¡Abran la maldita puerta!! — Gritó Katsuki y momo abrió la puerta para salir junto a las demás chicas.

—Ya pueden pasar... Felicidades a ambos, todos est...—momo no pudo terminar de hablar pues ambos alfas entraron corriendo a la habitación, las chicas rieron y se fueron a seguir con sus labores.

Al entrar kirishima corrió al lado de yami y lo abrazo mientras veía con lágrimas en sus ojos a su pequeño hijo, tenía el cabello negro como Yami y sus ojos rojos como los suyos.
—Lo hiciste bien.. Estoy orgulloso...— dijo Kirishima con una sonrisa y mocos y lágrimas escurriendo, yami sonrió cansado y acarició el rostro de Kirishima para luego darle un suave beso.

Katsuki se había quedado estático en su lugar mirando a Izuku con el bebé en brazos, sentía que su corazón se aceleró al grado de que casi se le salía del pecho.

—Ven aquí... — le invito Izuku con una sonrisa extendiendo su mano hacia su Alfa. Katsuki tembló un poco y trago saliva para luego acercarse tomando la mano de Izuku, se sentó sobre el borde de la cama inclinándose para pasar su brazo detrás de Izuku y acomodarse para  ver al pequeño heredero de Shams.

—Es hermoso... Se parece a ti..— dijo Izuku mostrando al pequeño a su padre, el bebé abrió sus ojos ampliamente y conecto su mirada con la de Katsuki quien sintió una descarga que le recorrío todo el cuerpo.

—Tiene tus ojos... — le dijo Katsuki mientras acercaba su mano al bebé dándole una suave caricia con el dorso de su dedo en la mejilla rosada del recién nacido.

— Él.. Él es mi flor feliz kacchan... La felicidad que busque desde pequeño.. Siempre fue él, y lo tengo gracias a ti... Ustedes dos son mi todo.—  dijo Izuku con lágrimas y una amplia sonrisa, el sultán se inclino para besarlo con suavidad.

—¿Como vamos a llamarlo?... — preguntó Izuku, y Katsuki Afilo la mirada pensando en algún nombre, fueron unos momentos en silencio hasta que de pronto sonrió y miró a Izuku.

—Se llamará... ECLIPSSO —

Izuku abrió sus ojos amplios y brillaron como si hubiese oído lo mejor en todo el mundo, ese nombre venía de la palabra eclipse, y eso era lo que ellos dos formaban, él era de la luna y el sultán del sol, juntos podrían formar un eclipse, así que con una sonrisa asintió y abrazo al sultán para luego darle un besito en la frente al bebé quien parecío sonreír ante el tacto.

Katsuki miró el pecho del pequeño notando una extraña marca que no coincidía con la de Alfa, beta, omega, Ómicron ni Pi.. Era una marca diferente a las que el conocia y miró a Izuku  confundido.

—¿Qué casta es la de su marca?... —

— Creo que es... Epsilon. —

— ¿y que rayos es un Epsilon? —

Izuku sonrió y se encogió de hombros para luego mecer con suavidad al bebé.

—Solo se... Que él será muy importante cuando crezca, puedo sentirlo, mi pequeño Eclipsso—

Diko Izuku y Katsuki solo suspiro volviendo a sonreír, el resto del día estuvieron en sus respectivas habitaciones disfrutando de la compañía de sus parejas y ahora se sus hijos.

Shams tenía a un nuevo heredero, todos se regocijaron al enterarse del nacimiento del nuevo y futuro sultán, el pequeño Eclipsso quien tendría en sus manos un brillante e inigualable futuro.

Katsuki e Izuku habían formado una pequeña pero irrompible familia, tras todo lo que habían sufrido aún quedaban muchas cosas más por vivir, Rimalon tenía muchos secretos y tenían toda una vida para descubrirlo. Su aventura apenas comenzaba.

<< Fin. >>

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Comentarios del Autor:

Muchas gracias por acompañarme a lo largo de esta historia, fue muy divertido, estoy feliz de lograr haber terminado Ramé y les comentó que no será mi única obra Katsudeku, tengo pensado hacer más en un futuro, Gracias de todo corazón a todos ustedes lectores que nos apoyaron a lo largo de todos estos 16 capítulos llenos de drama, amor y fantasía. Espero que les haya gustado mucho así como también los bellos arts de Yuka chan.

Atte: Dramer VanHonner (@Lastlostdream)

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Y bueno queridos lectores hermosos eso ha sido todo, me siento feliz pero triste a la vez :'3 siempre me pasa cuando un fic termina, y mas con un final feliz como este, espero que lo hayan disfrutado tanto como yo de cada capitulo nwn.  Besos inmensos a todos :D.!! ❤

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