Capítulo 52°: La fuerza gravitacional de los cuerpos celestes
La fuerza gravitacional de los cuerpos celestes
Yo creo que soñamos para no tener que estar tanto tiempo separados. Si estamos en los sueños de cada uno, podemos estar juntos todo el tiempo.
—A.A. Milne
Yo podría abrazarte por un millón de años.
La canción suena por los pequeños altavoces de mi celular mientras termino de limpiar los platos del desayuno y Jin está haciendo ruido en alguna parte del apartamento, caminando de un lado a otro sin reparar mucho en ello como un fantasma cuya alma está conectada a las paredes de este lugar y se la pasara dando tumbos de aquí a allá sin darse cuenta.
Porque hoy no es solo sábado, es ese sábado.
Miro por la ventanilla de la cocina y es bastante temprano por la mañana, el sol no ha llegado a salir por completo y no hace demasiado calor —gracias Jimin—. He hablado con mi padre y con la abuela, también llamé a mamá y a Kook, y en algún momento entre cada llamada corta me he puesto a pensar en todo el camino que hemos recorrido hasta llegar a este punto, en las tareas que Jin ha podido cumplir y como, la última, fue bastante inesperada para mí.
Matrimonio. Se van a casar.
Recordar el rostro sonrojado de Jackson al salir del pequeño almacén, su mirada agitada como un mar turbulento y la sonrisa que aguantaba la humedad en los ojos de Namjoon es algo que aún me llena de impresión, una imagen que nunca había asociado a ellos porque simplemente a veces no te detienes a preguntar y, una vez que pasa, solo piensas que...bueno, definitivamente lucen como algo que debería ser de esa manera y no de otra.
Quizá así nos vemos Jin y yo para los demás, quizá haya personas que piensen que solo somos buenos amigos, u otros que crean que realmente no nos llevamos del todo bien, pero a través de eso, la verdad es que con Jin el 'para siempre' suena bastante genial.
Toco el cristal que cuelga de mi cuello y cuya energía se conserva intacta. Se siente bastante cálido y parece incluso que vibrara con la fuerza de su existencia, y no puedo evitar sonreír. Nunca puedo hacerlo.
Y es solo cuando dejo de escuchar el ruido de Jin que salgo de mis pensamientos y me doy cuenta de que debo comenzar a arreglarme yo también, es bastante temprano, pero Jin está bastante agitado y ansioso.
Le dedico a la pareja comprometida un último pensamiento, esperando que la vida se les haga más brillante, y me dirijo hacia la habitación con paso relajado, apagando la música triste que se ha colocado en aleatorio en mi celular.
El pasillo que da al cuarto está cada vez más lleno de fotografías y de repente se me está haciendo pequeño, insuficiente para cada momento que quiero atesorar como si fuera un material único en toda la tierra.
Hay una foto en específico de la que me quedo prendado unos segundos más de la cuenta y sonrío un poco más.
Dios, yo de verdad lo amo, esto no puede ser sano, es ridículo.
Ridículo, siempre he sido bastante ridículo, pero nunca había sonreído tanto como ahora.
—¿Puedo pasar? —pregunto cuando llego a la puerta de la habitación y solo un murmullo quedo me responde. No me sorprende en absoluto, desde la noche anterior Jin se ve ausente y yo no puedo culparlo, después de todo, es una situación de estrés para él, una a la que no había sido expuesto antes.
Tarareo para mí mismo y abro la puerta, haciéndola sonar un poco para dar aviso de mi llegada, sin embargo, Jin ni siquiera voltea a verme, casi como esperaba. La imagen que me saluda me hace querer sonreír con mayor fuerza, así que mientras, solo me apoyo en el marco de la puerta con los brazos cruzados esperando que él voltee.
Jin está sentado en el suelo alfombrado, de cara al armario abierto con todas nuestras prendas de vestir a la vista. Lleva solo su ropa interior, el cabello mojado pegándose en su frente y la toalla azul oscuro, envuelta desde su cabeza hasta sus hombros como una especie de manta, haciéndolo parecer un pequeño bulto estático.
Me río —¿Qué estás haciendo?
—No sé qué colocarme —responde suave, sin mirarme, pareciendo analizar cada prenda de vestir colgada con sumo cuidado.
Me río un poco más con cariño antes de acercarme a paso lento. Estoy descalzo, así que no hago ruido, y mientras lo hago, me bebo el momento casual y fortuito, la pequeña comodidad que se ha creado entre nosotros en nuestro pequeño espacio de colores que no combinan, pero que funcionan bien estando juntos, como nosotros.
Me siento a sus espaldas con cuidado, rodeando sus piernas con las mías flexionadas y cubriendo el resto de su cuerpo con mis brazos, provocando que se apoye en mí y que el material de la toalla me haga cosquillas en la nariz.
—¿Qué tenías en mente? —pregunto ronco junto a su oído y Jin se estremece. Inclinándose más contra mi cuerpo como si quisiera esconderse dentro de la toalla, termina por llevar los extremos con sus manos para cubrir parte de su rostro.
—Estás muy cerca ¡Estás muy cerca!
Lo envuelvo con más fuerza, restregando mi nariz contra su cuello cubierto por el material esponjoso y le hago cosquillas en los lugares que puedo alcanzar por un rato, no demasiado, solo hasta que él parece relajar la tensión en sus hombros.
Cuando suspira, arrebato la toalla mientras sigue quejándose a medias y procedo a secar su cabello con cuidado de no ser demasiado brusco, dejando un pequeño beso en su hombro cuando la piel queda al descubierto.
—¿Por qué estás tan preocupado? Dime.
Jin gruñe por debajo de la toalla que pasa por sus cabellos, enfurruñado por unos segundos y murmurando cosas por lo bajo como: puedo hacerlo solo, está demasiado cerca, ¿Quién le dio permiso de estar tan cerca?, antes de que decida responder con un suspiro derrotado.
—Porque quiero dar una buena impresión, ¿Sí? Estuve hablando con Hobi hyung anoche, él dice que los Kim tienen mucho dinero ahora y son bastante reconocidos como gente de clase. Quiero estar a la altura, pero no verme forzado...y también quiero verme lindo, pero no demasiado lindo porque Woo-Jin debería verse mucho más lindo, es su día.
Me río suave, besando su mejilla mientras está distraído y provocando otra ronda de quejidos por lo bajo —Eres sumamente lindo, no hay algo como no demasiado lindo para ti.
—Muy gracioso.
—Soy hilarante.
—Delirante, querrás decir.
—En todo caso —murmuro, dejando la toalla a un lado para abrazarlo por la cintura. Su piel está fría por el baño reciente y huele a sutil esencia de uvas, sus manos cubren las mías y mi barbilla se apoya en la curvatura de su cuello para poder mirar su ceño preocupado —He visto a tu hermano toda la semana ¿lo sabes? He presenciado como día a día luce más como un niño que el día anterior y tiene cada vez más ideas locas de comida que puede hacer para ti, o lugares donde te gustaría ir a comer con ellos donde no te sirvan ajo porque, aparentemente, eres alérgico.
—¿Lo soy?
—Aparentemente.
Jin me sonríe, sus mejillas tornándose un poco rosas —¿Crees que esté tan emocionado como yo?
—Bastante, es la doble emoción la que lo enloquece de a poco y se vuelve definitivamente insoportable. Ya sabes, la emoción del chico que se reencuentra con su hermano bebé-
—No soy bebé.
—Y la emoción del padre orgulloso que va al grado de su hijo. No cabe en su propio cuerpo.
Riendo, Jin toma una de mis manos con la suya, llevándola a sus labios para dejar la sombra de un beso en mi palma, calentando mi pecho.
—Gracias, Gi.
—Oh, no, ningún gracias, quiero mi recompensa por ser tu soporte emocional —no he terminado de decirlo cuando mis labios son atrapados entre los suyos en una posición extraña por como estamos sentados. Pero, Hey, no me oirán quejar de ello.
—¿Es una buena recompensa?
—Presumido —dejo un pico nuevo en sus labios antes de que nos enfrasquemos en una pequeña discusión sobre como la camisa azul celeste sería una mejor elección sobre la camisa blanca, y cuando creo que ya está decidido, observo el reloj despertador de mi mesa de noche, dándome cuenta de que debería decirle pronto.
—Entonces, cariño ¿Cuál dijiste que era el plan de hoy?
—¿Oh? Bueno, él dijo que llegara al apartamento a mediodía, dijo que habría una comida por la graduación de Woo-Jin. Había dicho que seríamos solo nosotros, pero creo que, al final, habrá más gente.
—¿Por el mediodía?
—Ajá.
Jin vuelve a recostarse contra mí al tiempo en el que me estiro más allá de él para tomar mi portafolio, que siempre dejo tirado junto a la cama. Se ríe cuando el impulso nos hace caer de espaldas.
—Gi, ¿Qué haces?
—Creo que los planes cambiarán un poco.
Su cuerpo se tensa de inmediato, girándose casi por completo en mi abrazo para encararme y quedando arrodillado entre el espacio de mis piernas. La mirada de Jin se vuelve un poco consternada y llena de incertidumbre
—¿Cambio de planes? ¿Ya no quiere que vaya?
—En serio, ¿No me has escuchado? Él se muere por verte. Era una sorpresa, de todas formas, así que no te lo había dicho antes.
—¿Decirme qué?
Hacia él, extiendo el pequeño sobre blanco decorado en los bordes que he sacado de mi portafolio, a pesar de ello, Jin me sigue mirando expectante, sin darse cuenta del objeto en mis manos, como si esperara aún escuchar la explicación de mi boca.
—Tu hermano no quiere que llegues como un invitado más al almuerzo. Él quiere que lo acompañes en la ceremonia de graduación también, esta es la invitación.
Los ojitos de mi estrella se expanden como dos platos llanos al tiempo que me arrebata el sobre con ambas manos, mirándolo con una sonrisa que va apareciendo poco a poco en su rostro a medida que lo va abriendo, con delicadeza, casi como si fuese un preciado pergamino de hace muchos siglos.
—¡Gi! Mira esto, dice: para el señor Kim y el señor Min.
—Por supuesto, él también me invitó porque ahora somos algo así como... amigos.
—Lo dices como si fuese algo malo.
—Malo no, extraño, tu hermano es una persona...extraña
Jin ríe, golpeando mi pecho sin fuerza —¡No seas así!
—Es extraño, es casi tan extraño como Hoseok, y eso que antes creía que no había persona más extraña que Hoseok.
—Antes creías muchas cosas que ya no —replica él, sonriendo suavemente como si la afirmación que acabara de decir fuese solo una frase sin más importancia. Pero la profundidad de ella, bueno, lleva un tiempo volándome la mente.
Antes creía que la felicidad era algo que le pasaba a otras personas y no a mí.
Sí, antes creía muchas cosas, antes sabía muchas cosas, antes rechazaba muchas cosas.
Y tú llegaste y destruiste todo eso.
Sacudo mi cabeza, estirándome para darle un beso en la frente.
—Se nos hará tarde si seguimos aquí esperando. El grado del pequeño es en un par de horas.
La camisa blanca fue quien ganó la contienda, haciendo ver aún más claros los cabellos color plata de Jin, resaltando el ámbar de sus ojos y el rubor de sus mejillas causado por el nerviosismo.
Nos hemos bajado en la estación de tren más cercana al salón donde el evento se daría acabo porque Jin ha insistido que quiere ver el paisaje. Realmente creo que es porque necesita aire para respirar profundamente.
Cualquiera diría que la graduación del pequeño sería igual de pequeña que él, sin embargo, su escuela, siendo una privada, ha hecho todo un espectáculo de ello y teniendo alrededor de cuarenta niños pequeños graduándose a la vez.
—Woo-Jin debe ser realmente inteligente, es el más pequeño de su clase en graduarse —digo mientras caminamos, intentando hacerle conversación a mi estrella ansiosa.
—Debe serlo —responde bajito —Ta-Ta siempre fue muy bueno en todo lo que hacía. Sabía usar muy bien las palabras y le gustaban las matemáticas.
Él respira profundo, estamos a solo una esquina de donde se hará la ceremonia, así que aprieto su mano con la mía y le regalo mi sonrisa más brillante.
—No te preocupes, todo va a salir bien. Son pequeños pasos.
—Pequeños pasos.
Ya hemos cruzado la esquina hacia el salón de eventos que está justo en medio del parque principal de la ciudad. Se escuchan gritos y risas de niños y el murmullo constante de padres y, posiblemente, maestros.
Justo frente a las puertas, el hombre alto de cabello rubio cenizo está en cuclillas dándonos la espalda, pareciendo hablar solo con el aire y Jin tensa su agarre en mi mano cuando le ve. Sin embargo, Taehyung no habla solo pues, frente suyo, el niño de escasos cuatro años o un poco más está jugando con la cara de su padre.
Woo-Jin tiene el cabello negro y rebelde y ríe mientras su padre intenta aplacarlo por debajo de la boina amarilla que lleva la pequeña cinta roja que deben girar hacia el otro lado cuando le entreguen su diploma. Lleva el uniforme azul bebé que le llega casi a los tobillos con pequeños bolsillos blancos a los lados y zapatos negros con hebillas.
Con sus manitos aprieta las mejillas de Taehyung, que está empeñado en aplanar el cabello mientras hace muecas con su boca y provoca más risas, sin darse cuenta aún de los intrusos que atestiguan su pequeña escena familiar.
Giro mi rostro hacia Jin, y solo no puedo culpar a las estrellas por el brillo en sus ojos que hace más obvias las gotas cristalinas que se agolpan en sus lagrimales.
★★★
La luz brillante del sol que se refleja en la enorme extensión de vegetación a nuestro alrededor hace que la imagen que veo frente a mí resalte y sea digna de un retrato.
Ese es mi hermano.
Y ese es mi sobrino.
Un sentimiento cálido se posa en mi pecho como una gota de agua tibia y quiero sonreír y gritar y llorar y ocultarme, todo al mismo tiempo.
Woo-Jin tiene los ojos de Tae, son grandes y tienen muchas pestañas, son los mismos ojos de mamá, los recuerdo claramente. Algunas de las memorias están borrosas, casi igual como se ve el camino por la ventana cuando pasas muy rápido en el tren, pero recuerdo que era fácil ver sus pupilas dilatadas, tragándose la miel, cuando algo le hacía feliz.
No conozco a su madre, y por lo que me ha dicho Gi, hoy es mejor no mencionar a la mujer, pero es bastante probable que el resto de él se parezca a ella. Excepto el cabello, su cabello es igual como recuerdo el de papá.
—Jinnie, quieto, estoy intentando hacer el trabajo duro aquí —la voz grave de Tae es diferente a como la he escuchado, es más suave y cariñosa. El sentimiento de verlo como padre me golpea más fuerte de lo que pensé que lo haría, porque me he perdido todo esto. Me he perdido el ver a mi hermano crecer y amar, cambiar, dudar, perderse y encontrar su camino. Me lo he perdido siendo amigo, esposo y padre. Me lo he perdido en los mejores y peores momentos, en los más importantes de su vida. Y duele más con cada día que transcurre.
—Pero ¡Papá!
—No conozco a ningún "pero papá" aquí, tu tío Jin va a venir y no quiero que piense que soy un padre negligente que deja a su hijo andar como un pequeño pordiosero.
—¿Negiriente?
Tae comienza a llorar falsamente, arrugando todo su rostro cómicamente —Oh y entonces mi pobre Jinnie será alejado de mi lado porque soy un padre negiriente.
—¡No! —pucherea Woo-Jin, alargando el sonido de la o
—Entonces, quédate quieto y déjame peinarte.
Woo-Jin se queda como una estatua y Tae ríe —No te olvides de respirar, todo quieto pero tu naricita igual se puede mover.
—Sí, papá.
Siento la mirada de Yoongi sobre mí y su mano entrelazando sus dedos con los míos, pero aún no me atrevo a acercarme y perturbar el momento, sintiéndome como un extraño que se ha colado en la fotografía familiar.
Tae, mientras, sigue ordenando el uniforme del niño, con una pequeña sonrisa en su rostro —Ah, no puedo creer que estés graduándote del jardín tan pronto. Siento que, si cierro los ojos un segundo, cuando los abra, ya te estarás graduando de la universidad.
—Si cierras los ojos, te pones a dormir.
—Oye, solo pasó una vez, hoy tengo mucha energía.
En el momento en el que Tae se pone de pie, mirando el reloj en su muñeca, inconscientemente doy un paso atrás y tengo que gritarme internamente, ordenarme dejar de temblar, obligarme a ser fuerte mientras intento buscar la manera de reconstruir una relación que pensé que se perdería para siempre.
—T-Taehyung...
Mi voz sale más baja y quebrada de lo que esperaba y me maldigo por cada estrella que ha consumido su combustible de hidrogeno y perecido luego de algunos cuantos millones de años.
Taehyung tarda 1,96 segundos en darse la vuelta de forma repentina luego de escuchar mi voz, con los ojos muy grandes, y una mano protectora tras la cabeza de Woo-Jin, que ha sido más como un reflejo inconsciente que otra cosa.
Mi corazón da tres o cuatro latidos antes de convencerme de hacer algo más que estar tontamente de pie en medio del camino, mirando a Yoongi brevemente para encontrar coraje en su sonrisa.
—Viniste —murmura mi hermano, demasiado bajo y ronco, y detrás de él, la pequeña bolita que es su hijo se esconde tras sus piernas por el súbito cambio en su tono.
Carraspeo con fuerza, deslizando mis dedos de los firmemente agarrados por Yoongi y él asiente, porque hemos acordado que, incluso si él está aquí conmigo, esto es algo que debo hacer solo.
—Y-Yo, lamento llegar tarde —Me acerco unos pasos vacilantes y solo cuando veo que ninguno de los dos ha retrocedido como yo lo he hecho es que gano un poco más de confianza.
Quizá si me acerco con cuidado pueda entablar una conversación casual. Quizá pueda hablar de los nuevos edificios en los que está trabajando con Yoongi, o del sistema educativo, que seguro sabe mucho de eso, o de pronto hablar del sistema solar, que es un tema un poco más neutral.
Y espero que él quiera hablar conmigo.
Y espero que su tono pueda ser un poco menos brusco, quizá un poco más suave, para no asustar a Woo-Jin.
Lo que no me espero es ver sus pupilas dilatándose mientras me acerco.
Y tampoco me espero los brazos cálidos que me rodean los hombros y me llevan a un lugar diferente que creí haber olvidado para siempre.
Pero, a veces, los para siempre no duran mucho tiempo, y a veces, eso es bueno.
Taehyung es más grande que yo y tiene un fuerte olor a colonia amaderada, el material de su traje es más suave de lo que se ve y es cálido, como se supone que un hermano mayor debe ser.
—Has venido. No importa, estamos a tiempo...has venido.
—Prometí que lo haría.
El abrazo se termina incluso antes de que pueda procesarlo por completo y me quedo un poco sorprendido de ver la sonrisa cuadrada de mi hermano que parece un poco oxidada, como si no la hubiese usado desde hace demasiado tiempo, y lo hace lucir como cuando éramos niños.
Lo hace brillar.
Yoongi lo saluda con un fuerte apretón de manos, intentando lucir serio, pero yo lo conozco mejor, y sé que sus ojos brillan por algo más que el sol. Así que mientras ellos hacen su saludo, yo inclino mi cabeza, haciendo contacto visual con Woo-Jin.
El niño ya no se esconde tras su padre y su mirada, más que temerosa, ahora luce llena de curiosidad.
Silencio.
Doy algunos pasos tentativos y él no se mueve, solo me observa acercarme más a él. Taehyung, a mi lado, junto a Yoongi, se quedan muy quietos.
—Hola Woo-Jin.
El pequeño niño me observa mientras me agacho frente suyo, igual que lo ha hecho su padre, y sus ojos grandes parecen dos soles en todo el auge de su energía. Él no dice nada por un rato, ni siquiera se mueve, y yo tengo miedo de haberlo arruinado incluso sin haber dicho nada aún.
Sin embargo, más temprano que tarde, Woo-Jin me sonríe, y con su voz aguda y jovial dice en voz en grito —¡Tío Jinnie! ¿Cómo estás hoy? ¿Has tomado el tren?
—Claro, siempre lo tomo.
Sonrío aliviado.
Detrás de mí escucho las voces de mi hermano y Gi totalmente perdidas.
—¿Eh?
—¿De qué hablan?
Me encojo de hombros —A veces tomo el tren por las mañanas para dar una vuelta por la ciudad. Nos vemos cada vez.
—¡¿Ya se conocían?!
—¿Cómo es que yo no sabía eso?
Frente a mí, el pequeño asiente varias veces y yo me encojo de hombros —Aún me pregunto cómo es que siempre supo quien soy.
Mirando hacia arriba, noto la mirada consternada de Taehyung y su semblante pálido. Para mi sorpresa, luego de algunos segundos, está sonriendo nuevamente —Tal para cual.
Sin entender, regreso mi mirada a mi sobrino.
Mi sobrino.
Y él se acerca un pasito más, tomando mi dedo índice con toda su manita de dedos cortos y rechonchos y una sonrisa que se parece mucho a la de su padre —Conectados.
Mi sonrisa casi cierra mis ojos.
—Woo-Jinnie, antes de que se me olvide, he traído un regalo para ti. Es la razón por la que tío ha llegado un poquito tarde. Prometo que no volverá a pasar. Woo-Jinnie no tendrá que esperarme mucho tiempo nunca más.
—¿Un regalo? Jin, no tenías qué.
—Lo sé, lo sé.
Del otro lado del jardín, dos mujeres altas vestidas de trajes costosos y rígidos han comenzado a llamar a los niños, así que me apresuro a sacar la pequeña cajita que llevaba en el bolsillo del pecho de la camisa blanca.
—Lo mandé a pedir con un amigo, especialmente para ti, porque quería que tuvieras algo especial, ¿Cierto? Un regalo especial para alguien especial.
—¿Soy especial?
—E-El más especial.
Mis ojos arden ante la mirada expandida y la sonrisa inocente, recordándome totalmente a mi hermano y mis recuerdos nebulosos de infancia.
De la cajita saco un prendedor. Tiene forma de mariposa y no alcanza a ser más grande que su manito. Tiene pequeñas perlas blancas y un diseño intrincado hecho con el mismo material de plata. En el centro, hay tres pequeñas piedras, una de turmalina, otra de amatista y otra de aguamarina, representando la protección de las piedras de nacimiento tanto de Taehyung como la mía y la de Yoongi.
—¿Te gusta?
—¡Que lindo! ¡Que lindo! Papá, ¿Puedo usarlo?
Elevo mi mirada, Taehyung parece estar conteniendo emociones detrás de la sonrisa suave que intenta mantener —Por supuesto.
Woo-Jin lanza una pequeña risa y alza su pechito, esperando a que mis dedos temblorosos coloquen el prendedor correctamente —Úsalo cada vez que quieras. No hay otro igual a este, así que cuídalo mucho, ¿Sí?
No digo aquellas cosas que quizá no pueda entender, que en el centro de cada piedra, he esparcido un poco de la energía de mi esencia con ayuda de Yoongi, esperando que siempre que use el prendedor pueda llevar un poco de la bendición protectora de un cuerpo estelar con él.
—¿Qué se le dice al tío Jin?
El pequeño ríe antes de lanzarse sobre mí, balanceando mi centro de equilibrio que tengo que recuperar rápidamente. Los bracitos de Woo-Jin se cuelgan de mi cuello y un pequeño beso húmedo da a parar a mi mejilla con mucho entusiasmo —¡Gracias!
Y así, una de mis manos es apresada por él, quien ya ha agarrado uno de los dedos de Yoongi con su manito libre mientras este estaba desprevenido, para ir caminando de esa manera hasta el salón.
Detrás nuestro, escucho a Taehyung sollozar, no obstante, nadie dice nada.
La ceremonia es diferente a cualquier cosa que yo me esperaba. Los niños hacen todo un gran espectáculo con las vocales, y un pequeña obra que no entiendo, pero que los hacer sonreír a todos y grabar. Incluso un corto baile, una declamación de poesía y varios discursos que tampoco entiendo del todo.
Cuando comienzan a llamar a los niños, siempre hay una maestra que los acompaña, ponen un papel rectangular en sus manos que creo que es el diploma y luego sonríen a toda la cantidad de camarógrafos que hay.
También hay mesas con comida, hay mucha decoración bonita, hay varios paneles con fotografías del año escolar y una tabla de progresos.
Yoongi tiene razón, Woo-Jin es el niño más pequeño. Y cuando llaman su nombre, Taehyung se levanta, toma muchas fotos y llora en silencio, secando la pequeña humedad como todo un experto e inflando su pecho de orgullo cuando escucha a otras personas decir lo excepcionalmente inteligente que es su hijo.
Hay otros niños de los que dicen cosas parecidas, pero a Tae no le importan esos niños, sino el suyo, que va de vuelta a su asiento, agitando el papel por todo el aire y sonriéndonos —¡Mira papá! ¡Ya lo tengo!
Taehyung, sentado a mi lado, me observa y me sonríe pareciendo querer decirme algo, pero no puede. Aún así, parece que le entiendo, así que le devuelvo la sonrisa y aprieto una de sus manos un momento.
Sé que, en el fondo, él aún no está seguro de mí. Pero se siente feliz, hay alegría en sus pupilas, así que me permito no pensar en ello por ahora.
Ahora mismo, soy su hermano. Ahora mismo es lo que importa.
La ceremonia pasa volando luego de eso, y luego es el caos esperado de todos los niños que quieren salir para no volver.
Woo-Jin camina por delante de nosotros, mostrándole orgulloso a sus amigos el prendedor que brilla como si llevara el cielo en su pecho y Taehyung ha tenido que arrebatarle el diploma porque lo ha ido arrastrando por detrás suyo como si fuese cualquier papel.
—Ha salido todo hermoso —le dice mi hermano a una de las maestras y se entretienen un rato hablando de la próxima escuela mientras Yoongi y yo observamos a mi sobrino ensuciar todo su pequeño uniforme azul bebé, llevando su boina amarilla en la mano y dejando que el cabello salvaje revolotee con el viento.
Hemos recibido algunas miradas desaprobatorias de algunos padres que han asistido porque Yoongi ha besado mi mano en más de una ocasión y en algún momento de todo Woo-Jin le dijo a una de sus amiguitas que su tío Jin tenía un novio genial que hacía edificios pequeños.
—Juro que no sé de dónde ha sacado eso.
Woo-Jin se ha cansado para cuando hemos salido del parque y Taehyung lo ha cargado en sus brazos donde se ha hecho una bolita y se ha puesto a dormir, como si allí fuese el lugar más seguro de la tierra para descansar.
Llegamos al lugar en el auto de Taehyung, quien me ha pasado al pequeño durmiente a mi regazo porque la silla para bebés ya le ha quedado pequeña y no para de removerse.
Mi hermano no deja de observarnos por el retrovisor, haciendo preguntas de todo tipo que tienen mis orejas rojas como si estuvieran a punto de explotar, algunas de ellas no las he podido responder porque requieren horas de charla ininterrumpida.
Y él ha dicho —No te preocupes por eso, espero que ahora tengamos mucho tiempo.
Yo también lo espero.
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Espero que estén teniendo días maravillosos.
Yo estoy sintiéndome nostálgica porque ya he hecho los borradores estructurales de los siguientes capítulos de Ramé, and i'm sad.
Les amo un mundo, espero que les haya gustado el capítulo y que puedan dejarme sus opiniones.
¡Tengan un gran comienzo de diciembre!
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