Capítulo 2°: Las reglas de una estrella hipotética


Las reglas de una estrella hipotética


Todos los descubrimientos verdaderos surgen del caos, son resultado de dirigirse hacia lo que parece incorrecto y ridículo y tonto

—Chuck Palahniuk


La cosa sobre las reglas del firmamento es que nunca las vas a llegar a comprender del todo. Un segundo eres un ente gravitacional con consciencia reducida, vagando por la infinidad del espacio siendo indiferente a los demás elementos estelares que llevan eones formándose a sí mismos, teniendo solo una tarea asignada por la que esperas pacientemente y al siguiente...

Al siguiente segundo estás cayendo a una velocidad imposiblemente calculable mientras el dolor y las llamas se extienden por toda tu extensión y te preguntas, ¿Desde cuándo tengo un cuerpo que puede sentir dolor? Y es el conocimiento de eso lo que me descoloca mientras salgo disparado de mi campo gravitacional hacia la tierra.

Mi cuerpo está en llamas y ni siquiera sabía que tenía uno.

La caída dura 39.72 segundos en tiempo terrestre y se siente como una eternidad y un parpadeo a la vez y mientras caigo comienzo a saber cosas que se supone que tengo que saber, pero no entiendo.

Convenciones sociales, sistemas organizados; funcionamiento anatómico; emociones; sentimientos; diferencias; derechos; lenguaje.

Cosas que necesito saber y nada más que eso.

He caído porque mi humano ha pedido un deseo por primera vez en veinte años terrestres, es lo primero que sé... que mientras caigo, mi ente estelar se comienza a quebrar en cientos y miles de pedazos dolorosos, prendiéndose en llamas y mutando, eso es lo segundo que sé.

Creciendo e inundándome el conocimiento de mi nueva individualidad y me reconozco como un ente diferenciado de otros hasta que comienzo a escuchar explosiones a mi alrededor y sé que soy yo.

Me convierto en un desastre de extremidades desnudas que se agitan incontrolablemente y puedo ver y puedo escuchar y sé que estoy cayendo a la tierra como un humano que tiene rostro y brazos y piernas y estoy asustado, aunque no sé lo que signifique.

Un grito vergonzoso sale por mi recién formada garganta y comienzo a sentir más cosas que no puedo comprender.

¿Qué es el ardor en mis brazos? ¿Qué es lo que entra por mis orificios nasales y me hincha la zona del pecho?

Pasan los 39.72 segundos y lo tercero que sé es que me estoy ahogando en un lago semi congelado.

Comparado con otros entes estelares, podría ser considerado apenas un neonato. Tengo solo veinte años terrestres y la enana blanca más cercana a mí tiene siete mil años y está desprovista de consciencia lo que haría mi existencia algo solitaria ante la mirada curiosa de los humanos.

Pero supongo que para alguien creado para la eternidad, eso no importa mucho.

A decir verdad, la eternidad es un concepto que tampoco comprendo y que no es necesario comprender para algo como yo.

Las estrellas como yo, estamos hechas de instantes, no somos algo físico, somos mera energía. Aparecemos una vez cada ciertos siglos cuando el cielo lo cree necesario y somos atados a un humano como si fuésemos una especie de concepto abstracto llamado ángel guardián, pero estamos inundados de reglas y leyes astrofísicas complejas y contradictorias que nos alejan del mismo fin.

Las reglas del cielo dicen que nacemos a partir de un deseo y estamos destinadas a ayudar a nuestro humano hasta que su existencia cobre el sentido que ha perdido y, entonces, cuando eso suceda, nuestra energía volverá a ser parte del firmamento.

El cielo es bastante exacto y perfecto, todo calculado como debe suceder y todo programado como debe ser.

Por eso no pude entender, 0,11 segundos antes del impacto, por qué me ha enviado a una muerte segura.

Cuando mi cuerpo tocó el agua no sentí el dolor que por lógica debería sentir. Pero mi piel aún estaba encendida y el contraste con el agua fue abrumador mientras mi peso comenzó a hundirme.

¿Soy un humano ahora? ¿Puedo morir?

Llevo 4,03 segundos en el agua e instintivamente pataleo y la rasgo con mis dedos, pero no puedo abrir los ojos y todo arde de manera exagerada. ¿Por qué los humanos sienten? ¿No es cruel el dolor físico?

Abro mi boca y me siento como una de esas criaturitas acuáticas, abro y cierro, una vez, cien veces y siento un elemento líquido que entra por mi tráquea y el dolor es insoportable mientras busco aire y no lo encuentro.

Ahora debo decir que el concepto de oxigeno me desagrada.

54,22 segundos de lucha y siento que mi cuerpo es halado e impulsado con fuerza, mucha fuerza, pero estoy tan congelado que no siento si me he enredado con algo, si soy jalado a un lado o hacia el fondo y estoy mucho más asustado que durante la caída.

Mis primeros 93,94 segundos en la tierra.


★ ★★


No es un meteorito.

El estupor del sueño y el alcohol se esfuma cuando la luz que está cayendo hacia la tierra comienza a moverse y me doy cuenta de que son extremidades.

Como una tortuga boca arriba.

—¿Qué mierda es eso?

Me pongo de pie rápidamente y no tengo tiempo de pensar en mi equilibrio cuando un grito con voz chillona rasga el aire y sé que es eso lo que ha gritado.

Desgarrado, quebrado, se escucha como agonía que atraviesa mi pecho y se siente como si fuese yo quien estuviese cayendo.

Ni siquiera me lo pregunto, ni siquiera me detengo a pensarlo cuando ya me he desecho de mis zapatos y dejado mi frasco en la tierra y me he lanzado al lago un segundo después de que escucho el impacto.

El agua está congelando mis brazos, haciendo mi ropa mucho más pesada y siento que me hundo sin saber muy bien hacia donde voy, urgiéndome a ir hacia el frente, más lejos, más hondo, y pienso que es el sueño más extravagante que he tenido en mi vida.

Mis pulmones malditamente duelen y estoy a punto de nadar de vuelta a la superficie cuando algo me golpea en la mandíbula y me hace soltar el poco aire que aún retenía, enviando burbujas por todas partes que me aturden momentáneamente.

No tengo tiempo de sentir dolor cuando agarro lo primero que mis dedos encuentran y busco aire lo más rápido que puedo. La luz de la luna se ha vuelto brillante de nuevo y hay cientos de estrellas que se ven a través del movimiento del agua y se siente tan lejos que creo que ambos moriremos antes de atravesar la barrera acuosa.

Su peso se siente como nada dentro del agua y sé que es su muñeca la que he tomado, es demasiado delgada y siento que mi fuerza la romperá de lo duro que estoy tratando hasta que por fin puedo sentir que he tocado la brisa.

Mis ojos están firmemente cerrados mientras jadeo por aire y muevo mis piernas para no hundirme de nuevo. He sostenido su cintura y sé que está totalmente desnudo porque puedo sentir la piel helada a través de mi agarre en el agua. Sus extremidades intentan desesperadamente golpear las mías como si intentara sin mucho éxito imitar mis movimientos para no volver a lo profundo y no sé cuál de los dos tiembla con mayor fuerza.

Escucho profundos jadeos y aire caliente cerca de mi rostro y decido que es hora de abrir mis ojos, pero tengo miedo de hacerlo porque este sueño ha sido tan loco hasta ahora que temo por lo que vaya a encontrarme.

Sus brazos son delgados y lo sé porque se ha aferrado a mi cuello y se siente pequeño, más pequeño que yo, está desnudo y tiembla entre mis brazos mientras tirita y solloza con voz aguda e infantil.

¿Es un adolescente?

Una calidez diferente comienza a filtrarse de su cuerpo mientras yo me estoy congelando e inconscientemente me apego más a su desnudez, aunque sea incómodo. Pero la sensación de combustión es tan real que comienzo a cuestionarme mi inconsciencia.

Despego mis párpados con temor a lo que voy a encontrarme y me toma pocos segundos acostumbrarme y enfocar mi visión para descubrir un rostro demasiado cerca al mío que no puedo creer que sea capaz de imaginar.

No luce como un adolescente, pero quizá sigue siendo menor que yo. Sus labios están semi abiertos y son gruesos y su nariz es recta y como una pequeña bolita al final, su cabello está mojado y hacia atrás dejando a la vista su frente lisa y sus cejas gruesas, pero son sus ojos los que no puedo descifrar o comenzar a describir.

Son grandes, y brillan reflejando los míos, pero son color ámbar y está tan cerca que puedo ver sus pupilas que poseen galaxias y constelaciones.

Sus ojos son como estrellas que te ofrecen un vistazo al universo.

Y no en un sentido metafórico.

—¿M-Min Y-Yoongi?

¡Oh, joder!

Su voz es apenas un susurro agudo y parece no notar que está aferrándose con demasiada fuerza a mi cuello, asfixiándome, así que me pateo el culo e ignoro el hecho de que alguien ha caído del cielo literalmente y acaba de decir mi nombre y comienzo a llevarnos hacia la orilla despacio porque el chico del cielo luce como si no supiera respirar y yo me congelo.

—No te muevas —murmuro, porque sus piernas están moviéndose frenéticamente entre las mías y temo que me golpee en la entrepierna con esa fuerza —En serio, debes dejar de moverte, por amor a Dios

—¡Me caeré! —dice sin aliento, apretando los dientes y sin dejar de mirar mis ojos, lo que me incomoda —No quiero volver al fondo.

Mi mirada se suaviza sin poder evitarlo porque hoy soy un idiota sensible y tengo ganas de tranquilizarlo.

—No te soltaré —murmuro —lo prometo.

No sé cuánto nos lleva llegar a la orilla y lo siguiente que sé es que estamos arrastrándonos por la tierra. Me apresuro a quitarme la camisa de cuadros amarilla que está empapada y la tiro encima de su cuerpo hecho un ovillo, por respeto a sus derechos humanos, pero noto que en realidad es más alto de lo que parecía bajo el agua y que mi pobre camisa delgada no va a funcionar.

—Espera aquí —digo, dispuesto a caminar hasta la casa y buscar por lo menos una sábana con qué cubrirlo, pero él es más rápido en tomar mi brazo, haciéndome caer de culo de nuevo, cerca suyo.

Sus ojos se ven aún más grandes mientras escruta mi rostro con alarma y murmura: —No me dejes —pareciendo genuinamente asustado.

No he tenido tiempo de detallar su cuerpo, ni de notar si la calidez que siento es porque el sol ya ha comenzado a salir, pero veo que su rostro es simétrico incluso mientras está deformado por la incertidumbre.

—Debo estar demasiado drogado como para siquiera considerar que eres real —sin embargo, él sigue mirándome de la misma manera y reprimo la urgencia de torcer la mirada —Está bien, entonces, ven conmigo.

Y sonríe... vaya que lo hace. Las comisuras de sus labios extienden sus mejillas hacia los costados de su cara, lo que hace que cierre los ojos y muestre una dentadura perfecta. No se le ven las encías. Es una linda sonrisa que me parece familiar pero no puedo decir por qué.

Me pongo de pie y le pido que haga lo mismo, pero él parece aún confundido cuando mira hacia el frente. Toma una respiración profunda y no puedo dejar de mirarlo porque es extraño, está totalmente fuera de lugar y es la primera- No, segunda vez que tengo un sueño tan realista.

El chico del cielo coloca sus manos en la tierra y sus piernas encogidas por debajo de su cuerpo, parece que quiere impulsarse, pero termina lanzándose hacia el frente donde yo estoy de pie y no puedo reaccionar lo suficientemente rápido como para evitar que su cabeza impacte contra mi ingle

—¡Joder! —él levanta la cabeza y mueve sus manos frente suyo frenéticamente, supongo que ha visto mi cara de dolor, pero mis ojos están entrecerrados —¡Quítate de mi puta entrepierna! —Sus ojos brillan y sigue observándome, en cuclillas y totalmente desnudo, con mi camisa enrollada entre sus pies.

—Lo... ¿lamento?

El sol ha comenzado a salir en el horizonte y la luz se ha tragado todas las estrellas en el firmamento. Sus ojos son del color que surge por encima de nuestras cabezas y su cabello ha comenzado a secarse y bailar por su frente descubierta y es del color de la plata.

Me pongo de pie nuevamente con una mueca desagradable y estiro una de mis piernas buscando que algo allí se acomode y deje de punzar de alguna manera. Tomo mi camisa del piso y con ella entre mis manos le agarro del codo, trayéndolo conmigo para colocarlo de pie porque no siento apropiado tocar su piel directamente. Él se tambalea, pero logra estabilizarse y tiembla ligeramente.

Seguimos húmedos y fríos así que decido arrastrarlo hasta la casa, esperando que las ropas que mi abuelo dejó aun estuviesen decentes en las bolsas que la abuela empacó.

Él se planta en la tierra. Es casi de mi misma estatura o quizá uno o dos centímetros más alto que yo, pero no lo suficiente para que tenga que alzar la mirada.

Se ve físicamente frágil, aunque su expresión luce salvaje con sus cejas presionadas en concentración y mira hacia todas partes por mi rostro, pero no más allá de él.

Vuelvo a jalarlo hacia adelante y parece que se convenciera de poner un pie frente al otro, pero sus rodillas tiemblan y lo agarro más fuerte, sin tocar su piel que se ha secado ya y se ve dorada por los rayos recientes del sol.

—¿Acaso no sabes caminar? —Mi voz suena tosca y baja y sé que los efectos del alcohol se han de estar pasando dejando salir el estado de ánimo que me ha acompañado la última semana. No quiero pensar en eso, ni cuestionarme mi lucidez.

—Caminar... —prueba la palabra con sus labios, gesticulando de forma exagerada y casi parece una caricatura. Lucho con la comisura de mi labio que se cree con el derecho de levantarse y lo observo a sus singulares ojos mientras parece divertido con la posibilidad de caminar —Nunca he caminado antes

Hace una mueca graciosa y yo frunzo el ceño sin analizarlo mucho.

—Parece que hay muchas cosas que no has hecho antes —digo, suavizando mi tono de voz. Este sueño cada vez me perturba más. ¿habré alcanzado a llegar a casa?

—No, no he hecho cosas...ninguna cosa —me río

—¿Ninguna?

—Solo...E-Existir —parece inconforme con la simpleza de su respuesta y siento algo parecido a la simpatía por su tono de voz, pero, ciertamente, no estoy entendiendo nada de lo que está pasando

—Está bien, señor solo existo, vamos a que hagas algunas cosas que no has hecho antes —sus ojitos brillan casi con emoción, como si la perspectiva de algo nuevo le hiciera feliz y tengo que reprimirme el lanzar un comentario sugestivo que, presiento, él no va a entender —Hablo de que entraremos a esa casa que ves allá y buscaremos algo de ropa para ambos.

Camino para rodear la casa y no noto si me ha seguido o no, estoy agotado y siento una extraña agitación en mi pecho.

Mi frasco.

Me doy la vuelta demasiado rápido y, como no, él está en el lugar equivocado, pero no se cae, logra retroceder y hace algo muy gracioso: intenta fruncir el ceño, pero no sabe cómo y la mueca que resulta lo hace lucir como alguien estreñido.

Lo ignoro y regreso a la orilla y el frasco está brillando incluso más de lo que recuerdo con la pequeña luz flotando en medio con el sol naciente de fondo y me gustaría fotografiarlo, pero sé que no hay manera.

—Ah, espero no olvidarme de esto cuando despierte —Me inclino y lo tomo cuando siento calidez a mi alrededor de nuevo y sé que el chico desnudo está detrás de mí —¿No conoces el espacio personal verdad? —No me doy la vuelta, pero sé que me escucha, solo sigo mirando el agua y el sol y todo lo que está frente mío mientras mi camiseta negra se seca y se pega a mi torso por el viento que ha comenzado a soplar un poco más fuerte.

—Hay demasiado espacio de donde vengo —responde y decido que su voz es bonita cuando habla bajo, incluso si se escucha pesarosa —Nunca había visto con estos ojos, ni había escuchado con estos oídos, y mucho menos he tocado con esta piel, por eso me disculpo si he transgredido alguna norma política o social —frunzo el ceño, él habla de forma extraña.

—Eres extraño —murmuro —nunca había soñado algo como esto, incluso no puedo decir si sé el significado de transgredir

—¿Soñado?

Giro mi rostro solo un poco y él está demasiado cerca, casi tocando mi espalda con su pecho y su mirada es de total confusión hasta que el reconocimiento parece brillar en su mirada y abre la boca con gesto sonriente

—¡Ahhhh! —y ríe —ahora entiendo, crees que soy una proyección mental ¿No es así? Eso es adorable.

—¡¿Qué mierda quieres decir con adorable?! —Lo encaro, sintiendo mi temperamento crecer a medida que sigo mirando su rostro sonriente, casi obligándome a no bajar la mirada a su cuerpo por sus derechos humanos

—Es curioso que no digas nada acerca de mi oración previa donde me afirmo real.

—¡Oh, Jesús! incluso tienes poder argumentativo, se siente como discutir conmigo mismo...¡Debo estar enloqueciendo! —Me llevo mi mano libre a la cabeza y jalo mi cabello, siento una risa vibrar en mi pecho, pero la detengo antes de que salga —¡¿Qué clase de mierda me fumé?! ¡Oh, Hoseok, te juro que te mataré cuando te encuen-

—¡Aish! —él me interrumpe y me observa con el rostro pellizcado —Había olvidado lo escandaloso que podías llegar a ser, Min Yoongi —Cruza sus brazos sobre su pecho y la sola acción parece extraña para él mismo, pero se mantiene firme y alza la barbilla, desafiante

—¡Deja de llamarme por mi nombre! ¡¿Quién te ha dado el derecho?!

—¡El universo!

—Mira que eres estúpido, esa no es una respuesta válida, yo tendría que darte el derecho y no te lo he dado —Él se detiene y descruza sus brazos, ahora me observa con extraño interés y parece considerar mis palabras.

—¿En serio? Nadie me dijo nada de eso —luce decepcionado y confundido y, sí, sigue teniendo el aspecto de un cachorro —¿Qué tengo que hacer para tener ese derecho? —Y sonríe como niño, confundiéndome a mí.

—P-Pues... para empezar, dime quién eres —Se encoge de hombros y mira hacia otro lado, mordiendo su labio inferior como si no supiera lo que hace hasta que vuelve su mirada hacia mí de nuevo.

Son solo segundos los que pasa en silencio, pero me son suficientes para recorrer su rostro en detalle y aprendérmelo. Es loco, es extravagante, pero me gustaría recordar este sueño cuando despierte.

Vuelve su rostro hacia mí y sonríe de manera formal, como si se presentara a una entrevista de trabajo.

—Mi nombre es Seokjin, significa gran tesoro, soy una enana azul sin ente corporal que nació a partir del deseo de un niño de cuatro años llamado Min Yoongi, deseo efectuado a las once horas de la tierra con cumplimiento dentro de las veinticuatro horas siguientes hace dos décadas terrestres.

Me quedo muy quieto, observándolo sin ninguna expresión, pero me rompo, no puedo detener la carcajada que sale de mi cuerpo tembloroso y me doblo por la mitad hasta que estoy apoyado en la tierra de nuevo.

—¿Por qué no puedo tener tanta imaginación cuando estoy haciendo un proyecto? —Digo una vez que me he calmado.

—No me crees ¿No es así? —alzo la mirada y él sigue sonriendo, casi como si no le importara, y la potencia de su mirada me descoloca porque es extraña, una mirada que nunca había visto dirigida hacia mí por cualquier otra persona que no hiciera parte de mi familia. Me mira como si me tuviera cariño —No importa —continúa —No necesitas creerme, estoy aquí contigo de todas maneras y eso me hace feliz... conocerte por fin, me hace feliz.


★ ★★


Min Yoongi es adorable.

Pero dudo que le agrade que se lo vuelva a decir por la expresión que tiene ahora. Luce como alguien que acaba de ser golpeado y eso me hace preocupar.

¿Dije algo mal? ¿No se supone que debía contarle que soy una estrella? Pero entonces ¿Cómo le explicaría haber caído del cielo a la tierra? ¿Hola soy Seokjin y me caí de la luna? No hay estrellas dentro de la luna.

Comienzo a sentir aguijonazos en mi piel y sé que eso se conoce como frío, tengo frío y soy consciente de mi desnudez, pero a mi humano no parece importarle o incomodarle como se supone que tendría que ser. Min Yoongi no actúa como se supone que tendría que ser y por eso tengo mi siguiente pensamiento: Min Yoongi es especial. No es extraño porque creo que ese concepto no encajaría con él, sólo creo que es diferente, diferente bueno. Especial.

—Está bien, creo que en definitiva algo tuvo que haberme sucedido anoche —parece enfermo, sé que luce como un enfermo porque sé casi todo lo que hay que saberse sobre la vida en la tierra, aunque no lo comprenda del todo, y lo he observado quizá algunas veces mientras esperaba a su siguiente deseo y puedo decir que luce enfermo, pero creo que no lo está.

—¿Puedo llamarte Gi? —Digo a continuación antes de que pudiera darme cuenta y esto de tener filtro y pensar antes de hablar me parece la cosa más difícil. Incluso más difícil que caminar, ¿Qué es más difícil que caminar? Pensar. También conozco las normas sociales, pero no sé cómo usarlas.

—No puedes —Reacciona de repente, como si se hubiese dado cuenta de que había estado en silencio por mucho tiempo. Su concepción del tiempo es diferente, tengo que recordarme.

—Está bien, Gi.

—Te dije que no lo hicieras, no me llames Gi —Hace eso que he descubierto que me gusta, como fruncir el ceño, pero más pronunciado, incluso luce enojado.

Niego con la cabeza.

—Yo pregunté, y tú respondiste, te llamaré Gi porque Min Yoongi es muy largo, ya te di una razón lógica e indiscutible.

—Así no es como funciona

No lo entiendo.

—No lo entiendes ¿verdad? —Tuerce los ojos, casi divertido. No lo hago.

—Si lo hago

—Escucha, Seokjin estrella enana azul-

—Solo enana azul

—¡Escucha! Si te digo: No lo hagas, No lo haces, así es como funciona, tu pregunta es independiente a la respuesta ¡Pero tu acción es dependiente a la respuesta!

Ahora entiendo.

—De acuerdo, Gi, pero quiero llamarte así, tú diste tu respuesta, yo di mis razones, tú lo denegaste, pero yo decido qué hago, mi existencia me da ese poder.

Y se queda callado, lo cual es extraño porque Min Yoongi nunca se queda callado, aunque durante los años haya dejado de ser escandaloso.

Hasta hoy.

—¿Sabes qué? —Dice luego de salir del estado de parálisis en el que se encontraba —Haz lo que quieras, no, ¿Sabes mejor qué? Este es MI sueño, no puedes hacer lo que quieras y-

Dejo de escucharlo porque por un segundo mi vista capta algo, un pequeño movimiento sobre su pecho donde lleva algunos minutos aferrando algo a lo que no le había dado importancia.

—La tienes...

—¡No tienes derecho! Todos en mi vida creen que tienen derecho a tratarme como quieran-

—Aún la conservas...

—¡¿Qué si quiero que me traten de forma seria?! He crecido mucho, puedo partir la mandíbula de un sujeto veinte centímetros más grande que yo ¡¿Y qué obtengo?! ¡No soy un jodido gato bebé!

—¡Min Yoongi, concéntrate y cállate! —Grito a toda la capacidad que mi garganta me permite y vuelve a paralizarse.

Me arrepiento de inmediato porque creo que he cruzado algún limite, pero siento burbujear algo en mi pecho, es casi doloroso físicamente y creo que así se siente el enojo. Respiro, una, dos, tres veces, mientras Yoongi sigue en silencio mirándome como si fuese la primera vez que me ve y se ve más joven, casi como un niño, me recuerda más a él y no a la imagen que ha construido

—Aun la conservas —vuelvo a decir, esta vez mucho más bajo, y señalo con mi dedo el frasco que ahora sostiene sobre su corazón con ambas manos, casi como si no quisiera que lo viese y pienso ¿Ya qué? —Hace dos décadas deseaste que el día siguiente fuese un día feliz, querías hacer amigos sin tener que atrapar a una luciérnaga —Él niega con la cabeza frenéticamente —conociste a Hoseok al día siguiente... se volvieron mejores amigos con el paso del tiempo, ese fue el deseo que me dio la vida.

Otra vez luce como si lo hubiese golpeado.

—¿E-Estás diciendo que Hoseok es mi amigo por ti? —Bufa y sé que no lo ha entendido, veo que no lo ha hecho así que niego inmediatamente como él lo hace, pero estoy tan poco familiarizado con el movimiento que creo que soy muy brusco y me mareo.

—Así no funcionan las reglas del firmamento, no puedo influir en la vida de otras personas y no puedo obligarte ni a nadie a hacer algo que no quieran, eso hace parte de su libre albedrío, pero soy una energía, como casi todo en el universo, así que puedo hacer que otras energías confluyan de manera conveniente... no sé si lo sabes pero el universo sabe cómo todo funciona, aunque claro, el saber es otro concepto abstracto que ustedes, los humanos, has descrito y yo solo intento acoplarme a sus normas de lenguaje.

Esta vez no luce como alguien golpeado, luce como alguien ofendido.

—¿Entonces qué fue lo que hiciste?

—Hice que se conocieran, como estaba planeado que pasase, pero no iba a suceder si yo no hacía que sucediera. Como he dicho antes, el universo sabe todo y es como lo que ustedes llaman Destino. Tú tenías que nacer para que pidieras ese deseo que fue lo suficientemente poderoso como para crear la energía que me formó, y yo tenía que ser formado para cumplir ese deseo que haría que Hoseok y tú se conociesen y se hiciesen mejores amigos como tenía que ser... es toda una paradoja muy divertida.

Pero Gi no luce divertido.

Parece que me hubiese entendido y al tiempo parece como si no y eso es curioso, pero de verdad necesito que lo entienda, eso haría más fácil la tarea que se me ha sido asignada y-

—O sea que, si pido cualquier deseo, tú lo cumplirás —tuerzo los ojos como él lo ha hecho porque pienso que se adapta a la situación.

—No funciona así, Gi, las reglas son muy complejas y no se fija en los deseos que formas en palabras porque muchas veces no son lo que realmente quieres, pero, si nos ponemos con tecnicismos... sí, te ayudaría a cumplir tus deseos, lo que tienes en tus manos es prueba de ello.

Su mirada baja inmediatamente al frasco entre sus manos y siento calidez en mi cuerpo cuando noto que él no se había dado cuenta que lucía como si estuviese protegiendo el frasco con su vida.

—¿La luz es tuya? —frunce el ceño —¿Cómo?

—Soy un ente luminoso, Gi, estoy compuesto de energía más que de cualquier otra cosa. Cumplir un deseo requiere el uso de cierta cantidad de energía, así que esa energía se desprende de mí... parecido a cuando lloras, es como una lágrima, pero en mi caso es solo una gota de mi energía. Realmente no pensé que la hubieses retenido, por lo general se desvanece y vuelve a unirse al universo una vez que el deseo se ha cumplido.

—Pensé que era una luciérnaga cuando cayó y yo solo... la atrapé.

Él miente, pero no le digo nada. Gi es un gran mentiroso, pero yo lo conozco incluso más de lo que creí que lo conocía y el sentimiento es curioso y se siente raro en mi caja torácica.

Es mi primera interacción con otro ser humano, con otro ser provisto de consciencia y eso es abrumador para solo una hora y algo más.

—Así que... debería, yo, quiero decir —Luce nervioso y me quedo en silencio, esperando que grite o que tire el frasco escandalizado como suelen actuar los humanos, que entre en pánico por la realización de una realidad que le es desconocida y que no puede explicar. Me preparo para el rechazo y la nueva sensación que supondría y la que experimento en estos momentos como expectación.

Pero conozco lo que es la sorpresa cuando Gi solo responde: —¿P-Puedo yo...puedo conservarla? —Y vuelve a sostenerla contra su pecho como si pensara que correré a quitársela

Encantador.

—Es tuya

Y sonríe, por primera vez con encías, mientras me mira. 

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