Capítulo 19°: De los principios de la memoria física
De los principios de la memoria física
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He amado las estrellas con demasiado cariño como para tener miedo de la noche.
—Galileo Galilei
—Aunque no lo creas, no es el favor más extraño que me han pedido —la voz de mi mejor amigo es juguetona mientras descansa su cuerpo en mi cama.
Jin y Jungkook están jugando en el suelo de la sala, en uno de los cuadernos de apuntes de mi hermano, a un extraño desafío de quién-realiza-más-cuadrados-que-quién, y puedo escuchar los gritos de mi estrella y su risa escandalosa todo el camino hasta mi habitación.
Intento tapar mi sonrisa porque es algo a lo que me he acostumbrado, pero me detengo en el último momento cuando veo mi mano viajando a mi rostro, porque no hay razones para ocultarla, no ahora.
Hoseok ha llegado cuando ya se está haciendo de noche para terminar el proyecto de la única clase que compartimos, y es entonces que le pido hablar a solas.
—Si, bueno, sé que conoces gente en la oficina de registro, y si no lo necesitara, créeme, no te lo estaría pidiendo.
—Entonces, recuérdame exactamente qué necesitas
—Una identificación para Jin y antecedentes laborales mínimos, nada más, quizá en alguna cafetería o lo que sea —murmuro como si le estuviera solo pidiendo que chascara los dedos y él, para mi sorpresa, solo asiente.
—Pero ¿Qué pasa con los suyos? Y por favor, dime que no estamos ayudando a un delincuente.
—¿Lo has visto si quiera? ¿Crees que él es un delincuente?
—Yo no sigo ningún estereotipo, Min, mi niño podría ser perfectamente un asesino y no me sorprendería —lo dice tan seriamente que por un segundo estoy a punto de creerle, hasta que comienza a reír bajito —Bueno, está bien, sinceramente no, él no parece ese tipo de persona, pero sí parece del tipo que se metería en problemas con su linda carita y por eso necesitaría una nueva identidad.
—No necesita una nueva identidad —intento explicarle mi pequeña verdad tergiversada de nuevo sobre cómo Seokjin no tiene papeles porque sus padres los han escondido para mantenerlo con él. Le cuento una historia sobre cómo Jin se ha separado de sus padres para buscar nuevos horizontes sin su consentimiento y cómo por eso no tiene nada en su poder para lograr identificarse y buscar un nuevo empleo.
Ni siquiera me siento terrible cuando lo digo y no sé qué se supone que eso dice sobre mí.
—Oh, vaya —murmura —entiendo eso de querer escapar de casa. ¿Por eso, entonces, es tan reservado sobre su vida privada? —asiento despacio —bueno, lo que sea por él, hablaré con mi amigo, estoy seguro de que me ayudará a duplicar su información y el lunes a primera hora puedo acompañarlo hasta la oficina para firmar todo lo que sea necesario.
—¿El lunes a primera hora?
—Ehm... si ¿Hay algún problema?
—Es mi primer día de trabajo, no podré acompañarlo —Hobi rueda los ojos con una sonrisa de comemierda pegada en su cara.
—¿Y para qué? Sabes que cuidaré de él con mi vida, él tampoco es un bebé, por amor a Cristo —se ríe de mí y su mirada se vuelve filosa en diversión —y si lo dices por celos, a pesar de que sé que soy irresistible, no siento curiosidad por esos lados.
—¡Que te den, Jung!
—¡Ya te dije que no siento curiosidad por eso! —no puedo evitar resoplar una risa cuando me lanzo a la cama junto a él, mirando el techo de mi habitación como si fuese la cosa más interesante del mundo hasta que le oigo susurrar —sé que no me estás diciendo toda la verdad, pero, por ahora, me conformaré con esto y le ayudaré... es curioso...
—¿Qué cosa?
—He vivido en esta ciudad toda la vida y cada esquina me encuentro a un policía que me pide los papeles para identificarme y tu chico lleva aquí una semana y no ha tenido ningún problema —suspira —en definitiva, algunos nacen con estrella y otros nacemos estrellados.
Cuánta razón.
Jung se levanta de la cama y comienza a caminar hacia mi escritorio donde están la mayoría de nuestros materiales antes de salir de la habitación y dirigirse a la sala. Le digo que le seguiré en un minuto y me siento en la orilla del colchón, mirando hacia mis manos.
La conversación con Jungkook de esta mañana me sigue persiguiendo como lampara a las almas en pena y mi corazón se estruja un poco.
Mi corazón sabe que le quiere. Mierda, a estas alturas es demasiado probable que esté enamorándome, cayendo tan rápido y tan hondo que no tengo tiempo de pensar en la distancia que me queda por recorrer dentro del acantilado. Y eso, más las palabras de mi hermano, son lo que me preocupa, no saber qué tan profundo es, no saber qué tan profundo he llegado.
Los golpes suaves en mi puerta son los que me atraen a la realidad, y casi puedo sentir cómo mi mueca de preocupación se transforma en una sonrisa suave automáticamente cuando unos alborotados cabellos plateados se asoman por el espacio entreabierto de la entrada a mi habitación.
Los cabellos dan paso a un par de ojos grandes y curiosos con brillo especial y me sorprendo del pequeño haz de luz de orgullo que crece en mi pecho cuando pienso en cómo mi estrella ha aprendido a controlar sus peculiaridades por sí mismo.
Es una pequeña cosa inteligente.
—¿Gi? —murmura, mirándome con curiosidad, y aun si solo puedo ver sus orbes color ámbar, sé que debe estar frunciendo los labios —¿Está todo bien?
Su tono es preocupado y sus pupilas bailan por toda la extensión de mi rostro y suspiro, porque de repente me está faltando el aire y me siento abrumado. Extiendo mis manos hacia él y sonrío con fuerza cuando la puerta sale disparada y lo veo correr hacia mí con un bulto escondido en el trapo de la cocina en una de sus manos, como si solo hubiese estado esperando un permiso.
No le detengo incluso cuando el impulso de su carrera nos tumba a ambos en la cama, sacándome el poco aire que me quedaba.
—Vas a matarme algún día —murmuro mientras lo veo que está a punto de levantarse de mí y, como siempre, lo tomo con mayor fuerza entre mis brazos, haciéndolo soltar un quejido y dejando el bulto que sostenía a un lado de la cama. Quiero abrazarlo fuerte, muy fuerte, sin el miedo persistente a apagar su luz.
—¡Gi! Me estás dejando sin aire y aun no me has respondido —Jin intenta reprenderme con la mirada mientras frunce los labios con mayor ímpetu, luciendo gracioso para evitar sonreír. Me he dado cuenta de eso, de que Jin a veces quiere evitar sonreír, pero al final se da por vencido.
Me he dado cuenta de muchas pequeñas cosas, como el leve pliegue que se forma entre sus cejas cuando está concentrado en algo, no es una línea vertical común, es como dos pequeños puntos en la parte superior de cada una de sus cejas cuando estas están casi juntándose, o la forma en la que se crean bolsitas en sus parpados inferiores cuando se ríe.
También hay pequeñas manías, como la manera en la que truena sus dedos cuando está a punto de hacer algo nuevo —siempre el pulgar y el índice solamente —como la vez que intentó abrir la botella del shampoo, o cuando quiso probar el jarabe para la tos. También la forma en la que tararea la misma canción cuando se está quedando dormido y creo que lo hace inconscientemente.
Jin se despierta primero que yo y prende automáticamente la radio sin tomarse el tiempo de presionar el botón de encendido, siempre suena Rainbow conection o alguna canción que hable sobre estrellas de una manera que no logro entender. Luego se ducha y tiene su propio orden para hacerlo: agua, shampoo, agua, jabón, agua, shampoo, agua, acondicionador. Los dientes son siempre después de que ha salido de la ducha, nunca antes, nunca durante, y por, sobre todo, nunca después de haberse cambiado.
—¡Gi! ¡Te estoy hablando! —salgo de mi ensoñación por un fuerte golpe en mi hombro y veo a Jin sentado sobre mis regazo, con sus piernas flexionadas a cada lado de mi cuerpo, flaqueando mis caderas y sus brazos cruzados por encima de su pecho, su frente arrugada y un pequeño mohín en sus labios.
Yo sigo acostado en la misma posición en la que he caído y mis piernas cuelgan en el otro extremo de la cama. Sonrío, llevando mis manos a sus muslos, arrastrando mis palmas hacia arriba sin prestar mucha atención a como mis manos se llevan consigo la tela delgada de los pantalones cortos holgados, sin prestarle mucha atención a lo suave que es su piel contra mi piel y cómo siempre se siente cálida contra la mía tibia.
Jin se estremece cuando mis pulgares acarician la parte interna de sus muslos y con mi vista, siempre fija en su rostro, observo como el rojo se va extendiendo lentamente por sus mejillas y la parte superior de sus orejas, contrastando con su piel nívea y sus cabellos de plata.
—Lo siento, cariño, ¿Qué me has preguntado? —Jin carraspea y tensa sus brazos contra su pecho, como si mantener su postura firme le estuviera suponiendo un reto, Jin se queda obstinadamente en silencio e intenta hacerme creer que está enojado conmigo por no haberlo escuchado. La verdad es que, sí lo escucho, siempre lo hago —Vaya, cariño, mírate —susurro, apoyando más mi cabeza en el colchón para mirarlo —eres jodidamente hermoso.
Jin bufa una risa sin querer, como si el comentario hubiese sido demasiado inesperado, y se lleva las manos a la boca como si hubiese sido un error dejar su diversión en evidencia.
—¡No digas cosas ridículas! —me lanza al fin, volviendo a cruzar sus brazos y desviando la mirada lejos de mí. Me río solo un poco ante la hilaridad de la situación.
—¿Qué? ¿Acaso no lo sabes? Eres demasiado hermoso para ser bueno para mi salud —mis manos tienen vida propia y siguen acariciando los muslos de Jin. Lo siento apretar más mis caderas y como todo su cuerpo se ha puesto rojo.
—No, no lo has hecho —parpadea confundido y luego vuelve su mirada hacia mi yo patéticamente sonriente —Es la primera vez que lo haces.
Su voz es tan seria y su mirada está tan perdida que mi sonrisa se borra un poco. Me enderezo lo mejor que puedo con él aun sentado sobre mí, llevo mis manos hacia su espalda para evitar que mi impulso le haga caer hacia atrás y las piernas de Jin bajan un poco por mi cuerpo, haciendo que esta vez esté sentado a horcajadas sobre mis piernas, con su rostro justo frente al mío.
Jin es pequeño y liviano a pesar de que mide un par de centímetros más que yo y no puedo llegar a imaginármelo si en vez de veinte años tuviese treinta como se supondría que sería. Sin embargo, me sorprendo a mí mismo pensando en que, aunque fuese más grande que yo, tuviese más edad que yo, seguiría queriendo compartir con él momentos como este, o dejando que sostuviera mi cuerpo sobre el suyo o sus piernas enredadas entre las mías.
—Lo siento por no habértelo dicho antes, cariño —murmuro solemne —Recuerdo que la primera cosa que pensé de ti fue que eras algo etéreo, y lo sigo creyendo, eres hermoso, eres fuera de este mundo...literalmente
Jin ríe mientras niega.
—Mentiroso, lo primero que pensaste de mí fue que era irritante.
—Bueno, ¿Y me culpas? Llegaste imponiéndome cosas desde el primer segundo —sus brazos están ahora sobre mi cuello y su frente está contra la mía.
—Tenía qué. Eres demasiado testarudo —su sonrisa se borra y cae un poco —lo lamento si he sido pretencioso, Gi, nunca he querido incomodarte.
Llevo mi mano hasta su cabello, corriéndolo un poco de su frente para poder mirar mejor su rostro, sonriendo. Sintiéndome con el corazón demasiado grande, demasiado conectado al suyo y no sé cómo se supone que deba explicarlo o si debo hacerlo, aunque nunca ha sido fácil para mí poner en palabras cómo me siento. Así que solo suspiro y dejo salir lo que ha estado atormentando mi garganta.
—Incómodo es una palabra que nunca ha pasado por mi mente cuando estoy contigo, cariño. Tú me haces sentir... feliz. Has tomado y aniquilado todo lo que conocía como soledad, me haces sentir...completo.
Cuando la última palabra sale de mi boca puedo sentir como el cuerpo de Jin se tensa entero y como sus ojos se cristalizan inmediatamente.
Veo como sus ojos brillan otra vez con tantas estrellas como puedo contar hasta que una lagrima solitaria y cargada de luz se desliza por uno de sus orbes peculiares.
—No...
—¿Qué? Jin...
Jin estira su mano, sin despegar su mirada de la mía confundida y destapa el pequeño bulto que ha traído.
Mi frasco.
Tomándolo entre sus manos cuando el pequeño lucero comienza a caer lentamente, destapándolo justo a tiempo para ser atrapado entre las otras lágrimas, siendo la sexta luz en aparecer.
—N-No...se suponía que fuese así —murmura con dolor y yo no sé qué sucede, pero lo único que quiero hacer es que sus ojos dejen de lucir tan lastimados
Llevo mis manos a su rostro y mis pulgares a sus pómulos cuando él abraza el envase contra su pecho
—¿Qué no se suponía que fuese así? ¿Qué es esa luz, Jin? Yo no he-
—Fue ese deseo, Gi, el que pediste la noche en la que caí a la tierra, deseaste sentirte... así —traga duro —pero no se suponía que sucediera así, yo... yo he estado intentando cumplirlo desde que he llegado, pero no sucedía, él deseo solo no se cumplía y yo no sé, yo no sé, Gi, te juro que no sé —Jin luce desesperado y tembloroso, asustado.
Asustado de mí, rompiéndome solo un poco el corazón su mirada abatida y su piel sin rastro de color.
—Hey, Hey, cariño, respira conmigo, vamos, solo respira conmigo.
—P-Pero, no, no, Gi, no quiero que haya sido por mí, no quiero que pienses que todo esto ha sido debido al deseo, Gi, yo no he estado jugando con esas energías, el deseo no debía cumplirse con-
Le beso. Con el corazón latiendo fuerte contra mi pecho, tragándome sus palabras, sus suspiros, sus miedos y los míos, con las pequeñas lagrimas que se han escapado de sus ojos inundando las yemas de mis dedos y el calor de su cuerpo asfixiándome.
El frasco queda oculto entre nuestros cuerpos cuando sus brazos abrazan mi cuello y sus dedos se enredan en mi cabello y las mías viajan por sus hombros, su espalda, su cintura, aferrándolo a mí con más fuerza, aumentando la temperatura de la habitación.
Tengo la repentina necesidad de recordarme que está aquí conmigo, que le quiero, le anhelo, que me quiere, sé que me quiere, y eso va más allá de cualquier deseo pedido a una estrella.
Muerdo su labio inferior con más fuerza de la que pretendo y Jin mueve sus caderas como reflejo, haciéndome soltar un jadeo ronco mientras sus labios se entreabren y me permiten el acceso. Acaricio su lengua, rasgo su espalda con mis uñas diminutas sobre su ropa hasta que siento que el oxigeno se nos ha escapado por completo y tengo que obligarme a dejarle ir.
Nos separan apenas unos milímetros y nuestros suspiros son pesados y profundos cuando el brillo de sus constelaciones regresa.
—Solo dímelo —susurro sobre sus labios —dime que esto fue tanto tu elección como la mía.
—Lo fue, Gi, el deseo no tuvo nada que ver. Yo jamás te haría eso.
—Lo sé
—¿Me crees? Aun me estoy preguntando cómo es posible que yo te haga sentir completo cuando no he hecho nada más que cumplir deseos a medias.
Trago con dificultad porque yo también me lo pregunto. Pero lo único que hago es llevar mis labios a su frente, a sus parpados, sintiendo como la humedad bajo ellos ha ido desapareciendo, beso sus pómulos hasta llegar a la distancia de su boca y muerdo su labio con suavidad, llevándolo conmigo y provocando en Jin un gemido diminuto que envía corriente eléctrica por toda mi columna vertebral.
Es la primera persona con la que mi cuerpo reacciona de una manera que antes era totalmente desconocida.
—Jin, yo-
Pero antes de que pueda decir cualquier cosa, escuchamos los pasos de las otras dos personas en la casa, y lo único que podemos hacer a tiempo es esconder el pequeño frasco de nuevo bajo el trapo de la cocina, reaccionando justo cuando nuestros cuerpos siguen enredados y la risa atronadora de mi mejor amigo me provoca una mueca y la voz de mi hermano sale incómoda.
—Hyungs, les diría que se buscasen una habitación, pero supongo que están en la suya.
★★★
Siento mi caja torácica expandida y luego reducida en una danza dolorosa que limita la capacidad de respiración de mi cuerpo. Y mientras Hoseok y Jungkook cenan y se van, mi mente sigue rondando por el calor en mi vientre, los labios de Yoongi en mi piel, el pequeño aguijonazo de dolor en mi labio inferior donde hay una pequeña herida provocada por los dientes de la persona al otro lado de la habitación.
Y sé que mi cuerpo funciona como los principios de la memoria física del universo, recordando todo lo relacionado a la luz y el sonido que impacta mis propias hondas y ahora todo lo que veo y oigo y siento tiene nombre y apellido.
Me da miedo.
La casa se queda en silencio mientras Gi termina de acomodar los cojines de la sala y yo lavo los pocos platos que se han ensuciado. Respirar me duele porque me siento nervioso y tengo miedo.
Tengo demasiadas preguntas en mi cabeza y no sé si se sienten bien o se sienten mal. ¿Se siente bien que Gi no se haya enojado conmigo? ¿Se siente mal? ¿Se siente bien que a Gi no le importe que haya sido yo quien robara su deseo? ¿Se siente mal?
No se suponía que fuese así. Llevar el frasco a su habitación había sido solo un acto de costumbre, un hábito de mantenerlo siempre cerca más que cualquier otra cosa.
Y no debía pasar así. Yo solo debía interceptar energías, conocerle lo suficiente, ayudarle a expandir su corazón para que el propio universo me ayudase con sus sentimientos de soledad. Pero debí saberlo ¿No es así? Debí saber que así no funcionan los sentimientos de los seres humanos. Debí saberlo desde que descubrí mis propios sentimientos por Yoongi.
Los sentimientos no se pueden fabricar, no se pueden controlar, no se pueden elegir.
Y me gusta pensar que, a pesar del control que pueda tener el universo sobre las cosas que están escritas y que tienen que suceder de una manera en específico, los sentimientos siguen estando fuera de su alcance.
Pero entonces, me pregunto si el universo siempre supo que algo así podría pasar, que no habría podido ser capaz de cumplir ese deseo por mi cuenta y si, lo que sea que esté sucediendo entre Gi y yo, estaría rompiendo alguna regla.
Porque el cielo me lo hizo saber, me hizo saber que esta era mi segunda oportunidad de entrelazar mi destino ya escrito con el de Yoongi, me dijo que teníamos que pasar.
Solo que nunca me dijo de qué manera sería, nunca me dijo si haber vuelto significaba completar la vida que me fue arrebatada desde muy joven.
Y temo que la respuesta a todo sea un rotundo no.
Suspiro y sacudo mi cabeza con determinación, porque tengo un plan b, porque tengo a Yoongi ahora, y no puede importarme menos nada más.
Sonrío y siento entonces un par de brazos que rodean mi cintura desde atrás y una barbilla que se apoya en mi hombro. Tiemblo solo por la calidez de la respiración de Gi en mi nuca y tengo que morder mi labio inferior para no dejar escapar más de esos vergonzosos sonidos de hace un par de horas cuando los labios de Gi rozan su camino por mi nuca hasta llegar a un punto por debajo de mi oreja.
Gi me muerde un poco y mis rodillas comienzan a ceder.
—O-Oye ¿Qué haces?
—Es una manera sucia de hacer que dejes de tensionar los hombros —apenas sus palabras llegan a mi cerebro es que noto que mi cuerpo se ha escurrido contra el suyo.
—¿Sucia? —pero la respuesta nunca llega cuando siento sus dientes halar del lóbulo de mi oreja y es algo diferente, demasiado diferente que envía pequeñas explosiones por todas partes de mi cuerpo hasta llegar a mi abdomen bajo. Tensándome de nuevo.
No sé qué es, y aunque no es la primera vez que experimento esa clase de calidez junto a Gi, esta vez es diferente, es más fuerte y me hace enrojecer y picar todo el cuerpo.
Es abrumador y sus manos están por encima de mi camisa y sus labios siguen besando cualquier lugar que puede alcanzar y no puedo evitar lo que hago después de eso.
Salgo corriendo y me encierro en el baño.
Han pasado 170,67 segundos y estoy sentado en el piso de baldosas, con mis rodillas pegadas a mi pecho y la espalda pegada a la puerta, sintiéndome avergonzado por cualquier cosa. Del otro lado de la madera, sé que Gi se encuentra en la misma posición que yo.
—Cariño...Vamos, abre —lo oigo suspirar y muerdo mi labio inferior porque mi imaginación humana recién descubierta me hace pensar en ese mismo suspiro contra mi piel —Lo siento si me pasé de la raya, yo solo... te vi allí y no pude controlarme, ¿Tiene sentido? ¡Ah, joder! De verdad lo lamento.
—No lo lamentes —lo digo lo suficientemente bajo como para no ser escuchado incluso por mí, pero él lo hace.
—¿Por qué no? Te he hecho sentir incomodo y-
—No me has hecho sentir incómodo, Gi.
—¿Entonces?
Muerdo mi labio con mayor fuerza hasta que duele allí donde él ya lo había hecho y estiro un poco hasta que logro abrir la puerta lo suficiente como para verlo. Acomodo mi espalda, esta vez contra la puerta abierta, y le veo allí, con la espalda contra el marco, su brazo derecho apoyado contra su rodilla flexionada y la otra estirada en toda su extensión. Su cabeza está pegada en la pared detrás suyo y sus parpados a medio camino de cerrarse.
—¿Yo tampoco te he dicho que eres hermoso, Gi? —él sonríe de medio lado y estira su mano izquierda hacia mí, yo no dudo en entrelazar sus dedos y los míos, porque me gusta como se ven los contrastes entre nosotros, en cómo somos diferentes y, aun así, encajamos.
—¿Entonces? —repite y yo suspiro porque me avergüenza decir cualquier cosa, pero todo rastro de temor desaparece cada vez que le veo.
—Me gusta que me toques, Gi, p-pero, cada vez que lo haces yo me aturdo y-y no sé cómo se supone que debo reaccionar a eso. M-Me gusta que me beses, y me gustaría besarte de la misma forma... y tocarte, pero me a-avergüenzo.
Me quedo callado y alzo la mirada que había estado manteniendo sobre mi regazo hasta su rostro, para descubrirlo sonriéndome ampliamente.
—Eres perfecto, Seokjin estrella enana azul
Sonrío y siento mis manos picar, mis labios picar, mi cuerpo entero lo siento cálido y susurro, dejando mis inseguridades detrás de la puerta: —Solo enana —estirando mi cuerpo sobre mis rodillas para tomar su rostro con mi mano libre y besarle, haciéndolo deslizarse de la pared hasta la alfombra, llevándome consigo.
Y no tengo tiempo de preguntarme cómo es que siempre acabamos en la misma posición.
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N/A:
(Maratón 1 de 4)
Lo siento si la última semana no actualicé. Algunas cosas han estado difíciles y yo simplemente no me podía quedar quieta. Estoy resolviendo todo lo que puedo.
¿Cómo de maravillosos están siendo sus días?
Gracias por las 4K lecturas y los 1.2K votos. Hoy (23 de mayo) la historia cumple dos meses solo.
#FunFact11: Esto no es, exactamente sobre la historia, pero quiero que sepan que me hago la chismosa y me paso por sus perfiles cuando votan :0
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