02. Un campista y ¿una carta?


Capítulo dos: Un campista y ¿una carta?

Llegamos a la estación en poco tiempo. Inmediatamente compramos los boletos y esperamos dentro del bus hasta que este parta.
Después de diez minutos el autobús arrancó hacia Jacksonville. No tardamos mucho en llegar, bajamos del colectivo y nos dirigimos a la dirección que Quirón me entregó anteriormente.

La casa estaba desierta y muy arruinada. Tocamos el timbre, pero nadie atendía, a la tercera vez, una señora de edad avanzada abrió la puerta.
—Hola, estamos buscando a Alexander Darkwood, ¿se encuentra aquí?
—No, salió con su padre. Vuelven mañana. —informó la anciana.
—Gracias, vamos chicos — se dirigió Annie a nosotros.
—¿A dónde iremos? —preguntó Leo.
—A un hotel.
—Chicos, no me fío de esa señora — les digo
—¿Por qué?
—Hay algo en ella que no cuadra. —respondí, pero igualmente caminé detrás de ellos, siguiéndolos.

A cinco cuadras de donde nos encontrábamos, había un hotel. Una vez allí, Percy fue a pedir las habitaciones.
El lugar era muy lindo. El piso y las paredes eran de mármol blanco; además una hermosa araña de cristal adornaba el techo.

—Aquí están— comunicó Percy agitando tres llaves.
—¿Por qué tres? —pregunto Nico.
—Es para ahorrar—dijo Percy
—Bien, así nos distribuiremos: Percy y Anna; Nico y Leo; yo en la que queda—anuncié agarrando una de las llaves y corrí a la habitación encerrándome en ella.

A los minutos se escucharon pasos apresurados y gritos afuera del cuarto.
—¡¡¡CASSY SAL EN ESTE INSTANTE, NO DORMIRÉ CON VÁLDEZ!!!
—Relájate Nico, era una broma, intenta relajarte un poco, me es igual compartir o no la habitación con alguien —dije saliendo

—Genial, porque no creo que pueda soportar las quejas de sombritas toda la noche. Además, es lo justo, cada quien con su pareja.
—¿Cuántas veces tengo que repetirlo?... ¡No somos novios! —dijo Nico enojado.
—Lo que digas. Solo... usen protección, no quiero ser tío tan joven.
Ya con mi paciencia al límite le dije lo más tranquila que podía:
—Valdez te recomiendo que no agregues otro comentario, entres a ese cuarto y no salgas hasta que amanezca o no me hago cargo de mis actos.

Leo entró rápidamente al cuarto y escuche como lo cerraba con llave.
—Okay chicos, ya es tarde hay que ir a dormir.
—Si, vamos Percy—le dijo Annie a mi hermano.
Mi hermanito asintió y se dirigieron a la puerta que estaba del lado derecho de donde Leo se encontraba encerrado.
—Vamos a dormir Nico. — él repitió el gesto de Percy y fuimos a la puerta que estaba a la izquierda de Valdez.

La habitación era del tamaño perfecto para dos personas. Tenía una cama matrimonial, un armario, una ventana, una mesa de luz en ambos lados de la cama, en la cual había colocado mi mochila, y había una puerta que supongo es la del baño.
—Mierda, no traje pijama. Tendré que dormir así.
—¿No crees que hay que avisar a Quirón, sirenita? —Preguntó ignorándome.
—Ese apodo está muy usado Nicks.
—Lo sé, no hace falta que lo repitas—dijo haciendo morritos
—Aww que adorable eres—dije pellizcando su mejilla.
—No hagas eso.
—Está bien. Y si, tienes razón, yo le aviso. ¿Tienes una dracma?
—Si—seguido de eso saca uno de su bolsillo y me lo tira

—Gracias

Me dirigí al baño y forme un arco iris, llame a Quirón y le avise de nuestra situación. Cuando Sali del baño, me encontré a Nico sentado en la cama, mirando el suelo.

—Me pido el lado derecho

—Como quieras, niña
—A mí no me llames niña.
—Está bien, no te enojes, niña. —Contesto burlón, a lo que le hice una mueca.
Luego de terminar de decir eso nos acomodamos en la enorme cama, y caímos en los brazos de Morfeo.

***

Me despierto gracias a los rayos de sol que me dan directo en la cara. Intento levantarme, pero no lo logro porque los brazos de Nico me tienen sujeta por la cintura. Una vez fuera de la cama, busqué en la mesa de luz mis accesorios. Al lado de estos, se encontraba una carta que decía:

Srta. A.C. Monroe:
Habitación Nro. 50, 2do piso.
Hotel Sleep Well.
Jacksonville.
Estados Unidos.

La volteé y vi un sello muy particular, tenía un león, una serpiente, un tejón, un águila y en el medio una gran H.

Decidí no abrirlo, ya que estaba en una misión. es muy raro que una carta aparezca de la nada, lo mejor sería mostrársela a Quirón antes de abrirlo, o al director del campamento; al que encuentre primero.

Después de salir de los brazos de Nico coloqué las joyas en mis manos, busqué la ropa limpia que tenía en mi mochila y fui al baño. allí tomé una ducha, sequé mi cuerpo y cabellos de forma instantánea gracias a los poderes de mi padre.

Al salir Nico me estaba esperando al lado de la puerta, ambos salimos y golpeé la puerta de mi hermano y la de Leo.
Al cabo de unos minutos los tres salieron de sus respectivas habitaciones y nos dirigimos a la recepción. Allí devolvimos las llaves y fuimos para la casa del mestizo.

La casa estaba igual que ayer, pero si escuchabas y observabas muy atentamente podrías notar que había mucho ruido dentro, una ventana rota, pisadas en el... espera ¿qué?; ahí fue cuando me di cuenta de que obviamente algo iba mal.

Sin importarme lo que decían los chicos derribé la puerta de una patada. En las escaleras escuche un ruido aterrador para muchos, menos para mí, allí se encontraba una empusa. Pulsé el rubí del anillo-espada y empecé a luchar contra ella. Los chicos, que ya se encontraban dentro, intentaron ayudar, pero yo podía sola, ya que a los segundos le clavé la espada en el pecho y se desintegró.

—No seas paranoica, decían, no es nada. Nunca duden de su instinto de semidiós. —dije con burla y reproche.
—Como quieres que te tomemos en serio si siempre que ves a una persona adulta piensas que es un monstruo —Pregunto Nico

—No es mi culpa que todos los monstruos se conviertan en ancianos o gente guapa—dije mientras me encogía de hombros.

—Que suerte que esa empusa no era ninguna de las que conocemos—Dijo Percy
—Quien lo diría, hermanito; puede ser que tu suerte este mejorando
—¿Podemos por favor, encontrar al probablemente traumado nuevo semidiós? —Nos habló Annie algo irritada
—Si si, seguro esta arriba

Fui a la planta alta, caminé por el pasillo viendo las habitaciones por la puerta abierta; la última del pasillo estaba cerrada. Forcé la cerradura y dentro del cuarto me encontré con un señor que aparentaba treinta y tanto de años y un chico que parecía tener mi edad, amordazados y atados a unas sillas.

El semidiós se asustó al ver la espada.
—No les haré daño, tranquilos. Solo quiero quitar las sogas.
Me acerqué a ellos, corté sus ataduras y se sacaron lo que les impedía hablar.
—Señor Darkwood, somos del Campamento Mestizo, vinimos a ayudar al traslado de su hijo
—Alec, por favor ve a buscar la mochila que está en mi habitación; la roja.

Miró hacia mí con cierta duda y luego a su padre que asintió. Inmediatamente desapareció de nuestra vista.
—Señor, por casualidad, ¿usted sabe que diosa es la madre de su hijo?
—No lo sé, lo lamento; solo la vi dos veces en mi vida
—Esta bien no hay problema, es muy típico de los dioses hacer eso— contesté

Alexander volvió a la sala y los chicos aparecieron detrás de él.
—¿Pueden dejarnos a solas un momento? —Pidió el adolescente.

Vi que los chicos iban a negarse; los entendía, estábamos cansados y no queríamos más monstruos; igualmente asentí en dirección a los Darkwood y arrastré a los chicos fuera.

—¿Por qué hiciste eso? —cuestionó Percy.
—Tenemos que irnos. Aquí se encuentran tres semidioses de los más poderosos—agregó Anna.
—No importa, el chico puede que no vuelva a ver a su padre por mucho tiempo—contesté— de igual forma, me parece raro que Quirón nos dijo que había muchos monstruos cuando solo nos topamos con una empusa.

—Si tienes razón, tendré que avisarle a Quirón sobre la situación luego—Aseguro Anna

—Quizás solo quería que Aly y Percy dejaran de dormir— dijo con burla Leo

—Oh cállate Valdez— le respondí al mismo tiempo que le di un golpe en el hombro. Luego de eso Nico interrumpió a la familia

—Terminó el tiempo; vamos novato
—Me llamo Alexander, no novato.
—Como sea. Sígueme.
—No seas tan duro con él, Nico—dije

—¿Quiénes son ustedes?
—Hasta que lleguemos al campamento, somos tus nuevos niñeros—contesto Leo burlón — Trata de no morir ¿sí? Así nos ahorramos pápelo.

—¡¿Morir?!

—Es broma, chico— lo intente tranquilizar— Lo mejor es llegar lo más rápido que podamos, así que no iremos en autobús.
—¿Cómo volveremos? -Pregunto Percy

Mire a Nico, existiendo una mano hacia él; sorprendentemente me entendió y me dio otra dracma. El cual tire al suelo, que rápidamente se lo trago
—¿Como...? —empezó a hablar el nuevo, pero Percy lo interrumpió

—Ni siquiera lo pienses, Alyssa
—Stéthi, ¡Ó hárma diabolés! —grite

—¡No! ¡Todo menos ellas! —se quejó mi hermano.
Frente a nosotros apareció un taxi. Fui la primera en subir, seguida de los otros.

—¿Qué esperas, chico? Sube.
Subió al vehículo y se ubicó al lado de Percy
—Al Campamento Mestizo— les indique a las conductoras

—¡Percy Jackson! hola de nuevo— chilló Ira dándose la vuelta

—Ptss, ¿las otras dos tienen ojos? — susurro Alexander, Annabeth negó.
Mi hermano se agarró al nuevo y ambos quedaron abrazados, ja a Jason no le va a gustar que su bro este abrazado a otro hombre.

Luego de un rato las conductoras hablaron al unísono: —Llegamos

—Bienvenido al Campamento Mestizo, novato.
—Te estas juntando mucho con mi hermana, Nico.
—Ja, que gracioso Perseo.
—Tiene que hablar con Quirón ¿Quién lo acompaña?
—Yo no— dijeron todos al unísono, menos yo

—Okay, vamos novato.
Y así nos dirigimos a la casa grande.

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