23. Zayn.
¿Alguna vez tuvieron la premonición de estar a punto de hacer algo extremadamente estúpido, pero aun así, no puedes detenerte de hacerlo?
De pie en la acera, observé la fachada de la hermosa casa colonial de dos pisos, intentando encontrar en la imagen la sensación hogareña que me había producido en el pasado. Había crecido detrás de esas paredes, había dado mis primeros pasos en la sala que podía ver a través de los grandes ventanales y había perdido mi primer diente luego de caerme de mi bicicleta en ese mismo jardín delantero que parecía desbordarse de colores debido a las plantas que mi madre tanto se esforzaba por cuidar. Había llevado mi vergonzoso trasero adolescente por esa puerta cada día y también había arrastrado mi maleta por ese mismo camino de entrada cuando había decidido buscar mi camino en el mundo exterior.
Había tantas memorias que venían a mi mente, con cada detalle que visualizaba, algo nuevo llegaba. Y aun así, aun desbordado de todos esos recuerdos llenos de emociones, no lograba encontrar el suave cariño que antes me había producido ver la casa.
¿En que momento era que había dejado de añorar regresar para pasar ver el lugar como si fuese solo un edificio más en el vecindario?
—No tenemos que hacer esto ahora —la suave voz de Rainy interrumpió mis pensamientos, logrando que girase a verlo, solo para encontrarme con una sonrisita comprensiva en su joven rostro. Sus pequeños deditos apretaron los míos con suavidad, como si quisiese darme ánimos silenciosamente—. Podemos hacerlo otro día, cuando estés realmente listo para enfrentarlos.
Tuve que sonreír un poco ante eso, solo mi bebé podía adoptar ese frente tan maduro para intentar evitarme, lo que con seguridad, sería un mal trago. Él realmente solo estaba siguiéndome la corriente aquí, después de todo, la idea de ir a ver a mis padres el fin de semana había llegado desde mi boca. Aunque Rainy había hecho una mueca extraña con la idea, aun así había logrado captar un atisbo de interés en su mirada. Sabía que tenía curiosidad con respecto a mi familia, quizás porque él nunca había visto una fuera de las novelas que había leído en el instituto y solo quería ver como funcionaba todo. Sinceramente, tenía un poco de miedo de decepcionarlo con eso.
Mi familia no era amorosa y hogareña, al contrario, era estructurada y un poco fría a veces. Muy lejos estaba la imagen que el pequeño me había pintado de su idea de una familia. Rainy pensaba que al igual que en las novelas, en las familias debería desbordar amor, sonrisas y comida de a montones.
Tenía la sensación de que estaba a punto de estallar su burbuja de ilusiones.
—Son mis padres, cariño —dije, como un comentario al pasar, volviendo a ver la casa antes de soltar el aliento que no me había dado cuenta que había sostenido—. Son las personas que me trajeron al mundo y criaron, estaremos bien.
Pude sentir que no estaba del todo convencido con mis palabras, pero como el buen niño que era, solo tarareó su acuerdo y apretó su agarre en mis dedos.
—Está bien —dijo finalmente—. Entonces, preséntame a mis abuelos.
Con cada crujido de mis botas sobre la grava del camino, pude sentir mi mente retrocediendo en mi memoria, hundiéndose en todos esos malos momentos que parecían haberse acumulado y guardado a si mismos en el lugar más alejado de mi mente, justo fuera de mi alcance, donde los quería. No podía decir que mis padres eran malos, ellos jamás habían intentado herirme directamente, solo supongo que... no tuvieron idea de que hacer conmigo en su momento.
Supongo que estaba justificado, después de todo, los Omegas no habían dejado una buena impresión en mi padre Alfa. Al menos mi padre Omega, no lo había hecho. Aunque aun lo veía de vez en cuando, el hombre que me trajo al mundo se había marchado en la primera oportunidad que vio, dejando a mi otro padre solo con dos pequeños Alfas de cinco años y un bebé Omega de meses en sus brazos.
Él solo... se había ido.
Por lo que tengo entendido, después de haber traído tres niños al mundo, pareció percatarse de que la paternidad no era lo suyo y se había ido. Sinceramente, aun no estaba completamente seguro de como me sentía respecto a él. Aun lo veía a veces, después de todo, le gustaba aparecerse de vez en cuando en las reuniones familiares a las que Harry me arrastraba, pero aun siendo consciente de que había sido creado en su vientre, se me hacía extraño verlo como un padre.
Por otro lado, mi padre Alfa había conocido a una dulce Beta cuando yo tenía unos dos años y no había tardado en casarse con ella. Eloise se transformó en un ángel enviado desde el cielo para mi padre, ya que ella no dudó ni siquiera un segundo en hacerse cargo de nosotros como si fuésemos sus propios hijos. Y es que en realidad, si veía hacia atrás, era su rostro el que aparecía en cada una de mis memorias. Para todos los defectos, ella era mi madre.
Lamentablemente, al vivir con tres Alfas y una Beta, me hizo percatarme de lo diferente que era a ellos. Donde yo necesitaba contacto y cariño, ellos tendían a ser fríos y distanciados. Lo intentaron, debía darles eso, ellos realmente lo intentaron. Pero al igual que yo no pude comprender su distanciamiento emocional, ellos no llegaron jamás a entender mi necesidad de mostrar emociones.
La brecha entre nosotros siempre estuvo allí, yo siempre me sentí separado de ellos, quizás por eso había tomado la decisión de marcharme a buscar una oportunidad lejos en cuanto tuve la oportunidad. Pero luego sucedió lo de Rainy, y eso solo creo un crater entre nosotros.
Nunca pude lograr que ellos comprendieran mi necesidad y urgencia de encontrar nuevamente a mi hijo. Ellos solo suspiraron y me observaron con extrañeza, asegurándome que solo debería conformarme con saber que iba a ser bien cuidado, ¿acaso eso no era suficiente para mi?
Toda la situación había sido demasiado extraña para todos, así que había sido yo quién había tomado la decisión de alejarme.
Ahora, años después, aquí estaba nuevamente.
En cuanto nos detuvimos frente a la puerta principal, los dedos de Rainy volvieron a apretar los míos, llamando mi atención—. ¿Seguro que quieres hacer esto?
Asentí—. Todo estará bien, Rain.
Antes de que pudiese arrepentirme, extendí mi brazo y aplasté mis dedos sobre el botón del timbre, escuchando el tintineo de la música del mismo al otro lado de la madera. El sonido cesó y nada se escuchó al otro lado por un largo momento.
—Quizás no estén en casa —Rainy aventuró, dándome una sonrisa falsa—. Vámonos, podemos volver otro día.
Sacudiendo la cabeza, volví a inclinarme y apreté el botón una vez más. Esta vez, en el sonido se mezcló el grito de una voz femenina advirtiendo que estaba en camino. Sentí a Rainy moviéndose nerviosamente a mi lado antes de acercarse un poco más, casi fundiéndose contra mi cuando la puerta se abrió y un rostro familiar apareció en el hueco de la misma. Ojos grises se posaron en mi, abriéndose levemente con reconocimiento un segundo después.
—Zayn. —susurró bajo su aliento.
Intenté una sonrisa temblorosa—. Mamá —dije a modo de saludo.
¿Que otra cosa podría haber dicho? Después de todo, aunque llamaba de vez en cuando para saber sobre su bienestar, no había aparecido por allí desde hacia más de seis años. Luego de que ellos prácticamente me habían dado la espalda en cuanto a mi búsqueda de Rainy, yo no había regresado a casa.
Su mirada se deslizó hacia abajo, enfocándose en Rainy. Pude ver la sorpresa y el reconocimiento en su mirada en el instante en que le dio un vistazo. Quitando el tono de sus ojos, mi niño era muy parecido a mi cuando tenía su edad, por lo que era imposible confundirlo con alguien más.
Cuando su mirada regresó a mi, la sonrisa en mi rostro fue un poco más real—. La última vez que estuve aquí, prometí que la única forma de que regresara, sería si pudiese hacerlo con mi bebé —dije, jalando suavemente a Rainy fuera de mis piernas para que pudiese verlo sin obstrucciones—. Rainy, cariño, saluda a tu abuela.
Levantando la mirada, Rainy apretó sus dedos alrededor de los míos e intentó una sonrisa—. Hola.
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—Así que, ¿él realmente es tu hijo?
Sentado frente a la mesa del comedor, acepté la taza de té de manos de mi madre, sintiendo el suave perfume cítrico que provenía desde el interior. Rainy estaba sentado tranquilamente en la sala, jugando con un el cubo de Rubik parecido a una nave extraterrestre que Harry le había obsequiado. Él había logrado resolver todos los anteriores, así que Harry había decidido comprarle uno de los más difíciles que pudo encontrar, y él seguía trabajando en ello. Sabía que sería cuestión de días que tuviese que conseguir uno un nivel más alto, porque estaba seguro de que lograría solucionarlo en breve, pero por ahora eso lo mantendría ocupado el tiempo suficiente.
Volviendo a ver a mi madre, le di un sorbo a mi bebida y asentí suavemente—. Si, él realmente es mi hijo —dije—. Es el bebé que me arrebataron.
Quitando algunos mechones castaños de su rostro, ella arrojó una mirada curiosa hacia Rainy antes de volver a concentrarse en servir su propia taza de té—. Finalmente lograste encontrarlo —dijo casualmente—. ¿Cómo sucedió? Si es que puedo saberlo.
Ella no parecía particularmente emocionada con la situación, y más allá de dejar un plato de galletas en la mesa frente a él, no había dado mayor atención a la existencia de Rainy. No era algo extraño en realidad, ya que nunca se había mostrado particularmente interesada en los niños pequeños, más aun cuando estos no le eran familiares. Había sido buena con nosotros mientras fuimos niños, eso no había duda, pero ella era solo un poco... indiferente a veces.
—En realidad, si soy sincero, él fue quién me encontró a mi —admití en voz baja—. Es un niño muy inteligente.
Eso pareció lograr que mostrase un atisbo de curiosidad en su mirada—. Tiene siete años, ¿cómo pudo simplemente encontrarte?
—Él fue enviado a uno de los institutos de acogida para niños sin tutores capacitados —expliqué—. Allí los niños son puestos bajo el cuidado de antiguos alumnos de su misma categoría social. El tutor legal de Rainy fue quién lo ayudó a llegar hasta mi, es un Alfa bastante amable.
Ella escuchó con atención mis palabras, pero a medida que hablaba, pude ver su ceño frunciéndose suavemente—. Así que así fue —murmuró, viéndose pensativa antes de observar a Rainy sobre el borde de su taza.
Pareciendo sentirse observado, Rainy volteó la cabeza y se encontró con su mirada con una expresión mortalmente seria. Él en realidad, solo la observó por un largo momento hasta que ella fue quién cedió y miró a otro lugar. Restándole importancia a esa obvio enfrentamiento silencioso, esos hermosos ojos verdosos giraron hacia mi y una sonrisa dulce me fue dedicada. Tuve que ocultar una risa detrás de mi taza ante su expresión inocente, él obviamente sabía muy bien lo que acababa de hacer.
Cuando volvió a distraerse con el cubo, mi madre pareció encontrar nuevamente un lugar para hablar—. ¿Se quedarán a cenar? —preguntó—. Seguramente tu padre y tus hermanos no tarden en regresar a casa, estarán felices de verte.
Si, yo no estaba apostándole a eso, después de todo nuestra última conversación no había ido por el lado de la amabilidad fraternal. Pero de todos modos, asentí suavemente en respuesta y decidí seguir la corriente solo para ver hasta donde me llevaba. Esto era algo que debía hacer tarde o temprano, no podía solo especular sobre la posible reacción de mi familia sobre la aparición de Rainy, tenía que ver directamente sus rostros para evaluar mi próximo paso.
Y ese era un pensamiento bastante analítico si me ponía a verlo, quizás había aprendido más de ellos de lo que había supuesto.
Durante la siguiente media hora, el tema se desvió a banalidades que poca importancia tenían, pero que de alguna forma lograron que mis defensas bajaran un poco y lograse sentirme más tranquilo de estar allí. Rainy logró armar el cubo y me lo enseñó sobre el respaldo con una sonrisa alegre antes de proceder a desarmarlo completamente y volver a empezar desde cero. Él también parecía más tranquilo para ese momento, y aunque no estaba recibiendo mucha atención de mi madre, parecía estar bien con estar allí.
O eso fue hasta que la puerta principal fue abierta y mi padre y mi hermano Adrien, entraron. Aun a la distancia pude ver el cuerpo de Rainy tensarse, su mirada cautelosa quiso ser casual mientras observaba a los dos Alfas entrar bajo un mechón de su oscuro cabello.
La mirada cansada de mi padre se deslizó por la habitación, haciendo un gesto de saludo con su cabeza al verme—. Zayn —dijo—. No tenía idea que vendrías de visita.
—Fue una decisión de último momento —me excusé—. No tuve tiempo de darles un aviso.
—Está bien, esta es tu casa, no tienes porque avisarnos si quieres venir de visita —dijo, y aunque sabía que estaba siendo amable, sus palabras aun me sonaban vacías. Quitándose la chaqueta, preguntó—. ¿Te quedarás a cenar?
Antes de que pudiese responder eso, la voz de Adrien interrumpió—. ¿De quién es el niño?
Si era sincero, no había tenido un plan fijo para dar la noticia, ni siquiera había pensado en las palabras correctas anteriormente. Decírselo a mi madre había sido más un acto de reflejo que algo que quisiese hacer, no había sido la forma de soltar aquella noticia y lo sabía. Quizás debería haber llamado antes por teléfono y preparar el camino, pero no lo había hecho, y ya estaba allí, no podía echarme hacia atrás ahora.
Pero para mi sorpresa, mi madre se adelantó a responder por mi—. Él es Rainy —dijo—. El hijo de Zayn.
Sus palabras no estaban mal, pero había algo en la forma en que lo pronunció que alteró mis nervios y logró que le arrojase una mirada confundida. Ella no pareció afectada e hizo de cuenta que no comprendió el significado cuando se giró a seguir con lo que hacía.
—Zayn no tiene hijos. —Adrien soltó.
Y eso logró que me pusiese de pie, abandonando cualquier paz recién encontrada para acercarme a donde Rainy estaba sentado, aun observando a las dos nuevas personas en el lugar. Sabía hacia donde iría eso, y aunque había esperado una escena diferente, tendría que haber supuesto que así sería. Lo único que lamentaba es que Rainy tuviese que ser espectador de ello.
—Si tengo un hijo, Adrien —dije, sintiendo a Rainy ponerse de pie y acercarse para tomar mi mano—. No importa cuanto quieras hacer de cuenta que nunca existió, lo hace, y esta aquí ahora, finalmente lo encontré.
Mi hermano me observó por un largo momento antes de fruncir el ceño—. ¿Acaso enloqueciste? —soltó, dándole una rápida mirada a Rainy antes de suspirar como si la situación lo superara—. ¿De donde sacaste a ese niño? ¿Acaso lo robaste? ¿En que infiernos estas pensando?
Mordiendo mi labio con fuerza, negué—. Es increíble que eso sea lo primero que pienses —dije—. Rainy es mi hijo, el hijo que me fue arrebatado siete años atrás, y solo vine aquí porque les hice la promesa de traerlo el día que lo encontrase.
—Zayn —papá suspiró profundamente—. Hemos hablado de esto incontables veces, debes dejar ir ese tema de una vez por todas. Se siente como si quisieses torturarnos a todos, siempre regresando a lo mismo una y otra vez, ¿acaso no habrá una de tus visitas donde no actúes como si necesitases asistencia psiquiátrica?
Sacudí la cabeza, sin siquiera intentar ocultar mi decepción—. Ni siquiera sé porque lo intento. —mascullé—. Con ustedes es obviamente imposible hablar. Rainy, recoge tus cosas, nos vamos.
Como el niño obediente que era, Rainy no discutió, en vez de eso se movió para empujar el cubo de Rubik y su botella de agua en su mochila antes de colgarla en su espalda y regresar para tomar mi mano. Tanto mi hermano como mi padre observaron sus movimientos de cerca, pero no hicieron ningún comentario al respecto.
—Por favor, Zayn, no hagas una escena, ¿si? —papá pidió—. Acabo de llegar de trabajar y lo último que quiero es tratar con una de tus crisis de delirios. Así que, ¿por qué no llamas a los padres del niño, que lo pasen a recoger y nosotros cenamos tranquilamente como la familia que somos? ¿puedes hacer eso, por favor?
—Yo soy su padre. —repetí, porque al parecer, eso no terminaba de quedarle claro—. No puedo llamar a nadie, porque yo soy su padre.
—Ya enloqueció —Adrien aseguró—. Te dije que deberíamos haber hecho algo con él antes, desde hace años que ha estado fuera de si, debimos interceder antes.
—¿Y hacer qué? —pregunté—. ¿Enviarme a un manicomio solo por querer encontrar a mi hijo? ¿Ustedes siquiera se escuchan?
—Tu eres quién no se escucha a si mismo —mi hermano señaló—. ¿Por qué sigues insistiendo con esta estupidez? ¿Por qué no puedes simplemente ver la segunda oportunidad que la vida te dio? Cometiste un error hace siete años, y alguien vino y lo limpió por ti, ¿por qué sigues empeñado en volver a traerlo al frente siempre?
—Mi bebé no fue un error.
—Un Omega soltero teniendo un bebé —señaló—. Un niño Alfa, ¿acaso no ves lo mal que esta eso?
Papá sacudió la cabeza, haciendo un gesto a su hijo—. Adrien tiene razón. Hiciste algo estúpido al involucrarte con ese hombre, pero alguien más quitó las consecuencias de ti y limpió tu reputación al llevarse al niño. Podrías simplemente seguir adelante, encontrar un buen Alfa y formar una familia, pero no, sigues volviendo a lo mismo otra vez. Y ahora esto —hizo un gesto a Rainy—. Solo dios sabe de donde sacaste a ese niño ahora.
Cinco minutos en sus presencias y ya me sentía destruido, ese debía ser algún tipo de nuevo record.
—Escorias —repentinamente la suave y dulce voz infantil de Rainy llenó la habitación, mirando de mi padre a mi hermano como si no fuesen más que insectos bajo sus pequeños zapatos—. Ustedes dos, ¿se atreven a llamarse Alfas a si mismos? No son más que un dúo de hombres tristes y amargados que no tienen idea de nada, una vergüenza para los Alfas, y para los seres humanos en general.
Papá lo miró espantado mientras Adrien le gruñía—. Mocoso maleducado.
—¿Maleducado yo? —Rainy bufó—. Yo no soy quién esta de pie ahí, viéndose como si fuesen los más grandes y poderosos al poder amedrentar a un dulce Omega como lo es mi padre. Ustedes dos son quienes no tienen ninguna educación, no saben lo que ser Alfa requiere, son solo pequeñas personas inútiles y vacías, rotas, que piensan que comportarse como imbeciles es lo que un Alfa debe hacer.
—¿Que podrías saber tu de lo que es ser un Alfa? —papá bufó, mirándolo como si fuese la cosa más cómica del mundo.
—Mucho más que usted, señor —dijo antes de sacudir la cabeza suavemente—. Y ahora entiendo porque mi papá Zayn no quiso traerme aquí antes. Tenía mucha ilusión de conocer a mi abuelo y mis tíos, pensé que podía aprender de ustedes a ser un mejor Alfa al crecer. Ahora veo que eso va a ser imposible, porque me odiaría a mi mismo si al crecer me convirtiese en alguien siquiera similar a ustedes dos.
—Tu no eres-
El sonido de sirenas de policía acercándose acalló cualquier cosa que Adrien fuese a decir. Mirando alrededor, vi el momento en que mamá dejó el teléfono sobre la mesa y me miró con pena. Por supuesto, debí saber que de eso se trataba todo, después de todo, para mi familia siempre fui una especie de demente por seguir insistiendo con respecto a encontrar a Rainy. Los tres pensaban que había enloquecido y que me había robado a un niño para hacerlo pasar por mi hijo.
Háblenme de familias disfuncionales, obviamente la mía ganaba cualquier concurso y por mucho.
Lo que le siguió a eso fue un embrollo de discusiones, donde mi familia aseguraba que yo finalmente había perdido la cabeza luego de años de estar enloqueciendo lentamente y, desde el otro lado, yo intentaba darle un sentido a todo la situación. Obviamente, nada de eso funcionó, porque al final del día, yo solo era un Omega con un niño Alfa del cual no podía probar que era mi propio hijo, dado que no había ningún papel que lo confirmara.
—Está bien, papi —Rainy me susurró—. Llamaré a papá Liam, él lo solucionará. No te asustes, todo estará bien, ¿si?
Intenté una sonrisa, viendo como un oficial diferente se llevaba a Rainy lejos mientras yo era subido a una patrulla. A través de la ventanilla, vi a mis padres y hermano hablando con un oficial, mamá tenía lágrimas bajando por sus mejillas mientras papá la abrazaba suavemente viéndose igual de triste. Se veían como una pareja que despedía a un hijo, como si hubiesen perdido toda esperanza. Adrien por su parte, solo me observó con pena, como culpándose por la situación a la que yo supuestamente había llegado.
Recostándome en el asiento, reí suavemente sin gracia. Esto tenía que ser una maldita broma, no podía creer que algo así me pudiese estar sucediendo, y por culpa de mi maldita familia. Cuando pensé que ellos ya no podían hacerme algo peor que darme la espalda en toda la cuestión de buscar a mi bebé, hacían esto. Sinceramente, ya no sabía como procesarlo todo.
Fui llevado a una comisaria, y sentado en una celda en espera de ser fichado mientras contactaban a "los padres" de Rainy. Me quedé allí, observando la punta de mis tenis sin querer soltar el llanto que estaba atascado en mi garganta mientras esperaba pacientemente. Miles de cosas pasaron por mi cabeza en ese tiempo. Cosas como lo injusta que era la vida a veces, porque infiernos, solo había querido compartir una buena noticia con mi jodida familia y eso era lo que ganaba. Con seguridad, mi vida debería haber sido retratada en algún sitcom a media tarde, al menos si las personas pudiesen reírse de mi situación, no se vería tan mal al final.
El bienestar de Rainy era otra de mis preocupaciones, pero sabía perfectamente que mi niño era inteligente y que sabría como contactar con las personas correctas. Ya no era un bebé que podían simplemente llevarse, era un pequeño Alfa inteligente que sabía, no iba a dejarse intimidar por nadie. Aun así, hubiese preferido tenerlo en mis brazos durante todo el proceso y no tener que pasar todo ese tiempo solo allí sin saber donde estaba él.
Nunca en mi vida me sentí tan aliviado como cuando vi el rostro de Liam al otro lado de las rejas. El Alfa se veía imponente en un traje gris oscuro, su cabello bien peinado y una expresión preocupado.
—Hey, cariño —murmuró contra mi cabello en el momento en que la puerta fue abierta para mi y me lancé a sus brazos. Me abrazó con cariño cerca de su pecho, rodeándome de calor y del suave olor que desprendía su piel—. Todo esta bien ahora, pequeño Omega, podemos irnos.
—¿Rainy? —susurré con voz ahogada.
—Está esperándonos afuera —dijo—. Vámonos de aquí.
—Lo siento —mascullé—. No debí traer a Rainy aquí, realmente lo siento.
—Shh, todo esta bien —aseguró, dejando un pequeño beso en mi mejilla antes de guiarme hacia la salida con una delicada mano en mi cintura—. Hablaremos al llegar a casa, ¿si? Ahora todo lo que me importa es tenerlos a ambos fuera de aquí.
Pude ver a mi familia armando un escandalo al frente del lugar, pero Liam ni siquiera me permitió darles un segundo vistazo antes de guiarme fuera y hasta el auto. Rainy estaba sentado en su silla ya, jugando con su cubo nuevamente. Cuando me vio subir, me dedicó una pequeña sonrisa, pero no dijo nada antes de regresar a su juguete.
Vi a Liam subir detrás del volante y sacar el auto por el camino y quise decir tantas cosas a la vez. Quise disculparme por todo, pedir perdón por la familia que me había tocado y por haber tenido la pésima idea de llevar a Rainy para que los conociese. Quería implorar su perdón por haberlo hecho pasar por la vergüenza de tener que ir por nosotros a una maldita estación de policía. Quería... había tantas cosas en mi mente que quería decir, y aun así, no dije nada.
Pero entonces lo escuché. Fue un pequeño hipo al principio, seguido de cerca de un sollozo hasta que un llanto completo y profundamente doloroso inundó el auto. Liam condujo a un lado de la carretera y saltó del asiento, abriendo la puerta trasera y llevando a un sollozante Rainy a su pecho.
—Hey, mi pequeño niño, aquí estoy —lo meció suavemente en sus brazo—. Ya no llores, todo está bien ahora.
Bajando, me acerqué a ellos a un lado del auto, viendo como aunque lo intentaba, el llanto ahogaba cada palabra que el pequeño quería decir.
—Shh, esta bien —Liam frotó su espalda—. Todo esta bien, nada sucedió, ya todo pasó, cariño, no llores.
Liam estaba haciendo hasta lo imposible porque el llanto se detuviese, pero nada funcionaba. Y yo, yo no tenía idea de que hacer, porque todo era mi maldita culpa al final. Mi bebé estaba llorando por la situación en que yo mismo lo había puesto. Sabía perfectamente lo que mi familia pensaba de mi, ¿por qué diablos había llevado a Rainy hasta allí? ¿Que había estado esperando?
—Ellos fueron tan malos —Rainy susurró con voz rota—. Fueron muy malos con papi Zayn por muchos años.
Eso logró que lo mirase, mi mente recordó la forma en que Rainy apretó mi mano durante todo el proceso y todas los malos recuerdos que estaban en mi cabeza mientras discutía con mi familia y lo entendí, mi pequeño niño estuvo todo el tiempo en mi cabeza durante el proceso. Él lo había visto todo, cada pelea y cada enfrentamiento que había tenido en el correr de esos años.
—Ellos... ellos son malos —lloró más fuerte—. Mi papi no esta loco, él solo me ama, ¿por qué ellos son tan malos con él?
—No sé, mi niño —Liam respondió, mirándome a través del espacio que nos separaba.
Y entonces, a través de todos esos rizos desprolijos, esos pequeños y hermosos ojos me miraron llenos de lágrimas y una pequeña palabra fue pronunciada—. Papi.
Estaba moviéndome antes de siquiera pensarlo, aceptando el pequeño peso en mis brazos en el momento en que Liam me lo paso—. Aquí estoy, cariño.
Lloró más fuerte mientras sus pequeños brazos se apretaban a mi alrededor—. Gracias —susurró—. Gracias por buscarme siempre, por no permitir que ellos te detuviesen sin importar el daño que te hacían. Gracias por amarme tanto, papi, gracias.
—No tienes que darme las gracias por quererte —murmuré, besando el lateral de su rostro mientras lo apretaba contra mi pecho suavemente—. Mi bebé Alfa, jamás habría dejado de buscarte sin importar nada.
Sentí mis propias lágrimas agolparse en mis ojos mientras lo escuchaba llorar, aferrándose a mi como si se le fuese la vida en ello y entonces, los brazos de Liam estaban allí, conteniendo todo, abrazándonos a ambos. Me apoyé en su pecho mientras su calor nos rodeaba, y de alguna forma, pude sentir como si su mente se abriese a nosotros y una sensación tan cálida como los rayos del sol nos inundó.
Levanté la mirada con sorpresa, dado que yo no había empujado en su mente, entonces... ¿cómo había hecho eso?
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