18. Liam.
—Así que, ¿tienes una cita?
Quitando la mirada del diario, miré sobre mi taza de café, encontrándome directamente con los divertidos ojos verdosos de Rainy desde el otro lado de la mesa. Llevaba su oscuro cabello enmarañado, un pijama verde con dinosaurios estampados y restos de los cereales que estaba comiendo alrededor de los labios. Era la cosita más tierna que hubiese visto, de no ser porque parecía tener una fastidiosa tendencia a husmear en mi vida privada y hacer comentarios innecesarios sobre la misma.
Negué suavemente, dejando la taza sobre la mesa—. No sé que de que estas hablando.
Me dedicó una sonrisa ladeada, yo ni siquiera sabía que él conocía esa expresión, pero repentinamente descubrí que no me gustaba demasiado—. ¿Realmente vas a hacerte el desentendido conmigo?
—No estoy haciéndome el desentendido, no tengo ninguna cita, no sé de que hablas. —dije—. Y en todo caso, de tener una cita, no creo que sea algo que tenga la obligación de informarte.
—Por supuesto que si, tengo que saber quién esta a punto de entrar en nuestras vidas. Somos un paquete, Liam, quién te quiere a ti, tiene que soportarme a mi.
Lo miré por un momento y no pude hacer más que reír suavemente—. Tiene que amarte, Rainy. Cualquier persona que deseé ser parte de mi vida, tiene que amarte y querer ser parte de tu vida también.
Asintió, como si mi respuesta le complaciera—. Entonces, volviendo al punto, ¿me dirás sobre tu cita o no?
—Rainy...
—No intentes mentirme —advirtió—. Hablé con tío Harry esta mañana, él me dijo que Zayn le comentó sobre su ida a cenar.
—¿Cuando hablaste con Harry exactamente?
—Él me llama todas las mañanas antes de entrar a su trabajo para preguntarme como me encuentro —dijo—. Esta mañana, me contó que Zayn llegó a casa tarde anoche y que le advirtió que no cenarían juntos el fin de semana, como es una costumbre. Le dijo que tu lo habías invitado a cenar.
—Lo hice —acepté.
—Entonces, ¿tienes una cita con mi padre? ¿A donde lo llevarás?
—A una cena benéfica.
Su alegría se atenuó levemente—. Eso no se escucha romántico, ni siquiera se escucha como una cita.
—Porque no es una cita, Rain.
—Pero...
—Invité a tu padre a esa cena porque somos amigos —aclaré, intentando poner un punto final a esto—. Vamos a ir allí, como amigos que somos, nada más.
Frunció un poco el ceño—. Tío Harry piensa que ustedes dos tienen potencial, serían una fantastica pareja si se atrevieran.
—Tío Harry debería comenzar a meterse en su propia vida y ya no chismear de vidas ajenas con un niño de siete años.
—Y papá Liam debería dejar de ser tan ciego e idiota.
—¡Rainy!
—La verdad duele, Liam —llenó su boca con cereal mientras se impulsaba fuera de la silla—. Iré a cambiarme para ir al colegio, porque yo no tengo problemas en ver lo que la vida me regala y en tomar lo que es mío.
—¿De que hablas ahora, pequeño loco?
—¡Estas ciego, Payne! —se alejó por el pasillo—. ¡Ciego!
Lo observé alejarse, intentando evitar que mi boca cayera abierta ante su descaro. Y él todavía era un niño, ni siquiera quería pensar en lo que me esperaría cuando fuese un adolescente.
(...)
Era media tarde, estaba sentado en mi oficina, observando el techo sin hacer absolutamente nada favorable para mi vida laboral. Zayn me había llamado más temprano para decirme de sus planes de llevar a Rainy a la biblioteca local luego del colegio, por lo que en realidad no tenía ninguna prisa real para salir de mi trabajo antes del horario de oficina. Había terminado con todo el papeleo marcado como urgente y ya no tenía ganas de seguir con aquellos que esperaban en mi canasto de pendientes, nunca había sido perezoso en mi vida, pero Rainy parecía estar contagiándome algunas de sus manías.
La puerta se abrió, sin llamado, sin algún toque o aviso telefónico de mi secretaria, por lo que me fue fácil deducir de quién se trataba sin siquiera girarme a mirar en esa dirección.
—Debes dejar esa mal habito, es realmente irritante, Tomlinson —giré mi silla, viendo al otro alfa de pie justo frente a mi puerta, vistiendo un traje gris a medida y su cabello castaño revuelto. Justo un paso detrás de él, con una perfecta expresión arrepentida pintando su rostro, se encontraba mi secretaria. Le hice un pequeño gesto con mi mano—. Dejalo, él jamás aprenderá modales mientras viva, no podemos pedirle a un perro que maullé.
Ella hizo un pequeño gesto de entendimiento con la cabeza, se volteo y desapareció fuera, seguramente volviendo a su puesto de trabajo. Miré nuevamente a Louis, tomando nota de detalles de los que no me había percatado en el primer vistazo; como lo eran las ojeras marcadas bajo sus ojos, el aura derrotada y la manera en que todo él en general parecía desordenado. Era como si un grupo de gatos salvajes lo hubiese atacado camino a mi oficina y ellos hubiesen resultado ganadores.
—¿Necesitas algo?
Dando un paso dentro, cerró la puerta detrás de él y me miró con sus afilados ojos celestes—. Mi secretario apesta.
Arqueé una ceja lentamente, intentando procesar aquel comentario sin echarme a reír—. Creo que puedes sancionarlo por ello, estoy seguro de que hay una estricta política de higiene en esta empresa que aparecía en el contrato que él firmó.
—Sabes que no estoy hablando de eso —avanzó por la habitación, dejándose caer en la silla al otro lado de mi escritorio—. Él ni siquiera parece saber como se maneja la bendita computadora, ¿acaso nadie se aseguró de que realmente era lo suficientemente capaz para ocupar el cargo?
—Por supuesto que si —asentí—. Tú debiste hacer eso, como yo lo hice con mi secretaría y Frida lo hizo con el suyo, justo antes de darles el contrato para firmar.
—Eso no es parte de mi trabajo.
—Lo es, por supuesto que lo es. La organización se encargó de hacer las entrevistas base, pero estaba en nosotros decidir si los elegidos se quedaban o debían buscarse reemplazos para ellos —expliqué—. ¿Como no sabías de esto?
Vi un musculo en su mandíbula saltar ante mis palabras—. Nadie me lo dijo.
—Oh —sonreí, intentando copiar esa sonrisita inocente que Rainy me dedicaba cuando hacía algo que sabía no me iba a gustar, pero estaba seguro de estar haciendo un muy pobre trabajo en eso—. Ahora que lo recuerdo, creo que debía explicártelo yo. Lo lamento, sabes que tengo una memoria muy mala.
—¿Te olvidaste o solo lo hiciste para fastidiarme?
—¿Tenemos diez años acaso? —bufé—. He estado muy ocupado recientemente, por si no lo sabias.
Rodó los ojos, pero terminó asintiendo suavemente—. Me enteré de que ahora tienes un niño.
—Si, adopté a mi hijo a través del instituto hace un par de semanas.
—Genial —dijo, y tenía una sonrisa odiosa en su rostro—. Tal vez te ayude a dejar de ser un idiota.
—Si eso funcionase de esa manera, entonces tu deberías considerar adoptar varios niños a la vez. —repliqué.
Sus ojos se estrecharon—. Quiero otro secretario.
—Bien, pon un anuncio, haz entrevistas y asegurate de que las recomendaciones son verificables, antes de escoger uno y dejarlo firmar un contrato.
—No puedo seguir con él, Liam —gruñó—. El idiota perdió más papeles importantes esta semana que yo en toda mi vida, no puedo seguir permitiendo que afecte mis casos.
—Entrenalo.
—Para entrenar a ese chico, tendría que enviarlo a hacer nuevamente toda la secundaria, estoy seguro de que mintió en todo en su currículum.
—No puedo hacer nada para ayudarte, Louis.
Se recostó en su silla—. Prestame a tu secretaria.
—¿Estas loco?
—Hagamos un cambio —había demasiada emoción en su mirada—. Y tu hasta puedes tener la oportunidad de entrenar a ese chico si lo deseas, sé que te gusta enseñarles, es perfecto para ti.
—Eso no sucederá, jamás.
—Oh, vamos.
—Louis, no voy a darte a mi secretaria —decreté—. Ella es totalmente eficiente y ordenada, no voy a renunciar a ella sin importar cuanto ofrezcas.
—Liam, ese chico arruinará mi carrera si sigue como hasta el momento.
—No creo que sea para tanto.
—Ha puesto en espera a tres potenciales clientes realmente influyentes y le cortó sin más a uno de los socios más antiguos. —parecía a punto del llanto—. Es un desastre.
—Bah, bah, no exageres —pedí, extendiendo una mano para detenerlo mientras pensaba detenidamente en ello—. En realidad, creo que podría tener una solución.
—¿Uh?
—¿Frida no sale de licencia maternal en algunas semanas?
—Mm —pensó en ello—. Si, creo que en menos de un mes, ¿por qué?
—Soporta a este chico por un tiempo más, cuando Frida salga de licencia, toma a su secretario —dije—. Para cuando ella regrese, tu ya habrás encontrado a alguien más.
Su rostro tomó un brillo feliz—. Eso realmente podría funcionar.
—Lo hace. Ahora —hice un gesto con mi mano hacia la puerta—, fuera de mi oficina de una vez.
Rodó los ojos, se puso de pie y me dedicó un gesto de dedo medio antes de salir de la oficina. Lo observé cerrar la puerta y esperé unos segundos para asegurarme de que no volvía antes de echarme a reír como idiota. Y había gente que decía que los abogados no nos divertíamos, ellos no sabían absolutamente nada.
Alcanzando el teléfono sobre mi mesa, marqué un número que comenzaba a hacerse familiar y esperé la voz en saludo al otro lado. Compartimos los usuales saludos, una breve charla sobre Rainy antes de que lograse llegar al punto que me interesaba.
—Así que sobre Harry —dije, luego de recibir su permiso de preguntar sobre el mismo. No podía detener la sonrisa malvada de jugar en mis labios aunque lo intentase—. ¿Como de buena es su relación con Alfas en general?
—Uh —Zayn dudó por un momento—. Horrorosa. Harry odia a todos los Alfas por igual, no es nada personal contra ti, solo que detesta la imagen de poder que representan.
—¿Crees que odiaría completamente trabajar para un Alfa demandante?
—Por supuesto —esta vez no hubo dudas—. Hoy en día trabaja para una Beta y a veces no logra contenerse, ni siquiera quiero imaginar lo que sería que trabajase directamente para un Alfa. ¿Por qué preguntas?
Comencé a reírme sin poder contenerme. ¡Eso sería hilarante!
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