13. Rainy.

 —¿Puedo comenzar a asistir al colegio? 

Estaba sentado frente a la mesa, comiendo de mis cereales de colores mientras observaba a Liam jugar con la cafetera sobre el mostrador, cuando se me ocurrió que era buen momento de traer a colación la idea que había estado girando en mi mente por los últimos dos días desde la ida al cine con Zayn. Había estado dándole vueltas a la posibilidad, pero sin atreverme a pensar que eso era siquiera posible. Liam me había explicado que había logrado obtener mi custodia completa y que ya no debía volver al internado nuevamente, por supuesto había sido un comentario al pasar y se había negado a explicarme nada más allá de eso, pero la escasa información me había hecho el niño más feliz del mundo. La certeza de no verme obligado a cruzar nuevamente aquellas puertas era el mejor regalo que había recibido jamás. 

Pero por supuesto, esta nueva información traía nuevas preguntas e ideas a mi mente. Necesitaba hacer un plan diferente ahora, tenía tanto tiempo y libertad, quería hacer tantas cosas. No sabía por donde empezar exactamente. Bueno, en realidad si sabía, el dibujo que había escondido dentro de mi muñeco de peluche me había dado la dirección por la que debía ir. 

Liam se detuvo en medio de apretar botones y se giró a mirarme con confusión pintada en su rostro—. ¿Que? 

—Quiero comenzar el colegio —aclaré—. Me dijiste que no debo volver al internado nuevamente, así que pensé que, tal vez, podía comenzar a asistir a un instituto normal como los demás niños. 

Me miró con una mezcla de confusión y diversión en sus ojos—. Te dije que no debías volver al instituto donde has estado toda tu vida encerrado, ¿y lo primero en que piensas es ir a otro colegio? 

—Uh, ¿si? 

—¿No te gustaría tomarte unas pequeñas vacaciones? Has estado estudiando toda tu vida, pensé que te gustaría tener un descanso de eso. 

Suspiré, dejando mi cuchara en el borde del tazón—. No soy como los otros niños, Liam —lo miré, rogando que me comprendiera—. Mi mente... no puedo estar quieto tanto tiempo, necesito aprender cosas nuevas, me siento... no estoy bien si no obtengo información nueva cada día, si no tengo algo en que pensar y analizar. 

Eso logró que se acercara a la mesa y tomara asiento frente a mi—. ¿Por qué no me habías dicho eso antes? Podría haberte anotado en un colegio desde el principio, pensé que estabas bien, pensé- 

—Lo estoy —me apresuré a asegurarle—. Estoy bien. Todo esto, todo lo que me rodea ahora, es un mundo nuevo para mi. Siempre he estado entre aquellas paredes, no conocí nada más allá de eso, y cada cosa nueva que conozco es un desafío y algo emocionante para mi. Estoy bien. 

—¿Entonces? 

—No lo sé —murmuré—. ¿No es eso lo que debería hacer? ¿Estudiar? Es lo que siempre he hecho, siento que me estoy volviendo tonto cada día al no hacerlo. 

—Rain, eres un niño malditamente inteligente y estoy seguro de que eso no va a desaparecer solo porque te tomes un descanso. —dijo con tranquilidad—. Pero si aun así, quieres asistir al instituto, entonces creo que deberíamos averiguar que tipo de evaluación debes hacer para determinar en que grado debes empezar.

—Me gustaría ir con niños de mi edad. 

Frunció el ceño—. Tu estas al nivel de un alumno de secundaria, no creo que el nivel de siete años proponga ningún reto para ti. 

—Lo sé, pero aun así, quiero ir. 

Me miró por los treinta segundos más largos de la historia antes de suspirar—. Déjame consultar esto con Zayn, ¿si? Él es maestro, creo que puede dar una perspectiva diferente y dar una opinión más informada. —pidió—. Ahora termina tu desayuno.

Volví a comer de mis cereales, aunque ahora estaban húmedos y eran asquerosos, pero aun así. Liam volvió a acercarse a la cafetera, la cual finalmente había terminado su trabajo y tenía su café caliente y listo para él. Todavía no averiguaba como usar la cosa, pero tenía tiempo de averiguarlo y era una cosa pendiente en mi lista. Aun cuando no bebía café, era algo que debía aprender solo por hacerlo.

—¿Liam? —volví a llamar su atención, quince minutos después cuando mi tazón estaba casi vacío, Liam iba por su segunda taza de café y parecía concentrado en el diario en su mano. Había tenido tiempo suficiente para dejar mi mente vagar y eso por lo general no era bueno para las personas a mi alrededor. 

Sus ojos avellana me miraron—. ¿Si? 

—¿Crees que soy bonito? 

Eso logró que bajara el diario y me mirase con una nueva cantidad de curiosidad—. ¿A que viene le pregunta? 

—¿A que viene la falta de una respuesta directa y sincera? —repliqué. 

—Si, Rainy, creo que eres un niño muy lindo. 

Si me sonrojé un poco, jamás lo aceptaré—. Entonces, ¿crees que cuando sea grande seré un hombre atractivo? 

—Si, lo creo. 

—Bien —sonreí—. Cuando sea grande, ¿sería posible que un hombre... como tú se enamorara de mi? 

Sus ojos se estrecharon—. ¿Que clase de pregunta es esa? 

—Contesta.

—Rainy —me advirtió.

—¿Crees o no que alguien como tú podría sentirse atraído a un adulto parecido físicamente a mi?

Ahora él parecía estar intentando ver más allá de mis palabras, al significado real justo detrás de ellas—. ¿Que estas planeando, Rain? 

—¿Por qué crees que estoy planeando algo? —solté, intentando parecer algo ofendido—. Tal vez, solo estoy preguntando porque necesito tener algo de seguridad en mi apariencia para no sentirme mal conmigo mismo al llegar a la adolescencia. 

—Tienes siete años —me recordó y tenía la extraña sensación de que estaba intentando no reírse de mi—. Te faltan al menos cinco más para llegar a esa etapa.

—Pienso a futuro. 

Sacudió suavemente la cabeza, volviendo a abrir el diario—. Como digas.

Me quedé mirándolo—. ¿Y bien?

—¿Que?

—¿No vas a responderme?

—Tengo la sensación de que si te respondo a eso, en realidad estoy respondiendo una pregunta completamente diferente que me meterá en un mundo de problemas nuevo. Así que, no estoy completamente seguro de querer decir nada a eso. 

—Oh, por favor, ¿qué problemas podría causar yo?

Su mirada me dijo que mi mirada inocente no lo convencía para nada.

—De todas maneras —evadí—. Solo es una respuesta a una simple pregunta, si o no, tan solo eso, ¿cómo podría meterte en problemas?

—No voy a responderte eso, déjalo ir.

—Liam —estiré las vocales, haciendo pucheros. 

—No.

—Pero-

—Si ya terminaste de desayunar, ve a cambiarte. —pidió—. Tenemos mucho por hacer hoy, tengo la sensación de que si te permito tiempo para pensar más, terminaré en un lío sin siquiera tener que decir algo. 

—Tu falta de confianza en mi me hiere. 

Pude ver que quería sonreír aun cuando estaba intentando ocultarlo—. Ve a cambiarte. 

Empujándome lejos de la mesa, me bajé de la silla y me encaminé a mi habitación sintiéndome más renovado que de costumbre. Tenía dos metas por lograr. La primera era entrar al colegio en el que Zayn trabajaba para encontrar a mi Omega, eso podía ser una tarea fácil si movía bien mis fichas. La otra era lograr que esos dos viesen más allá de sus narices y encontraran la solución perfecta para yo obtuviese lo mejor de ambos mundos, o sea, a ellos dos junto a mi.

Eso estaba en vías de desarrollo también, solo debía encontrar la manera de apresurarlo un poco.

Corriendo a la habitación de Liam, robé el teléfono de su base sobre su mesa de noche y volví con pasos rápidos a mi habitación, cerrando la puerta suavemente detrás de mi. Con un salto, estuve recostado en mi cama, mirando el techo blanco sobre mi. Siempre había tenido la habilidad de memorizar cosas, recordar números de teléfono era pan comido para mi.

Dos pitidos—. Florería Veronica, ¿en que puedo ayudarlo?

—Hola, me gustaría ordenar un arreglo de tulipanes —pedí.

Hubo una pausa al otro lado—. ¿Que edad tienes?

—La suficiente para saber que si no hago esto, mis padres jamás estarán juntos —dije—. ¿Quiere ser la culpable de que mis padres estén separados, señorita? Me quedaría huérfano.

Yo no-

—Solo le estoy pidiendo un arreglo floral, no las clave de la caja de un banco —seguí—. ¿Va a dejar a un niño sin uno de sus padres solo por negarse a dar un par de flores a la dirección indicada con el mensaje indicado? Prácticamente todo el resto de mi vida depende que que este ramo sea entregado, ¿planea arruinar mi vida por un número insignificante como lo es mi edad?

—¿Uhm?

—¿No tiene sentimientos? —bajé mis voz a un lloriqueo—. ¿Cuál es su nombre?

—Julieta.

—Teniendo el nombre del personaje femenino de una de las novelas más románticas que ha existido en la historia, ¿es capaz de impedir que mis padres vivan su propia historia de amor? Solo les hace falta un empujón para estar juntos, ¿podría por favor ayudarme a dárselos?

—Eh, ¿si?

Sonreí—. Entonces, como le decía, quiero un ramo de tulipanes entregados al maestro Zayn Malik en Escuela Primaria Norte —dije—. Y quiero agregar una nota que diga que lo esperamos a cenar en nuestra casa esta noche a las nueve, firmado por Liam y Rainy.

La escuché dudar por un largo momento antes de que suspirara con resignación—. Esta bien, déjame anotarlo.

Diez minutos después, había ajustado todos los detalles con mi nueva amiga Julieta. Escuché los pasos de Liam venir por el pasillo, así que corté la llamada y arrojé el teléfono dentro de uno de los cajones de la mesa de noche, ya vería como devolverlo a su lugar.

—¿Por qué no estas vestido aun? —me preguntó al abrir la puerta y encontrarme sentado en la cama, aun en pijamas.

—¿Sabías que regalar tulipanes es una declaración de amor?

Parpadeó—. Eso es una información bastante aleatoria, pero no, no lo sabía.

—Lo leí en un libro, lo son.

—¿Y porque crees necesario que yo sepa eso?

Le di mi encogimiento de hombros más inocente mientras bajaba de la cama—. No lo sé, pensé que debías saberlo, eso es todo.

—¿Mm?

—¿Crees que podemos invitar a Zayn a cenar hoy? Me gustaría pasar tiempo con él.

Por su expresión, obviamente mis cambios de tema lo estaban mareando—. Si, por supuesto.

—Genial, déjame que sea quién lo llame luego de darme una ducha, ¿si?

Su mirada me siguió por la habitación cuando buscaba la ropa que iba a ponerme—. Realmente estas planeando algo, ¿verdad?

—No sé de que hablas. 

Hizo un sonido/gruñido/resoplido antes de alejarse por el pasillo. Cuando supe que estaba lejos, me permití esa sonrisa malvada que solo me salía cuando estaba haciendo algo por lo que sabía podía ser castigado. 

Todo valdría la pena al final, estaba seguro.  

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