10. Rainy.
—A ver si entiendo esto bien. —subí mis manos con las palmas hacia ellos, en el gesto universal que pedía detenerse. Dos miradas cafés, bastante diferentes, se clavaron en mi persona de metro diez de altura, esperando—. Ustedes dos, en su gran aparente sabiduría de adultos, han decidido que voy a rotar entre ambas casas durante la semana para poder pasar la misma cantidad de tiempo con ambos y adaptarme a sus ritmos de vida. ¿Entiendo bien?
Ellos compartieron una mirada, como si se consultaran uno al otro si mi resumen de sus absurdas palabras era correcto, antes de que asintieran al mismo tiempo—. Si.
Fruncí el ceño, cruzando los brazos sobre mi delgado pecho mientras les dirigía una mirada fulminante a ambos—. ¿Me ven cara de pelota de tenis? ¿Quién les dijo a ustedes que mantenerme rebotando entre ambos hogares es una buen método de crianza? ¡Por dios! ¿Siquiera saben algo de niños o están arrojando lo primero que les pasa por la cabeza y les parece una buena idea?
—Ahora, escúchame, jovencito —Liam dio un paso al frente, mostrándose como el Alfa grande y malo que supuestamente era. No me sentí intimidado ni por un momento—. Somos los adultos aquí, sabemos mejor cual es la mejor opción para tu bienestar.
—Por lo que he oído de ustedes hasta el momento, me parece que el ser adultos no les esta ayudando en nada. Dicen que dos cabezas piensan mejor que una y dado que son "adultos" —hice comillas con mi dedos para destacar la palabra—, supuse que algo mejor saldría de allí. Me están decepcionando completamente.
Vi claramente la forma en que Liam apretaba la mandíbula con frustración. Zayn también debió verlo, porque se apresuró a hablar antes que el Alfa—. Entonces, ¿Cuál crees tú que es la mejor manera de solucionar esta situación, Rainy?
—¿Por qué me preguntas a mi? —solté—. Tengo siete años, por favor, Zayn, ¿Qué sé yo de la vida y de tomar decisiones?
Liam elevó las manos y las dejó caer, notoriamente frustrado con la conversación—. Tienes siete años —repitió—. No tienes quince, solo tienes siete años. ¿Por qué debes replicar y retrucar las decisiones que tomamos pensando en tu felicidad?
Ahora, él me estaba haciendo enojar—. ¿Crees que sería feliz al ir de un lado a otro entre ustedes?
—Bien, entonces, solo elije con quién de nosotros quieres vivir y que el otro te visite —solucionó—. Problema resuelto. ¿Con quién quieres vivir?
Mis ojos se abrieron de par en par y algo de mi bravuconería se evaporó—. ¿Que clase de pregunta es esa?
—Es una pregunta tan buena como cualquier otra —dijo—. Respóndeme, ¿con quién de nosotros quieres vivir?
Miré a Zayn buscando ayuda o intervención de su parte, pero él parecía tan aturdido como yo. Cuando me devolvió la mirada, algo brilló en sus ojos. Esperanza y curiosidad se mezclaban en su expresión, como si estuviese a la espera de que yo realmente tomase una decisión y diese una respuesta definitiva. Ambos me estaban mirando, esperando.
¿Estos dos eran tontos o solo simulaban serlo para pasar el rato?
Les dediqué la peor mirada que pude administrar—. ¡Idiotas! Los dos son unos idiotas.
—Rainy. —Liam gruñó con voz aleccionadora mientras Zayn retrocedía un paso, algo sorprendido por mi arrebato.
Le gruñí de vuelta—. ¿En que rayos estas pensando al preguntarme algo así? ¿Quién hace eso? ¿Como pretendes que elija entre ustedes de esa forma? ¿Siquiera entiendes el peso que estas poniendo sobre mi al pedirme algo como eso? Cuando comienzo a pensar que ustedes, los adultos, son realmente geniales, tu me sales con esto. ¡Debería comenzar a tratar con niños de mi edad, a ver si entienden mejor las cosas!
Girando, me dirigí a la puerta, murmurando por lo bajo lo estúpidas que me parecían esos dos. Los escuché hablar en voz baja entre ellos, pero los ignoré mientras entraba a la sala y me dirigía al sofá. Había dormido un poco, aun sentía los ojos un tanto hinchados por el sueño y mis mejillas me ardían de refregarlas para secar las lágrimas. No creía haber dormido mucho, pero para cuando abrí los ojos, Liam y Zayn parecían haber arreglado los problemas del mundo. Tenía la sensación de que solo se estaban llevando bien debido a mi, pero si ellos seguían con esas absurdas ideas, era mejor que ni siquiera se hablaran.
Acurrucándome en el sofá, jalé la manta que descansaba sobre el respaldo hacia mi y encendí el televisor. Agudizando mi oído, pude escucharlos seguir discutiendo la situación en la cocina. Rodé los ojos. Yo ya había llegado a una solución mejor para todos, pero tenía la sensación de que debía dejarlos a ellos solos llegar a allí. Imponerme no parecía una buena manera de llegar a ellos.
No era tan difícil llegar a eso.
Jugueteé con el mando a distancia por un rato hasta que encontré una documental de leones que llamó mi atención y me acomodé apretadamente en una esquina del sofá para verlo, ignorando los cuchicheos que provenían de la cocina. Luego de quince minutos, mantener mis ojos abiertos comenzaba a convertirse en un trabajo pesado. Supuse que los dos días sin descansar bien me estaban cobrando factura y ahora que las dos personas más importantes de mi vida estaban a unos pasos de distancias, mi cuerpo finalmente había decidido recobrar el tiempo perdido.
Desperté con roces suaves en mi cabello, un beso en mi frente y un perfume familiar que había aprendido a extrañar mucho antes de comprender lo que significaba y a quién pertenecía. Me costó una rápida serie de parpadeos enfocar el rostro de Zayn cerca de mi, arrodillado en el suelo frente al sofá.
—Hey —me dedicó una pequeña sonrisa—. No quise despertarte, pequeño.
Refregué mis ojos con mis dedos con un poco de brusquedad—. Lamentó haberme dormido de nuevo.
—Tus ojos se irritarán si los refriegas así —tomó mis muñecas y las apartó suavemente de mi rostro—. Y esta bien que duermas, Liam me dijo que no has descansado bien, necesitas dormir para recuperar esas horas.
—No quiero dormir más —susurré—. Quiero pasar tiempo contigo.
Su sonrisa tuvo algo más de brillo—. Lo sé, cariño, yo también quiero pasar tiempo contigo. Pero lo primero es tu salud y tu necesitas descansar como es debido. Ten una buena noche de sueño hoy y mañana vendré a buscarte para pasar todo el día juntos, ¿de acuerdo?
Eso logró que me incorporara, alertado—. ¿Te vas?
—Esta comenzando a anochecer y tengo que volver a mi casa.
Dirigí mi mirada a la ventana, viendo el cielo tornarse oscuro. Me maldije a mi mismo interiormente al percatarme de que había dormido casi todo el día en pequeños periodos separados. Había estado tan cansado que ni siquiera me había percatado de que estaba durmiendo tanto hasta ahora.
Volví a mirar a Zayn—. No quiero que te vayas, aun no.
—Tampoco quiero dejarte —confesó en un susurro y había tanta pena en sus ojos cuando me miró. Intentó darme un gesto animado, pero no funcionó muy bien cuando era obvio que estaba triste por tener que separarnos de nuevo—. Volveremos a vernos mañana, Rainy, te lo prometo.
—Pero... —busqué algo en mi mente, cualquier cosa que pudiese darme un poco más de tiempo con él—. Quédate a cenar.
Pareció sorprendido, pero se recuperó—. No creo que a Liam le agrade esa idea. Nos veremos mañana y-
—Liam esta de acuerdo —lo corté. Cuando me percaté de que discutiría, grité sobre mi hombro, hacia la cocina donde estaba seguro Liam estaba escuchando todo—. ¿Verdad que puede quedarse a cenar, Liam?
Hubo una pausa y un momento de vacilación—. Eh... seguro, ¿por que no?
Le sonreí enorme a Zayn y él pareció derretirse un poco con eso—. Esta bien —cedió—. Me quedaré a cenar.
Ignoré completamente lo que parecía ser una maldición de Liam desde la otra habitación, el chico solo era demasiado descortés a veces. No logré borrar la sonrisa feliz de mi rostro por nada, estaba malditamente contento.
Liam anunció que no tenía nada preparado para la cena, así que terminó pidiendo comida a un restaurante cercano. Me quedé mirando a la chica que entregó la comida en la puerta, empapada por la lluvia, pero aun así con una sonrisa. Agitó la mano hacia mi cuando me vio husmear por una esquina, así que le devolví el saludo mientras veía por el rabillo del ojo como Liam dejaba unos cuantos billetes de más a su pago.
Apenas nos sentamos a la mesa, acribillé con un millón de preguntas a Zayn, ansioso por tener algo de información de él. Liam fue rápido en aleccionarme, pero el Omega solo me sonrió y procedió a responder cada una de mis cuestiones con paciencia. Supe que él no era de Londres, pero se había trasladado a la ciudad cuando era muy joven con su familia. Sus padres no vivían lejos, pero no hablaban mucho con él y tuve la sensación de que era en parte por mi culpa o mejor dicho, por culpa de mi existencia. Tenía hermanas con las que tampoco tenía demasiado trato, como con otros varios familiares directos.
—Es por mi culpa —lo corté cuando intentó arreglar incómodamente su desliz al dejar salir aquello—. Ellos querían que dejaras de buscarme, ¿verdad?
—No, cariño, no es tu culpa —alcanzó mi mano a través de la mesa—. Ellos solo... tomaron una decisión y es nuestro deber respetarla.
—¿Ellos no me quieren? —susurré, sintiéndome triste al saber eso, aun cuando ni siquiera había pensado en tener abuelos y tíos antes.
Zayn abrió la boca, pero fue Liam quién respondió—. Lo harán cuando te conozcan —me aseguró—. Y si no lo hacen, es porque son idiotas y tu no necesitas a idiotas en tu vida.
El Omega abrió y cerró la boca ante la falta de sutilezas del Alfa mientras yo me echaba a reír—. Y luego me dices a mi de mi lenguaje.
Se encogió de hombros, despreocupado, mientras empujaba comida en su boca.
Le sonreí—. Tienes razón —dije. Miré entre ambos—. Yo ya tengo personas que me quieren, no necesito a nadie más.
Zayn miró a Liam por un momento que resultó demasiado largo antes de girarse hacia mi. Le dirigí una mirada cómplice y él me frunció el ceño, logrando que volviese a reir. Los adultos realmente eran divertidos a veces.
Me contó otras cosas un poco más felices. Cosas de su infancia, la escuela y sus dos primos, Gemma y Harry. Estaba ansioso por conocer a ambos formalmente, estaba seguro de que se convertirían en personas muy queridas para mi, tanto como lo eran para mi padre. Liam se mantuvo al margen, dando un comentario aquí y allá, pero por lo demás, parecía estar solo atrapando información.
Nos sentamos a ver una pelicula después de la cena y no pude evitar acurrucarme cerca de Zayn para obtener un poco de su perfume. Era extraño como un simple aroma podía afectarme tanto, pero sabía que de alguna manera lo reconocía de un tiempo demasiado lejano para tener imágenes, seguramente de segunda mano de la manta de conejitos. De alguna forma, me incitaba a acurrucarme y dormir por horas sin preocuparme por nada, me tranquilizaba.
—Debería marcharme. —susurró luego de unas horas—. Es demasiado tarde ya, debo volver a casa y asegurarme de que Harry esta bien y no se auto envenenó con la asquerosa comida rápida a la que parece adicto.
Hice pucheros, pero sabía que debía dejarlo ir en algún momento—. ¿Nos veremos mañana?
Se acercó y dejó un dulce beso en mi frente. Me aferré a ese contacto por un momento—. Te lo prometo.
—Esta bien —asentí suavemente, mirándolo. Una idea iluminó mi mente—. Podemos llevarte a tu casa si quieres, Liam tiene auto. ¿Podemos llevarlo, Liam?
El castaño gruñó, pero yo sabía que no podía negarme nada y si le insistía él-
—No hace falta —Zayn aseguró—. Llamaré a un taxi. Mi casa no esta tan lejos, solo será un paseo de cinco minutos. Y tu, deberías ir a la cama ya, no es hora para que un niño este despierto, es demasiado tarde.
—Podemos llevarte si quieres —Liam no parecía alegre por la idea, pero no estaba negándose al menos—. Solo será un momento.
—No, estaré bien en taxi, pero gracias —le dedicó una sonrisa apretada. Inclinándose, dejó un beso en mi mejilla—. Te quiero, ¿lo sabes?
—Lo sé ahora —susurré, sintiendo un poco de humedad en mis ojos por sus palabras—. También te quiero.
Lo observé ponerse su abrigo, envolver su bufanda alrededor de su cuello y darme una mirada vacilante antes de acercarse para un último abrazo y partir hacia la puerta. Me quedé mirando la madera cerrada por un largo momento antes de arrastrar mis pies hacia la sala, donde Liam seguía sentado en el extremo opuesto del sofá donde habíamos estado sentados y dedicándole un gran ceño fruncido al televisor.
Sentándome cerca de su lado, lo miré curioso por un largo momento antes de extender la mano para tocar su brazo que se extendía por el respaldo del sofá y empujar un poco allí. Me gruñó, apartándose de mi toque, pero logré ver lo justo y lo necesario para entender. Le sonreí, ganándome un ceño fruncido que no me apaciguó para nada.
—No tienes porque estar celoso de él, Lee. —me senté a su lado, con mis piernas cruzadas bajo mi trasero—. También te quiero a ti.
—No estoy celoso. —masculló con los dientes apretados.
Me reí de él—. Por supuesto que no lo estas.
—Mocoso —susurró, volviendo a ver el televisor, ahora sin ceño y con un poco de curva en sus labios.
Me acerqué, acurrucándome contra su costado, donde el calor de su cuerpo comenzó a adormecerme—. Los quiero a ambos igual.
—Lo sé. —su brazo fue a mi alrededor, apretándome—. Es solo...
Se quedó en silencio.
Me acurruqué más profundo, dejándome arrullar por el sonido de su corazón constante y el suave vaivén de su respiración. Estaba casi completamente dormido cuando me movió para acunarme en su regazo, sus dos brazos a mi alrededor me dijeron que el mundo no podía llegar a herirme. Liam siempre me protegería, eso para mi era un hecho.
—No estoy celoso —susurró un momento después—. Eres lo mejor que la vida me ha dado, Rain, no podría soportar que nadie te aleje de mi lado.
—Nadie nos separará jamás —murmuré, un bostezo rompiendo mis palabras. Me acurruqué más apretado en su pecho, sintiéndome hundirme en el sueño cuando mascullé—. Siempre serás mi papá.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top