— ¿Dónde estabas? — Suki le preguntó a Koko después de haber desaparecido todo el día.

— Tu mamá me dijo que busque trabajo; por eso salí desde temprano. — contestó. — No me digas que otra vez pensó que le volví a ir.

— ¡No puedes preocupar así a mamá!

— Fue ella la que dijo que no me quería aquí como mantenido. ¿Dónde está?

— Está trabajando. — afirmó, recordando que su mamá le dijo que estaría en la habitación donde organizaba las cosas de su trabajo.

— Entonces creo que habrá que esperar.

— ¿Juegas conmigo?

— No veo por qué no podría. ¿Qué quieres jugar?

— No lo sé, piensa en algo.

— Ah... — pero él no sabía qué cosas hace un padre con su hija. Después de todo, falló en las cosas más importantes como estar ahí en sus cumpleaños o demostrarle amor a su mamá, que ya no lo quiere ni ver. El caso era que no tenía idea de qué cosas se podían hacer con una niña.

— ¿Tú tampoco sabes?

— No, lo siento.

— Hmm... juguemos a la fiesta del té. — lo jaló de su ropa para guiarlo hasta su habitación, donde tenía muchos juguetes guardados. Se notaba que su mamá la consentía mucho por la cantidad de cosas que tenía. — Te puedes sentar aquí. — señaló una silla pequeña, probablemente demasiado para él, pero igual encontró una forma de acomodarse.

— Tienes una habitación muy grande para ser tan pequeña.

— Aquí está. — sacó unas tazas y tetera de plástico y las puso sobre una pequeña mesa. — ¿Quieres té?

— Ah, está bien. — la menor tomó la tetera vacía y fingió servir algo en la taza. — Aquí tienes. — le pasó la taza a Koko, quien vio la taza vacía y comprendió que el té era completamente imaginario, y luego procedió a simular que bebía de ahí. — ¡Ten cuidado, está caliente!

— Cierto... — reaccionó de inmediato. — auch, me quemé.

— Tienes que soplar antes de tomarlo.

— Lo siento, eso haré. — sopló la taza vacía y luego fingió beber de nuevo, esta vez más despacio.

Los giros que da la vida. Un día estás envuelto en una organización criminal y al otro estás bebiendo té con una niña.

— Una pregunta. — ella interrumpió sus pensamientos.

— Dime.

— ¿Te puedo decir papá? ¿Eso sería raro?

— No, bueno... — se quedó analizando un momento lo que escuchó. Ella dijo que quería decirle “papá”. — técnicamente soy tu papá, así que no sería extraño... a menos que tú sientas que es extraño y no quieras hacerlo.

— Pero lo quiero hacer, ¿no te molesta?

— Adelante, por supuesto que no me molesta.

— Papá, — empezó a hablar con esa palabra. — estoy feliz de que hayas venido; siempre pensé que mamá estaba muy solita. Luego yo pensé que saldría con su amigo, pero me dijo que no y él resultó ser muy agradable.

— ¿Hablas de Inupi?

— Es amigo de mamá, así que le digo “tío”. ¿Tú lo conoces también?

— Fue amigo mío primero... aunque no lo he vuelto a ver; no sé qué pensará de mí ahora.

— ¡Tienes suerte! — él la miró algo confundido. — Él viene una vez a la semana a ver que mamá no se éste excediendo con el trabajo. Puedes hablar con él entonces, papá.

— Ah, pero... ¿ese una vez a la semana cuando es con exactitud?

— En dos días.

— ¡¿Dos días?! No sé si voy a estar mentalmente preparado en dos días. Inupi probablemente vaya a... no lo sé, ni siquiera me puedo imaginar el peor escenario de los nervios.

— Pero si él es muy amable.

— Eso lo sé; lo que me preocupa es que esté enojado conmigo. Quizás me regañe por haber tomado el camino equivocado o algo así.

— Creo que lo sabrás cuando el día llegue.

— ¡El día llegó! — Suki corrió alrededor de su mamá y luego de su papá, quienes recién se habían levantado y de casualidad llegaron al mismo tiempo.

— ¿El día de qué? — Koko preguntó.

— Se emociona mucho cuando Inupi viene de visita.

— ¡¿Eso es hoy?! Me voy a esconder. — quiso apresurarse antes de que Ame fuera a decirle a algo, pero fue muy tarde.

— Hajime Kokonoi, te vas a quedar aquí y vas a hablar con él en vez de esconderte de tus problemas como un niño.

— Ya voy. — accedió resignado. Habían veces en que le desesperaba que ella siempre hiciera lo que quería; era tan incontrolable que daba miedo.

— Mami, ¿ya viene? ¿Ya viene? — preguntó la menor.

— Dijo que hoy no tenía que trabajar, así que debería llegar en cualquier momento; tal vez pueda acompañarnos a desayunar. Pero antes tú, al igual que yo, necesitas una ducha y luego podremos volver a esperar. Tú también, vete a bañar.

— Sí, tranquila, no me lo tienes que decir dos veces. — Koko se fue a hacer lo que le dijeron después de eso, aunque tenía ganas de quedarse escondido ena habitación porque quién sabe qué le diría Inui al llegar.

No obstante, sería sospechoso que no vaya y luego Ame se la pasaría horas diciéndole las razones por las que estuvo mal lo que hizo, y él aún trataba de ganarse su perdón, por lo que no le quedó más opción que ir.

— ¿Ya llegó? ¿ya llegó?

— Aún no, linda. — Ame tuvo bastante paciencia con ella hasta que él sí llegó.

Al ser amigo de su madre, Suki se había apegado mucho a Inui; no sólo porque la visitaba seguido, sino porque se daba el tiempo de hablarle su vida y las historias de cuando era más joven; eso además de que cuando podía le traía uno que otro regalo.

— ¡Ya está aquí! — corrió en cuanto vio al rubio entrar.

— Hola, Suki. — tenía que mirar hacia abajo para hablar con ella.

— ¡Tío Inupi! — exclamó con evidente emoción. — ¡No vas a creer quién está aquí!

— ¿Quién?

— Es mi papá, ¡sí está vivo! Yo pensé que no, pero mamá dijo que volvió y aquí está.

— ¿Qué? — miró hacia arriba otra vez y vio a Kokonoi parado ahí, sin decir nada, sólo con su mirada nerviosa.

—...Hola, supongo que... volví.

— Sí, eso ya lo veo. — mencionó, aún analizando el hecho de verlo después de tanto tiempo.

— Ustedes eran amigos, ¿no es cierto? — Suki los interrumpió mientras se miraban. — ¡Ahora pueden hablar y ser amigos otra vez!

Ame quería reírse por la inocencia de su hija, pero no era momento. Lo que estaba a punto de pasar estaba segura de que sería muy importante.

☂️ 3 capítulos antes del final.

Recuerden que me pueden seguir en instagram: aikadog_18
Antes lo dejé abandonado, pero estoy empezando a estar más activa allá; más que nada subiendo historias.

Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.