012
— Por fin. — Koko se alivió al ver que Ame salía de su casa como una hora después de que él llegó allí. — ¿Qué tanto estabas haciendo?
— Aunque no lo parezca, me gusta estar arreglada, y además no sabía qué ponerme para una cita. Ah, y también estaba el asunto de que Ladrón quería acompañarme.
— ¿Trajiste al hurón a nuestra cita?
— No, lo dejé en casa. ¿Nos vamos a ir o qué?
— Bien, vamos.
Caminaron en silencio, sin siquiera mirarse, mientras Kokonoi entraba en pánico por no saber qué decir. La invitó a una cita sin pensar demasiado en qué haría después, y técnicamente jamás había salido a solas con ella; siempre estaban en la casa de la fémina y allí podía estar en silencio tranquilo, pero por alguna razón el silencio es incómodo si estás caminando con alguien.
— Así que... ¿a dónde es que vamos? — le preguntó ella.
— Bueno, pensé en que... sería raro esforzarme demasiado. Es decir, no es que no me haya esforzado nada, pero tú pareces odiar todo lo que sea muy complejo y... el punto es que pensé que podría llevarte a un lugar normal, como una cafetería o algo así.
— Pudiste sólo haber dicho eso. — le volvió a hablar. — No tienes que actuar tan nervioso; me das algo de miedo
— No estoy nervioso.
— ¿Estás seguro de eso? Porque siento como que no estás actuando como tú actúas normalmente.
— No, pero estoy bien. — él aseguró. — Es decir, sí, es la primera vez que invito a alguien a una cita desde... bueno, Akane, y se me ocurrió invitar a una amiga, pero eso no es... no es razón para ponerme nervioso. Sólo pensaba en que... quizás ya es tiempo de seguir adelante y todo eso.
— Claro... — se volvió a quedar en silencio sin saber qué más decirle. Discutir con él era inútil, así que no había mucho más que pudiera hacer.
— Koko, te lo voy a preguntar una vez más. — ya habiendo llegado a un pequeño café, Ame le volvió a hablar. — ¿Estás TOTALMENTE seguro de que TODO está bien?
— Ya dije 6 veces que sí. — pero estaba temblando. Ni él sabía por qué, pero estaba temblando y ella lo sabía.
— No tiene caso que te pregunte, entonces. — resignada, Ame empezó a comer lo que antes había ordenado.
— Sí. — Koko ya no estaba seguro de nada.
No estaba seguro de que haya sido buena idea invitarla a ella a una cita, no estaba seguro de si fue buena idea traerla a ese lugar, ya ni siquiera estaba seguro de que ella no le gustaba — a pesar de que mantenía la idea de que no — y no tenía idea de que hacer al respecto. ¿Por ella habría de gustarle?
Es decir, sí, su cabello largo y rojo era algo bonito, él suponía...
Sus ojos tenían el mismo color que el oro; eso siempre lo pensó, y a él le gusta el oro.
Su piel blanca parecía ser bastante suave y eso también estaba bien.
Las pecas esparcidas por toda su cara eran algo lindas.
También tenía que admitir que ella era, en general, bastante hermosa...
PERO, eso no tenía que significar nada; cualquiera podía pensar eso de ella. Porque era cierto; él sabía que era cierto que Ame era físicamente algo más que aceptable, y probablemente él no era el único que pensaba así de ella.
— Oye, si tienes algo que decirme; me puedes dejar de mirar tan fijamente y sólo decirlo. — fue entonces que se dio cuenta de que, en serio, estaba mirando de más.
— Lo siento, me distraje. — con rapidez apartó la vista hasta su plato; aún no había comido nada por estar de pensativo.
— Ya te lo pregunté mucho, pero ¿seguro que estás bien? Estás actuando raro, y creo que tienes la cara un poco roja.
— Es que hoy hace calor. — se justificó.
— Hmm... supongo que es verdad. — quizás ella lo estaba pensando demasiado.
— Es el sol, es eso. — siguió sacando excusas aunque ella le dio la razón.
Él sólo deseaba que todo se terminara rápido para poder dejar todo lo que debía pensar para otro momento; ya no podía más con los nervios.
Pensándolo bien, si Ame le gustara sería un problema grande. No sólo porque ella lo ve sólo como un amigo, sino porque aún después de todo ese tiempo... a él se le hacía extraño pensar en besar a alguien; ese tema era un tanto complicado para él.
“Únicamente debes besar a alguien que te guste” fue lo que le dijo Akane, y él terminó besando a Inui, pero ese era otro tema; en ese momento no iba a pensar en por qué hizo eso.
Analizando las cosas bien... quizás era eso.
Koko no estaba seguro si Ame le gustaba o no y por eso se sentía tan nervioso y fuera lugar que no podía ni actuar naturalmente; eran dudas comunes. Quizás fue por eso que le pidió salir en primer lugar; quería ver cómo iban las cosas para aclarar las dudas que tenía y saber si ella le gustaba.
Era raro, tenía más preguntas que antes.
Tal vez era porque jamás se imaginó queriendo a alguien que no fuera Akane, pero ahora estaba más confundido.
— Koko. — ella llamó su atención. — Siendo directa contigo, ¿por qué me invitaste a salir tan de pronto? ¿Ahora te gusto o algo así?
— No... no, no, no. — rió nervioso. — Fue sólo por... cosas, pero no tiene nada que ver con eso.
— ¿Se te olvida que sé perfectamente cuando mientes?
—...Sí, lo había olvidado.
— ¿Entonces?
— No me gustas. — contestó con claridad. — Eso creo, pero ¿por qué lo quieres saber?
— ¿Cómo que por qué? Sólo estás desviando el tema hacia mí para evitar mis preguntas. Además, ¿qué es eso de “eso creo”?
— Pues no lo sé, ¿podemos sólo...? Estaba más tranquilo cuando estábamos en silencio. Si no te molesta, no quiero hablar sobre esto ahora.
— Bien, bien. — accedió de mala gana a no preguntar nada más, a pesar de que la situación se le hacía demasiado extraña.
— Disculpen. — uno de los meseros del lugar llegó hasta donde estaban. — No queremos apresurarlos, pero ya veo que terminaron y hoy hay mucha clientela. ¿Van a querer algo más o les doy la cuenta de lo que pidieron?
— No, estamos bien, gracias. — le contestó ella. — Te agradecería si me das la cuenta, por favor.
Cuando él estaba por dársela, Koko la agarró antes, tomándola por sorpresa.
— Yo pagaré por ti.
— ¿Ah? — igual y era el fin del mundo y ella estaba enterada.
— Que yo pagaré todo. — eso no disminuyó la confusión de la fémina.
— ¿Estás seguro? Es decir, tú sabes que yo tengo para pagar; podemos dividir la cuenta o algo así.
— Sólo quiero pagar yo esta vez, ¿sí?
Demasiado extraño; todo el tiempo pidiéndole a ella que pague y de pronto él quiere hacerlo. No descartaba la opción del fin del mundo.
☂️ No sé qué decirles hoy, hasta otro día.
Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top