009

— Oye, ya me puedes soltar la mano, ¿sabes?

— No porque te pierdes.

— ¿Entonces vas a caminar de la mano con ella todo el tiempo hasta que regresemos? — Inui cuestionó la acción de su amigo, quien estuvo cinco minutos enteros sin querer soltar a Ame.

— Lo que sea, no le des tanta importancia; la idea es que ella salga un rato y luego regresarla a su casa de donde no puede salir.

— Pero si sale bien, mamá probablemente me dejará volver a salir.

— ¿Podemos sólo... concentrarnos en lo que estamos haciendo ahora?

— Bien, entonces, ¿por qué ahora piensas que Ame, siendo una persona que tiene nuestra edad, se va a perder y le sigues tomando la mano como si tuviera 6 años?

— ESTÁ BIEN, ya entendí; la voy a soltar. — finalmente, aunque a mala gana, la soltó. — Que insistentes; sólo hay que irnos.

— Dijiste que querías comer primero, ¿no? — Inui recordó lo que ella dijo antes.

— Sí, entonces vayamos a comer.

— ¿Y tú pagas? — el azabache le preguntó, casi en broma y con una sonrisa juguetona.

— No abuses, ahora sólo por eso pagaré lo de Inupi y no lo tuyo.

— Que mala eres conmigo.

— Nosotros tenemos un acuerdo, ¿ya se te olvidó?

— Cierto... — en verdad, sí lo había olvidado por un momento.

Ya sentados en un pequeño local donde se detuvieron a comer, decidieron conversar un poco.

— Así que, ¿qué hace la gente normalmente cuando sale con sus amigos?

— Sólo te diviertes; creo que la diversión no se planea tan cuidadosamente como lo podrías pensar. — el rubio le contestó.

— Entiendo...

— Por otro lado, ustedes parecen tener un secreto; algo que yo no sé, y eso me intriga.

— Fue sólo un acuerdo que hicimos hace mucho y sigue vigente hasta el día de hoy. — le contestó la fémina.

— ¿Significa que le pediste algo?

— No exactamente, pero es parecido.

— Además, todo tenemos secretos; seguramente hay cosas que tú no me dices. — insinuó Kokonoi.

— También es verdad; todos tenemos secretos, así que... ¿y si sólo los decimos? Consideren que es para conocernos mejor, y compartir secretos hace que le tengas más confianza a las personas. ¿Qué dicen? Sólo un secreto.

— ¡Suena divertido!

— Bien, sólo para no quedar como el amargado del grupo.

— Entonces tú primero. — Inupi le indicó, cosa que la fémina apoyó.

— ¿Yo? Bueno... no se me ocurre ningún secreto justo ahora...

— Tiene que haber uno.

— Sí, Koko, es como si no quisieras esforzarte para ganar mi confianza. — Ame lo acusó.

— ¡Bien! Ah... no me gusta andar en motocicleta.

— Eso no es secreto; vas caminando a todos lados. — le dijo Inui.

— ¡Está bien, lo confieso! ¡No veo bien, pero jamás fui a que me revisaran los ojos porque no quiero usar lentes! ¿Feliz? Y no creo que sea tan grave, así que sólo... sólo vivo sin poder ver; lo prefiero así, y nunca me ha dado problemas. Excepto con los juegos de pelota; odio esos juegos tontos... — un pequeño silencio se formó entre los tres.

— Eso es... no sé ni qué decir; ¿no crees que deberías ir con un oftalmólogo? — le preguntó Inui.

— No, estoy bien así, ¿podemos sólo continuar? ¿Qué secretos tienes tú?

— No muchos, pero por mencionar uno...

— ¿Sí? — los dos restantes prestaron especial atención.

— A veces, yo... modelo mis tacones frente al espejo porque me siento muy bien cuando los uso. — Kokonoi quiso aguantar la risa porque sabía que le iba a ir mal si se reía. — No te burles; tú estás ciego.

— ¡No estoy ciego, sólo tengo mala vista! — se defendió de inmediato.

— Bien, calma... aún nos falta escuchar el secreto de Ame. Cuéntanos, ¿qué secreto te gustaría compartir con nosotros?

— Oh, veamos... — trató de recordar. — un secreto, secreto... valgo 80 millones de dólares.

— ¿Cuánto? ¿80 millones? ¿Cómo... un 8 y 7 ceros detrás? Eso son muchos ceros, ¡¿tú tienes idea de cuánto es eso en yenes?! Son más de 9 millones y medio.

— ¿Cómo es que tú puedes valer tanto?

— No lo sé, pero mamá dice que es una cosa legal o algo así; por eso es se preocupa tanto por mi seguridad. Es decir, cualquiera podría secuestrarme y venderme por 80 millones de dólares; aunque soy consciente de que suena poco creíble.

— Sí te creo.

— Pero no quería hablar de mi dinero... apuesto a que tengo otro secreto.

— No tienes que-

— ¡Oh, lo tengo! — interrumpió a Inui. — Una vez a la semana, cada viernes por la tarde cuando estoy completamente sola... yo tengo una ceremonia de premiación, y la llamo "los premios de Ame" porque los gano todos; es básicamente una ceremonia en mi honor. — esta vez Koko no se molestó en aguantar la risa.

— No está tan mal. — la quiso animar Inupi.

— Y a veces finjo que no estoy para recoger el premio, así que lo recoge Ame francesa en mi lugar.

— Bien, sí... sí está tan mal. — se rió un poco también.

— ¿Por qué haces eso?

— Porque me gusta hacer cosas buenas, y también me gusta premiarme cuando hago algo bueno porque así quizás tendré ganas de hacer más cosas buenas.

— Es sólo que es algo...

— Lo sé, es mi más profundo secreto; mucho más profundo que el otro que les dije así que lo pueden olvidar.

— ¿Cómo quieres que olvide que la persona sentada frente a mí vale más que todas mis posesiones juntas?

— Lo olvidas y ya, Koko, no vayas a hacer un escándalo por esto.

— No estoy haciendo un escándalo, pero ahora entiendo por qué tu mamá te tiene encerrada.

— Por supuesto que no lo sabes; tú no tienes hijas. — lo regañó el rubio. — Mucho menos hijas que valgan 80 millones de dólares.

— Pero podría tenerlas, técnicamente.

— ¿Cómo? La única manera sería que... Ohh, ya entiendo lo que quieres decir en realidad.

— ¿Qué? Yo sólo dije lo que dije.

— Había un mensaje oculto.

— ¡No había ningún mensaje oculto! Si sabes cómo puedo tener hijas que valgan 80 millones de dólares, me avisas.

— ¿Acaso piensas vender a tus hijas? — le preguntó Ame.

— ¡Por supuesto que no, ni siquiera las tenemos todavía!

—...¿Dijiste "tenemos"? - Inupi le preguntó.

— ¿Qué? No, yo-

— Acabas de decir "tenemos".

— Lo entendiste mal, eso no-

— No, no, yo escuché lo que dijiste.

— ¡Sólo me equivoqué de palabra! ¡Iba a decir "tengo"! ¡Todavía no tengo hijas!

— Yo sé lo que escuché.

— ¿Qué está pasando? — Ame observó su pequeña discusión sin entender nada.

— No importa, ya lo descubrirás por tu cuenta.

☂️ He vuelto y les dejo el capítulo.

Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.

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