007
Al estar frente a la puerta, Koko quiso reflexionar un momento antes de entrar y tener que enfrentarse a la persona a la que estuvo evitando durante tanto tiempo. Sin embargo, Inui fue más rápido y abrió la puerta apenas un instante después.
Sorprendente, ella estaba bastante tranquila. De hecho, había cambiado mucho desde la última vez que la vio; incluso estaba pintando, y ella nunca pintaba.
— Ah, hola Inupi... y Koko. — ella dejó lo que estaba haciendo para prestarles atención.
— Ame. — los dos se miraron por unos pocos segundos mientras Inui los miraba a ellos en lo que parecía ser un concurso de miradas.
Ninguno dijo nada en un rato, y el rubio ya estaba empezando a cansarse. No iba a lograr nada a ese paso y tampoco podía soportar más tiempo con esos dos dos peleados.
— Ya digan algo. — les pidió.
— Oh, yo no tengo nada que decirle a él. De hecho, quizás él tenga algo que decirme a mí.
— Deja las indirectas, estoy justo frente a ti.
— Bien, ¿tienes algo que decirme, Kokonoi? — de nuevo el silencio. — Lo sabía.
— ¿Sabías qué?
— Que no te ibas a disculpar.
— ¿Y por qué me iba a disculpar yo? Tú tienes la culpa por lo que pasó ese día.
— Ya ni siquiera me acuerdo de lo que pasó ese día.
— ¿Y entonces por qué sigues enojada?
— Porque al menos esperaba una disculpa de ti. Tú dime, ¿por qué es mi culpa?
— Porque fuiste tú quien preguntó por Akane en primer lugar.
— ¿Y qué? Al final Inupi fue quien me lo dijo; ella ya se fue de este mundo, así que trata de superarlo.
— No puedo sólo superar la muerte de alguien con decirme "supéralo", pero por supuesto es algo que tú no entiendes.
— Entender es todo lo que he tratado de hacer; he estado intentando ayudarte a superarlo y con sólo mencionarla enloqueciste.
— ¡Pues eso...! Es verdad, sí, no me voy a molestar en negarlo.
— Koko, por favor, sólo discúlpate con ella. — Inui los interrumpió. Antes de que él se negara, le volvió a hablar. — Ya hablamos de esto; discúlpate.
— ¡Bien! — refunfuñó. —...Lo siento.
— ¿Lo sientes por qué? — le preguntó ella.
— No te aproveches.
— Lo siento, pero si no sabes por qué te estás disculpando, significa que no lo sientes.
— Koko, no lo hagas más difícil y discúlpate bien con ella.
— Lo siento por... haberme enojado tanto cuando preguntaste por Akane.
— No era tan difícil, ¿viste? Y tus disculpas son aceptadas.
— Sigues tú. — Inui le indicó.
— ¿Y yo qué hice?
— Tú sabes lo que hiciste... supongo, lo que sea, sólo discúlpate tú también.
— Ah, está bien. Lo lamento, no debí haberme tomado tan a pecho tu reacción; yo estaba tratando de ayudar, pero entiendo que eso probablemente sea un tema delicado y debí entender que no querías hablar de eso... listo, lo dije.
— Bien, ahora... — de hecho, todo estaba yendo mucho mejor de lo que Inui se esperaba. — Ahora que los dos se tragaron su orgullo, ¿siguen enojados?
— No, no lo creo.
— ¿Ahora que ella se disculpó? Creo que estoy bien. — de algún lugar de la habitación, el hurón que Ame tenía como mascota corrió hasta subirse en Kokonoi. — A ti no te extrañé; siempre me robas las billetera y se la das a tu dueña. ¿Por qué ella querría eso, eh? Tiene mucho más dinero que yo.
— Supongo que está sorprendido de que hayas vuelto. — le mencionó la fémina.
— Vete con tu dueña. — tomó al animal y lo colocó en el suelo, pero éste le hizo caso omiso y mantuvo su mirada fija en él por un rato. — Bueno, por lo menos ahora sé que el hurón sí me quiere más a mí que a Inupi, a diferencia de ti.
— No es cierto.
— ¿No lo es? — por alguna razón, Koko se había sorprendido con la respuesta que ella le dio.
— Ladrón ama a Inupi; le gusta subirse a su cabeza y usar su cabello como una cama, y creo que se quiere casar con él o algo así. El punto es que Ladrón definitivamente quiere más a Inupi que a ti.
— Ah...
— ¿Por qué la decepción tan repentina? — le preguntó el rubio.
— ¿Quién está decepcionado? Yo no, tú estás decepcionado. Hablemos de otra cosa, Ame, ¿qué estás pintando? Tú nunca pintas, ¿por qué no nos hablas de eso?
— Ah, ¿eso? Es sólo un paisaje. De vez en cuando me gusta... no lo sé, probar cosas nuevas y ver si soy buena en ellas. La mayoría de las personas piensan que tengo el mismo talento que mi mamá con la pintura y hoy me dieron ganas de ver si era cierto.
— Y sí lo es, parece que tienes mucho talento para esto. — dijo Inui.
— No, esto es basura.
— ¿"Basura" significa lo mismo en Francia que en Japón? — Koko preguntó, casi en broma.
— En serio, mi mamá es mucho mejor que yo en esto; no es nada. Aunque me gustaría poder hacer otras cosas también; nunca salgo más de unos pocos metros de aquí, como cuando conocí a Koko.
— Sí recuerdo ese día; tenías una rana en las manos.
— ¿Y por qué no sólo sales? — le preguntó Inui.
— Porque mi mamá insiste en que es mucho más seguro aquí; aunque por supuesto que me encantaría salir. Podría hacer tantas cosas como... descubrir cosas nuevas, explorar lugares nuevos, vivir aventuras, meterme en problemas, comer una hamburguesa; lo último es lo que más me emociona.
— Podríamos sólo traerte una hamburguesa. — habló Kokonoi.
— Ustedes son mis mejores amigos.
— ¿Y si le preguntamos a tu mamá? Tal vez entre los tres podamos convencerla. — Inui sugirió.
— Buena suerte con eso, mamá no es fácil de convencer, y mucho menos si dice que no; hacerla cambiar de opinión es aún más complicado.
— No te preocupes, ahora que ya no estamos enojados, me tienes a mí, y yo me he vuelto un experto negociando gracias al libro que me prestaste. — al haber mencionado eso, Ame recordó algo.
— Koko.
— ¿Sí? — preguntó, un tanto extrañado por el tono serio que su voz tomó de repente.
— Tú nunca me devolviste ese libro.
☂️ Hace unos 5 minutos me quería matar porque se me fue el Internet mientras escribía y se me borraron 600 palabras; habría actualizado 5 minutos antes de no ser por eso, porque el capítulo ya estaba prácticamente terminado y tuve que escribir más de la mitad de nuevo.
En fin, ¿cómo están ustedes?
Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.
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