9- Algodón de azucar

Will era un jodido idiota.

Niño: ayuda

Niño: Tom.

Niño: ayúdame. POR FAVOR.

Idiota, idiota, idiota.

Tom <3: ¿q?

Niño: estoy en detención.

Tom<3: ¿y qué quieres que yo haga?

Niño: sácame de aquí.

Y Thomas era incluso más idiota por estar ahora mismo dirigiéndose hacia allí.

Eran cerca de las 3 de la tarde y Thomas había conducido lo más rápido que el volante y el trafico juntos le permitieron.

Mientras se dirigía al salón del menor se preguntaba mentalmente porque siquiera se había tomado el tiempo de leer sus mensajes. La mayoría de las veces Will solo le mandaba spam o imágenes "graciosas". Esos mensajes habían sido lo más serio que Will le había enviado en lo que llevaba de conocerlo.

–Eres un grandísimo...–comenzó Thomas pensando en insultarlo de muchas formas e idiomas diferentes, pero guardó silencio cuando Will le hizo un gesto y el miro al profesor en la pizarra, quien lo observaba de forma extraña, sus palabras se desvanecieron en el aire.

–¿Profesor Miller?–preguntó el adulto para consternación de Tom, quien había creído que eso ya era algo de su pasado.

"No puede ser" fue lo primero que pasó por  su mente.

–Sí, ese soy yo.

–¿Necesita algo de aquí?

–Buscaba a Cromwell– respondió tratando de lucir convincente. Ellos tres eran las únicas personas restantes en el aula, por lo tanto no se le hacía muy problemático mentir como la ultima vez, el hecho de que Will fuese el único alumno en detención le daba más razones para pensar que no se metía en problemas solo en su propia casa, el chico era un problematico en cualquier lugar.

–Está en detención, no puede llevárselo–respondió el profesor como si fuese obvio.

–Lo buscan en dirección, se ha metido con una de las profesoras, tiene que aclarar un par de malentendidos–habló con educación, bajo las asombradas farolas pardas que eran los ojos de William.

El profesor asintió en silencio y con un gesto de mano le indicó a Will que se marchara. El chico se levantó de un salto tomando todas sus cosas con rapidez y cuando paso cerca del maestro este le dió una palmada amistosa, con un libro, en la cabeza.

Will ni siquiera se quejó y salió junto a Thomas, ambos caminando a la par, Will se encargó a los poco segundos de hacer que sus pies se acoplaran al mismo ritmo de los pies del mayor porque le pareció divertido y lindo.

–¿Qué fue lo que hiciste?–preguntó Thomas con fastidio, ese niño era su calvario.

Will le dedicó una sonrisa–De hecho, es una historia divertida–rió como el imbécil que era y siguió–estaba en clase y me estaban llegando muchos mensajes, y casualmente uno de ellos tenía un link que me llevo a una página porno.

–Aja, un link.

–Y yo tenía el volumen alto, y mis audífonos son una mierda, y al parecer entró un virus porque el vídeo se reprodujo solo, no es que yo lo haya querido ver, aclaro.

–Obviamente no.

–Y hubo gemidos por todo el salón–más risas–y la profesora que te mencione antes, a la que le quemaron el coche, me reto. Dijo "Cromwell ¿Qué estás viendo? Entrégame tu celular" y yo le dije "es porno, tome , conózcalo" y se lo di, y ella se puso completamente roja y no sabía cómo quitarlo, en cambio subió aun más el volumen, ya sabes, ancianos y tecnología no combinan. Yo estaba como "profesora, por favor, sea decente estamos en clase" y me mando a detención por esa pequeñez. ¿Tu crees que es injusto verdad?

–Niño, hablas demasiado y solo dices tonterías–Thomas lo calló exasperado, no le gustaba la gente parlanchina, y lamentablemente, Will era como un loro–así que al final, si te metiste con una profesora.

William se encogió de hombros—ya lo he decidido, voy a abandonar la escuela.

Thomas ni siquiera se atrevió a decirle que esa era la peor idea que había salido de sus labios.

–Gracias por venir por mi–comentó Will cuando ambos estuvieron dentro del auto, Thomas no le dió ni una mirada.

–No creas que algo tan simple como tus necesidades me hizo levantarme del sofá.

–¿Entonces?

–Te llevare a nuestra cita-respondió Tom con obviedad–no he olvidado que aun te lo debo, y dado a que ya estamos juntos y afuera, podre matar dos pájaros de un tiro, solo dime hacia donde manejo.

Will se alarmó.

–¡No podemos!

-–¿Por qué no?

-¡Solo mira como estoy vestido!

Thomas apretó los parpados, eso sonó tan...

–Te ves bien, como siempre–le motivó con mentiras, riendo por dentro por como el rostro de Will se iluminó de repente.

Siendo un día entre semana laboral, el cine que escogieron estaba casi vacío a esa hora, a excepción de alumnos de turno matutino que preferían gastar su tiempo viendo una película que estaría en Dvd en meses que estudiando para sus exámenes, como Will.

No escogió algo tan extraño como Thomas pensó que sería tratándose del castaño, el cine, algo tan simple como eso para una cita.

Will escogió una película de acción, porque a pesar de que era su cita, él creía que Thomas se aburriría si escogía otro tipo de filme.

Así que con unas palomitas grandes y dos refrescos entraron ambos a la sala, Will había escogido los asientos y también lo que comerían, porque aunque ambos se repartieron para pagar lo suyo (Thomas ya contaba con dinero y no le molestó el presumirlo) era su cita.

La película comenzó a los pocos minutos, Will se sentía extraño y feliz y no le presentaba un problema el demostrarlo, la emoción de compartir eso con Thomas. Poco después el menor se giro hacia Tom para hacer un comentario gracioso e inoportuno y quedo callado al notar como este sacaba un par de audífonos de su bolsillo y los desenrollaba.

Observó ofendido como Thomas cerró los ojos mientras escuchaba su música ignorando completamente la película.

¿Quién se ponía a escuchar música en el cine?

Frunció el ceño y lo miró con un triste amago de intensidad, para que así Thomas lo sintiera, abriera los ojos y se diera cuenta de lo imbécil que estaba siendo, pero no paso, y Will no tuvo el valor de decirle algo, después de todo, Thomas ya estaba cumpliendo con asistir. El no había especificado en ninguna parte que debía de prestarle atención a él y a la película y/o consentirlo durante toda la cita.

Tal vez Will debió aclararlo, porque ahora estaría obligado a ver una película que él solo había escogido para Thomas.

Y el bebé llorando a su lado, la pareja besándose arriba y el típico niño que siempre hacia spoiler abajo le daban una idea de lo que serian sus próximas dos horas.

XXXX

Los créditos estaban en la pantalla y Will seguía contando cuantos segundos tardaría Thomas en darse cuenta de que sus fosas nasales habían sido rellenadas con palomitas.

¿Qué? Tenía que desquitarse de alguna forma.

Llevaba tan solo pocos segundos cuando vió al mayor reaccionar, toser y sacarse las golosinas de su interior, todo en ese orden.

–¿Ya se acabo?–preguntó desorientado y con voz de recién levantado. Will no respondió a su pregunta, y al no recibir respuesta Thomas giro su cabeza para ver a la gente abandonando la sala y las luces encendidas-ah, sí.

Se estiro tronándose los huesos y haciendo ese rico sonido que provocaban, miró a Will con ojos rojos y la mitad de su cara roa también.

–¿De qué trató?

–Parecía buena, pero no puedo asegurártelo porque tus ronquidos no me dejaron escuchar nada–su queja fue demasiado obvia, a nadie en el mundo le gustaría ser ignorado en una cita, dos veces, por el mismo chico.

–Era de terror ¿no?

Will estaba seguro de que su ojo estaba parpadeando del enojo, se levantó sin decir nada y caminó la hilera de asientos hacia la salida.

–No terminaste tus palomitas ¿vas a dejarlas aquí?

Continúo en silencio y juraría que escucho a Tom murmurar algo como "niño estúpido" que solo lo puso más furioso y de ser posible mas ofendido.

Salieron en un silencio que normalmente era sepultado por la voz cantarina de Will comentando cualquier cosa, hasta ese momento Will se dió cuenta de que siempre era él quien buscaba sacar conversaciones, si fuera por Thomas​, ellos estarían atravesando silencios incómodos todo el tiempo.

Ahora, aparte de enojado y ofendido, Will se sintió un poco triste.

Thomas no tardó en notar el silencio y la obvia molestia de William, cuando ya estuvo lo suficientemente despierto como para ver que Will bufaba cada dos segundos y le giraba la cara cada que el intentaba encontrar sus ojos.

–¿Qué te pasa?–preguntó una vez en la carretera, con el sonido de las llantas resbalando y el sonido de los suburbios en general como fondo, porque cuando intento poner algo de música, Will había apagado la radio.

Estaba haciendo un berrinche de nuevo.

Will no le contestó.

–Hey, Will, ¿estás molesto?

Solo recibió un chasquido de lengua que le hizo sentirse incomodo.

–Estas molesto–afirmó–¿Por qué?

No recibió respuesta y decidió dejar de preguntar, al menos hasta que aparco en la entrada de su casa y puso el seguro en todas las puertas para prevenir que Will bajara sin darle la cara, bendito poder del conductor.

Esto causo una reacción en el menor, quien luego de ignorarlo todo el camino le dirigió una mala mirada, para posteriormente virarse y desbloquear la puerta. Thomas volvió a bloquearla, otro intento por parte del más chico que terminó en lo mismo.

–Deja de jugar Thomas.

–¿Ahora soy Thomas?–preguntó burlón, Will desbloqueó la puerta una vez más y Tom la bloqueó al segundo.

–¿Qué quieres?

–Que me digas porque estás haciendo uno de tus berrinches y comportándote como todo un niño berrinchudo.

–No soy berrinchudo, ábreme la puerta–rogó.

–Respóndeme lo que quiero saber.

-Me estoy cagando ahora mismo y si no quieres una explosión en el auto te sugiero que me abras ahora mismo.

–Ew.

Desbloqueó  con un bufido y lo último que vio fue a Will abrir la puerta de entrada con urgencia y perderse dentro de la casa.

Bajó del auto siguiéndole el paso y se acomodó a un lado de la puerta del baño principal, no escuchó un solo ruido dentro que le indicara que Will estaba haciendo lo que le había advertido, nada de nada, así que abrió la puerta (no sorprendiéndose de ver que no tenía el seguro puesto) y se encontró con Will aún con su ropa puesta (gracias a dios) y su cabeza entre las piernas, sentado en la taza del baño.

–A ti definitivamente te pasa algo–comentó cruzándose de brazos, observando la cabeza de Will levantarse de apoco de su escondite y verlo sin expresión alguna.

–Se supone que era nuestra cita y salió mucho peor que la primera, esta vez era la única persona contigo y aun así me ignoraste.

–¿Es eso lo que te tiene tan sensible?–se burló Thomas, Will había guardado una pequeña esperanza, creyendo que se lo tomaría enserio, pero era Thomas y nunca se lo tomaba enserio.

Will negó con la cabeza y se levantó para abandonar el cuarto de baño.

–Estábamos en el cine, no íbamos a hablar de todas formas–comentó Thomas con obviedad, siguiendo cada paso de Will, lo siguió hasta la habitación, encontrarse a si mismo ridículo por actuar como un cachorrito buscando la atención de su dueño.

–Está bien, admito que lo arruine ¿me perdonas?

Will le dió una mirada seria desde la orilla de la cama, Thomas estaba frente a él, en una posición de despreocupación total.

–Ya admití mi error ¿Por qué no estás contento y oliendo mi cuello como siempre?

Thomas comenzaba a frustrarse, este no era el Will al que él estaba acostumbrado, el Will al que él se acostumbró era parlanchín e irritante, pero Will callado era mucho más irritante que el Will parlanchín.

–Hare lo que me pidas–soltó sorprendiéndose a sí mismo, pero luego de pensarlo un poco no se arrepintió–¡Tendremos una tercera cita! ¡La oficial!

William bufó, la idea no le agradaba en lo absoluto, Thomas caminó hacia él y se incoó enfrente, con las rodillas en el frío piso y su cabeza a la altura de sus piernas.

–Te prometo que no me quejare, aceptare lo que me pidas–dijo con convicción y una sonrisa ladina, como si eso se hubiera convertido en una especie de reto o misión para el. 

Los ojos de Will se encontraron con los suyos, lucían serios, claros y pendientes de cualquier chispa de arrepentimiento.

Examinó su rostro, buscando cualquier indicio de mentira y algo pareció activarse, porque esbozó una pequeña y tímida sonrisa, no fue lo suficiente grande como para marcar sus hoyuelos pero si lo suficiente como para que Thomas la viera y sonriera también.

–¿Harás lo que quiera?–preguntó suspicaz, inclinando su peso hacia adelante, en voz muy, muy baja, que si Thomas​ no estuviera casi chocando narices con él estaba seguro de que no habría escuchado eso.

-Soy tuyo-respondió simplemente. Noto el acecho de duda reflejarse en los ojos claros del chico, lo miro otro par de segundos, con sus pestañas aleteando suavemente, acariciando la piel bajo sus ojos, todo tan armonioso, que Thomas dormiría con el pestañear de Will.

-Cierra los ojos-pidió el menor con voz temblorosa, sus cejas juntas y sus mejillas repentinamente coloradas.

–¿Así?–preguntó Tom con una sonrisa, apretando sus parpados con fuerza, obedeciendo radiante y riendo por dentro por lo fácil que era la propuesta.

–Así–apenas le escucho.

–¿Y después?–presionó divertido y aún sonriendo, se sentía ansioso, tal vez su mirada ponía a Will nervioso y no lo dejaba concentrarse en lo que le iba a pedir.

–Solo mantente así–la voz de Will cambio, de pronto la escucho lejana y cercana, segura y con el sentimiento de duda plasmado en cada tonalidad, solo hizo que el estomago de Thomas​ se retorciera.

Permanecieron en silencio. Thomas comenzaba a ver puntos a través de sus parpados mientras escuchaba la respiración de Will agitarse con cada segundo que pasaba, lo sintió indeciso.

Estuvo tentado en abrir sus ojos, pero no quería a Will molesto, así que espero.

Luego, un extraño olor a dulce que más tarde identifico como algodón de azúcar lleno sus fosas nasales, sintió unas manos suaves tomarlo de las muñecas y apretarlo con poca fuerza, como si se estuviera sosteniendo en el, quería reír, pero solo mostró una sonrisa nerviosa y expectante, lo siguiente que sintió fue un par suave de almohadillas apoderarse de sus labios.

Se congeló, sintió su sangre acumularse en la zona de su pecho y su corazón se acelero tanto que sintió vergüenza, mientras unos suaves labios se amoldaban a los suyos con timidez.

No se movió, estático, fue tan rápido, cálido y suave que apenas sintió el toque cuando este ya había desaparecido.

La sensación y el olor a dulce que dejó le abrumo, tanto por la calidez como por el sabor.

Abrió los ojos y miró frente a él cómo las mejillas de Will estaban más rojas de lo que había visto nunca, miraba a todos lados excepto a el mientras se retorcía como un niño nervioso.

–Tú... ¿acabas de darme un beso?–Preguntó despacio y más bajo de lo que pensó que sonaría.

Will se tensó, sus mejillas enrojecieron  más, aún sin mirarlo a los ojos.

–Fue uno chiquito.

Thomas sintió su pecho llenarse de un calor caótico, tal vez era ternura, si, Thomas estaba seguro de que sentía ternura en ese momento.

Todo se quedo en silencio, porque el mayor no había esperado algo así, es que, ¿Qué chico besa a otro chico cuando este le dice que hará lo que le pida? En un caso normal, tal vez lo habría obligado a hacer algo que el mismo no quería hacer, como una tarea o un ensayo, pero no eso, todo menos eso.

El silencio que se extendió entre ambos duro lo suficiente como para que Will retrocediera y se viera incluso más pequeño contemplando sus uñas rotas.

–¿Estás molesto?–preguntó débilmente.

-No-se apresuro en responder, sintió una cosa extraña bajarle por la garganta-solo no me lo esperaba.

–Está bien

–Bien.

–Bien.

Thomas se sintió ridículo poco tiempo después, mirando como ambos se comportaban tímidos y retraídos por un mísero beso que apenas había sido un roce, no es como si se hubieran comido la boca.

Le sonrió, para transmitirle confianza y darle a entender que todo estaba bien entre ellos.

–¿Comiste algodón de azúcar antes?–Preguntó como quien no quiere la cosa, Will le miró confundido y luego negó.

Thomas no presionó de más, le dió una palmadita en la espalda y dejó la habitación para dirigirse a la suya, cuando se tiró en la cama, aún podía recordar el olor y el sabor, tan potente y vivo como si fuera el propio.

Thomas sabia a sal, limón y sueños rotos y los besos de Will sabían a algodón de azúcar, porque él era la persona más dulce que Thomas había conocido.

Si, si, todo muy cute ya se. ¿Cómo están mis pequeños saltamontes? Dije que actualizaría de nuevo en Enero y aquí estoy, el primero del mes porque mis dedos no pudieron aguantar más tiempo sin hacerlo.

Espero que hayan tenido un buen comienzo de año y que no hayan bebido demasiado.

Les deseo muchas cosas lindas para este nuevo año je.

Próxima actualización: 7 de Enero.

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