22- Si berrea, sueltalo
Todo fue de mal en peor desde ese día.
Will no lograba comprenderlo al principio, no lo entendía ni siquiera ahora.
Cuando despertó entonces por la noche, con una pequeña sonrisa traviesa y mejillas rojas al recordar lo ocurrido con Thomas, había bajado para buscarlo luego de no encontrarlo junto a él en la cama.
Lo vio en el sofá, con el cuerpo inclinado hacia delante y mirando a un punto indefinido, luciendo muy concentrado en lo que sea que estuviera pensando.
Will vio una buena oportunidad para asustarle y vengarse por haberle dejado solo allá arriba.
Rió como un chiquillo mientras se inclinaba para zarandear con fuerza los hombros de Thomas y le gritaba un descoordinado “Boo” en la oreja.
Sinceramente, el esperaba muchas cosas, un grito, una risa, una amonestación, pero no se esperaba el empujón que recibió y le hizo lastimarse el trasero contra el piso.
Lo miró extrañado, tal vez Thomas se había sorprendido demasiado, pero su semblante miserable y las lagrimas acumulándose en sus ojos no pasaron desapercibidos. No podrían hacerlo.
Will era malísimo para leer a las personas, pero pudo leer entre líneas.
Thomas no estaba bien.
Quiso decir algo para calmarlo, preguntar, pero Thomas no le dio oportunidad. Salió de la casa antes de que Will tuviese oportunidad de hacer o decir algo.
El día siguiente no fue mejor, William se mantuvo con pies de plomo, pensando silenciosamente en lo que había hecho mal.
Se sentía aún peor cuando no recordaba haber hecho algo malo para molestar a Thomas.
Thomas siempre había sido frio, Will se había dado cuenta desde el momento en el que lo conoció, pero ahora…ahora parecía estar hecho de hielo.
Conforme los días pasaban, sus ojeras se volvían más oscuras y su rostro más pálido, algo le perturbaba.
Will lo sabía, pero le aterraba preguntarle, él nunca había sido tan tímido o retraído, y ahora le preocupaba.
Lo único que podía hacer era culparse así mismo del aspecto de Thomas.
Seguían hablando, a pesar de que Thomas le miraba como si tuviera miedo de él. Eso solo le rompía el corazón.
Y cuando Will sacaba el tema a colación, Thomas lo ignoraba por las siguientes horas, así que aprendió a simplemente no hacerlo.
–No te presiones con esto Will– aconsejó Alex un día, poniendo una mano sobre su espalda para intentar reconfortarlo.
–Es que no lo entiendo–gimió frustrado–No come, no hace nada. Es un maldito zombie. Es como si algo estuviera torturándolo por dentro, como si lo estuviesen devorando.
–¿Y porque no le preguntas?
–No lo había pensado Alex, gracias–habló de forma sarcástica, aunque sus intenciones eran buenas, sus ideas no lo eran tanto.
–Tengo miedo–admitió con pesadez, levantó la mirada para encontrarse con el rostro serio de Demian frente a él. No podía saber lo que estaba pensando, enterró su cabeza en el refugio que fabricó con sus brazos y gimió una vez más.
XXXX
Will no se consideraba una persona especialmente creativa, pero sabía que tenía que hacer algo si o si.
Se le ocurrió una cena, sus habilidades culinarias habían mejorado mucho con el pasar de los días, pero a pesar de eso, Thomas había terminado muy poco de su plato cuando huyó al baño para vomitar.
Will había corrido para sobarle la espalda mientras el chico expulsaba la comida y lloraba entre jadeos.
Lo retuvo entre sus brazos, pequeño.
Todo eso le dolía, porque Thomas sabia cuanto se había esforzado y no había dejado de disculparse, y cada vez estaba más delgado.
Intentó esperándolo despierto hasta que este volvía del trabajo a altas horas de la madrugada, Thomas le dijo que no era necesario que lo hiciera, pero Will le sonrió débilmente acercándolo a él en un abrazo y transmitiéndole algo de calor, y cada vez estaba más frio.
Lo escuchaba llorar, Thomas lloraba cuando creía que Will dormía, lloraba con tanto ímpetu y Will solo quería decirle que todo estaría bien. Y cada vez estaba más roto.
Temblaba, Will juraría que lo escucho disculparse.
Intentó otras tantas cosas, películas, juegos, bromas y nada parecía funcionar con el chico de ojos grises.
Era tan absurdo y estaba comenzando a ponerlo furioso ¿Por qué no le decía nada? ¿Por qué no confiaba en él? ¿Era tan grave como Thomas lo hacía parecer? ¿O solo estaba exagerando todo?
Y un día simplemente no pudo soportarlo más.
–Vas a contarme lo que te sucede y vas a contármelo ahora–Dejó el tacto de lado y lo enfrentó de una vez por todas, su rostro blanco y ojeras negras, no le gustaba ese Thomas. Lo detestaba, porque estaba pudriéndose y no hacía nada por detenerlo.
Pero seguía siendo Thomas después de todo, y le miró, la sombra de algo extraño asomándose en sus ojos.
El mayor suspiró con pesadez y se llevó la mano a la cara, actúo como si la situación le cansara y Will quiso reventarle la cara de un puñetazo.
–No es importante–respondió de forma seca, mirándolo desde arriba, como si Will fuera solo un bicho bajo su suela.
Will hubiera reído de la incredulidad si no se encontrara tan molesto.
–¿Qué no es importante?–Anunció de forma histérica, Thomas no se vio afectado por su arranque, así que William siguió riendo, su risa rozaba la histeria-y una mierda Thomas, eres jodidamente la persona más importante que tengo ahora, estas haciéndote daño y ¿Dices que no es importante?
–Pues entonces lo siento ¿De acuerdo?–gruñó–lamento si estoy lastimándote también pero esa ya no es mi culpa–suspiró, mirándolo con ojos fríos y era como si no lo estuvieran viendo a él, los ojos de Thomas ya no veían nada.
–¡No se trata de eso!–se exasperó–has estado muy extraño últimamente, no creas que no se qué lloras antes de dormir. Estoy tan preocupado por ti y tú solo me estas dejando de lado.
–Pues entonces no lo hagas–el rostro de Will se tiño en confusión–Nunca te pedí que te preocuparas por mí, ¡Nunca te he pedido nada maldita sea!–comenzó a dar vueltas como león enjaulado, se sentía atrapado, asfixiado. No quería nada de Will, nada–Nunca te pedí que me detuvieras, nunca te pedí que me dieras un techo, nunca te pedí que te enamoraras de mi y no te estoy pidiendo que te preocupes, ¡Solo déjame en paz! Maldita sea.
Thomas noto el labio inferior de Will temblar durante unos segundos, sus ojos volviéndose cristalinos debido a las lagrimas acumulándose sin permiso. Vio sus pequeñas manos apretarse con furia, era como si Will intentara controlarse a sí mismo para no lazarse contra Thomas y molerlo a golpes.
Thomas le dejaría destrozarlo si quería, había dejado de importarle eso también.
Solo se quedó ahí de pie, observando como el color que Will alguna vez estuvo impregnado en su piel se disolvía dejando ver que solo fue una fachada.
Lo único que quedo de él colorido Will fue algo lleno de hoyos e imperfecciones.
Y le dolió, porque Will era color, y Thomas no era más que una masa triste y gris. Todo lo que Will amaba se volvía colorido, pero con el paso lo contrario, el volvió a Will colores tristes y oscuros, Will se volvía poco a poco como él.
Thomas no quería estar ahí cuando eso pasara.
No dijo nada más, y paso del chico, subiendo las escaleras como alma que lleva el diablo.
–¿A dónde vas?–exigió saber con voz ahogada.
–Lejos de ti.
Oh, Will no iba a darle la libertad de escaparse, ese chico lo conocía muy poco si creía que se daría por vencido así como así. Poco tiempo después se encontró a si mismo siguiendo el sendero que Thomas había cruzado.
No lo vio por ninguna parte en la habitación, su mirada viajó a los posibles escondites, se detuvo en el closet, donde escucho algo moviéndose dentro y unos cuantos golpes secos.
Claro, ahora jugaban a las escondidas.
Abrió las puertas del mueble con lentitud. Se encontró con Thomas observándole fríamente desde una esquina, con las rodillas pegadas en su pecho y un pequeño refugio en sus brazos para su cabeza cansada.
William no dijo nada y se adentro de forma incomoda, sentándose de la misma manera que Tom, en la otra esquina, entre sacos y ropa que muy poco usaban.
Se mantuvieron en silencio en la oscuridad, la respiración lenta de ambos como único sonido.
Apenas podían distinguirse las caras, pero eso no era necesario.
Era pequeño, caliente y no muy claro.
–No pretendía que me encontraras–habló Thomas, Will sonrió por lo bajo.
–Soy el rey en el juego del escondite ¿Qué esperabas?
–No sé.
Pasaron unos segundos más hasta que Will volvió a hablar.
–¿Sabes que vas a tener que contármelo en algún momento?–preguntó despacio, estaba seguro de que Thomas asintió del otro lado.
–Espero que no–dijo con voz trémula–A veces es mejor no saber ciertas cosas, así te evitas decepciones.
Will sintió su corazón hundirse en su pecho.
-Las cosas irán bien-intentó.
–No hables por los dos.
–Haré que lo hagan, incluso si no salen bien para mí, hare que lo hagan para ti.
Escuchó a Tom suspirar.
–No digas eso.
–Thomas.
–Las cosas solo pueden salir bien para uno Will.
¿Cómo es que había cambiado todo? Will estaba intentando protegerle, ¿Cómo las cosas se habían volteado de esa manera? Tal vez Thomas nunca tuvo el control, tal vez siempre necesito ser protegido y no lo sabía hasta ese momento.
Will era más fuerte de lo que él fue nunca.
Y más valiente, solo necesito de ese chico para darse cuenta de cuan roto se encontraba.
-Todo irá bien-repitió.
–Eso no lo sabes–su voz salió ahogada–No sabes una mierda.
Will resistió el impulso de decirle que eso era su culpa y se debía a que no le contaba nada.
–Solo…no intentes hacerlo solo–dijo en cambio.
–¿Qué?
–Dije que no lo hagas solo, mierda ¿Alguna vez me escuchas? Ya no estás solo–las manos de Will tantearon el terreno entre la tela, hasta llegar a las manos de Tom, las apretó con fuerza entre las suyas–ahora estoy contigo y será una cagada enorme para ti porque no vas a poder librarte de mí.
Thomas no dijo nada, pero apretó aun más su enlace y Will sonrió entre la oscuridad.
–Ahora…voy a hacer algo estúpido y espero que no te parezca extraño.
La risa de Thomas retumbó entre las paredes del closet de madera.
–Eso va a ser definitivamente difícil niño, todo lo que tú haces es extraño.
Y Will sonrió aun mas porque, mierda, había pasado un milenio desde que Thomas lo llamo así.
-Eenie, meenie, miney, moe…-comenzó, Thomas no le dejo terminar, su risa ronca fue como música para sus oídos.
–¿Qué es eso Will?
–Una canción que Sam solía cantarme de niño, cuando estaba triste o nervioso, uh…era su forma de decirme que las cosas estarían mejor–suspiró–y es lo que quiero transmitirte ahora–su voz volvió a temblar–es especial, fue especial con él, lo es ahora contigo.
Thomas se mantuvo en silencio del otro lado y Will se tensó, comenzando a sentir el rechazo en su pequeño corazón.
–Continua.
-Eenie, meenie, miney, moe.
Catch a tiger by the toe.
If he hollers, let him go.
My mother said to pick
The best one
And you are not it.
Terminó con un suspiro fugaz, las manos de Thomas se aferraban a las suyas como si no quisiera dejarlo ir.
-Estaremos bien-afirmó, necesitaba que Thomas el creyera.
Y este asintió, agradeciendo a la oscuridad de que Will no viera lo patético que lucía llorando de nuevo.
Próxima actualización: 4 de Marzo.
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