11.5- (Extra)
Todo fue tan rápido, tan sorpresivo y arrasador, que apenas tuve tiempo de procesar la velocidad con la que me enamore de ti.
Solo bastaron un par de miradas distraídas y vi ese tipo de locura en tus ojos, pequeña pero presente, el mismo tipo de locura que habitaba en mí.
Fue reconfortante, electrizante y embriagante, me ganaste sin haberme dirigido la palabra.
Eras hermoso y tenías esa mirada de "Yo puedo con el mundo".
Fue extraño, porque nunca me había sentido así antes, nunca había sentido esa poderosa necesidad de estar con alguien, solo contigo.
Las barreras que construí inconscientemente por años, se desmoronaron en un parpadeo, yo era frágil, pero no sabía que ellas lo eran también.
Me enamore tan mal y tu no conocías mi rostro, pero estaba bien para mí y quise mantenerlo así.
Fueron días los que te seguí hasta descubrir tu lugar de trabajo, un restaurante. Algo tan simple para alguien tan único, ese día revise mi aspecto una y otra vez en el espejo, desde mis zapatos sucios hasta mis dementes ojos grises.
Era como tu sombra, nunca fui notado, nunca te enteraste del chico enamorado que te seguía por todas partes, y yo feliz, me conforme con tu rostro en borrosas fotografías.
Tampoco notaste eso, ni cuando entraba a tu habitación por las noches para verte dormir, de pie, frente a ti, o cuando robe un par de calzoncillos y unas fotos, nunca revisaste nada, ni debajo de tu cama, donde deje esa rosa negra, éramos como esa rosa, oscuros y hermosos.
Lo sabía, ambos teníamos ese dolor dentro de nosotros, todo iba tan bien.
Pero lo arruinaste, comenzaste a salir con ella. No sabía su nombre, no me interesó, lo único que tenía claro es que ella no podía separarnos.
Y tú...tú la hiciste tuya, en la misma cama donde estaba nuestra rosa.
Nunca había apreciado vivir solo hasta esa noche, porque grité, sin temor, grité todo lo que mi corazón anhelaba con decirte y juré deshacerme de ella.
Entonces la asesine.
Llené tu mente de su sangre, ella solo era un estorbo, sé que no te importaba realmente, fue ahí cuando notaste que algo malo pasaba, fue ahí cuando me reconociste, y entraste en un estado de completo terror.
Descubriste mis cartas y la rosa, todo bajo tu cama ¿Por qué las tiraste todas?
Fue nuestro primer desacuerdo, porque tu tirabas cada rosa que yo te dejaba con manos temblorosas, todos los días, no entendía porque estabas tan asustado.
Tu rostro era pálido, comenzaste a preocuparte de más, te decías a ti mismo que estabas bien, pero no es normal llorar hasta quedar dormido.
Me dolía verte así, pero también tenía mi orgullo y no iría a abrazarte después de lo que me hiciste, luego llegó la otra.
Le dijiste cuan asustado estabas, no comprendí a que tanto le temías.
¿Les temías a ellos? porque yo no lo hacía y quería gritarlo y que me escucharan, que me había enamorado como un loco de ti.
¿Eso te parecía gracioso? La forma en la que me volvías loco ¿Te gustaba? Porque yo estaba cansado de escuchar mis lágrimas caer.
Así que tome mi decisión, lo mejor para ambos, al fin estaríamos juntos, tú no te opusiste a venir conmigo, tal vez porque no te dejé opción. Estabas tan petrificado como para gritar y yo había impedido cualquier movimiento en falso con sogas y cinta, recuerdo el terror en tus ojos cuando me viste frente a ti, la persona que había estado siguiéndote por meses.
No tenías porque tener miedo. Nunca te haría daño, eras lo más cerca que estuve de tocar el cielo, y eres mío ahora, para siempre.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top