◤Confort: Día 6◥

Prompt: Daño físico y confort.

Pareja: Miku x Fukase.

Fandom: Vocaloid.

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Ugh.

El quejido siguió a una cantidad incontable de otros más, incluso antes de inicial con este agotador y fastidioso ejercicio de subir una montaña para "explorar el ambiente".

Fukase estaba a punto de morirse, no sabía cómo le hizo para llegar tan lejos sin desmayarse.

Él estaba entre los últimos, tomando un ilegal descanso después de subir esa empinada subida, finalmente llegando al camino plano.

Le costaba estabilizar su respiración errática, con el pecho subiendo y bajando notablemente, la cabeza le dolía y estaba seguro de que podría vomitar en cualquier momento —claro, si no se desmayaba antes—.

Una sombra apareció en su campo de visión, junto con unos negros zapatos deportivos, Fukase alzó la vista, encontrándose con el ceño fruncido de Miku y esa mirada de disgusto que sólo significaba otro regaño.

Ella torció los labios, acto seguido se arrodilló de puntillas ante él.

—¿Síntomas?—cuestionó, sacando un pañuelo del bolsillo de su mono y paseándolo por el sudoroso y pálido —más de lo normal— rostro del pelirrojo.

—Me duele la cabeza, estoy muy cansado, todo me da vueltas, no soporto las piernas y siento que me voy a desmayar en cualquier momento.

Fukase gruñó, inconscientemente pegando su piel al agradable tacto de Miku, las manos de ella podrían ser de todo menos suaves; no obstante, la sensación que le transmitían lo hacían deseoso de más.

—¿No desayunaste, verdad?—ella preguntó, pasándolo una botella de agua.

—No, estaba llegando tarde.

La respuesta disgustó a Miku, quien buscaba que el escuálido muchacho comiera más.

Aún así, Fukase no se esperaba que avanzaran tanto.

De todas formas, ¿qué clase de psicópata pensó que era buena idea subir una montaña?

La única razón por la que estaba a este punto fue porque Miku se quedó a su lado para evitar que cayera desfallecido apenas empezar o huyera.

De no ser por él, que la retrasaba, de seguro Miku ya hubiera llegado a la cima antes que todos.

Tampoco es como si ella tuviera la obligación de cuidarlo.

Y aún así, permanecía firme en su decisión de estar junto a él y cuidarlo.

Salió de sus pensamientos ante el sape que ella le propinó detrás de la cabeza, tanto por ser ignorada mientras lo regañaba como la ira que le provocaba que no cuidara de sí mismo.

—¡Deja de ser imbécil, tienes que comer!

—Pero casi nunca tengo hambre.

Miku inhaló y exhaló a profundidad, buscando relajarse, cuando lo consiguió le dio la espalda, todavía agachada.

—Súbete a mí espalda, la casa de una amiga queda cerca de aquí y también es cerca de allí donde tendremos la siguiente actividad. Le pediré que te deje descansar y quizás algo de comer.

Fukase no rechistó y acató la orden se inmediato, era consciente de que ahora que ella había tomado una decisión, estúpido sería el que le llevara la contraria.

Se aferró a sus hombros, temeroso de caerse en cualquier momento, en especial cuando ella comenzó a correr como si nada.

Supuso que sería así, varios le han dicho que hasta un bebé gordo pesaba más que él.

De no ser porque Miku siempre estaba ahí para él, sin duda alguna se hubiera desmayado.

Como la chica que acababan de pasar que trajo refresco de dudosa calidad en vez de agua.

Típico de Iroha.

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