042
🌧️
Llovía tan fuerte sobre la ciudad que Jimin tuvo reales problemas para concentrarse mientras revisaba sus correos electrónicos.
Miró hacia la pequeña ventana de su box de atención y deseó poder estar en casa con Seokjin. Una sonrisa tiró de sus labios al recordar a su novio medio dormido después del sexo matutino y lo hermoso que se veía mientras él se arreglaba para trabajar. Seokjin tenía el día libre pero eso no impidió que, y a pesar de su cansancio, se levantara a desayunar y le diera un gran beso de despedida.
Te amo, le había dicho el azabache haciendo que Jimin quisiera quedarse con él ese día, pero no podía, por mucho que la tentación fuera tan grande como lo era vivir con Kim Seokjin.
Su teléfono comenzó a sonar sacándolo de sus pensamientos y él contestó de inmediato al ver quién llamaba.
—Pensé que te habías olvidado de mi, mal amigo.
Jimin sintió una pizca de culpa, había estado tan ocupado con la mudanza de Seokjin y la posterior visita de sus cuñados que no tuvo el tiempo necesario para llamar a su mejor amigo y conversar como lo hacían desde que Jimin se mudara a Rain.
—Lo siento, te iba a llamar ayer. Con esto de la mudanza he estado ocupado, Hobi.
—Lo sé, cambiaste de liga con tu novio. Pero aún así no me llamaste, ni un mensaje he recibido, mal amigo.
La voz de Hoseok era calma pero con un dejo de decepción y Jimin estaba al tanto que estaba fallando a lo que le había prometido.
—No, no lo hice. Lo siento.
—Está bien, supongo que tienes poco tiempo y yo mucho.
—Y eso no justifica nada, Hobi.
—Oye, conseguiste novio, eso pasa. Lo sé, he estado allí.
Jimin mordió su labio, la distancia con su mejor amigo no había sido problema hasta que consiguió novio, Hoseok tenía razón y Jimin odió ser de esas personas que solo se enfocaban en su pareja olvidando al resto del mundo.
—Prometo ir a verte pronto.
Hoseok se rio y un ruido de una puerta cerrándose le indico que estaba llegando a su departamento.
—¿Cómo estuvo tu día, Hobi?
—Bien, mejor que otros días menos mal, tenemos un receso de dos semanas por lo que usaré ese tiempo para dormir y descansar lo más que pueda.
—Eso suena genial, necesitas descansar.
—Si —Hoseok dijo cansado —creo que volveré a bailar, pero estoy un tanto oxidado ya sabes —rio entre dientes —necesito quitarme este estrés de mierda.
—Y también podrías darle una oportunidad a cierto hombre joven que pregunta por ti día por medio. —Jimin cerró la sesión de su correo y apagó el computador, se puso de pie mientras tomaba su abrigo. Dejó el teléfono sobre su escritorio y pulsó el altavoz.
Hoseok resopló —vive lejos, no es gay y es más joven que yo, casi diez años. No creo que sea la mejor opción.
—¿Desde cuando importan las etiquetas? Yo sé que se te gustó y tú a él.
—No lo sé Chim, no estoy dispuesto a ser el experimento de un hombre, aún si se ve como Jungkook.
Jimin abotonó su abrigo negro y se cruzó su última compra, una bufanda de cuadros Burberry, por el cuello. Tomó su bolso y se lo colgó al hombro. Cogió su teléfono, le quitó el altavoz y se lo puso en la oreja. En su salida se fue despidiendo de sus colegas y caminó hasta el ascensor, se metió en este todavía escuchando las mil y unas razones de su mejor amigo para alejarse de Jungkook.
—Bueno quizá tengas razón y de todos modos nadie te puede obligar a aceptar sus sentimientos.
—No quiero hacer cosas sin pensar, no quiero hacerle daño.
No sonaba como el verdadero Hoseok, su mejor amigo se había caracterizado por ir detrás de todo lo que le atraía pero al parecer con Jungkook la atracción no era tan fuerte.
—Está bien, pensé que las cosas podrían ser diferentes.
—Me gusta él, ya sabes, te lo dije en Rain, no soy un niño pero no quiero cagarla porque no quiero que tu novio me mire mal o algo así. No quiero que las cosas se pongan incómodas entre nosotros.
Jimin sonrió, salió del ascensor y se acercó a las puertas de entrada. Miró la torrencial lluvia y sonrió aún más amplio.
—Eres un tonto, Seokjin sabrá separar las cosas, él entendería si lo de ustedes no resulta. No es un entrometido, créeme.
—Anoche hablé con Jungkook.
—Me alegro, ustedes dos se ven bien juntos.
La risa de Hoseok le hizo saber que su amigo pensaba lo mismo o al menos eso era lo que Jimin esperaba.
—Si, como sea, me tengo que ir, te mantendré al tanto aunque estoy seguro que sabes mucho más que yo.
—Puede ser —dijo cantarín.
—Ajá, sabes todo ¿No es así? Te ganaste a tu cuñado aunque no me sorprende.
—Mis dos cuñados y mi suegro.
—¿Y la mamá?
—Ella no me acepta y no tengo idea el porqué.
Jimin mordió su labio, su buen humor yéndose a la mierda al recordar esa pequeña piedra que le impedía ser completamente feliz con Seokjin. Y la verdad es que no se sentía bien siendo la causa o al menos una de las causas del porque la familia Kim se estaba distanciando.
Se despidió de su mejor amigo luego de escuchar el consejo que necesitaba y que era exactamente lo que Jimin había estado pensando desde la visita de Ryujin y Jungkook.
Quería hablar con ella pero sin presiones, sin nadie que pudiera interceder y para que eso ocurriera él tenía que ir a Jassel, encontrar a la mujer sola sin la compañía de alguno de sus hijos y marido.
Jimin resopló porque era realmente difícil pero lo intentaría y no solo lo haría porque quería que la mujer le diera una oportunidad sino que también lo hacía por Seokjin, porque amaba a ese hombre más que a nada en el mundo y quería que fuera feliz.
Al menos intentaría entender el rechazo de la mujer, si. ¿Que tan difícil podría ser?
El Uber que había pedido temprano llegó a la puerta del hospital. Con un suspiro el rubio guardó su teléfono y el pensamiento de comprar un automóvil pasó por su cabeza como cada vez que salía del hospital sin la compañía de Seokjin.
En el camino comprobó vuelos hacia Jassel y sin pensarlo demasiado compró un boleto de ida y vuelta para ese fin de semana. Sería el único momento en que podría ir sin levantar demasiadas sospechas en su novio. Suerte que ese fin de semana Seokjin tendría turno largo de 48 horas.
Jimin miró por la ventana y las calles ya familiares. Jamás pensó que podría volver a encontrar su lugar en Rain, pero lo estaba haciendo. Y Seokjin tenía gran parte de la responsabilidad en ello.
Sonriendo se bajó del vehículo, dio su calificación al chofer mientras el ascensor se movía hasta su piso. Su nuevo edificio tenía muchos más niveles que el anterior y lo que más lamentaba era que no tenía un balcón.
Cuando estuvo fuera de su puerta su estómago se contrajo y es que era la primera vez desde que vivían juntos que su novio lo estaría esperando y esa emoción le hizo lamer sus labios en anticipación.
Entró a su cálido lugar agradeciendo la calefacción y se quitó rápidamente su bolso, abrió el pequeño armario a un costado de la entrada y se quitó el resto de prendas. Sus botines fueron los siguientes en la lista y cuando avanzó por el departamento en calcetines su emoción se hizo más grande al darse cuenta que Seokjin estaba en la habitación principal.
En la habitación de ambos.
Abrió la puerta y se quedó mirando al hermoso hombre acostado a su lado de la cama con sus ojos cerrados. Seokjin estaba durmiendo con un libro abierto en su pecho y la vista no podía ser más entrañable.
Despacio entró al espacio íntimo y se acostó a su lado, Seokjin abrió lentamente los ojos y cuando se miraron una sonrisa tiró en los labios llenos que tanto amaba besar.
—¿Por qué no me llamaste? Podría haberte ido a buscar.
—Supuse que estarías descansando, no te preocupes, tomé un Uber.
—Y aún así.
Seokjin sacó el libro que estaba leyendo y puso una de sus manos en la mejilla fría de Jimin que se estremeció ante el contacto, pero deseoso de más se ajustó al cuerpo cálido del azabache y le dio un largo beso en los labios.
La mano fría de Jimin subió hasta el cuello de Seokjin y este se quejó en el beso. Jimin mordió su labio inferior metiendo su lengua para luego chupar el músculo gimiendo mientras lo hacía.
Jin gimió también atrayendo a Jimin a subirse sobre él y muy contento el rubio se subió a horcajadas sobre sus muslos sin dejar de besarlo.
—Amor —susurró Seokjin.
—Te amo —Jimin dijo y después se dedicó a desvestir a su novio. Una prenda tras otra caían sobre la alfombra de la habitación.
Luego de eso Jimin se dedicó a venerar a su hombre dejando besos por todo su pecho bajando por su abdomen plano. Lamiendo y mordiendo la piel de sus caderas, Seokjin gruñó y sin mucha delicadeza tomó un montón del cabello de Jimin para direccionarlo hasta donde tanto lo quería. Pero Jimin era juguetón, siempre lo había sido y a propósito besó los muslos temblorosos de Seokjin que se retorció bajo sus labios.
—Oh joder.
La maldición hizo que Jimin sonriera sin tomar todavía la polla de su novio entre sus labios, le dio varios besos por sus muslos internos, lamió la piel sensible de sus testículos y cuando Seokjin gruñó frustrado él se incorporó. Gateó hasta su mesita auxiliar y tomó un condón.
—¿Creíste que con la follada de la mañana iba a bastar?
Seokjin lamió sus labios y se sentó en la cama, tomó el condón y le dio una mirada que hizo que Jimin volviera tan pronto como pudo a sentarse sobre él.
El condón fue puesto sobre la sensible polla de Seokjin y Jimin le dio un codicioso beso que hizo que los dedos de sus pies se enroscaran ante el placer que lo atravesó con solo besar a su novio.
Después de dejar la boca del azabache se quitó del regazo pero no por mucho tiempo. Jimin sonrió ante la confusión de Seokjin mientras volvía a su posición pero de espaldas a él. Se movió un poco más adelante y el jadeo que dejó escapar Seokjin le indicó que le gustaba lo que estaba viendo.
—Todo el maldito día he estado pensando en hacer esto contigo, tener tu polla en mi, montarte tan fuerte. —Jimin gimió cuando la cabeza del pene luchó por entrar en su apretado agujero. No sentía dolor, todavía medio dilatado por las actividades de esa mañana.
—Amor, joder —Seokjin apretó sus manos en la cadera se su novio y apretó los dientes cuando este se dejó caer lentamente.
Jimin echó su cabeza hacia atrás cuando tuvo la polla completamente dentro de él. Se sentía increíble, lleno y profundamente conectado con el hombre que jadeaba fuerte bajo su cuerpo.
Comenzó a moverse y como lo había prometido rápidamente lo estaba montando tan rápido que no podía distinguir los sonidos obscenos que salían de su boca o de Seokjin. No importaba.
Afirmado en los suaves muslos de su novio se dio un verdadero festín, sus músculos se esforzaron al máximo por mantenerlo en posición y aunque sus piernas quemaban él no dejó de moverse y montar a su hombre como había fantaseado desde la mañana.
Seokjin gimió detrás de él y su respiración se hizo más y más rápida mientras Jimin subía y bajaba. Le quedaba poco, lo sabía, en el tiempo que llevaba juntos Jimin había aprendido muchas cosas de su novio, pero por sobre todo sabía exactamente el momento en que el orgasmo golpeaba a Seokjin.
Jimin no podía moverse y cuando no pudo resistir Seokjin lo tomó más fuerte y lo penetró rápido buscando el ansiado orgasmo de ambos. Jimin solo se dejó llevar ante la confianza, ante el amor que sentía.
Todo con Seokjin era intenso y el sexo lo era aún más.
Resistiendo cada estocada Jimin se llevó su mano hasta su propio pene dolorido y se corrió ruidosamente apretando la polla de Seokjin mientras su agujero se contraía.
Seokjin se dejó ir con un fuerte gemido que sonó desesperado a oídos de Jimin que se desplomó sobre su pecho jadeando en busca de aire.
—Un día de estos me vas a romper el pene.
El rubio se rio fuerte, gotas de sudor cayendo por su frente hasta su cabello.
—Siento apretarte tanto.
Jin besó su mejilla y ante el acto el rubio cerró sus ojos, lentamente se quitó el pene que no quería romper, gracias a Dios, y se quedó sobre el cuerpo de su novio oliendo el resultado de su encuentro en ellos.
—Ducha —Jin dijo besando ahora el cuello de su novio.
—Mhm si, ducha.
Jimin se levantó y a regañadientes caminó hasta su baño, esperó a Seokjin y juntos entraron a la ducha. Cuando salieron, más descansados y frescos, se movieron hasta la cocina en donde Seokjin le sirvió una pequeña cena, estaba realmente hambriento.
Comieron conversando del día de Jimin, las tareas de Seokjin en casa y la llamada que había recibido desde Jassel.
Y luego de terminar algo de trabajo atrasado en casa se fueron a dormir. Al otro día tenían que levantarse muy temprano y luego del sexo maravilloso que habían tenido se quedaron dormidos abrazados mientras la lluvia se hacía un poco más débil.
🌧️
5 días después.
Era sábado y Jimin tenía 24 horas para arreglar el conflicto con su suegra y volver a casa sin que Seokjin se diera cuenta que no había estado en Rain.
Odiaba mentir pero estaba seguro que si le hubiese contado a Seokjin este no lo hubiese dejado ir a Jassel sin antes hablar con su madre.
Y él no quería una advertencia, quería hablar con ella como adultos.
Su vuelo fue un suspiro. Con una mochila en sus hombros se acercó al stand de arriendo de vehículos y después de ver un pequeño catálogo se quedó con un Audi A3 que le recordaba un poco al automóvil de Seokjin.
Si todo salía bien esperaba volver a Rain al otro día temprano, ya había reservado una habitación en el hotel más cercano a la casa de Seokjin para pasar la noche.
Salió del aeropuerto y se subió al vehículo que estaba estacionado un tanto alejado de la salida de pasajeros, accionó el GPS odiando no recordar ni la mitad del recorrido que había hecho con su novio.
La dirección la había sacado de un antiguo sobre que Seokjin tenía en su mesita auxiliar, una carta de un pequeño Jungkook y Ryujin mientras él estaba en la universidad.
Jimin estaba nervioso, no podía negarlo, Kim Yeojin podía recibirlo en su casa como podía cerrarle la puerta en la cara aunque esa última opción no creía que fuera posible. Jimin estaba seguro que Seokjin terminaría de romper los lazos definitivamente y eso era lo que quería evitar.
En el camino pasó a una pastelería, no llegaría con las manos, esperaba ganar un punto ya que Seokjin le había comentado que su madre amaba los muffins de chocolate y frambuesa.
Con su compra en mano él se bajó del vehículo accionó la alarma y caminó hasta la propiedad. Su estómago se sentía extraño y él solo deseaba encontrar a la mujer en casa para terminar de una vez con los problemas.
Golpeó una vez y luego una segunda sin obtener respuesta, pero un ruido le hizo detenerse. Provenía del jardín trasero y como no había reja ni nada que dividiera el exterior de la casa él siguió el ruido que a medida que se acercaba se dio cuenta que eran voces. Un hombre de voz ronca y la voz de una mujer que Jimin reconoció enseguida.
Entonces su suegra si estaba en casa, era un alivio.
—Aquí no Taehoon.
—Siempre dices eso y aún así sigues dejando que te bese aquí.
Jimin paró de golpe al ver la escena.
Su suegra, su inmaculada suegra estaba casi de puntas de pies aferrada al cuello de un hombre que no era el padre de Seokjin. Su corazón se disparó en su pecho al verlos y es que jamás pensó en algo así. Jamás se imaginó que Kim Yeojin tuviera una aventura, pero ¿Quien era ese hombre?
Jimin tuvo que haber hecho alguna especie de ruido porque en un momento ambos se giraron hacia donde él estaba y se separaron inmediatamente. Ella estaba sonrojada, más que eso, su rostro parecía que iba a explotar y el hombre se veía bastante intimidante. Ni un ápice de vergüenza o culpa en sus rasgos.
El silencio se volvió irresistible y fue todo lo que le tomó a Jimin para dar media vuelta y prácticamente correr hacia la entrada pero no llegó muy lejos cuando sintió los gritos de Kim Yeojin.
—¡Espera!
Dios, que incomodidad, jamás se lo hubiese imaginado y todo en su cabeza era un revuelto horrible.
¿Por qué diablos había viajado?
Yeojin se paró frente a él, sus ojos llenos de lágrimas mientras trataba de calmarse y hablar. Jimin mordió su labio y se aferró a la caja de muffins porque no sabía que más hacer.
—Yo —ella sollozó —deja que lo explique.
—No... Digo a mi no me debe explicación y francamente no sé que diablos decir en este momento.
El hombre apareció y sin decir ni una palabra salió de la propiedad. Yeojin lloró un poco más fuerte y Jimin suspiró frustrado.
—Mejor entremos ¿Si?
Ella asintió y sacó una llave del bolsillo de su pantalón. Abrió la puerta para luego dejar pasar a Jimin que todavía no salía de su asombro.
Rígidos, ambos tomaron asiento uno frente al otro en la sala y se miraron. Jimin vio la vergüenza en esa hermosa mujer, la culpa que azotaba en sus ojos. Fue triste de ver, fue como una puñalada en el estómago ya que Jimin sabía el alcance de una infidelidad.
La infidelidad destruía la confianza, destruía el amor. Jimin lo sabía muy bien.
Acomodándose el joven médico decidió romper con el silencio desgarrador. Miró a su suegra a los ojos y le extendió los muffins de chocolate, ella los recibió llorando aún más fuerte pero agradeció entre sollozos.
—No se lo digas por favor. Él me va a odiar tanto, me va a sacar de su vida y yo no puedo, no puedo.
La mujer se rompió a llorar nuevamente y Jimin ya no sabía que hacer, se sentía un intruso en algo que él no tenía idea, no quería juzgar, no iba a tomar partido pero y aunque había llegado a Jassel a escondidas de Seokjin, no podía esconder ese secreto.
—Señora Kim, esto que pasó fue tan desafortunado, pero no me pida que le mienta a su hijo.
—No lo entiendes Jimin —ella bajó la mirada —ese hombre, con el que me viste es el padre de Taehyung... Jinnie jamás lo va a perdonar, jamás me va a mirar de otra forma que no sea con repulsión. —Yeojin se limpió las lágrimas con la manga de su suéter y finalmente miró al rubio —con Taehoo estamos juntos hace más de 20 años.
Jimin abrió su boca y luego la cerró.
Estaba metido hasta la mierda en un secreto familiar del que no quería ser parte y lamentablemente no estaba seguro de que pasaría en el futuro cercano si el secreto de la infidelidad salía a la luz.
🌧️
Uy uy, ya veremos cómo jimin sortea esto
🤭
Tengan una hermosa semana, cuidense mucho ❤️
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