034
🌸¡Happy Mochi Day!🌸
🌧️
—¡Por fin llegaste!
Jimin estiró el cuello de su costosa camisa mientras veía a su hermana correr hacia él con sus brazos abiertos. Sonrió tenso cuando ella llegó frente a él y lo abrazó tan fuerte que lo tomó por sorpresa.
—Hola mocosa.
Jiwon arrugó su nariz ante ese apodo —hablas como un delincuente.
—¿Que? —Jimin negó con su cabeza y luego observó la mansión. Meseros corrían de aquí para allá sirviendo copas de champagne carísimo, por supuesto.
—¿Trajiste a tu novio? —Jiwon miró detrás de Jimin buscando entre los demás invitados.
—No vendrá.
—Oh, yo pensé…
—No quiero hablar de eso, este es el peor lugar para discutir sobre lo mal que se me dan las relaciones.
—No digas eso…
Jimin lamió su labio inferior sintiéndose inquieto y sumamente incómodo, sabía que tendría que lidiar con su hermano y con su madre en los próximos minutos y el solo hecho de pensar en aquello lo tenía nervioso y con ganas de salir corriendo.
—No te preocupes por mi, Ji.
—Lo hago y lo sabes, mereces un hombre que te ame profundamente —Jiwoon se llevó sus manos hasta su pecho y cerró los ojos —así como pasa en las series románticas que veo.
—Eres ridícula —Jimin acarició la mejilla de su hermanita haciendo que ella sonriera dulcemente y a Jimin le gustó verla como si fuera una niña nuevamente. Esa tarde Jiwon no se veía arrogante ni a diez metros del suelo mirando a todos bajo sus hombros. Esa tarde se veía más como la niña que él dejó de ver cuando tomó sus maletas y se alejó del dolor que su misma familia le había causado.
—Papá está esperándote, ya sabes, eres el preferido.
—No lo soy —Jimin caminó por el lujos vestíbulo y cuando llegó a la sala los latidos de su corazón aumentaron. Su madre estaba conversando con varias personas sin percatarse de su presencia y Jimin deseó poder arrancar de aquel lugar.
No se detuvo ni siquiera cuando un camarero le ofreció una copa de champagne y una sonrisa que quizás en otra ocasión hubiese aceptado, pero no esa noche, no mientras todavía extrañaba a Seokjin.
Quizá nunca dejaría de extrañarlo.
El jardín trasero estaba decorado en tonos blancos y todo se veía lujoso, como de costumbre. Habían más mesas que las que Jimin pudo contabilizar y también muchos más garzones que se movían como verdaderas hormigas sin perder tiempo.
Divisó a su padre a lo lejos y el rubio médico se sorprendió una vez más, y con mucha tristeza, de lo anciano que se veía. La enfermedad estaba acabando con la imagen del hombre guapo y fuerte del que Jimin tenía recuerdos, ahora solo podía ver a un hombre mayor que le costaba respirar pero que trataba de mantener una sonrisa en su rostro a pesar de todo.
—¿Por qué hay tanta gente?
Jiwon arregló su suave y bien peinado cabello rubio y miró a su hermano encogiéndose de hombros en el camino. —Ya sabes como es… Creo que vivir tan lejos de nuestros padres te hizo olvidar que siempre habían fiestas aquí cuando yo era pequeña.
—Pero esto es un bautizo —dijo incrédulo —no es un lugar para hacer nuevos negocios o lo que sea que hagan.
Jiwon se rió tapando su boca —mamá dice que siempre fuiste un hippie, creo que tiene razón. Naciste en la familia equivocada.
—Ni que lo digas, definitivamente esto no es lo mío, ni siquiera puedo imaginarme pasar horas y horas en juntas y cosas que tengan que ver solo con dinero.
—Lo sé, eso es lo que te hace tan especial dentro de toda esta pedantería.
Jimin giró para ver a su hermana —¿donde está mi engreída hermana y que hiciste con ella?
Jiwon rodó los ojos —no eres el único que ve más allá de las riquezas.
—Mhm, creo que conociste a alguien que te hizo cambiar de ideas.
—Puede ser —ella se encogió de hombros.
—Voy a saludar a papá ya que no me estás dando información.
Park Jiwon se ruborizó —es un chico guapísimo pero no vive en Rain. —Dijo rápidamente.
—Oh, bueno siempre puedes viajar —Jimin le sonrió y ella también lo hizo —ahora sí que iré a saludar a papá.
—¿Estás seguro?
Jimin miró hacia su anciano padre que no estaba solo, muy por el contrario se encontraba conversando con la última persona con la que Jimin quería hablar. Haejoon.
Su ex prometido y esposo de su hermano tenía a su pequeño sobrino en brazos y Jimin no quería sentir la mezcla de sentimientos pero lo hizo y en el fondo se alegró por él. Un bebé había estado siempre en los planes de ambos cuando eran pareja por lo que uno de los dos pudo cumplir prontamente con dicho anhelo.
—¿Donde está Minki?, no quiero un enfrentamiento tan temprano, solo quiero ver a mi padre, decir hola y con suerte irme de aquí sin que haya alguna discusión.
Jiwon suspiró como si responder fuera una verdadera carga y Jimin estaba al tanto de la nula relación que tenían ellos dos.
—Debe estar coqueteando con ese modelo que luchó por contratar, ¿puedes creer que lo persiguió hasta Jassel para contratarlo?
—¿Que?
—Eso, seguramente se aburrió del idiota de su marido, ya no le sirve pero el daño ya está hecho… Ahora anda detrás de un chico que es una de las últimas contrataciones de la empresa.
Jimin no se sorprendió en lo más mínimo y estaba en parte aliviado de no haber llegado con Seokjin… Bueno no es como si pudiera ir con su ex novio a la celebración, pero Jimin conocía demasiado a su hermano y Seokjin era del total gusto de Minki. Y ahora mientras veía a Haejoon mecer a su pequeño hijo sintió lástima y pena por él, lo sentía de verdad, porque en el fondo Jimin sabía que juntos hubiesen sido muy felices.
—Es un irrespetuoso de mierda —el rubio suspiró —pero bueno, problema mio no es.
—Por supuesto que no, ¡Que se joda!
—¡Park Jiwon! —Jimin le gritó y de inmediato su hermana rodó los ojos con disgusto.
El médico dejó que su hermana se mezclara con los invitados y miró de nuevo hacia su padre. Quería hablar con él por lo que no importando con quién estuviera se armó de valor y atravesó el jardín bellamente decorado siendo observado por varias personas.
Él llamaba la atención a donde fuera. Estaba acostumbrado a que lo confundieran con algún modelo o que de vez en cuando algún captador de agencia se acercara a preguntarle si quería posar para alguna revista. Jimin siempre se negaba, ese no era su mundo.
—Oh hijo, por fin llegaste.
Jimin le sonrió a su padre y ambos estrecharon sus manos. Sorprendido por lo huesuda que estaba su mano, Jimin se quedó unos segundos en silencio viendo como la vida de su padre se apagaba.
No quería ponerse sentimental por lo que se enderezó ya que su padre estaba sentado en una de las tantas sillas que habían por el lugar y se giró para saludar a Haejoon. Este lo saludo con una sonrisa tímida todavía con su pequeño hijo en brazos.
—Él es Sunwoo.
Jimin sonrió mirando al pequeño, calculaba que no tendría más de un año y se veía realmente adorable con su traje blanco y su cabello rubio muy bien peinado.
—Hola bebé —Jimin acarició su mejilla con cuidado y su corazón se derritió cuando el niño tomó uno de sus dedos y comenzó a reír.
—Le caes bien —Haejoon dijo.
—Soy pediatra, lo mío son los niños. —Jimin respondió con tono molesto y se arrepintió de inmediato por la aspereza de su voz.
—Si… Tienes razón.
Jimin suspiró y luego de movió un poco. Haejoon lo siguió de inmediato.
—Mira, yo no vine a discutir por lo que lamento si te respondí de mala manera.
—Está bien, no espero que seas amable y aún así lo eres.
La vida era tan corta para sentir rencor y Jimin viendo a su padre sabía que vivir la vida con enojo y dolor pasado en tu corazón solo te hace daño a la larga y él ya estaba cansado.
Estaba cansado de estar enojado, cansado de tener miedo por las decepciones pasadas... Cansado de no tener a Seokjin...
Jimin miró a su sobrino y estiró sus brazos para poder tomarlo en brazos. Pero como Haejoon no se lo entregó de inmediato él miró a su cuñado que tenía ojos asustados.
—Yo… Uhm…
—Está bien, supongo que el imbécil de mi hermano tiene que ver.
—No, no es eso… Yo pensé que no querrías tomarlo.
—El bebé no tiene la culpa de nada y si crees que yo podría tener algo en contra de un inocente entonces no me conoces una mierda, Haejoon.
—Lo siento, yo…
—Deja de decir eso por favor —Jimin puso sus manos en la cintura enojado por la maldita actitud de su ex prometido.
—Lo…
Jimin se giró y comenzó a caminar, necesitaba respirar, calmarse porque estaba seguro que le daría un puñetazo por ser un hombre sin carácter, muy diferente a lo que él había conocido tantos años atrás.
No iba a hacer un escándalo por lo que se dio una vuelta por el lugar, observó la mesa de regalos, prácticamente una montaña, y volvió hasta donde su padre estaba sentado. Tomó una silla y se acomodó a su lado.
—¿No hace un poco de frío para que estés aquí afuera?
—Estoy bien, es la celebración de mi nieto y tú estás aquí, el día no puede ser mejor.
—Siento no haber venido antes, he tenido unos días difíciles.
—Está bien hijo, tú tienes tu vida.
—Si —Jimin tragó saliva y miró a su padre con la culpa por no haber estado para él lo consumía lentamente. —Pero ahora estoy aquí.
—Lo sé cachorro, siempre has estado aquí para mí.
Su padre le sonrió y Jimin bajó la mirada hacia sus manos, dos lágrimas escaparon de sus ojos y él las limpió de inmediato.
Cachorro, su padre siempre le había dicho así y Jimin había amado ese apodo.
—No quería irme… Yo lamento no haber estado aquí para ti, papá.
—Lo entiendo, siempre lo hice Jiminie, nadie puede vivir tranquilamente después de una traición así…
Park Pilwoo comenzó a toser y no paró por varios segundos asustando a Jimin que de inmediato se puso de pie para asistirlo.
—Papá, te llevaré adentro ¿si?
—Estoy bien.
Jimin sabía que no era el caso pero su padre era un hombre testarudo y esa era la gran característica que tenían los Park.
—¿Suegro está bien?
Haejoon llegó con Sunwoo en brazos claramente preocupado por el anciano. Jimin tomó al niño finalmente porque su padre volvió a toser y Haejoon sacó un pañuelo de su pantalón.
Jimin meció al niño y a pesar de la preocupación sonrió levemente cuando el niño picó sus mejillas.
—Estoy bien, estoy bien.
—Papá, no seas terco, vamos a la casa.
Jimin acomodó a su sobrino pero alguien se lo quitó de mala manera haciendo que el rubio se girara solo para encontrarse con el idiota de su hermano.
—No toques a mi hijo.
—¿Que mierda te pasa?
Los invitados miraron con curiosidad y Jimin sabía que un enfrentamiento se avecinaba, pero él ya había terminado con Minki.
—¿A que mierda viniste? ¿Quieres a mi marido de vuelta?
—Minki —Haejoon se acercó a su esposo pero de un manotazo fue alejado, aunque luego de eso le entregó a Sunwoo.
—No hagas un escándalo aquí, es la celebración de tu hijo —Jimin dijo calmado —ten respeto por tu hijo aunque sea, pero no creo que sepas lo que es respetar ¿no?
—Yo no te invité.
Park Pilwoo se puso lentamente de pie viendo como sus dos hijos comenzaban una discusión.
—Hijos —dijo en voz baja.
—Me iré, no te preocupes.
—No lo hago, hace mucho que dejaste de ser parte de nuestra familia. Nadie te extraña.
Jimin cerró sus ojos un segundo y luego decidió que él era mucho mejor que Minki. No quería más escándalos, no más enfrentamientos ridículos por cosas que habían pasado tantos años antes.
—¡Minki! —El mayor de los Park gritó pero a su hijo mayor poco le importaba que su padre estuviera tan enfermo y siguió gritando e insultando a Jimin.
El médico se giró y comenzó a caminar hasta su padre que se veía cansado y él no quería hacerle pasar más tristezas. No en sus últimos meses de vida.
—Papá lo siento, pero me debo ir.
—Siempre fui mucho mejor que tú, Jimin, por eso pude tener a tu novio, por eso tengo el puesto que era tuyo y sigo aquí… No tienes una mierda hippie asqueroso. Nunca tendrás nada.
Bien, quizá Jimin debía haber contado hasta cien porque en solo dos pasos llegó hasta su hermano y le dio un puñetazo tan fuerte que lo tiró al césped. Ese mismo césped que su madre mandaba a cuidar como si de un hijo se tratase.
La música se detuvo y un grito de una mujer llenó el lugar. Su madre llegó corriendo y se arrodilló para ver a Minki.
Jimin se tambaleó todavía la adrenalina corriendo dentro de él. Jamás había golpeado a su hermano, nunca, ni cuando se enteró de la traición. Y ahora lo había hecho delante de un montón de personas dejándose ver resentido y herido por esa traición que lo perseguía día y noche.
—¡Vete de aquí! ¡No vuelvas!
Su madre le gritó y Jimin ni siquiera se sorprendió por aquello. Ella siempre había preferido al hijo que le hiciera caso. Siempre había preferido a quien siguiera sus pasos.
Su mano dolía horriblemente pero le daba igual. Se acercó a su padre mientras los invitados murmuraban cerca de él, lo más probable es que alguien capturó en un video lo ocurrido y Jimin no podía importarle menos.
Cuando llegó donde su padre lo miró y negó con su cabeza —te dije que iba a ser una mala idea.
Park Pilwoo lo abrazó y una vez más Jimin comprobó lo delgado que estaba a causa de su enfermedad.
—No importa lo que diga tu madre, esta siempre será tu casa.
—No puedo volver papá.
—Si puedes cachorro.
Jimin se limpio las lágrimas rápidamente y le dio un último abrazo a su anciano padre.
—Un día de estos vendré por ti, ¿si? Te llevaré de paseo a los mismos lugares que me llevabas cuando era niño.
—Me gustaría mucho, hijo.
—Esto no es una despedida ¿si? —Jimin miró hacia el gentío que se mantenía en shock por presenciar una escena tan de barrios bajos. Era divertido pero dejó de serlo cuando dos personas de seguridad llegaron hasta él para sacarlo.
Si, eso era doloroso y humillante por sí solo.
Jamás pensó que abandonaría la mansión siendo escoltado por dos enormes tipos.
Cuando estuvo fuera vio a su hermana, ella lloraba y Jimin solo se encogió de hombros porque no sabía que más podía hacer.
Ya no tenía familia, aunque quizá nunca la tuvo, o quizá la perdió el día que se enteró que su hermano se acostaba con su novio.
Jimin miró hacia el cielo oscuro y una gota golpeó su nariz.
Comenzó a llover más rápido luego de eso y mientras el cielo lloraba Jimin comenzó a caminar. No tenía idea que hacer, su cerebro estaba apagado y muy pronto las lágrimas comenzaron a caer porque se sentía tan malditamente solo. Tan triste que ya ni siquiera ocultaba la pena y un desgarrador llanto lo hizo detenerse cuando ya estaba por salir a la avenida principal.
Se agachó y abrazó sus piernas. La ropa empapada se aferró a su cuerpo.
No podía seguir así, él lo sabía, pero estaba paralizado recién cayendo en cuenta que su madre lo había prácticamente desterrado y el sentimiento de abandono esta vez fue mucho peor que años atrás.
Escuchaba los automóviles pasar y uno que otro se detenía, Jimin jamás levantó su cabeza y a los minutos se aburrían y lo dejaban de nuevo solo en medio de una torrencial lluvia.
Entumecido trató de levantarse pero no pudo y cayó al suelo pero no estuvo mucho tiempo allí ya que alguien lo levantó y a pesar de la resistencia de sus músculos él pudo mantenerse de pie.
Dos manos suaves y lo tomaron de las mejillas y Jimin sonrió con sus ojos cerrados porque esa fragancia era la misma que Seokjin usaba.
Dios, lo echaba tanto de menos.
—Jimin.
El rubio abrió sus ojos y parpadeó tantas veces como pudo. Su boca se abrió cuando vio a Seokjin frente a él con una mirada de tristeza que hace mucho que no veía.
La vergüenza lo azotó con fuerza y recordó de inmediato la vez que Seokjin le ofreció un abrazo de consuelo en el ascensor de su antiguo edificio.
Jimin había sido un idiota por alejarlo, por no haber sido honesto con un hombre que lo había cuidado y querido desde el día uno.
—Te amo Seokjin. —Jimin sintió más lágrimas caer sobre sus mejillas y en un acto de valentía alzó sus brazos y los cruzó sobre el cuello del azabache haciendo que este pegara un salto seguramente por la humedad. —Te amo tanto que soy capaz de quedarme en esta mierda de ciudad solo por ti… Haría todo por ti.
Seokjin frente a él parpadeó y luego una hermosa sonrisa acompañó el gesto. Sus manos descendieron hasta la cintura ajena.
—Lamento llegar tarde —Jin rozó su nariz con la fría del rubio —quería estar aquí para ti, iba a hacerlo aún si no estábamos juntos porque te lo prometí, pero no pude salir antes del hospital… Tuve que ir de urgencia y ahora quiero patear a todo quien te haya herido esta noche.
—Da igual… —Jimin sonrió, su corazón ya no se sentía tan triste.
—No, no da igual. Nadie lástima al hombre que amo.
Jimin sollozó tan aliviado de escuchar aquello que más lágrimas comenzaron a caer por sus ya húmedas mejillas.
—Jinnie —susurró.
—Vamos, debes cambiarte de ropa, cocinaré para ti y vamos a idear que rayos vamos a hacer en los próximos meses... Pero lo haremos juntos ¿si?
Jimin se dejó guiar hasta el automóvil del azabache y se recostó en el asiento. Sabía que debían conversar, pero que Seokjin estuviera dispuesto a intentarlo era lo único que importaba.
Nadie nunca lo había cuidado más que el hombre que manejaba a su lado para llevarlo a un lugar cálido. Ahora Jimin no tenía una familia en la que apoyarse, ya ni siquiera sabía si podría ver a su envejecido padre y no estaba para nada seguro si Jiwon iba a contradecir a su madre, pero tenía a Seokjin y eso era por lejos lo único en lo que podía pensar mientras el playlist que había hecho para azabache se reproducía haciendo que se sintiera mimado y sumamente amado.
🌧️
Hola!! Creo que a esta historia todavía le quedan unos 20 capítulos 🤔 para todo lo que tengo en mente.
Gracias x seguir aquí.
Lxs amo mucho ❤️❤️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top