029



—¿Doctor Park? 

Jimin alzó la cabeza de los tantos documentos que estaba revisando y firmando sobre su escritorio. Se quitó las gafas que usaba muy poco o solo cuando el dolor de cabeza de hacia presente y miró a la enfermera de su servicio que le sonreía desde la puerta de su oficina. 

—¿Pasó algo, Olivia?

—Oh no, solo que hay alguien preguntando por usted en la recepción del primer piso. Nos llamaron a la estación… Y yo lo llamé a usted pero no contestó. 

Jimin asintió y se puso de pie —lo siento, estaba revisando unos documentos. Iré enseguida y gracias por venir a avisarme. 

—¿Está bien? Se ve un poco pálido ahora mismo. 

¿Estaba bien? Ciertamente no. Luego del desagradable encuentro con la madre de Seokjin él no estaba del mejor ánimo, no cuando era la principal causa para que su novio y su madre se distanciaran. Todo por su culpa. 

—Estoy bien, Olivia. 

La joven mujer asintió y cerró la puerta detrás de ella. Jimin suspiró para luego acomodar los papeles firmados, hizo dos pilas de hojas y apagó la lámpara de su escritorio. Dejó su oficina y mientras caminaba por los largos pasillos del Hospital Universitario de Rain pensó en su novio. Seokjin se había apagado completamente desde que hubiesen dejado Jassel. 

No había habido una discusión grande o lo que sea que alejara a las parejas pero Jimin sabía que las cosas habían cambiado ligeramente desde la visita a la ciudad de Seokjin. Y no podía culparlo, había sido muy pronto para eso, demasiado pronto para conocer a sus padres. Y él había empujado a qué eso pasara aunque Seokjin lo negara. 

Bueno, quizá si habían discutido de vuelta de Jassel. 

Jimin se paró frente al ascensor y esperó por este, pero como siempre se demoró por lo que decidió que mejor era ir por las escaleras. Cuando alguien lo llamó por su nombre él se detuvo de golpe al reconocer esa voz. 

Bien podría haber hecho como si no lo hubiese escuchado, podría haber bajado las escaleras y fingir que no tenía idea que su cuñado estaba parado detrás de él, pero no lo hizo y se giró para enfrentar al hombre que de alguna manera le había quitado a su familia de la manera más dolorosa posible. 

—Hola Jimin. 

—Estoy algo ocupado Haejoon, ¿que es lo que necesitas?

—Oh yo… En realidad solo te vi, no quería molestarte. 

Lo haces, quería decirle pero no lo dijo en voz alta porque estaban en su lugar de trabajo y él lo respetaba lo suficiente como para discutir con su ex novio y cuñado en medio del hospital. 

—Bien por ti, ahora me tengo que ir. 

Jimin logró pasar la puerta de emergencia y comenzó a bajar la escalera cuando de nuevo Haejoon lo llamó. 

—¡Puedes parar! 

—Estoy en horario de trabajo, dime que mierda necesitas para no verte la cara de nuevo y quizá te pueda ayudar.

El rostro del hombre se contrajo en lo que Jimin sabía era una mueca extraña que solía hacer Haejoon cuando estaba inseguro. 

Jimin odiaba conocerlo tan bien. 

—El sábado es el bautizo de Sunwoo y sé que mi suegro vino a hablar contigo… Minki no tiene problema en que vayas y a mi me gustaría que estuvieras allí. 

Ese maldito bautizo, Jimin casi lo había olvidado a causa de todo el conflicto en casa de los padres de Seokjin y su ligero distanciamiento. 

—Todavía no decido ir. 

—Lo sé y no es como si pudiera hacer algo para que vayas pero a nosotros nos gustaría que pudieras acompañarnos ese día. 

Las manos de Jimin se perdieron dentro de su bata blanca porque estaba a nada de estrangular a la mierda de hombre que tenía frente a él. Lo observó por varios segundos y desconoció al Haejoon del que él se había enamorado tantos años atrás. Ya no quedaba nada del hombre seguro y con presencia, ahora solo era un tipo nervioso y casi tímido que lo miraba con miedo, como si Jimin le fuera a hacer daño. 

Minki definitivamente tenía mucha parte en eso.

—Todavía lo estoy pensando y si voy no creas que es por ti o por Minki, ni siquiera por mi padre porque ninguno de ustedes merecen mi presencia en ese lugar. Hace años que dejé de tener familia pero ese niño no tiene la culpa de nada. 

—Si —susurró Haejoon —nosotros lo sentimos mucho… Nosotros…

—¡Deja de decir nosotros! Maldita sea Haejoon —Jimin arrugó su ceño —estoy seguro que mi hermano no tiene idea que estás haciendo esto, entonces la palabra nosotros no queda bien. Ahora me tengo que ir y por favor dejen de molestarme, si iré o no al maldito bautizo esa será mi decisión, no la de ustedes. 

Jimin bajó la escaleras sin mirar atrás, su día yéndose a la mierda a cada hora que pasaba y no tenía idea como iba a terminar pero lo único que le importaba era Seokjin. Seokjin que había pasado toda esa mañana sin contactarlo, sin responder sus mensajes y que lo tenía en un estado deplorable de preocupación. 

Cuando Jimin llegó a la recepción no encontró a nadie que conociera por lo que se acercó hasta el mesón. Esperó hasta que la mujer detrás del escritorio terminara una llamada telefónica para poder preguntar quién diablos lo estaba buscando cuando lo vio:

Sentado en uno de los sofás de la sala de recepción estaba la persona que hizo que su día de inmediato cambiara. Como si su sola presencia podía llenar de alegría y esperanza su preocupado corazón. 

Era Hobi, su mejor amigo que ahora se acercaba a él con una gran sonrisa muy propia de Hoseok y que Jimin había extrañado tanto. 

Jimin recibió un abrazo apretado y cuando se separaron se quedaron mirando para luego echarse a reír como dos idiotas. 

—¡Por qué no me dijiste que venías! 

—¿Entiendes de que se tratan las sorpresas, no? 

Jimin se rió más fuerte pero estaba realmente feliz por la inesperada visita. 

—¿Cuándo llegaste? 

—Hace unas horas, pasé a ver a mis padres y vine para acá.

—Muy mal día para venir Hobi, tengo a mis pacientes en quimioterapia ahora mismo y debo ir a verlos.

—No te preocupes por mi tonto, solo vine a decir hola y quizá cuando salgas de aquí ir a tomar alguna cerveza… Quizá conocer a ese hombre que te gusta tanto…

El rostro de Jimin se contrajo y se encogió de hombros —lo de la cerveza suena bien, pero lo de conocer a Seokjin no creo que pase o bueno si logras que me conteste los mensajes…

—Oh ya veo… Las cosas no resultaron tan bien con la familia ¿no?

—Para nada pero este no es lugar para hablar de eso —Jimin sacó su llavero enorme de su bolsillo y sacó la llave de su departamento. —Cuando entres revisa todo el lugar, ¿recuerdas que te conté sobre el gato y la paloma?

—Si —Hoseok hizo una mueca de asco —si veo algo raro llamaré a la policía o gritaré muy fuerte para que me salven.  

—Idiota —Jimin se rió. —Está bien, de todas formas ya encontré un lugar nuevo, me cambiaré el viernes. —Jimin comenzó a caminar hasta las puertas dobles, esas mismas puertas en donde Seokjin se había presentado de mejor manera luego de su rara interacción mientras esperaban por un café. El recuerdo lo hizo sonreír. —Voy a llegar cerca de las seis. 

—Está bien, haré turismo mientras tanto. 

—No eres turista en la ciudad que naciste, tonto. 

Hoseok sonrió aún más amplio —esta ya no es mi ciudad, Jiminie. Ahora me voy, sigue con tu trabajo, pediré comida para cuando llegues a casa.

—Gracias y sí, tenemos mucho de que hablar. 

Jimin alzó su mano para despedirse y luego volvió a sus labores, todavía quedaban varias horas para que pudiera ir a casa por lo que se dedicó a revisar a sus pacientes, recibir a otros tantos y cuando llegó la hora del almuerzo él estaba hambriento.

Con un suspiro se recostó en su silla y se quitó las gafas, no revisó su teléfono para ver si Seokjin había respondido, él sabía que no lo había hecho y eso hizo que la preocupación diera paso a la tristeza. Jimin estaba casi seguro que Seokjin no esperaba que su madre lo aceptara de inmediato pero era seguro que tampoco pensaba que ese fin de semana terminaría con una discusión y eso era lo que lo tenía tan inquieto y sintiéndose como un tonto culpable. 

Un golpe en su puerta le hizo enderezarse de inmediato en su silla, se puso las gafas y gritó a quien sea que estuviera al otro lado de la puerta para que entrara. Cuando alzó la mirada y sus ojos se encontraron con los de su novio su corazón comenzó a latir más rápido y él de inmediato se puso de pie. 

🌧️

Seokjin dio un paso dentro de la oficina y cerró la puerta detrás de él. Habían pasado varias horas, casi un día completo sin haberlo visto y ahora se recriminaba por aquello. 

Jimin se veía más pálido y sus lindos ojos estaban llenos de incertidumbre y cautela. A Seokjin no le gustó verlo de esa manera y como todo era su culpa tenía que arreglarlo. 

Caminó sin decir nada hasta el escritorio ajeno y se paró justo frente al hombre que robaba todos sus pensamientos y que se veía realmente atractivo con ese par de gafas que él no había visto antes. 

—Vengo a invitarte a almorzar. Un almuerzo de treinta minutos antes de volver al trabajo. 

Jimin parpadeó varias veces, luego su ceño se frunció en clara molestia y Seokjin estaba seguro que le reporcharía por no haber contestado sus mensajes. 

—Te escribí, varias veces. 

—Lo sé —Seokjin no pudo dejar sus manos fuera del cuerpo de su novio y lo tomó de la cintura amando el suspiró aliviado del rubio —estuve en pabellón, tuve una cirugía de emergencia por lo que estoy aquí desde las seis, luego tuve una cirugía programada y ahora estoy aquí tratando de hacer que mi novio almuerce conmigo. 

—Quizás ese novio está un poco frustrado por que fue ignorado desde el domingo en la mañana. 

Seokjin lamió sus labios y suspiró —lo siento, creo que lo que pasó con mi madre me dejó un poco fuera de juego. Nunca había tenido siquiera una discusión con ella entonces fue un tanto raro y lamento haberte dejado fuera de eso. Lo digo en serio, no quiero que te sientas culpable porque no lo eres. 

—No quiero ser la causa por la que te alejes de tu familia. 

Seokjin sonrió sin mostrar sus dientes, Jimin había levantado sus brazos para rodearlo por el cuello y aunque él debía agacharse un poco estaba más que contento de que su novio no siguiera molesto.

—No me voy a alejar de ellos, solo puse las reglas que regirán de aquí en más cuando vayamos de nuevo. Recuerda que viene Jungkook el fin de semana y hablé con mi papá anoche, todo está bien.

—Me refería a tu madre. 

—Eventualmente estaremos bien, no te preocupes ¿si? 

Jimin hizo un puchero adorable con sus labios y Seokjin lo besó de inmediato porque estaba seguro que esa era una invitación para hacerlo. Y era tan adorable para él que Jimin hiciera eso, quizás en otro se vería grotesco e incluso ridículo, pero en Jimin se veía adorable y sumamente hermoso por lo que Seokjin lo abrazó en el beso a modo de disculpa por haberse alejado aunque sea por unas cuantas horas. 

Cuando el beso acabó se separaron y Seokjin tomó la mano de Jimin para arrastrarlo hasta la puerta, no sin antes tomar ese bendito abrigo negro que Seokjin adoraba. Y ya que no podían mostrarse románticos en los pasillos del hospital lo besó nuevamente contra la puerta. Cerró sus ojos y disfrutó del sabor de la boca de Jimin, algo dulce y suave que Seokjin amaba cada día un poco más. 

—Seokjin —susurró Jimin en la boca ajena —estamos en el trabajo. 

—Lo sé, pero desde que abrí los ojos en la mañana es que quería besarte. 

Jimin lamió sus labios y apoyó sus manos sobre el pecho de Seokjin. Sobre esa chaqueta negra que se veía tan bien en él. —Debes dejar de basarme así. 

—¿Por qué? 

El rubio cerró sus ojos y apoyó su cabeza sobre la puerta cuando Seokjin comenzó a besar su cuello. 

—¿Quieres que tengamos sexo aquí? 

—Tengo bastante fuerza en mis piernas para sostenerte. 

Jimin se rió y tomó las mejillas de su novio para que se detuviera —basta. 

—Te extrañé.

—Yo también, podríamos haber dormido juntos anoche pero no quisiste. No te quejes ahora. 

Seokjin no pudo rebatir aquello y no pudo decir mucho más porque Jimin se deslizó fuera de su alcance y abrió la puerta de la oficina para luego caminar hacia el pasillo. Seokjin sabía que merecía ese trato y era algo que le gustaba de Jimin, el hombre no le hacía el trabajo tan fácil, era como si tuviera que estar constantemente conquistandolo y eso lo hacía todo más interesante. 

O quizás era simplemente el hecho de que era Park Jimin. Todo lo que se tratara de él era interesante. 

Eligieron un pequeño restaurante que era poco frecuentado por sus colegas y que estaba fuera del hospital, justo en frente de la calle principal. Era pequeño y acogedor. Seokjin la había encontrado luego de un turno matador cuando recién había llegado a Rain y se sorprendió de que muchos de sus colegas ni siquiera sabían de su existencia. 

—Muero de hambre, te lo juro. Estuve toda la mañana lidiando con mi papeleo administrativo, tengo a Samuel encima mío. 

Seokjin alzó una ceja y se rió cuando Jimin rodó los ojos. 

—Supongo que un poco de comida hará que vuelvas a ser dulce y suave. 

—No soy nada de eso —Jimin dejó el menú sobre la mesa —ya te dije que solo soy así con quiénes lo merecen. 

—¿Y yo no lo merezco? 

—Mhm no. No hoy al menos. 

Seokjin también dejó el menú sobre la mesa y cuando la mesera tomó sus pedidos él se quitó la chaqueta. Su uniforme azul oscuro se veía un poco arrugado ya que no había tenido tiempo de plancharlo por haber estado todo el fin de semana fuera de Rain. Y por el contrario Jimin se veía como salido de un catálogo de modelos con una camisa celeste que mantenía los dos primeros botones abiertos mostrando un poco de ese pecho banco y suave que Seokjin amaba besar. 

—No usas uniforme —Seokjin deslizó sus ojos por todo el cuerpo del rubio. 

—Solo cuando voy a pabellón que en Rain es casi nunca la verdad. Recién estoy revisando las fichas de los pacientes, me dieron una lista nueva entonces estoy recién empezando con ellos. Aunque tengo unos cuantos del médico que se fue. 

—Entonces pronto volverás a pabellón. 

—Lo más probable —Jimin deslizó sus ojos por la cafetería —hoy tuve que hacer un diagnóstico que no esperaba fuera negativo, pero lo fue y ahora tenemos un largo camino con un niño de cinco años. 

Seokjin asintió lentamente y es que una de las cosas que admiraba de Jimin era su especialización. 

—Siento mucho que eso pasara. 

—Lo sé —Jimin se encogió de hombros y estiró su mano por sobre la mesa para poder tocar los dedos del azabache —elegí oncología infantil porque quiero ayudar en la recuperación, sanarlos para que puedan ver el mundo que yo sí he podido ver y apreciar. Trabajar con niños me hace querer vivir cada minuto como si fuera el último. 

Seokjin apretó la mano ofrecida y luego se la llevó a los labios para darle un beso en el dorso ante el leve sonrojo de Jimin. 

—Eres espectacular —Seokjin hubiese querido decir más pero la mesera llegó con sus pedidos por lo que tuvieron que dejar de tocarse para comenzar a comer y es que ya no quedaba tanto tiempo y ambos debían volver a sus quehaceres. 

Luego de varios minutos en silencio y solo el ruido de ellos al comer se escuchaba Seokjin se apoyó en el respaldo de la silla y suspiró satisfecho.

—Esto de comer rápido no me gusta, no me acostumbro. 

—Mhm —Jimin asintió con su boca llena. Luego de masticar tomó un poco de gaseosa y se recostó también sobre la silla imitando a Seokjin —por lo menos comemos algo, hay colegas que pasan horas sin comer, solo toman café, esa vida no la quiero de nuevo. 

Seokjin estuvo de acuerdo con eso. Miró el reloj en su muñeca y se sorprendió porque aún le quedaban diez minutos antes de volver al hospital. Miró a Jimin y ladeó su cabeza cuando se dio cuenta que este quería decirle algo. 

—¿Qué pasó?

—¿Cómo sabes que pasó algo?

—Todo está en tus ojos —Jin apoyó sus antebrazos en la mesa acercándose a su novio. 

Jimin sonrió y Seokjin lo amaba un poquito más por esa sonrisa que hacía que su pulso fuera mucho más rápido. 

—Pasaron dos cosas, una buena y otra desagradable.

—Vamos por la desagradable primero. 

—Bien… Mhm ¿recuerdas al esposo de mi hermano? 

—Oh si —Seokjin se enderezó no gustándole el curso de la conversación. —Recuerdo al imbécil ese. 

—Si bueno, nos encontramos en la mañana. Me invitó al bautizo. Ese bendito bautizo. 

—Cierto, era este fin de semana ¿no? 

—Así es —Jimin tomó la servilleta que estaba a un costado de su plato y comenzó a enrollarla entre sus dedos —yo sé que este fin de semana también es la despedida de solteros de tus amigos… Así que no te voy a pedir que vayas conmigo. 

—Espera, ¿vas a ir al bautizo? 

—No lo sé —Jimin mordió su labio. 

—Si quieres ir te voy a apoyar y por supuesto que iré contigo, pero si no estás listo también te voy a apoyar. No quiero influir en tu decisión, así que solo diré que lo que decidas yo estaré muy orgulloso de ti. No es fácil tu posición frente a ellos. 

—No lo es y quizá va a sonar mal lo que diré o no sé… Pero me gustaría ir por el solo hecho de que me vean. Que vean lo que logré, lo que soy ahora, que pude avanzar y a tu lado sería malditamente envidiado. —Jimin alzó la mirada para finalmente ver la reacción de Seokjin y cuando su novio sonrió con afecto él pudo respirar nuevamente. 

—Entonces tenemos una cita. Buscaré mi mejor traje —Seokjin guiñó uno de sus ojos. 

—Gracias —Jimin estiró su mano y Seokjin lo encontró a medio camino para entrelazar sus dedos. —Tu apoyo es realmente importante para mí, lo sabes ¿cierto?

—Lo sé y es algo que va en ambas direcciones. 

—Si, pero aún así que me entiendas y quieras acompañarme es muy significativo para mí.

Seokjin no dijo nada más y Jimin tampoco, solo se quedaron mirando por unos segundos más hasta que tuvieron que romper la burbuja en la que se habían mantenido y salieron del pequeño restaurante no sin antes discutir por quien pagaba la cuenta. 

Volvieron al hospital con sus hombros rozándose y también sus manos. No podían mostrarse afectuosos en público pero eso no impidió que se quedaran conversando un poco más en la entrada el hospital. 

—Nunca me dijiste que otra cosa pasó hoy, dijiste dos cosas. Te faltó la buena. 

—Tienes razón.

Jimin tenía una sonrisa enorme en su rostro. Tan grande y hermosa que Seokjin no dudó ni un segundo y sacó su teléfono. Tomó una fotografía rápida ante la sorpresa de su novio. 

—Demasiado guapo. La pondré de fondo de pantalla. —Seokjin se quejó por el fuerte golpe que dejó el rubio en su brazo —sin violencia por favor. —El azabache se frotó el brazo riendo entre dientes.

—Bobo. 

—Dime la buena cosa que pasó esta mañana, debo volver a ver las fichas de mis pacientes.

—Está bien señor ocupado. Hoy llegó mi mejor amigo de Atsy. 

—¿Bobby?

—¡Es Hobi!

Seokjin se burló de la mueca en los labios de su novio y sin pensarlo le dio un beso rápido mientras las personas caminaban de aquí para allá cerca de donde estaban parados. 

—Me gustaría conocerlo. 

—Lo harás, necesito que se conozcan... Mis dos personas especiales. 

—Vete antes que te agarre a besos delante de todos los que pasan por aquí por ser tan malditamente precioso. 

Jimin lo miró con sus ojos brillantes y Seokjin supo que jamás podría encontrar algo como eso en otro hombre. Nunca más. Jimin era especial, era precioso en muchos aspectos y él era realmente afortunado por tenerlo. 

Amaba amarlo y pronto podría decírselo en voz alta. 

🌧️

Solo quiero recordarles que Jimin está por un periodo en rain 😬 osea que en pocas palabras les estoy diciendo que se preparen para el drama 🤗

Besotes enormes.

Nos leemos pronto ❤️

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