Día diez (parte I)

Para mi suerte el barco sigue sin moverse dentro de la cueva, aunque a juzgar por su estado es casi chatarra y dudo que el motor sea capaz de arrancar.

—Pensé haberte dicho que te mantuvieras alejado de mí, BaKanda —apareció desde el cielo con un balde viejo lleno de peces y almejas. Verlo volar parecía como ver los efectos especiales de las películas de acción que le gustan a Alma, aunque sea una comparación estúpida.

—Y yo dije que no me iría ahora que te he encontrado, Moyashi —contesté retador. Tuve que mantener mi autocontrol durante el día para no venir a buscarlo hasta que cayera la tarde y que la cantidad de personas sea menor en la calle debido a la tormenta— Te traje algo.

Cuando aterrizó, puse frente a su rostro una bolsa de papel. Se sobresaltó al inicio y me miró dudoso hasta que el olor de unos mitarashi dangos que le pedí a Jerry le hicieron agua la boca.

—N-no era necesario —trató de rechazar la comida, pero el rugido de su estómago lo delataba, además que su mano temblorosa estaba a nada de arrebatarme la bolsa.

—Tsk... no tengo idea de cuánto tiempo llevas sin acercarte a la ciudad o comiendo pescado, así que te conseguí algo dulce. No es necesario que agradezcas.

Como si hubieran sido las palabras que esperaba, tomó la bolsa en un segundo y miró el interior entusiasmado. Vi como Timcampy estiró sus patas sobre él pidiendo comida.

Al final me senté cruzado de brazos y piernas a la par mientras él devoraba los dulces casi sin masticar.

—¿Quieres uno?

—No, odio las cosas dulces.

—¡¿Huh?! ¿Cómo pueden existir humanos que odian los dulces? Eres extraño —me miró atónito.

—Son las mismas personas que odian escuchar a alguien hablando con la boca llena —me quejé—. Te vas a atorar con la comida y no te ayudaré si eso pasa —él solo se encogió de hombros y siguió comiendo.

Mientras estaba distraído lo comencé a observar con detenimiento. Me parece curioso los cortes en su camisa y abrigo para darle espacio a las alas.

Suaves, así describo la sensación de las plumas al tocarlas.

Fue un mero impulso, quizás guiado por la curiosidad, pero no pude evitar acariciar las plumas y sentir como estas se erizaban ante mi toque. Contorneé su estructura hasta donde mi brazo alcanzaba. Sus alas eran un poco más grandes que su cuerpo y mientras pasaba mi mano por ellas, descubrí un par de cicatrices que lucen bastante antiguas.

Salí de mis pensamientos cuando escuché al Moyashi tosiendo y tratando de tragar con dificultad el último dango.

—¿Y ahora qué te pasa? —pregunté. Me miró tenso, completamente abochornado y con la cara igual de roja que el pelo de Lavi.

—Y-yo deber-ía preguntar eso... —dijo nervioso, encogió sus alas lo más que pudo alejándose de mí— ¡No se tocan las alas de una sirena sin pedir permiso! A-además, eso no es algo que le permitamos a cualquiera... po-porque son bastante sensibles.

—Ya veo...

—Se dice "lo siento" ¿No te enseñaron modales? —estaba molesto y con el ceño arrugado, pero inexplicablemente evitaba verme a los ojos.

—...

—...

—Oye, Moyashi...

—Es Allen.

—¿Cómo lograste robar un canal de radio? —pregunté por curiosidad, también para evadir el tema anterior.

Lo vi mover su rostro hacia la cabina, calmando el ambiente incómodo de hace un momento— Conseguí esos aparatos... creo que en 1956 gracias a un juego de Poker. Tenía que pagar las deudas de mi maestro y como ese maldito Yeti no tenía mucho dinero me terminó ofreciendo lo que traía. Al final los terminé conservando cuando supe cómo usarlos. Captura cualquier señal disponible en la zona —explicó, orgulloso de su logro.

Es imposible que la respuesta fuera tan simple y a la vez tan difícil de imaginar— ¿1956? ¿Yeti? Espera... ¿entonces no era broma eso de que tienes más de doscientos años?

—¿Eh? ¡Por supuesto que no! —parecía indignado por mi incredulidad, pero siguió explicando— He vivido mucho tiempo, no tanto como Cross o mi padre pero decidí contar algunas anécdotas de mi vida a través de la radio ya que he viajado a distintos lugares alrededor del mundo. Además, nunca me pude adaptar a los teléfonos, wofi y esas cosas que usan los humanos de hoy —tomó un largo respiro, jugando con sus dedos—. Pensé que a nadie le iba a interesar, tampoco estaba seguro si mi maestro o alguien más daría con la estación. Extrañamente pasó lo segundo.

Me miró a los ojos y la incomodidad que antes veía en ellos cambió a algo que no pude describir— Lo puedes llamar casualidad, pero creo en el destino, y creo que eso te trajo hasta acá. Sin embargo... de nuevo insisto en que no deberías estar cerca de mí. No quiero que alguien inocente se vea afectado por mi destino.

Aquello me llenó de ira. Ahí estaba otra vez esa actitud que colmaba mi paciencia. Me puse de pie y me acerqué hasta poner mis manos sobre sus hombros.

Parecía no tener miedo, pero llevo su mano sobre mi pecho para poner distancia; unos pasos más atrás, el agua de la lluvia y las olas salpican la proa oxidada, así que no se movió.

—Tsk, escucha bien, tonto Moyashi. ¡No existe tal cosa como el destino! Somos responsables de las consecuencias de nuestras acciones al tomar decisiones. Yo vine a buscarte por cuenta propia, y aunque no lo quieras, te ayudaré a encontrar otra salida que no sea la de terminar con tu vida... No estás solo.

Esperaba hacerlo entrar en razón, obtener la pista faltante o que finalmente explicara el motivo de su decisión drástica.

No esperaba... realmente no esperaba su reacción luego de eso. Mi estupor fue grande al verlo llorar; sus lágrimas eran tan brillantes que parecía que diamantes caían de sus ojos.

Pero no eran lágrimas de alegría.

—C-creo que es mejor que te vayas...

Se zafó con facilidad de mi agarre y comenzó a limpiar sus lágrimas. ¿Qué diablos le pasa? No logro entender por qué actuó así de repente— Moyashi, yo... —traté de dar un paso al frente, pero luego me miró amenazante.

—Dime, ¡¿qué pasa entonces cuando alguien decide sobre tu vida?! —gritó, sus alas se extendieron y una onda de aire me hizo retroceder—. ¿Qué sucede cuando los actos egoístas de los humanos no miden las consecuencias o el dolor que causan en otros?... Él me está buscando y solo es cuestión de tiempo para que logre su cometido, por eso no tengo otra alternativa... —En su rostro veía una mezcla de ira con tristeza cuando sus ojos cambiaron de color, de un gris plateado a un tono ámbar.

—¡Bien, me largo entonces! Fui un maldito idiota al pensar que realmente podía hacer algo por un brote de soya inmaduro. Haz lo que quieras —repliqué cansado de los sin sentido y su actitud que no hace más que hervirme la sangre. Lo miré una vez más esperando una contestación, pero él solo volteo su rostro, abrazándose a sí mismo.

Me di la vuelta y salté desde la proa hasta las rocas de la base de la cueva. No me importó mojarme en el camino, tampoco presté atención a los reclamos de mi padre que llevaba horas esperando afuera de mi apartamento a que yo apareciera. Simplemente me encerré en mi habitación y me senté a la orilla de la cama mientras mi pelo escurría el agua de lluvia acumulada... sin hacer nada, mirando al vacío y la oscuridad de la pared.

Ahora estaba molesto conmigo más que con él, sintiendo el rostro caliente por el coraje. Fui un estúpido al reaccionar así pero jamás admitiré que mi poca paciencia y mal genio me han alejado de muchas personas a quienes consideré amigos en mi infancia.

No es que lo considere un amigo de la noche a la mañana, pero algo en él me hace sentir... cómodo, casi vulnerable, como si pudiera saber qué es lo que pienso con solo verme a los ojos.

Pero ya no importa... mande todo a la mierda, soy un maldito cobarde.

┈━┈━┈━ •● ✥ ●• ━┈━┈━┈

Holo there...

Nuevamente será un capítulo dividido en dos partes porque estaba saliendo más largo del promedio de páginas.

;-; Lamento el atraso, estoy en plena temporada alta en mi trabajo y las horas extras no se hacen esperar. Eso y que en otras noticias, mi compu finalmente "estiró la pata" así que pase un par de días sin ella y con menos tiempo para completar el capítulo.

En enero volveré a la normalidad, pero veré si puedo darles aunque sea una actualización más antes de que acabe el año. Mientras tanto agradezco su paciencia y el cariño que le tienen a mis historias.

¡Los dejo con un Bye Bye Dango... y nos leemos en unos cuantos días! ^^

Radio 014.0 By Varela D. Campbell ウァレラ・デェー・キァンベル。

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