Capítulo III
—¡¿Y tú por qué no contestabas el teléfono?!
Con desgano apoyó la espalda contra la pared que estaba por detrás de él y cerró los ojos mientras pensaba en qué decirle a su madre. Sabía perfectamente que no habría ningún problema si le decía la verdad porque el que terminara ahí no fue más que un accidente, pero conocía demasiado a la mujer como para saber que esta haría hasta lo imposible para llegar donde sea que estuviese a socorrerlo.
—Lo siento, mamá. Me quedé sin batería.
—¿Y que no andas siempre con el cargado encima? —Puso los ojos en blanco—. ¡Pues bien que puedes ponerte a jugar con tu amigo gritón, pero para tu madre nunca tienes batería!
—Mamá... —gimoteó porque no era precisamente agradable escuchar a la mujer hablarle tan malditamente fuerte.
—Nada que 'mamá'. Dime qué haces y dónde estás.
Se mordió el labio inferior y miró hacia el techo de madera con frustración—. Estoy con un compañero. Nos pusimos a hacer un trabajo y se me pasó la hora.
—¿Con cuál compañero? —su madre sonó mucho más tranquila.
—¿Recuerdas a LuHan? —Se dio vuelta sobre sus propios pies para quedar mirando a la pared y lograr poner su frente ahí—. Pues me tocó con él en uno de los trabajos. Ya hablé con LuHan y me dijo que podría quedarme aquí.
—¿Y quién te dio permiso? —apretó los ojos y se tragó el grito de frustración.
—Mamá, por favor. No lo hice con intención. Simplemente se me pasó la hora porque estaba estudiando.
Hubo silencio a partir de ese momento y JongIn supo de inmediato que su madre se lo estaba pensando, cosa que no le sorprendía porque la mujer siempre solía actuar así cuando él se excusaba.
—¿Y cómo lo harás mañana? —preguntó su madre ya mucho más calmada.
—LuHan me prestara ropa para dormir y mientras tanto lavaré y secaré mi uniforme. Mañana como siempre estaré en el colegio.
Nuevamente se escuchó algo de silencio desde el otro lado de la línea—. Está bien.
—¡Gracias, mamá!
Aquello fue más que suficiente, así que luego de despedirse de ella cortó la llamada y volvió a dejar su celular sobre el suelo a un costado del enchufe, donde lo posicionó para cargar.
Por suerte JinKi, el chico que atendía la bencinera, les dio un espacio donde podrían quedarse, que no era nada más que una pequeña habitación en la terraza de un edificio de no más de tres pisos, siendo él habitante del segundo piso. Junto a eso les facilitó implementos básicos para asearse y ellos se encargaron de comprar algunas cosas para comer, así que JongIn no pensó que sería realmente difícil, al menos así lo creyó cuando aceptaron quedarse allí, pero mientras comían KyungSoo le hizo esa extraña pregunta que seguía sin saber cómo responder porque la verdad es que ni siquiera él conocía la respuesta. En aquel momento se quedó petrificado, con los ojos fijos sobre los del pelinegro, pero JinKi justo llegó para decirles que terminó su turno y que podrían irse, por lo cual allí terminaron. Mientras él hablaba con su mamá KyungSoo se encontraba en el baño aseándose, supuso.
¿Qué debería responderle?, pensó mientras se quitaba la chaqueta del uniforme junto con la corbata para sentirse más cómodo. ¿Debería hacerme el tonto?
—JongIn.
Pegó un salto y se dio vuelta para encontrarse con KyungSoo aún con la chaqueta del instituto, pero sin corbata ni anteojos, cosa que le sorprendió probablemente más de lo que debería porque se quedó mirando al chico hasta que este se volvió a poner los lentes y lo miró con el ceño fruncido.
Era la primera vez que lo veía de esa manera y por alguna razón se le hizo aún más atractivo, distinto e incluso mayor. Sus ojos eran oscuros y brillaban mucho ante la luz artificial de la ampolleta que estaba sobre sus cabezas. De tan solo verlo así se le removió el corazón y se sintió como una quinceañera que estaba delante de su crush. Sip, probablemente ya no había duda. KyungSoo le gustaba.
—¿Qué? —Pestañeó aturdido—. Lo siento. Estaba pensando. ¿Qué me decías?
—Solo pregunté si tenías goma de borrar —mencionó nuevamente bajito, aunque parecía más interesado en buscar un lugar en el suelo donde sentarse con comodidad.
El lugar era pequeño, con una puerta para el baño y una entrada directa hacia la pequeña cocina. JinKi les facilitó dos camas tradicionales coreanas con sus correspondientes mantas, así que él tomó asiento donde estaba el acolchado, posicionándose frente a su compañero.
—¿Harás la tarea de historia? —preguntó para sacar algún tema de conversación.
KyungSoo lo miró por sobre las gafas y volvió a posar la atención en su cuaderno, el cual sacó apenas entró al lugar para así empezar con la tarea pendiente.
La historia imperial coreana no era realmente el fuerte de JongIn, pero no es como si alguna otra materia lo fuera. Sus calificaciones eran más bien promedio y por lo general solo sobresalía en los deportes y las disertaciones; por el contrario, KyungSoo era todo un sabelotodo que siempre conseguía un lugar en las ceremonias de final de año —sí, ha estado recordando a su compañero— y de seguro debía tener un gran listado de recomendaciones para universidades.
—Es para mañana. ¿No recuerdas? —soltó el chico por lo bajo con el mismo volumen de voz que le habló la primera vez.
—¿Por qué hablas tan bajo?
El contrario levantó la cabeza para mirarlo con el ceño fruncido—. ¿Y tú por qué has estado molestándome durante estos días?
Abrió la boca y volvió a cerrarla, sin saber qué decir para sonar un poco convincente y no ponerse en algún tipo de humillación, pero ni siquiera JongIn sabía por qué comenzó a hablarle, a pensar en él y a esperarlo en la parada del autobús. Lo estuvo mirando desde hace mucho tiempo, claro, pero siempre fue en silencio y desde lejos porque notó lo poco social que era KyungSoo. No obstante, el que su compañero viviera en el departamento que estaba frente al suyo lo hizo ponerse un tanto nervioso y probablemente fue eso mismo lo que lo llevó a actuar de forma tan impulsiva con el contrario.
—No lo sé. —Se encogió de hombros porque aquella era la respuesta más sincera que podía dar—. Me pareces interesante.
—¿Interesante? —Se mordió el labio inferior al notar el alza de voz y el ceño fruncido del contrario—. ¿Y desde cuándo empezó a interesarte alguien más que no seas tú mismo?
Arrugó el entrecejo, esta vez no solo sintiéndose confundido, sino que también molesto porque no imaginaba que KyungSoo fuera una persona con una mente tan básica como para empezar a hablar mierdas de él sin siquiera haberse tomado la molestia de conocerlo primero.
—¿Por qué hablas así de mí si ni siquiera me conoces?
—De alguna u otra forma estuvimos conviviendo estos últimos cuatro años, JongIn. No creo que sea necesario que almuerce contigo todos los días para hacerme una idea de la persona que eres.
Frunció el ceño, ya más ofendido que enfadado—. ¿Y si fuese así? Si realmente fuese alguien que solamente se preocupa por sí mismo ¿qué hay de malo en eso? ¿Qué acaso todos no somos así? —Su determinación pareció sorprender al chico, aunque eso no hizo que se callara—. Para leer tantos libros eres demasiado simple.
—¿De qué estás hablando? Una cosa no tiene que ver con la otra.
—¡Pues al menos deberías dudar si me acerqué a ti para mi conveniencia o no! —Tomó aire profundamente porque sus palabras salieron mucho más fuertes de lo que hubiese querido—. Disculpa.
Se puso de pie y pestañeó unas cuantas veces, como si el grito hubiese sido hacia él y eso lo hubiese aturdido. Caminó hasta el baño y cerró la puerta por detrás de él para apoyarse de inmediato en el lavamanos y tomar una profunda respiración.
—Mierda —susurró para sí mismo y agachó la cabeza para no ver su propio reflejo en el espejo.
Para su sorpresa dos toques chocaron contra la puerta—. JongIn. —Al parecer el contrario esperó algo de su parte porque guardó silencio unos segundos, aunque finalmente continuó—: Discúlpame por mi comentario. Fue irrespetuoso.
¿Y tú desde cuándo has dejado de serlo?, pensó con frustración y apretó los dientes, optando por guardárselo porque no quería tensar aún más el ambiente.
—Yo... —Dirigió la mirada hacia la puerta al escuchar a KyungSoo con dificultades para hablar—. La verdad es que me pregunto qué razón habrá más allá de que te acercaras a mí porque puedo serte útil.
Abrió la puerta porque las palabras le impactaron, especialmente el escuchar que el pelinegro no susurró porque eso lo hiciese sentir cómodo o intimidante, sino porque de verdad parecía no tener más voz para hablar. Del otro lado del trozo de madera se encontró a su compañero con unos ojos extraños por detrás del vidrio de las gafas y aquello lo hizo sentir como si estuviese viendo a otra persona, como si el KyungSoo que conoció el primer día hubiese huido para dejar a un chico con miedos y desconfianza como cualquier ser humano los tenía.
—¿La razón?
El pelinegro asintió ante sus palabras, probablemente en espera de que le respondiera y JongIn de verdad quiso hacerlo, decirle algo coherente y hacer como si lo anterior no hubiese pasado, como si no hubieran transcurrido tan pocos días desde que empezaron a relacionarse de una forma más directa.
—Me llamas la atención —confesó por lo bajo, temeroso e incluso avergonzado porque eso para él estaba siendo algo así como una confesión.
—¿Entonces me estuviste molestando solo porque te parezco un bicho raro?
—No, KyungSoo. No quise decir eso.
—Entonces dime directamente qué es porque no estoy dispuesto a aguantarte otra vez en el autobús.
Tragó saliva con dificultad, divagando si su interrogante sería muy arriesgada o no—. ¿Eso quiere decir que no te agrada mi compañía?
—¡Por supuesto que no!
Se quedó completamente estático, con el corazón martillándole dolorosamente dentro del pecho y haciéndolo sentir tan ingenuo y humillado que quiso desaparecer porque sus palabras fueron pocas, pero realmente tenían un trasfondo importante detrás.
Pensó que sería mejor escapar, así que pasó por un lado del chico para caminar con rapidez hasta donde dejó su mochila con la intención de tomar esta, llevándose a su paso la chaqueta junto con la corbata. Como no escuchó nada detrás de él caminó hasta la entrada y se puso sus zapatos.
—¿A dónde vas? —No dijo absolutamente nada y abrió la puerta—. ¿Estás huyendo?
Se tragó el jódete que tenía por decirle y solo salió del lugar, cerrando suavemente la puerta al salir porque la situación no era para hacer escándalo y esa ni siquiera era su casa como para causar problemas.
Para su sorpresa no logró avanzar mucho cuando escuchó la puerta por la cual salió abrirse con urgencia—. ¿De verdad piensas dejarme solo aquí?
Se detuvo antes de llegar a las escaleras que daban con la calle al escuchar el susurro a sus espaldas y se cuestionó nuevamente qué tenía aquel chico como para hacerlo dudar tanto o para gustarle siquiera. Si hubiese sido cualquier otra persona, incluso JongDae, se hubiese largado molesto porque era lo que sentía, especialmente teniendo en cuenta que lo trataron de esa manera sin ninguna justificación aparente, pero nunca se hubiese esperado que KyungSoo le respondiera y el que lo estuviera haciendo en ese momento hacía que su respiración se volviera errática y su corazón latiera como loco.
—Yo no te traje hasta aquí —soltó sin voltearse porque se sentía inestable—. No quise ponerte incómodo, no quise molestarte ni mucho menos quise aprovecharme de ti. —Tomó aire profundamente—. Solo... Solo pensé que podríamos ser amigos.
Porque claro, por la amistad se empieza.
Apretó con fuerza la chaqueta y la corbata que tenía en su mano derecha y dio el primer paso para bajar por las escaleras, aunque un agarre en torno a su brazo lo detuvo, provocando que se volteara sorprendido. KyungSoo parecía asustado entonces, aparentemente no por él ni por la situación, pero de repente se veía mucho más delgado y pequeño de lo que recordaba, como si se hubiese encogido en su propio lugar.
—No se te ocurra dejarme aquí solo —musitó el chico por lo bajo, aunque no parecía tan amenazante como antes—. Y no me malentiendas, no es como que ahora quisiera que desaparecieras, pero es un poco extraño que un chico que no conoces se acerque a hablarte de la nada para interrumpir tu lectura.
Se dio vuelta por completo para quedar frente al chico—. Lo siento.
—Está bien.
Ambos guardaron silencio y JongIn empezó a sentir el frío aire chocando contra su cuerpo. Ya era bastante tarde y salió sin la chaqueta puesta, cosa que hizo que el frío traspasara la delgada tela de la camina.
—¿Ahora sí podemos volver dentro?
A pesar de que quería hacerse el orgulloso un ratito más se estaba jodiendo de frío, así que solo asintió y siguió los pasos de KyungSoo hasta que ambos llegaron al interior de la habitación. Se sentó directamente sobre el acolchado que le correspondía mientras su compañero decía que prepararía café enlatado para ambos antes de empezar a hacer la tarea que ambos debían entregar para el día siguiente.
—¿Entonces tu crees que el emperador Gojong hubiese sido atractivo como idol del kpop? —interrogó aguantándose la risa.
—Pues sí. Con esta aplicación que cambia las edades en las fotos parece verse bastante bien.
Se largó a reír ante el comentario de KyungSoo y tiró más de las mantas hacia arriba, sintiéndose ameno y tranquilo a pesar de que estuviese en un lugar totalmente ajeno a su hogar y más aún con una persona que conocía directamente hace apenas unos días. Sin embargo, durante esas horas —porque ya eran las dos de la mañana— conoció más del bajito de lo que conocía de su compañero de la radio y eso que ha estado trabajando tres años con él. Además, el pelinegro llamaba su atención de una manera distinta, lo hacía sonreír sin que se lo propusiese y le volcaba el estómago cada vez que lo escuchaba hablar.
—Cuando tengas tu celular envíame esa foto, quiero ponerla de perfil —se burló más en serio que en broma porque lo hacía extrañamente feliz el que compartieran algo así como un chiste privado.
—Lo haré —aseguró el contrario y el asintió antes de dirigir la mirada hacia el techo aún con la sonrisa entre los labios.
A pesar de que era verdad que JongIn no sabía realmente por qué se acercó a KyungSoo en un inicio a la mañana del día siguiente, una vez que llegó corriendo al colegio junto al más bajito mientras este se quejaba de que se le empañaban los lentes, se dio cuenta que probablemente había algo superior —o una cosa de esas— que quería juntarlos para que pudiese descubrir algo nuevo y extraordinario como lo era el chico con su sonrisa de corazón y comentarios cerca de su oído.
Todo se sintió bastante bien si ignoraba que KyungSoo le comentó durante el viaje hacia el instituto que el día anterior no lo vio en el autobús porque decidió tomar este en otra parada para no encontrarse con él. Además, antes de bajarse del bus le dijo que no esperara mucho de él durante las clases, ya que se le hacía más cómodo no llamar mucho la atención y pues... directamente no hablarle. JongIn lo aceptó sin ninguna queja porque que el chico le respondiera con una sonrisa era más que suficiente.
—¿Por qué pareces tan feliz? —JongDae a su lado le pegó un codazo para llamar su atención—. ¿Te respondió el lírico de susurros?
—¡Mierda!
Sacó su teléfono de la mochila, el cual tenía toda la batería porque era la primera que JongIn se entretenía durante el transporte público con algo más que no fuese revisar redes sociales o jugar a la aplicación que JongDae le obligó a descargar. Revisó Instagram, notando que lo único que dejó fue un saludo y que no recibió ningún tipo de respuesta. Se maldijo a sí mismo porque recordó que el día anterior estuvo preguntando qué podía hacer y su amigo le recomendó que le dejara otro mensaje, pero él se olvidó de hacerlo porque sencillamente estaba más concentrado en su compañero bajito que en alguna otra cosa. Por lo mismo se dirigió a la oficina de profesores en el receso con la intención de ver al profesor Kim, aunque para su sorpresa este ya tenía a una compañera esperándolo.
—¿También te está yendo mal con tu conquista? —preguntó ella cuando tomó asiento a su lado y él asintió, sacándole un suspiro a la chica—. Odio esto.
—Recuerda que no estás obligada a hacerlo —mencionó con la intención de hacerla sentir mejor, pero ella pareció algo molesta por su comentario.
—Soy una de las representantes del club de baile y este es mi último año. Si hago esto servirá a modo de publicidad para reunir a más personas.
—Pero aun así hay más gente del club de baile que...
—¡Lisa! —El llamado del profesor interrumpió su diálogo.
La chica se puso de pie y pasó por su lado, aunque él quedó con el pensamiento dándole vueltas, así que nuevamente sacó su celular, esa vez yendo hacia el grupo donde se encontraban los conquistadores.
+82...: ¿Qué puedo hacer si he intentado hablar con la persona que se me designó, pero este no decide responder?
Vio el mensaje del número desconocido y se emocionó al ver que alguien parecía estar escribiendo en el chat, otro número que no tenía agregado.
+821...: ¿Has intentado hablarle en persona?
El rápidamente tecleó sobre su celular y luego envió el mensaje: ¿Y cómo lo hago si no sé quién es?
—JongIn.
Se puso de pie al escuchar la voz de su maestro y rápidamente caminó hasta él para ingresar a la oficina de profesores, de donde Lisa aparentemente ya salió porque no la vio por ningún lado.
—Por favor toma asiento. —Dejó caer el culo sobre la silla acolchada que estaba frente al escritorio—. ¿Qué sucede?
—El lírico de susurros no me responde. Eso quiere decir que hice lo que tenía que hacer, ¿cierto?
El profesor Kim se llevó una mano hasta la frente mientras cerraba los ojos y suspiró—. ¿Cuántas veces has insistido?
—Una. —Sonrió nervioso y el maestro hizo con sus labios una línea—. Debería intentarlo más veces, ¿cierto?
—Exacto. —Suspiró ante la respuesta de su profesor—. Yo hablaré con él para que te responda, cosa que es excepcional porque no lo conoces.
Fingió una sonrisa y asintió, suponiendo que aquello era de algún modo mejor, aunque la verdad es que le importaba verdaderamente poco lo que sucediera en el espectáculo que se montarían para San Valentín. Él solo estaba ansioso de que terminaran las clases para volver a sentarse junto a KyungSoo y largarse a reír como lo hicieron durante la mañana, teniendo a su compañero siempre hablando bajito y viéndose en la necesidad de acercarse a su oído para que lograra escucharlo. De igual forma a JongIn no le molestaba aquella actitud, para nada; le gustaba bastante tener al chico cerca porque su pelo le hacía cosquillas en la mejilla y la sonrisa del pelinegro parecía aún más alegre entre más cerca la veía. Y por supuesto que durante todo ese tiempo JongIn se sintió morir y después de cada palabra expulsada por entre los labios ajenos se confirmaba aún más que lo que estaba sintiendo por el otro era intenso, algo que le sacaba muchas sonrisas y lo hacía sentir tan feliz que incluso estuvo planteándose seriamente si relacionarse con el chico con la finalidad de obtener algo más que una amistad.
Ya saliendo de la oficina de profesores se concentró en teclear con rapidez sobre su celular con la intención de finiquitar con lo del lírico de susurros de una vez porque no quería seguir preocupándose por ello.
Tengo entendido que eres escritor de poesía, escribió en el chat y envió para luego poner: ¿Me podrías dar una entrevista? Soy estudiante y en la clase de literatura tengo que buscar a un escritor que esté empezando y tenga mucho potencial.
JongIn creía que las mentiras eran innecesarias, pero más de una vez se encontraba mintiendo para ahorrarse unos cuantos escándalos —como era el caso de su madre— y para acabar de una vez con las torturas sociales que intentaban ejercer sobre él.
Para su sorpresa el celular vibró entre sus manos, llamando tanto su atención que aún después de haber leído el chat y que escuchó el timbre sonar fuertemente a su lado continuó parado en medio del pasillo, demasiado choqueado como para recordar que le tocaba con el profesor Wang y que este era fanático de regalarle tareas de caligrafía en chino a los alumnos que llegaban tarde.
Lírico de susurros: Estaría encantado de ayudarte, aunque solo puedo ofrecerte una entrevista por este medio.
—JongIn, no es como que sea muy fanático de los útiles escolares, pero creo que tu lápiz se está desangrando.
Pestañeó aturdido ante las palabras de JongDae y miró hacia su propia mesa, notando entonces su mano cubierta de tinta negra y la serie de hojas manchadas de su cuaderno de caligrafía china.
—El profesor Wang te degollará —se burló su amigo y él apretó los dientes porque era metafóricamente cierto.
Con la mano limpia buscó en el interior de su mochila un trozo de papel higiénico para limpiarse, aunque en un punto se vio en la necesidad de ponerse de pie para acercarse hasta la mesa de su maestro, quien parecía muy entretenido con su gran enciclopedia china sobre los invertebrados.
—Profesor Wang —lo llamó con nerviosismo, obteniendo de inmediato la mirada del hombre por sobre las gafas.
—Kim JongIn —pronunció él, identificándolo de inmediato porque se le ocurrió llegar tarde y ya lo sentenció con unas cuantas copias—. ¿En qué puedo ayudarle?
—¿Me deja ir al baño?
Dio una sonrisa nerviosa y su profesor pareció concentrarse recién en sus manos—. ¿Qué sucedió?
—La tinta del lápiz... —murmuró nervioso mientras apuntaba hacia la mesa, dejando en vista el cuaderno manchado, perdiendo así lo poco que escribió durante lo que llevaba de año.
—Para ir al baño debe esperar a que llegue su compañero.
Apretó los dientes y se contuvo de poner los ojos en blanco—. Por favor. Solo quiero lavarme las manos para seguir trabajando.
—Pues no solo tendrás que traspasar lo que ensuciaste, sino que también deberás copiar poesía china.
—Pero fue un accidente —alegó, aún sin perder los estribos porque sabía perfectamente que sus compañeros comenzaron a poner atención en él al ser el único de pie, incluyendo entre estos a KyungSoo, quien lo miraba desde una de las últimas filas que estaban a un costado de la ventana.
—Lo sé, JongIn. —Frunció el ceño ante el comentario de su profesor y se hizo a un lado cuando este tuvo amago de ponerse de pie—. Apresúrate que dentro de poco comenzaré con el chino tradicional.
Asintió y con pasó rápido se dirigió hacia la puerta para abrir esta con la mano limpia. Ya en el pasillo corrió hacia el baño y rápidamente ingresó a este para lavarse, viéndose en la necesidad de pasar repetidas veces el pulgar sobre la mano manchada mientras se echaba mucho jabón. Para su sorpresa su celular vibró en ese momento, cosa que lo hizo sacudir la mano limpia para tomar el aparato y así desbloquearlo con la intención de leer la aplicación de mensajería, dándose cuenta que el lírico de susurros le respondió a su ¿cuándo empezamos? lleno de emojis que le escribió como respuesta a su último mensaje.
Lírico de susurros: ¿Te parece bien si nos dedicamos a ello esta tarde? Estaré ocupado durante lo que resta de semana.
Ya olvidándose de que la otra mano la tenía sucia y mojada la posó sobre el celular para teclear una respuesta.
Sería genial. ¿A qué hora?
Lírico de susurros: ¿Está bien a las siete?
¡Hecho!
Vale. Conversar con el chico que se encargaba de hacer los poemas para la radio no era tan difícil como se lo imaginó teniendo en cuenta que este quería mantenerse en el anonimato. De igual forma no es como si JongIn quisiera exponerlo de alguna manera, solo debía conseguir suficiente material como para que la radio tuviese algo de promoción. Porque claro, los intentos de conquistas eran recopilados por la chica que se encargaba de hacer pequeñas notas de noticia para la radio; HyunAh, cree que se llama. Ella estaba incluida en el grupo de los conquistadores para recabar información y aquel día en la mañana preguntó a modo general cómo iban las cosas y si alguien tenía información que ofrecer. La mayoría pareció contactarse por privado, pero KiHyun y ChanYeol no se limitaron y siguieron quejándose por el grupo de lo odiosos que eran sus conquistados.
A pesar de que quedaban tan solo dos días para programar la cita JongIn no esperó que HyunAh le hablara por privado de una forma medianamente amable para decirle si podía darle detalles de su intento de conquista porque no tuvo oportunidad de obtener información investigando por su cuenta. JongIn tuvo intenciones de mandarla a chupar piedras porque seguía con la mano teñida de negro, pero aún así le respondió.
¿Qué necesitas saber exactamente?
Chismosa: ¿Has logrado hablar con él?
Sí.
Chismosa: ¿Cómo es su interacción?
Frunció el ceño porque ni él lo sabía.
Profesional.
Solo tengo su red social como escritor. No es muy fácil acercarme a él.
Chismosa: ¿Entonces qué opinas de su trabajo? ¿Mediante este puedes hacerte una idea de cómo es el "lírico de susurros"?
La interrogante tenía más sentido del que incluso JongIn hubiese pensado, por lo que se tomó unos segundos para pensárselo, tal vez unos minutos porque dejó su celular olvidado dentro de su bolsillo cuando fue consciente de que el profesor Wang le dijo que se apresurada.
Luego de secarse la mano con mucho papel higiénico y maldecir al jodido lápiz que lo manchó —ya que su mano continuaba con tinta— corrió por los pasillos para volver a la clase, donde por suerte no recibió ni siquiera una mirada de su maestro porque este parecía muy concentrado en resolver la duda de uno de sus compañeros. Con rapidez se acercó a su escritorio y se sentó, recibiendo de inmediato los comentarios de JongDae.
—Escuché que ZiTao aceptará salir con YiFan a cambio de dinero. ¿Puedes creértelo?
Con desgano buscó otro cuaderno y lápiz dentro de su mochila para tomar apuntes de lo que puso el profesor en la pizarra—. Puedo creérmelo.
—Que mal que no tengas dinero para desperdiciar y comprar un poco de tiempo del lírico de susurros. —Hizo de sus labios una línea ante el comentario de JongDae—. De igual forma, no pareces demasiado frustrado a pesar de la hermosa semana que has tenido. ¿Pasó algo?
Miró las hojas cuadriculadas sobre su cuaderno y pensó si sería buena idea comentarle algo de lo que estaba sucediendo con KyungSoo a JongDae, cosa que no debería ni dudar porque conocía al chico desde antes que lograran bajar cada uno sus propios prepucios, pero aun así consideraba que KyungSoo era una persona delicada, que conllevaba asuntos delicados y la verdad es que no quería joder la buena relación que se instauró entre ellos por andar contándole a todo el mundo de sus conversaciones, después de todo el chico le pidió que no se acercara durante clases y eso debería dar un indicio claro de que no quería que los demás los viera juntos.
Por primera vez le dio un poco igual lo que su mejor amigo pudiese a llegar a pensar de él. En ese momento KyungSoo estaba afectándolo de una manera agonizante —no en el mal sentido— y aquello lo tenía tan loco y viciado que no quería que el chico lo dejara solo viajando en el autobús nuevamente.
—Recibí una respuesta por parte del lírico de susurros —comentó fingiendo algo de emoción, aunque era claro que eso no equivalía ni al treinta porciento del porqué no estaba pegando patadas voladoras en ese momento—. Le dije que me gustaría hacerle una entrevista, así que hoy en la tarde conversaremos.
—¿En serio? —El castaño a su lado se mostró más feliz de lo que se hubiese imaginado—. Me alivia saber que estás avanzando.
—¿Cómo que te alivia?
Miró al contrario con el ceño fruncido y en respuesta solo obtuvo una sonrisa amplia junto a unos ojos achinados, haciéndolo sentir confundido porque su expresión pareció de quien le hubiese dicho un cumplido. De igual forma no entendió por qué le sorprendía, JongDae solía arreglárselas para zafarse de cualquier tipo de aprieto con esa sonrisa suya.
—JongDae —lo llamó con tono amenazante y este cambió su expresión, dejando que lograra ver el brillo de nerviosismo en sus ojos—. ¿Qué hiciste?
—¿Yo? Nada. Ni la tarea de la siguiente clase hice. ¿Por qué?
—Escúpelo.
Se recostó en el respaldo de la silla y cruzó los brazos por sobre el pecho, ya notando que su amigo le estaba ocultando algo. En un inicio se sintió mal porque él también le estaba escondiendo cosas al chico, pero en su caso era por algo sano y sin ningún tipo de problema; solo quería hacerle la vida más fácil a KyungSoo y eso no era algo de lo cual lamentarse.
—JongIn —lo llamó con tono cantadito, sonriéndole nuevamente—. Verás... Yo no quise, pero MinHo, el de la clase de al lado, se puso a hablar del culo de BaekHyun, lo que provocó que termináramos hablando de ChanYeol y lo mucho que este lo odia. Luego salió el tema de la semana de San Valentín y de lo ridículo que era LuHan asustándose por un chiquillo que de porte era incluso más alto que él, entonces...
—Ve al punto —lo interrumpió con el rostro serio, sabiendo que JongDae quería desviarse lo más que pudiera.
El chico suspiró y borró la sonrisa—. Te juro que yo no estoy involucrado de forma directa. Simplemente me enteré.
—¡¿Pero de qué mierda?!
—¡Joven Kim! —Saltó sobre su propio asiento al escuchar el tono alto de su profesor al llamarlo. Solo entonces se dio cuenta que estuvo alzando la voz mucho más de lo necesario—. Fuera de mi clase.
—Profesor, lo siento. Yo...
—Por favor salga. No quiero tener que llevarlo a dirección.
Hizo con sus labios una línea y se puso de pie para salir de la habitación, sabiendo que el profesor ya le aguantó lo suficiente y que era mejor que se tomara un tiempo para respirar profundamente y ordenarse a sí mismo. Sin embargo, seguía frustrado porque no consiguió sacarle nada a JongDae y fue por aquello mismo que tecleó rápidamente sobre su celular para mandarle un mensaje al chico.
Dime qué está pasando.
Para su sorpresa recibió un audio—. El instituto entero está apostando por cuál de ustedes diez conseguirá la primera cita, el primer beso y la primera follada.
¿De qué estás hablando?
Dae el feo: ¿Acaso no viste el blog privado para estudiantes?
Con rapidez se metió a la red y buscó el dichoso espacio, donde sabía que estaban la mayoría de alumnos para compartir cotilleos del instituto y coquetearse de forma anónima.
Para su sorpresa la página se convirtió en una especie de pocillo de miel para las hormigas, donde de seguro vio tantos seudónimos y comentarios que lo hizo darse cuenta que la semana de San Valentín iba muchísimo más allá de una actividad extracurricular.
Al parecer hicieron una especie de página donde exponían a cada "posible" pareja, como definieron. Por suerte la suya no tenía muchos comentarios porque absolutamente nadie sabía quién era el lírico de susurros y probablemente por ello no causaba tanto interés, aunque lo que sí le sorprendió fue ver el nombre de KyungSoo un poco más abajo.
Cada área no solo contaba con un título, sino que también con una fotografía que de seguro alguien sacó sin que ellos se dieran cuenta, porque la mayoría eran imágenes con mucho zoom y de muy mala calidad, pero enfocando a las 'parejas'. Y claro, él solo contaba con su propia foto que le hicieron el año pasado en la radio para una recopilación de recuerdos al finalizar con el semestre y lo que lo acompañaba no era más que una interrogante. Sin embargo, junto al nombre de KyungSoo no solo salía el de JongIn, sino que también aparecía una foto más abajo donde ambos se encontraban hablando, era del semestre anterior, cuando hicieron una obra dramática y estuvieron trabajando juntos por unos cuantos días para el trabajo final.
X: ¿A JongIn le gusta él?
Xx: ¿Desde cuándo están saliendo?
Xxx: ¿Qué JongIn no está participando en la semana de San Valentín? ¿Qué hace metiéndose con otro chico?
Xxxx: ¿Cómo se llama el chico que está con JongIn? ¿JungSoo?
Apretó los dientes y la correa de su mochila con la mano que no estaba sosteniendo el celular, sabiendo que si KyungSoo llegaba a enterarse de eso —si es que no estaba enterado ya— no solo se negaría a hablarle, sino que puede que incluso lo odie por haberlo puesto en aquella situación.
Ediciones por LabbraRosseEditorial.
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