-¡Daniel, Daniel, Daniel!-llamo Evangeline a su esposo buscandolo por toda la mansión, sus cabellos castaños recogidos en una trenza para el costado estaban algo desordenados por el movimiento que hacia al correr, fue a la siguiente habitación y lo encontro en la cocina preparandole chocolate caliente a su hijo de trece años. Se acerco a su esposo abrazandole por el cuello que al sentir el abrazo de su esposa se erizo de la sorpresa-¿Porqué se esconden de mi?

-No nos escondemos-respondio Daniel apagando la cocina volteando a abrazar y besar a su esposa.

El pequeño niño de cabellera oscura y ojos lilas saco la lengua asqueado por la muestra de cariño de ambos sin que su madre se de cuenta, tomo gustoso su chocolate cuando su papá se lo dio.

-Esta caliente, tomala con cuida...-Daniel se calló al verlo escupir el chocolate caliente y sacar la lengua mientras se echaba aire con la mano balbuseando la palabra "caliente"-do...-vio como lo volvia a tomar pero esta vez con mas cuidado, torcio la boca y se volteo hacia su amada esposa que tenia una gran sonrisa en sus rojisos labios-¿Y, amor? ¿Qué se debe tanta efusividad de parte tuya?

-¡Vamos a ser padres!-grito alegremente mientras abrazaba a su esposo que se quedo ido con la noticia.

Esta vez el niño escupio el chocolate por la sorpresa.

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-¡Feria!-grito el menos de los Hamilton en esa casa miemtras se colgaba del brazo de su padre.

-Losiento Kyle, ahora estoy ocupado.

El pequeño hizo un puchero mientras pequeñas lagrimas se acumulaban en sus ojos verdes haciendolos brillar demas mientras veia a su padre con suplica.

-¿No?-pregunto haciendo que su labio tiemble.

-Uh...-Ese era la debilidad de Philip, su hijo se parecia tanto a su amor juvenil que no le podia decir que no cuando ponia esa tierna carita-... En una hora, iremos todos.

El pequeño sonrio grandemente corriendo hacia afuera para avisar sobre la salida. Philip sonrio mientras se masajeaba las sienes, miro confundido a su hijo que volvio, se sorprendio al ser abrazado fuertemente.

-Gracias pa...-dijo sonriendole, volviendo a correr para buscar a su mamá. Philip sonrio enternecido.

Su hijo era un amor.

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Rachel empezo a escribir una carta para sus familiares que se encuentran en Caeolina del Sur, sin duda los extrañaba mucho.

Querida familia Laurens.

Aun no puedo crer que me obligaran a venir aqui.

No me tratan mal, recibo comida tres veces al dia, buen trato, pero no puedo salir por el momento al no conocer muy bien las calles.

Me comporto como me enseñaron, educada y encantadora pero sin parecer regalada. Independiente a pesar de tener tan solo doce años.

Quiero volver con ustedes, mi familia.

Espero que estos seis meses que mis hermanos se demoren en su viaje pasen rapido.

Los quiere, Rachel Laurens.

Pdta: El que se comio el pastel del tio Henry fue el pequeño Francis, no fui yo.

Releyo la carta y espero a que seque la tinta, solto un suspiro pensando en su familia lejos de ella, seguramente en sus horariosnde trabajos o atendiendo el hogar, o escribiendo algo, cambiando mentes, salvando vidas, defendiendo a alguien.

Solto un bozteso para cerrar la carta y sellarla con el sello que le regalo su abuelo, botó un poco de la sera derretida de la vela en la hoja y puso el sello encima sellando la carta para mandardela despues.

Escucho como la puerta de su habitación fue tocada, volteo a verla y resoplo.

-Pase.

Era Kyle, penso Rachell mirando al niño abrir la puerta.

-Kyle ¿Qué pasa?-pregunto sonriendole cariñosamente al menor.

-¡V-Vamos a ir a la feria!-chillo alegremente mientras alzaba los brazos emocionados.

-¡¿Enserio?!

Rachel sonrio enormente, buscando rapidamente en la habitación de ropas que ponerse.

Ya tenia ganas de salir un rato a conocer la ciudad.