S e c h U n d Z w a n z i g. 🔞
Bielorrusia y Ucrania miraron desapruebo a su hermano, apenas habían llegado a casa y cuando iban a sus habitaciones notaron una puerta abierta, como no había nadie más decidieron ir a ver.. topándose con el mayor durmiendo en la cama del germano que estaba conectado a un suero. No tenían idea de lo sucedido pero tampoco les parecía correcto ese tipo de acercamiento con un rezagado Nazi, así que le dirían a su padre apenas este hiciera aparición pues lo único que se les notificó fue que estaba en territorio alemán.
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Al llegar lo primero que hizo este fue ir directamente a la habitación de "Demokraticheskiy" para medir su presión y temperatura que agradeció ver un poco más niveladas después de todo ese tiempo haciendo estudios y leyendo documentos guardados en el Kremlin, la razón de la enfermedad espontánea del tricolor era debido a que caía sobre él todo el daño al territorio por los bombardeos y demás cosas que sucedieron para derribar al Tercer Reich, su representación al ser la mayor lo había estado absorbiendo todo hasta que no pudo retener más toda esa carga y colapsó. Por lo que últimamente había estado apresurando las operaciones de limpieza y reconstrucciones de su lado para quitarle algo de carga, lo cual parecía funcionar porque se le veía más quiero aunque su respiración continuaba tensa, pero seguiría con ello pues permanecer tanto tiempo así podría ocasionarle la muerte según viejos documentos que encontró en la biblioteca personal del Zarista.
—Ya le desapareció la fiebre, Папа –El ruso suspiró aliviado acomodando un poco la almohada del de piel amarilla, cuando escuchó la puerta de entrada tuvo que salirse de la cama para tomar lugar en el sofá para evitar sospechas—.
—Entonces cuando termine de descansar despertará a su tiempo, iré a preparar el almuerzo –URSS dejó la habitación para dirigirse a la cocina con más tranquilidad a pensar qué cocinaría ese día, dejando solo a su primogénito con el más bajo—.
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Weimar parpadeó adormilado, su cuerpo se sentía menos pesado y a los minutos fue capaz de sentarse extrañado de no sentir ninguna presencia en la casa, aunque sólo aprovechó para removerse y estirarse así destensando su cuerpo sin tener idea de cuánto tiempo pasó. Estaba por levantarse cuando pisadas en el pasillo lo sacaron de sus pensamientos, cuando la puerta de su habitación se abrió notó que se trataba del de ojos lavanda que se sorprendió de verlo pero no pudo ni decir algo cuando este ya estaba de rodillas entre sus piernas abrazándolo con algo de fuerza.
—Ya.. no me morí, cálmate –Murmuró acariciando un poco su cabello oscuro, sintiendo una ligera presión en el pecho pues nadie lo había estado esperando así desde el momento en que Dritte lo vió despertar tras meses de colapso en el período entre guerras– Oye Russland, ¿Quieres coger?..
—¿Qué?.. –El más alto parpadeó sorprendido y procesando lo que le dijo el ahora mayor, tal vez había escuchado mal—.
—Que si quieres coger, cariño, casi me muero y lo único que quiero ahora es un orgasmo. –Ladeando la cabeza el alemán lo tomó de las mejillas con ambas manos y le acarició los labios con sus pulgares como provocación de aquella vez que este le hizo una mamada– Estoy de buen humor así que voy a permitirte entrar en mi, pero no como esa vez que te portaste como un animal.
—Pero.. ¿Estás seguro? –Rusia se puso nervioso recordando el incidente de cuando se sintió tan extraño solo queriendo que él lo tocará y por impulso llegó a penetrarlo ganándose un buen golpe en la cara—.
—Tal vez, ¿Qué te dice mi trasero amasándote la polla? –El rubio lo empujó al suelo son mucha brusquedad y se sentó sobre su cadera, haciendo movimientos circulares que en cuestión de segundos pusieron duro al más joven—.
—Si-sigue.. por favor, por favor… –Tan solo con algo así y las palabras sucias ajenas ya casi estaba babeando, con una erección haciéndose cada vez más dura en su pantalón pero estaba encantado con ese trato—.
—Me calienta tanto cuando ruegas así –Weimar de mordió el labio para luego quitarse la parte superior del pijama que tenía puesto y tomó las nerviosas manos contrarias haciendo que le recorrieran el pecho, sin detenerse del movimiento hasta que sintió la ligera humedad del pre semen y supo que ya debía dejar de jugar o arruinaría su actividad– Quítate la ropa.
Ante la orden, como un buen soldado el castaño obedeció con prisa en lo que el de piel amarilla iba hacia la puerta para colocar seguro por precaución y luego en su regreso a la cama se desvestía dejando su ropa regada en el suelo, acostándose sobre las mantas removidas dejando total vista a su cuerpo desnudo.
El ruso también se acostó sin tener mucha idea de qué hacer, pero jadeó cuando el de afilados ojos cielo se colocó entre sus piernas con una actitud felina, dejándolo sin palabras coherentes cuando tomó su pene y se lo llevó a la boca dejándole sentir una corriente eléctrica por todo el cuerpo, el tricolor usaba la lengua de una manera habilidosa sin dejar de mirarlo a los ojos.. lo cual era aún más excitante para el jovencito. Pero era solo para humedecerlo bien así que un par de minutos después este se apartó limpiándose la boca con el dorso de la diestra y se sentó para acariciarse un poco a sí mismo bajo la mirada ajena que lo devoraba entre el deseo y la timidez de la inexperiencia, pero le gustaba ser tan aclamado incluso si era por un eslavo, así que abrió las piernas permitiéndole una vista privilegiada de su trasero para cuando comenzó a meterse los dedos para estimularse lo suficiente y recibirlo sin problema, pues una de las cosas que le gustaban del ruso era el pedazo de buena carne entre sus piernas.
Rusia por su parte estaba aún más duro de ser posible, los nervios de su entrepierna se contraían haciéndolo moverse un poco por sí solo, sentía inmensas ganas de masturbarse con ese espectáculo pero no quería adelantarse y echarlo a perder así que esperó hipnotizándose con los jadeos del germano recordando cuando por casualidad lo descubrieron masturbándose y este los insultó, pero ahora estaba a punto de tener sexo con él y estaba agitado por ello.
—No babees tanto, guarda eso para que no te seques comiéndome la boca –Ronroneó pícaro el mayor retirando los dedos de su interior para acomodarse sobre el ruso, quedando piel con piel sintiéndolo tan ansioso– ¿Quieres que vaya arriba cabalgando o quieres montarme como un buen perro?
—..Ambas… –El de orbes lavanda se mordió un poco los labios mirándolo nervioso, realmente quería probar de todas las maneras posibles—.
—Mírate, que goloso me saliste.. –Con la diestra aprovechó en masturbarlo un poco y luego levantó la cadera lo suficiente como para que rozara su entrada, jugó un poco acariciando y finalmente fué bajando despacio sintiéndolo estirarle el interior, llegando a suspirar– Abre los ojos Rusia, ¿No quieres verme saltar sobre ti?
Cuando esté obedeció, su mirada fue directamente hacia su cadera en donde el europeo le mostraba a piernas abiertas que estaba en su interior mientras se movía ya marcando un ritmo de inicio, por instinto el de piel roja lo tomó de la cadera pero al no recibir ninguna negativa se mantuvo así concentrado en la vista de sus cuerpos chocando.
—Mgh Russland, bésame ya. –Ordenó la república inclinándose sobre el pecho ajeno para recibir la boca contraria que se inmediato dió su mejor esfuerzo para complacerlo, eso le gustó así que hizo un movimiento algo brusco bajando su cadera para que el miembro ajeno llegara más profundo y eso le robó un gemido profundo al más alto– No te distraigas.
El beso y las penetraciones se hicieron más bruscas cuando el soviético tomó más confianza, apretando al tricolor contra su cuerpo y metiendo la lengua a su boca ganándose un ronroneo, los apretones y caricias iban y venían a la par del ruido sucio de sus cuerpos húmedos chocando.
—Cam..bio.. –Jadeó apenas Rusia soltando al más bajo, ya se le hacía incómoda esa posición y se sentía cerca al orgasmo por lo que se estaba desesperando—.
—Vamos, cógeme duro y lléname, no te retengas Russland –Él también estaba cerca al clímax, sintiéndose incluso mejor que cuando fornicó con el americano en la azotea de ese mugroso edificio, tal vez porque le tenía resentimiento al anglosajón a diferencia del rojiazul que le era fiel como un perro– Móntame y hazme tuyo.
El castaño apretó los dientes y lo empujó contra la cama, moviéndolo bruscamente para levantarle el trasero y tomarlo de ambas nalgas para separarlas dejando ver la entrada enrojecida ajena, babeando como un animal no esperó más para regresar a su interior y sujetándolo de la cintura comenzar a empujarse rudo.
—Me gusta.. –Gruñó al oído del rubio tras haberse inclinado sobre su delicada espalda sin detenerse, estaba encantado con las sensaciones que le provocaba, eran incluso mayores que cuando el otro los masturbaba o la vez en que le permitió frotarse entre sus muslos—.
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