D r e i U n d Z w a n z i g.

Tal vez fue demasiado precipitado dejar un mensaje y más firmarlo a nombre de Prusia, pero en su familia ella significaba justicia y severidad ante quienes atentaran contra el pueblo germano como estaban haciendo esos bastardos soviéticos y los demás que se atribuyeron la caída de su querido hermano.

La amargura ni siquiera lo dejaba sentarse un momento desdes que volvió a escabullirse hasta la habitación a tirar su ropa manchada de sangre para ducharse nuevamente, ahora solo daba una vuelta tras otra únicamente con una toalla cubriendo su cuerpo desnudo y su cabello goteante mojaba el suelo de madera dejando las marcas de sus pisadas junto a la de su recorrido circular.

—Esa mujer es la única testigo, no creo que abra la boca después de que la salvé... –Bufó revisando con paciencia entre su ropa nuevamente en busca de algo más cómodo tal vez, aunque de igual manera siempre prefería resaltar.. igual que cierto americano– De todas maneras, tengo otros asuntos de los cuales ocuparme ahora.

Terminó de vestirse rápidamente y se secó el cabello lo mejor que pudo, estaba ya algo largo y lo mejor sería cortarlo cuando volviera a dominio eslavo con más tranquilidad, acomodó su cabello con minuciosidad y salió nuevamente de la habitación para pasearse por los pasillos del lugar en busca del de estrellas. Tardando casi media hora hasta que finalmente lo vio solo doblando una esquina con intención de encender un cigarrillo, por lo que a pasos largos se acercó empujándolo a uno de las pseudo oficinas vacías y cerró la puerta.

—¿Ah, Weimar? –El castaño bajó la guardia al notar que se trataba del nombrado, el cual tenía un leve aroma a jabón y shampoo seguramente por haberse duchado recientemente—.

—Cierra la boca, no me vuelvas a llamar por ese nombre o te voy a romper esos dientes blancos. –Mostrando una mirada sería dio algunos pasos más para acortarlo contra la pared cercana, ignorando que era más bajo y su voz más suave pero desgracia—.

—¿Por qué rayos estás tan agresivo, te hizo algo el comunista? –Las palabras del contrario lo habían tomado por sorpresa, pues se había comportado muy diferente cuando se reunieron el día anterior y está mañana en que el soviético casi lo mata—.

—Dije que te callaras maldición, ellos no saben quién soy, me están llamando Alemania del Este porque a mí así se me da la puta gana. –A medida que hablaba entre gruñidos señalaba el emblema democrático en su rostro, el cual compartía con su menor de los niños debido a que estaba suplantando su identidad– Así que ni se te ocurra arruinarme los planes, no creas que te dejé a mis sobrinos porque confiase en ti o en tu jodida familia, pero decidí escoger el mal menor para ellos... Por ahora.

—¿Mal menor, planes?, ¡Pero si tú y yo éramos pareja hasta que supuestamente te había matado ese maldito Nazi! –América ahora frunció el ceño, había pasado años dolido por la supuesta ejecución del tricolor que fue admitida en un discurso del de esvástica al inicio del su dictadura—.

—Lo que tenía contigo era solo sexo porque ni siquiera me fuiste a visitar un maldito día cuando estaba postrado en cama luego del Crack. Y no te permito volver a escupir una alusión a mi hermano de esa manera, como te atrevas a delatarme lo vas a lamentar el resto de tu vida. –Sus ojos cielo se inyectaron en enojo por el el tema de su querido Dritte, aún ni siquiera tenía idea de si sus sobrinos lo sabían ya o si lo odiaban por haberles mentido de que se fue con Imperio para armar un plan con el que rescatarlos—.

—¡Argh..! –Soltó el mayor adolorido pues el rubio le soltó un puñetazo al estómago con cierta cantidad de fuerza que si lo hizo doblarse un poco sosteniendo esa área, pero luego se mordió el labio– Ah.. Weimar, que violento..

—Maldito pervertido. –El hermano arrugó la nariz entre fastidiado y hastiado por la manía ajena de relacionar todo al sexo, era mejor irse ya– Dale mis saludos a mis sobrinos, dile que su tío los ama mucho.... Y a tu madre que se atragante con una verga, ya estás advertido.

Antes de salir lo empujó del pecho con su pie derecho haciéndolo caer sentado y le dio una última mirada de desdén para luego cerrar la puerta y caminar por el pasillo tranquilamente deseando encenderse un cigarrillo para el estrés.

Aunque no tenía a dónde más ir en su propio territorio todo destruido y lleno de parásitos extranjeros dañando a su gente, únicamente pudo volver a la habitación que le dieron para acostarse en la cama al sacarse los zapatos y abrazar la almohada buscando al menos dormir un poco pero estuvo buen rato dando vueltas arrugando su camisa y despeinando su cabello hasta que se sentó y frotó su rostro, quedándose un momento pensativo hasta bajar su mirada a sus pantalones cortos.

Bufó bajo y acercó su diestra para probar frotando un poco, hacía mucho que no se masturbaba a si mismo en privado.. pero rápidamente comenzó a entrar en calor y mover las caderas por reflejo, abriendo ya la prenda pero conservando su ropa interior para no marchar más que eso. Desde el exterior en el pasillo carente de otras personas, el de parche caminó a zancadas acercándose a la había a la que había ordenado al tricolor ir como castigo, oyendo jadeos y leves gemidos.

—Mgh.. un poco más... –La voz del menor emergió en un tono agudo y tembloroso, denotando que estaba cercano al orgasmo—.

Con los sucesos de la mañana llegándole a la mente como un martillazo URSS no esperó ningún segundo más para tomar la perilla y casi romper el seguro al abrirla, únicamente encontrándose al joven alemán en su cama... con la camisa abierta, los pantalones abajo y una erección en tu ropa interior mojada mientras esté jadeaba sonrojado con rezagos de la excitación en su rostro.

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