iii. does matters?

⛧ AU post temporada 3.
⛧ One-shot.
⛧ Angst.

El Prisma Paradoja ha sido restaurado y todos han vuelto a sus dimensiones, pero para Nine ya nada es igual sin Sonic a su lado.

Notas:
• Todas las dimensiones sobrevivieron a la restauración, pero están cerradas e incomunicadas entre sí.
• Nine se quedó a vivir en el Nefasto.

Habían pasado meses desde la última vez que lo vió. Meses en los que lo pensó y extrañó a diario, meses en los que no comió adecuadamente, meses en los que no durmió apropiadamente, meses en los que deseó morir.

Extrañaba demasiado a Sonic. Nine simplemente no lo entendía, debía estar acostumbrado a la soledad, ¿por qué era diferente esta vez? ¿Por qué era diferente ahora que él se había ido?

Ah, por supuesto. El erizo, además de ser su primer y único amigo, también fue su primer amor.

Una respuesta tan sencilla que le tomó meses aceptar. Porque lo sabía, muy en el fondo, sabía que lo que sentía por Sonic era más que mera amistad, pero por mucho tiempo no quiso aceptarlo.

Pero, ¿qué conseguía con seguirlo escondiendo? ¿Por qué atormentarse a sí mismo de esa manera? Sonic ya no estaba, y podía gritar su amor por el azul a los cuatro vientos si quisiera, nadie lo escucharía de todos modos.

Porque sí, fue tan estúpido que prefirió su orgullo por sobre su supervivencia y decidió quedarse a vivir en El Nefasto. No importa si los suministros son escasos si no es que nulos, no importa lo solo que se sintiese. Era su castigo por todos sus errores pasados; vivir condenado a un mundo vacío que alguna vez buscó llenar de la compañía de la única persona que había hecho hacer latir su corazón. Realmente ya nada le importaba.

Salvo una cosa.

Sus apagados ojos azules observaron la gran máquina frente a él crear una pequeña electricidad que pronto se transformó en un portal un poco más grande que él. Sonrió satisfecho con su trabajo.

Por supuesto que no se iba a quedar de brazos cruzados. Tan pronto como aceptó que no podría vivir a su lado en El Nefasto, Nine decidió que sería él quien fuese a Green Hills, tal y como el cobalto le había propuesto desde un principio.

Y finalmente, tras meses y meses de errores y fallas, el portal estaba frente a él. Las probabilidades de morir eran altas, sí, pero ¿qué importaba?

Sin pensarlo mucho atravesó el portal, sintiendo como una corriente de electricidad recorría a través de todo su cuerpo.

Sus pies tocaron pasto por primera vez en toda su vida y sus piernas temblaron por cada paso que daba. Era como flotar estando en el suelo. El cielo, tan celeste y despejado junto a la brisa fresca y los rayos del sol chocando contra su rostro le generaron pura paz. Nada de humo o colores apagados, todo aquí era tan colorido y llamativo.

Y ni hablar de la gente del lugar... Aquellos zombies que solía ver en New Yoke City a diario no se comparaban en nada con estos mobians llenos de energía.

Trató de pasar desapercibido al caminar entre ellos, pero no lo consiguió. De pronto, sintió todas las miradas sobre él... Podía ver... Pánico, horror, miedo.

Quizá ellos... ¿Sabían lo que había hecho? ¿Sabrían quién era él? ¿Qué era lo que pensaban?

"No importa, Nine" se dijo el zorro a sí mismo "lo único que debería importarte es encontrar a Sonic, es todo".

Con esa idea en mente, continuó caminando, explorando esta nueva dimensión y guardando en su memoria cada lugar con detalle.

Y entonces, estando cerca de la playa, finalmente lo vió.

Sonic estaba sobre una roca mientras comía uno de esos chilidogs que tanto le gustaban. El de nueve colas no pudo evitar que sus ojos se iluminarán y una sonrisa abarcara todo su rostro con solo su presencia.

Una vez más no lo pensó mucho y simplemente salió del pequeño arbusto en el que se escondía, quedando cara a cara con el azul.

—¡Sonic!

Error. Sus amigos también estaban ahí, y lo peor de todo, es que también le veían con esa expresión de miedo, de terror.

"No importa, Nine" se repitió una vez más el menor.

—Sonic...— Repitió su nombre comenzando a acercarse cada vez más —Eres tú... ¡Realmente eres tú!

—¿N-Nine...?

Algo no cuadraba.

¿Por qué? ¿Por qué él, de todas las personas, le veía con esa misma cara de terror?

Acaso... ¿Le tenía miedo? ¿Era eso? ¿Aún no lo perdonaba por sus acciones pasadas?

Sonic, por otro lado, además de estar confundido, estaba sumamente preocupado. Aquel zorrito frente a él... Tan delgado, tan demacrado, con unas ojeras enormes, ropa desgastada, sucia y rota en algunas partes, piernas temblorosas, labios secos, quemaduras en la piel... ¿Era Nine?

—¿Qué te pasó?— Cuestionó inmediatamente. ¿Qué importaba cómo llegó allí? No se veía bien en lo absoluto.

—Yo...

Las palabras no salieron de su garganta.

Trató de avanzar, pero sus piernas no aguantaron más.

Todo se volvió oscuro por un instante, y cuando volvió a abrir los ojos, Sonic lo estaba abrazando. Ambos estando sobre el suelo y siendo rodeados por los amigos del erizo.

—¡Nine!

—Yo...— Continuó —Quería verte...

—¿Verme por qué?— Cuestionó apresuradamente el oji-esmeralda— ¿Pasó algo malo con los fragmento-espacio? ¿Los demás? ¿Por eso estás así? ¿Es el consejo o-?

—¡Sonic, cálmate!— Lo detuvo su amiga rosada, agachándose a su lado —No tengo ni idea de quién es o de lo que hablas, ¡pero puedes interrogarlo después! Está herido, debemos ayudarlo.— Expresó con pánico.

—Yo y Rouge iremos por ayuda.— Habló Tails firmemente, a lo que la murciélago asintió.

—Yo iré por algunas vendas y agua.— Habló Knuckles.

—Ok, tienes razón, Amy.— El cobalto respiró profundo y trató de calmarse.

—Sonic...

—Shh, no hables.— Pidió la oji-jade, quien comenzó a pasar un paño húmedo por las quemaduras del más chico, haciendo que este soltara algunos quejidos por el dolor —Shh... Tranquilo, tranquilo, todo va a estar bien.

—¡S-Sí, Nine! Estarás bien, te lo prometo...— Repitió el azul, aunque parecía que hablaba más para sí mismo.

Sin poder evitarlo más tiempo, el amarillo comenzó a sollozar como un cachorro de zorro. La amable dama trataba de consolarlo con caricias en sus orejitas y palabras tranquilizadoras, creyendo que la razón de su llanto era el dolor por las heridas.

Nada más lejos de la realidad. Lo que en verdad le dolía era su corazón haciéndose añicos.

Nada salió bien.

Se había descuidado tanto que, ahora que lo tenía frente a él, ahora que estaba allí, iba a morir.

—Sonic... En verdad tengo que decirte... esto.— Susurró entre jadeos casi inentendibles para cualquiera, pero no para el cobalto.

—Dime. Dime, Nine.— Pidió al tomar su mano y con esa expresión afligida. Odiaba verlo de esa forma.

—Yo te amo.— Soltó sin más, descansando su cabeza en el pecho del contrario mientras sus párpados comenzaban a cerrarse —Yo te amo... Te amé... Y te amaré siempre.

Un «¿Qué?» fue lo último que alcanzó a escuchar antes de que todo se volviera oscuro.

No más dolor, no más remordimiento, no más nada. Simplemente ya no importaba.

«¡NINE! ¡NO!»

Lágrimas desbordaron de esos ojos esmeralda sin cesar en toda la tarde, sin que nadie pudiese detenerlo de gritar o soltar el cuerpo entre sus manos.

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