Capítulo 4
Recomendación de canción: Love The Way You Lie - Eminem ft. Rihanna
Se leía las 3:43 am en el reloj de mi teléfono móvil, mientras veía como él ignoraba mis mensajes, tirada en el suelo de la habitación, rogaba porque contestara al tiempo que las lágrimas empañaban mis mejillas sin parar, quería dejar de llorar, quería salir de la histeria, pero estaba atrapada, entre él y el ataque de pánico, entre él y la desesperación que consistía en esperar por una respuesta y ser desplazada.
Quería que sintiera lo mismo que yo en este momento, quería que pudiera experimentar en carne propia la decepción por parte de quién más quiere. Temblaba, gritándole que parara porque cuando respondía era peor, sus palabras me dolían como puñales. ¿Cómo puede alguien provocar tanto dolor? preguntaba a la nada. ¿Cómo puede alguien ser tan miserable?
Su voz bajó decibeles cuando dijo de forma cruel: -No te amo. Métete eso en la cabeza, no t-e a-mo. -Nunca sentí una sílaba ser más enfatizada que aquel no. Enseguida mi corazón se destrozaba, para abrir paso al silencio.
Me había dado cuenta en ese segundo que él era capaz de hacer todo, lastimar a quien fuera con tal de lograr lo que quisiera, entendí que la traición tenia nombre y era Meza.
La persona que más amaba era la que más daño me hacía, la persona que más necesitaba era la que me había enseñado que no necesito a nadie.
Parpadeé ajustando mis ojos a la oscuridad. Un sueño. Fue un sueño. Mejor dicho, un recuerdo.
Dejo que mis ojos caigan al despertador de la mesilla. Me sorprende que sea tan temprano.
Un vaso de agua espera al lado de mi cama como dándome la bienvenida, como si mi yo del pasado, antes de dormir hubiera predicho que lo necesitaría. Solté un suspiro y le di un sorbo. Odiaba que los recuerdos me persiguieran como una condena, que cerrara los ojos y visualizara el pasado.
Supongo que la aparición del moreno había dezatado una secuencia de memorias que creía enterradas.
La primera vez que negó que me amaba, la primera vez que enserio rompió una parte de mi.
Ignorando el comienzo de mi día conduje hacia el estudio de televisión para encotrarme con Diana, cargada del equipo necesario para hacer fotos y demás para su página.
A veces me impresionaba lo dividida que se encontraba mi mente en ocasiones, una parte a la escritura, otra a la fotografía, campañas de marketing, periodismo, lectura: Cada vez que me interesaba en algo resultaba que me obsesionaba hasta conocer todo lo que pudiera del tema, terminando en miles de pequeños hobbies o habilidades al azar.
Lo primero que detallé es que Diana llevaba unas botas de combate que eran perfectas para patear culos, junto con una camisola de vestir muy al estilo de volados románticos pero con la sencillez que caracteriza el minimalismo, amaba la forma en la que combinaba las piezas, ella era un ser creativo y lo dejaba claro en todo lo que hacia.
La primera oración que salió de su boca al verme fue: -Es muy temprano, necesito tres litros de café y un porrito.
Guiñó un ojo y reí fuertemente mientras le escuchaba quejarse de las mañanas y que solo a esta hora podría tomar las fotos y videos para la página, para mi el horario estaba más que perfecto, cualquier cosa que distrajera mi mente y no pensar, algo que me hiciera salir antes de mi departamento, que en estos días lucía más como un museo de cosas que me recordaban a él, en vez de un hogar.
Verme en el espejo era como verlo, y odiaba eso.
Estaba claro que nuestra historia no era de romance absoluto, también era de abuso.
El estudio tenía las luces prendidas y estaba listo para rodarse, Diana me especificaba lo que quería que destacara mientras me inclinaba como podía en el suelo, otorgando una vista desde abajo a los acabados, el panel de la pared de luces -mi detalle favorito. -era lo último que fotografiaba, para ese momento habíamos durado 2 horas en fotos y video y ya casi era tiempo de las entrevistas en vivo que se grababan en ese set.
Di había ido por una botella de agua mientras yo hacía las últimas tomas en la pared y la alineación de la puerta.
Pero al girar, la cámara casi ace al suelo cuando por el lente aparece la figura de Meza junto con el equipo de grabación.
Primero creo que es el cansancio jugando con mi mente, sin embargo en cuanto enfoco, esta él, mirando directo a mi. Me caigo hacia atrás y aterrizó en los músculos traseros mientras una de las asistentes corre a mi lado a ayudarme, Meza mantiene su mirada fija, sin mover ni un músculo. Pero sin expresión en su rostro.
-¿Estás bien? -Me pregunta la asistente.
-Si...gracias. -Me levanto tan rápido como puedo, apartándome de las luces directas y yendo hacía mi bolso. La chica me detiene. -Filmaremos pronto. ¿Ya han terminado verdad?
-Si, perdona no nos hemos fijado en la hora.
Hace un ademán de restarle importancia y se da la vuelta, continúo el camino a mi bolso finalmente y empiezo a guardar mi material de forma desordenada, que mal hábito el de temblar cuando estoy nerviosa, al menos no me sudaban las manos y solo por eso mi cámara salió ilesa.
Diana regresa con la botella de agua cuando yo estoy cargando todo dispuesta a irme sin más, en ningún momento él se acerca, y me decepciona el haberlo esperado. Una parte de mi quería que me confrontara.
La parte masoquista claro está.
Mi amiga solo se me queda viendo con una ceja alzada, y luego la preocupación se apodera de sus ojos cuando extiende la mirada por encima de mi hombro, dando con él. Suspiro, ya no podía ocultárselo. No tuve que decirle nada en ese instante, ella se encargó de tomar un bolso en silencio.
-Ve al baño y quédate allá unos segundos, me despediré y te veo ahí ¿Ok? Todo estará bien.
Se que me decía aquello porque mi cara era la de haber visto un fantasma. Deje que me indicara que hacer y me encaminé afuera, en dirección a los baños de trabajadores.
Con las palmas temblando abrí la puerta. Era estúpido, aquella era la reacción de una colegiala hacia el chico que le gustaba, no de una mujer adulta.
Pero no podía evitarlo. Él, su presencia me hacían sentir de esta manera, idiota, pequeña e indefensa. Nunca sabías como actuaría Meza, si iría detrás de ti o le serías completamente indiferente.
Me miro en el espejo acompasando mi respiración, odiaba como él siempre lucía imperturbable, del tipo de actitud que no importaba como le analizaras, estaría quieto. No podía dejar de ver los ojos oscuros por la luz, fríos al verme.
Me había ido sin más del evento, y si me había buscado o llamado, no obtendría respuesta, puesto a que lo había bloqueado de cada bendito número de teléfono y red social.
Le estaba dejando claro que no quería saber de él, que los dos meses valían. Que lo que ocurrió en el evento fue un error.
Pero mi cuerpo parecía no entenderlo, porque al tenerlo cerca, actuaba como un imán hacia él, siendo incapaz de pensar correctamente hasta tenerlo pegado a mi.
Cuando la puerta del baño se empezó a abrir, quise meterme en el inodoro y descargarme, pero el rostro de Diana fue el que me recibió, con las cejas fruncidas y una sonrisa dudosa que provocó que yo alzara mi ceja.
-Tenemos un problema.
Enderezo mi postura inmediatamente. -¿Qué ocurre?
-La productora del programa tuvo una cancelación de último momento y hay un segmento libre.
-¿Y bien? ¿Eso que tiene que ver con nosotras?
Diana ne mira como si su vida dependiera de lo que dirá a continuación: -La cancelación fue de una editora fuera de la restricción de Elavec, no hay nadie disponible y ella sabe que vine con mi amiga, escritora y editora en jefe de R&S Books
-No. -Dije automáticamente.
-Por favor, solo tienes que dar tu opinión acerca de la adaptación.
-¡La adaptación de la pelicula que protagoniza Meza, mi ex novio!
Ex novio.
Me arde la garganta.
-Te lo pido. -Dice uniendo sus manos en señal de plegaría. -Si le hago este favor seguro me recomienda a otros estudios...
Doy un largo suspiro con mi mejor expresión de "Me debes de la vida". Diana salta en su lugar y me lleva de brazo de vuelta al set del programa.
No puedo negarme, ella necesita tanto creer que es suficiente, necesita de mi apoyo. Lo sé por como duda de su talento. Sería una amiga de mierda si no me tragara mi orgullo y la ayudara.
Ni siquiera había visto la maldita película. Había leído el libro sí, incluso me había emocionado cuando se dio la noticia de la adaptación cinematográfica, pero en el momento de leer el nombre de Meza como parte del cast, había silenciado cualquier noticia relacionada.
¿Cómo se supone que opinaría al respecto?
Me preparé mentalmente para entrar a la sala de maquillaje, con la sola idea de que estaríamos tan cerca de nuevo.
Era absurdo. Me negaba a creer que esto no era una señal, el ser incapaz de evitar a alguien que amas, aún cuando cierras todos los caminos y esa persona es experta en hallar las formas de regresar.
¿Era una señal cierto?
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