Capítulo 27

Recomendación de canción: Happier Than Ever - Billie Eilish

Los portales de noticias habían exprimido hasta el más mínimo detalle posible, parecía que el escándalo y el protagonista del mismo, logró que toda Elavec se dividiera entre aquellos que creían ciegamente que era imposible que el actor hubiese sido partícipe en actos de esa magnitud y la otra mitad, que aseguraban que las personas con dinero eran todas iguales, y que en ese caso debería permanecer en la cárcel.

Los títulos iban desde la mención de La mentira entre nosotros, hasta un sin fin de proyectos, incluyendo la adaptación al libro de Kate que estaba por estrenarse.

Más que daño a su imagen, era terrible solo enterarme de lo que sucedía por las noticias, ya que Meza se rehusaba a hablarme. Pero Iván, que se regodeaba de lo que había hecho, nos mantenía al tanto completamente, a mi hermano no le importaba el daño que ocasionaba con tal de ganar la aprobación de la familia.

Es por eso que se celebraba esta cena en el restaurante que Laura había adquirido, una sede preciosa en el límite de la ciudad, rodeaba de árboles y cerca de un increíble viñedo. No quería estar aquí, no quería ver los rostros felices de mi hermano y mi padre, las expresiones preocupadas de mamá y la esposa de Iván. Esas que te daban a entender que aún no estaban cómodas con lo vil que podían llegar a ser los hombres Rivardi.

-¡Que orgullo hijo! Esas ratas están justo donde deben estar.

Iván sonríe. -Es una lástima que no todos estén tras las rejas.

Mi padre solo hace un gesto despreocupado. -Lo importante es que no se podrán recuperar de este escándalo, y nuestra empresa será la única y primera en el país.

Laura me había ofrecido miradas apenadas toda la noche, pero esta en especial dejaba claro que sentía lo que ocurría, como si tuviera la culpa de las acciones de Iván. Mi madre solo sonreía como si entendiera la mitad de lo que pasaba. Por mi parte apenas y podía tomar bocado, pero trataba. De no haber venido sería peor para mí, estaba constantemente buscando cualquier tipo de información con respecto a él, así que aunque me retorciera el estómago. Estaba aquí, pretendiendo total aceptación a la mierda Rivardi.

-Oí que el muchacho salió libre por fianza.

Iván me dedico una mirada antes de decir. -Si el hermano menor, aún no han pasado su caso a fiscalía, determinarán si irá preso definitivamente en unas semanas.

Jean asiente tomando otro trozo del plato de carne. -Bien hecho.

Meza estaba libre... bajo fianza pero libre.

Las tres semanas eternas que habían transcurrido eran una miseria, pensar en cómo lo debían estar tratando, en si era golpeado por los policías, apenas lograba consolidar el sueño, pasar comida. Laura acercó una copa de vino a mi, no había tomado nada, pero de pronto, el líquido rojo me recordó a la sangre en el lavado de mi casa, a Gabriel, y quise vomitar.

-Disculpen. -Dije, levantándome de la mesa y yendo al baño.

Apresuré mi paso apenas no les fui visible, y entré al cuarto de baño con apuro, dejando que el poco contenido de mi estómago fuera drenado en el inodoro de la casetilla.

Lavé mi boca varias veces viéndome con pesar en el espejo del lavado. Tres eternas semanas.
Si había salido bajo fianza, no se quedaría a esperar su juicio, lo más probable es que ya estuviera orquestando su huida. Meza no aceptaría pagar por crímenes, no aceptaría ser cautivo.

Tomé el teléfono y traté una vez más. En esta ocasión la máquina me respondía: Número no disponible.

Me impresionaba ver que en la editorial nadie estaba tan al pendiente de las cosas que pasaban con la prensa, y a la vez me aliviaba.
Refugiarme en mi trabajo era una de las cosas más fáciles para mí, tenía que concentrarme, editar, de esta forma no sobre pensaba millones de cosas, me enfocaba en lo que necesitaba.

Aunque no todo era perfecto, podía sentir las miradas de la mayoría en el edificio, cuando atravesaba los pasillos para dar con mi oficina, incluso al girar y encontrarme con Jonathan que traía una taza de café humeante con la que casi me salpica.

-¡Ah, lo siento! -Dijo sin mirarme.

El líquido estaba derramado a sus pies, pero a mi no me había tocado.

-No te preocupes. ¿Tú estás bien? -El pelinegro alzó la mirada, sorprendido de no haberse dado cuenta que se trataba de mi.

-Si-si Ronnie..¡Wow, la mujer del momento!

-¿Qué? -Pregunto confundida.

-¿No te han dicho? ¡Mierda, la he cagado! ¡Lo siento si! ¡Son buenas noticias, tengo que buscar para límpiar esto!

Me quedo estática en el pasillo viendo como se aleja. Primera vez en meses que de verdad quiero hablar con él y se marcha. Entonces no estaba loca al menos, las miradas si eran para mi.

Avancé hasta mi oficina donde Leah se levantó de inmediato de su cubículo conjunto.

-¡Ronnie! Te necesitan en publicaciones

Doy la vuelta en mis talones suspirando. -Buenos días también, Leah.

Dejo mis cosas dentro, notando varios paquetes en el escritorio, tal vez nuevos manuscritos. Los que prometo leer apenas salga de lo que sea que necesitan.

El área de publicaciones era en el último piso, así que tenía que subir dos más para llegar ahí, tomando el elevador bajo la atenta mirada de los que disimulaban en los departamentos conjuntos. Suspiré, es que vamos, no necesitaba esto ahora, ciertamente rogaba porque no hubiera salido alguna nota que me vinculara con Meza para ponerme en el ojo del tornado.

Mi teléfono vibro en mi bolsillo justo cuando las puertas del elevador se abrieron. Me recordé mentalmente chequearlo apenas saliera de esta junta. El área de publicaciones era un poco más nueva, remodelada. Donde trabajaban todos aquellos que recibían los manuscritos corregidos, listos para cuadrarlos con los diseños de portada, resumen de biografía de autores y fotos, todo el proceso estético y de publicidad que abarcaba ser publicado.

Tal vez me llamaban porque había cometido un error en uno de los libros a imprimir. Tenía que admitir que no había estado muy al pendiente de los detalles de las obras en los últimos días. -Por obvias razones si- pero a los jefes no les importaba que mi mente estuviera dividida entre mi vida y él.

La secretaria de la jefa en publicaciones me recibió con una sonrisa apenas atravesé el arco de la puerta.

-Buenos días, Jenny. ¿Me están esperando?

Ella asiente. -Carlie está lista para recibirte, felicidades.

Fruncí el ceño, pero le agradecí mientras pasaba, aunque no tenía idea de que hablaba. ¿Felicidades de que?

Carlie estaba finalizando una llamada cuando entré, la sonrisa le abarcaba toda la cara mientras se acercaba a abrazarme. -¡Ronnie! ¡Te lo tenías bien guardado eh!

-¿Qué? -Dije en desconcierto.

-Ven, siéntate. -Espeta. Retomando su puesto y girando la pantalla de su ordenador para que pudiera ver el diseño en ella.

Leía: M E Z A por Ronnie Rivardi.

Mire de ella al portátil como si estuviera en una especie de cámara secreta. La portada constaba de una copa de vino siendo vertida, tonos oscuros que enmarcaban las letras blancas sobresaliendo.

-Cómo... ¿Qué? -Tomo asiento frente a ella, fijándome en las letras y la portada, es el diseño perfeccionado de un libro. Mi libro, hecho por mi, del libro que hice sobre él. De las páginas que están mitad impresas en mi escritorio y el manuscrito en...mi portátil.

-Si fue una sorpresa ver que en los enviados del mes estaba un manuscrito hecho por ti, pero al leerlo, le pedí al departamento de diseño trabajar de inmediato, pensé que no serías objetiva por ser pues...tu propio trabajo. ¡Pero está increíble!

Trago saliva. Los enviados del mes...Recuedo haber adjuntado todos los documentos abiertos en mi computador, justo antes de ir en búsqueda de Meza cuando Iván me contó lo que había hecho, aquella vez, cuando fue a la oficina.

Había mandado mi libro por correo al departamento de publicaciones por error.

Y...les había gustado.

-Carlie... yo si envié el manuscrito pero por error, no debía estar entre los libros a maquetar.

Ella frunce el ceño. -¿Qué?

-Si. Ese día estaba algo apresurada y justo estaba escribiendo en ese manuscrito para desestresarme y lo he mandado por accidente.

Su expresión se relaja considerablemente. -Oh...es una lástima. Es un muy buen libro, tal vez hasta se haya divulgado la noticia de que publicarías. Todos estábamos muy emocionados aquí en el departamento. Más porque... es sobre Meza, el actor. ¿Cierto?

Pestañeo, queriendo que la silla me trague y me entierre en algún lugar lejano. Dios mío. Esto era lo que menos necesitaba.

-No, no. Es solo una inspiración para el protagonista ya sabes. -Trato de sonar lo más natural posible.

Mátenme.

-¡Ahh! Es que como él estuvo por aquí hace meses en un proyecto, pues le teníamos el ojo.

Sonrió de forma incómoda, pero ella sigue parloteando como si antes de este momento no hubiéramos cruzado a lo mucho diez palabras y fuéramos amigas de confianza.

...-¡Y con ese escándalo de la policía y las empresas! Publicar esto traería bastante publicidad y se compraría en un pestañear.

Cruzo las piernas por debajo de la mesa, nerviosa es poco para describirme en estos instantes. -Carlie por favor, te agradecería si pararas la publicación. ¿No se ha mandando a imprimir cierto?

Ella niega. -No, primero necesitábamos tu aprobación al diseño, después de todo yo soy la que ha dicho que llevemos adelante la fabricación porque vi el potencial...Pero deberías pensártelo ¿Eh? Tal vez una suma importante de dinero se te venga.

-Es que-

-No. -Me interrumpe. -Yo voy a poner todo en pausa mientras te lo piensas, que se que vendrás luego a pedirme que lo publiquemos ¡Estoy segura!

-Carlie...

Hace un gesto de restarle importancia con la mano y sonríe. -Ronnie, una cosa así debería compartirse. Piénsalo en frío y me notificas. ¿está bien?

Termino por asentir dando por hecho que no haré que cambie de opinión hoy, me retiro de su oficina apenas creyendo lo que acaba de pasar, con la imagen de la portada latente en mi cabeza.

Me recrimino no tener cuidado y el nerviosismo junto con los celos extraños hacia la novela, mi libro donde narraba toda mi vida con él había sido leído, estudiado y reconocido lo suficiente como para publicarse.

¿Podría hacerlo? ¿Podría publicar algo tan personal? ¿Algo tan cercano a mi corazón? Las preguntas no dejaban de rondar mi mente aún cuando iba de vuelta. Ya entendía las miradas de los demás, lo más seguro es que se corriera la voz de que Ronnie Rivardi escribió un libro escandaloso de Meza, la comidilla de los tabloides de los millonarios en turismo; Y además planeaba publicarlo.

Tenía las mejillas rojas y me empezaba a doler la cabeza, apenas eran las 8:30 am. ¿Qué más le esperaba a mi día?

Pero obtuve la respuesta casi de inmediato cuando la rubia que no veía desde hace meses se arrojó encima de mí con un abrazo avasallador, Patricia me rodeó en brazos con fuerza mientras gritaba.

-¡Sorpresa!

-Las cuatro de nuevo juntas! -Festejó Patricia.

Bayolet río, mientras chocaba los shots de tequila con las demás. Hice una mueca, el olor del alcohol me daba bochorno, dejé mi vasito con el contenido intacto en la mesa, seguido de la mirada de Diana.

-¿Todo bien? -Asentí.

-Si, creo.

Patricia había llegado de sorpresa antes de lo planeado, su jornada afuera había terminado y había exigido una salida de chicas para celebrar su regreso. El restaurante tipo bar era cómodo y no suponía las molestias de un club, con la música en extremo ruidosa y el conglomerado de personas.

Pero la reunión implicaba beber, y desde hace días estaba mal del estómago, en ocasiones alimentos que amaba ahora me provocaban arcadas, y me rehuía al alcohol, lo más probable es que estuviera enferma del estómago nuevamente, me había descuidado en varios aspectos, y si bien seguía con mis cosas, mi mente siempre viajaba al moreno de ojos claros y se preguntaba: ¿Me extrañaba?

Era absurdo que no me dejara hablar con él, o que me negara si quiera explicarle. Había creído que yo lo traicionaría de una forma tan fácil que me ofendía.

Patricia y Bayolet se levantaron de la mesita y fueron a la barra a pedir una orden de alitas y más chupitos, sentí nauseas solo de pensarlo.
Le di una mirada a Diana que estaba absorta en la música que tocaba la banda en el escenario del bar y carraspeé lo suficientemente alto para que se girara.

-Te debo una disculpa. -Le digo.

Ella me mira con expresión solemne.

...-Actué como una idiota en tu evento y lo lamento demasiado, no tengo justificación, últimamente solo soy un desastre.

Diana asiente, pasando parte de su cabello púrpura a un lado. -Está bien, por lo que veo fue suficiente alcohol desde entonces que no has tomado nada ahora.

...-Me habías preocupado.

Hago una mueca. -No me siento bien del estómago.

-¡Ronnie! -Grita Bayolet acercándose rápidamente a la mesa, casi choca con el borde pero no le importa, sostiene en lo alto su teléfono con un alerta de noticias, me preocupo inclusive antes de leer el encabezado, pensando que se trata de Meza.

La pelinegra chilla. -¡Encontraron muerto a Gabriel!

Se me desboca el corazón. Diana abre mucho los ojos, mientras Patricia regresa con la orden y un chico ayudando con los shots. No emito sonido, mis amigas no saben hasta qué punto Gabriel me maltrató, o las cosas que intentó hacer luego. Sin embargo sabían lo suficiente como para tenerle rencor.

-Se lo merece. -Dijo la misma Bayolet.

Patricia le reprendió pero no le llevó la contraria. Diana me miraba como esperando que reaccionara. Y entre la noticia y la apariencia grasosa de la comida, tuve que correr al baño.

Todo a mi alrededor daba vueltas de una forma incomprensible, era la segunda vez en la semana que vaciaba el interior de mi estómago en un inodoro.

¿Y si alguien había visto lo que pasó? ¿Y si lo vinculaban con el asesinato de Gabriel? ¿Y si me vinculaban a mi?

Tenía que dejar de pensar en eso, tenía que alegrarme de que ya no estuviera. No había nadie en ese callejón, todo el mundo estaba dentro del evento en la noche. Solo estaba pensando tonterías. Además él solo había dado la orden, no se había manchado las manos...

-¿Ronnie, estás ahí? -Patricia habló desde fuera del cubículo.

Emití un quejido, sujetándome de una de las paredes para mantener el equilibrio. La rubia esperó fuera del baño con una ceja alzada.

-¿Estás bien? ¿Acaso tienes resaca? No has bebido nada.

Negué. -Es que estoy mal del estómago.

Ella asintió casi de inmediato. -¿Quieres que nos vayamos? Podemos seguir la reunión en casa.

-No, no tranquila. Solo necesito unos minutos y estaré bien.

A duras penas se marchó, aproveche el momento a solas en el pasillo para chequear el móvil, dándome cuenta que varios de los mensajes trataban de la muerte de Gabriel, incluso Iván había reenviado el link con el mensaje que leía: "Supongo que ya no tienes que preocuparte por él."

Luego de haberme dicho que era mi culpa que él me hubiera violado, me parecía de mal gusto la forma en la que lo decía como si se encontrara aliviado.

Las noticias explicaban que habían hallado a un hombre delgado desmembrado, dentro de una bolsa de desperdicios en las afueras del basurero de Elavec, la descripción coincidía con él, quien había sido declarado desaparecido hace días por sus familiares. Luego de correr la identificación dactilar, se confirmó su identidad como Gabriel U. Cedeño.

Sentí un nuevo retorcijón en el estómago. La confirmación de que si lo hicieron. Meza ordenó un asesinato y se llevó a cabo...

Era más que un simple hecho.

Cuando me reincorporé a mi lugar con las chicas, ya no había shots y las alitas estaban siendo devoradas. Patricia sonrió al verme, recordando lo que quería decirnos apenas supimos de su regreso.

-¡Olvidé contarles!, ¡El equipo vendrá de visita este mes! -Dijo aplaudiendo. -Nos ha ido tan bien, estoy demasiado orgullosa de ellos.

Bayolet río. -Pareces mamá pollo.

Pero Diana frunció el ceño en mi dirección.
-¿Eso no significa que vendrá tu ex?

Las miradas fueron de mi a la rubia, que asintió. Y caí en cuenta. Si, eso significaba que Eduardo regresaría.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top