Capítulo 17
Recomendación de canción: Lo vas a Olvidar - Billie Eilish & Rosalía
Mi vista no deja sus labios, Meza no hace el más mínimo movimiento para apartarse de mi. Su mano acaricia mi rostro con suavidad, esperando el momento para tomar mi barbilla.
Como puedo trago saliva, tratando de que mi cerebro forme las palabras. -No se lo que quieras pero es mejor que te vayas.
Niega de forma leve. Soy consiente de su perfume, del aroma masculino y también de cómo tiembla su voz.
-Quiero estar contigo, Ronnie...Déjame estar.
Dejo salir un suspiro, mis piernas se debilitan porque apenas y puedo mantenerme en pie de los nervios, el latir desbocado de mi corazón, la sensación de anticipo me consume. El moreno toma mi silencio como una positiva y en segundos tengo sus labios sobre los míos.
Me besa con ansía, con necesidad. Como si hubiese estado mucho tiempo esperando aquello. Como si fuera cierto que me extrañaba.
Puedo sentir sus labios devorando los míos, la ferocidad de su toque cuando sus manos toman mi cintura, acariciando la piel por debajo de mi blusa. Se me erizan los vellos con el roce, es muy tarde para tener fuerza de voluntad y no caer en el toque, le devuelvo cada beso con la misma intensidad, con mis manos en su cabello, con lo lacio y suave que se siente. Apenas respiramos entre besos. Meza me levanta para colocarme en el escritorio, haciendo que caigan manuscritos a su paso, la madera fría se clava en mi espalda y es que me doy cuenta de los botones de mi blusa abiertos y mi abdomen expuesto.
Él no pierde tiempo para saborear mi cuerpo, concentrándose en mis pechos y dejando un rastro húmedo entre ellos mientras aprieta, succiona y enloquece. Quiero poder decir algo pero el revuelo de sensaciones me mantiene fuera de este mundo, solo puedo emitir jadeos y gemidos ahogados que estoy segura podrían escucharse fuera de la oficina.
Se deshace de sus pantalones sin molestarse por la musculosa. Subiendo mi falda, sus dedos acarician mi entrepierna de forma lenta y tortuosa. -Me encanta lo lista que estás para mi.
Apenas y logro mantener la mirada cuando traza círculos suaves y firmes. Muerdo su hombro tratando de mantenerme serena...-Eres mía, muy mía.
E inclusive antes de caer en el espiral embestidas y dejar mi escritorio hecho un desastre. Lo sabía. Era suya, era más suya que de mi misma.
Desde que Iván y Laura anunciaron su compromiso, no habían establecido fecha para la ocasión, creo que parte de mi pensó que dejarían la boda para el año siguiente, sin embargo cuando la pelinegra me llamó desesperada casi derramo mi café.
Ya me encontraba en estado de alerta, así que tome el grito de ayuda de Laura como un time out para dejar que mi mente descansara. La cuestión es que ella no tenia muchas amigas, por lo que la tarea de organizar los eventos de la boda estaba resultándole increíblemente solitaria, eso cuando Ivan se le dificultaba salir del trabajo.
Mi hermano estaba muy ocupado con la colaboración con la familia de Meza, sus contactos en el área de turismo colocarían al grupo Rivardi en el mapa como la mejor opción para vacacionar en Elavec. Y él no podia desperdiciar la oportunidad.
Aún cuando Laura era una persona muy calmada, se notaba lo nerviosa que estaba, me sentía mal de que fuese alguien tan solitaria, sin su madre o hermanas, tenía pocas amigas que estaban fuera del país, por lo que negarme a acompañarla a su prueba de vestidos sería desalmado de mi parte.
-¿Emocionada? -Le pregunté de camino en el auto.
Ella sacudió las manos como si se estuviese quemando. -¡Nerviosa!, ¡Me voy a casar!
Solo me reí.
Llegamos temprano a la tienda, estaba en el centro de la ciudad, ese tipo de establecimientos que parecían un betún blanco gigante a todo el estilo de Say yes to the dress.
Gracias al cielo éramos la última cita de la tarde, por lo que Laura no tendría tanta presión en el horario. El mar de vestidos blancos me tenía algo aturdida, veía la inmensidad de los velos y el encaje como un recordatorio de mi deplorable situación amorosa. Si bien no quería que mi mente viajara hasta ese tipo de temas, era imposible no imaginarme tonterías románticas de la mano del moreno con problemas de compromiso. Ese que nunca concretaba un plan y no salía de mi mente.
Meza se había quedado varios minutos conmigo luego de nuestro encuentro en mi oficina. Me había repetido lo mucho que me amaba, cuanto me extrañaba, había actuado de una forma tan dulce que no pude decir nada, quería decir tantas cosas, pero las palabras no salieron, temía que lo que fuese a escapar de mi boca arruinara el momento que se había creado, tenía miedo de explotar la burbuja que de por si ya era demasiado vulnerable.
-Te llamaré luego ¿está bien? Y habláremos de todo.
Apenas recuerdo haber asentido, en el fondo estaba segura que rechazaría la llamada -si es que está llegaba.- no estaba lista, mi propio cuerpo me había traicionado, me sentía confundida y a la vez acelerada. Como si estar con él fuera una dosis de adrenalina.
Suelto un suspiro hondo mientras trato de salir de los pensamientos insoportables, Laura sale del probador en ese momento con un vestido corte sirena, el tono champaña se veía hermoso con su piel tostada y el cabello oscuro, ella tenía lágrimas en los ojos apenas me vió.
-Este es el vestido...Ya lo había visto antes. ¡He visto miles! ¡Pero Dios Ronnie, este es!
-¡Lau...te ves preciosa!
-¿Si te parece? -Preguntó. Detectaba un tono de inseguridad en su voz a pesar de que ya había aclamado que ese era su vestido. -¿Crees que a Iván le gustará?
Furnzo el ceño. -¿A ti te gusta?
Ella hace un gesto con la cabeza, declarando un rotundo sí, puedo ver lo ilusionada que está. No podía estar más agradecida con el hecho de que mi hermano tuviera a su lado a una mujer como Laura.
...-Entonces eso es lo que importa, que tú estés feliz y que a ti te guste el vestido. -Me acerco a ella, tomando su mano, está llorando aun más de la emoción. -Además todo el mundo sabe que el novio no es más que un accesorio para la novia.
Laura ríe entre lágrimas, golpeando mi hombro en forma de broma. -Ustedes tienen el mismo sentido del humor insoportable.
-Ya...ya. Pero yo soy la guapa de la familia. -Me acerco a los sofás de espera y ella me sigue, chiqueándose en cada espejo qué hay. -¿Solo te probaras ese?
-Es el indicado, siento que ningún otro le ganará...
-Bueno pero no quita que pruebes a ver si hay otro que te guste, o solo por diversión, es decir cuántas veces te vas a casar en tu vida.
Ella suelta un bufido. -Con suerte, si tu hermano no lo estropea, una sola. -Se da la vuelta en dirección al probador gritando a sus espaldas. -¡Consigue algo lindo, dama de honor!
La encargada de la tienda trae más champaña y pasteles en una charola, esencialmente es para que probemos mientras vemos los vestidos, aunque yo llevo tomando y comiendo desde que llegamos. Le agradezco a la mujer, preguntándole por los otros trajes dentro del presupuesto y me indica uno de los pasillos laterales.
En realidad creo que ese es el vestido ideal para Laura, se ve radiante y feliz, y tal vez no encuentre esa sensación con otro. Aún así cotillear prendas es una mis actividades favoritas.
Miro entre varios cortes y telas pero me detengo en seco cuando el vestido aparece frente a mi, esta siendo exhibido en un maniquí, y es...sencillamente precioso. El tipo de vestido con el describirías a una princesa. De pronto siento una especie de emoción que logra que se contraiga mi pecho y deje salir el aire que no sabia que retenía.
Siento a Laura llegando a mi costado, dejando salir un silbido leve mientras observa el vestido. -Es bonito.
-Es hermoso. -Digo de inmediato. -Si fuera a casarme sin duda usaría algo así.
-¿Por qué no te lo pruebas?
Alzo una ceja. -¿Si recuerdas que la comprometida eres tú no yo?
Ella rueda los ojos. -Solo te lo vas a probar, así sabes en el futuro que quieres llevar en tu día, además quien quita que tu príncipe azul te proponga matrimonio de pronto y estes desprevenida.
Rio sin gracia. -Para eso necesitaría tener primero el príncipe azul o al menos un novio decente.
Laura me otorga su mejor mirada de reproche. Entiendo que para ella, hace poco estaba con mi ex novio tóxico en un baño, dándonos de lo descarado. Y aunque pudiera sentirme avergonzada, lo que era peor es que ella no sabía lo que había pasado en mi oficina.
-Bien, supongo que no pasa nada si me lo pruebo.
Lau da saltitos en su lugar, mientras busca a la chica de la tienda para pedir el vestido. La pelinegra se queda en la salita con los postres. Y de pronto me siento nerviosa, como si estuviese haciendo algo indebido, el hecho de emocionarme o de creer que es posible para mi algo tan tradicional y lindo como una boda no parecía correcto.
...Tal vez en el fondo, por todo lo que ha ocurrido, no me creo merecedora de algo así.
La mujer que me ayuda con el vestido es muy amable, sonríe bastante una vez que ya tengo las mil capas de tela encima. No es como si pudiera echarme para atrás sin que Laura me haga mil preguntas, así que trato de recomponerme.
Odiaba sobre pensar tanto, odiaba que mi mente fuese mi enemiga.
-¡Necesitas un velo! Se te vería precioso, deja ir por el. -La mujer sale del probador sin darme la oportunidad de replicar, dejándome sola con mi reflejo sobre adornado.
Me doy una mirada que pretende ser corta pero fracaso, quedo embobada las capas blancas; Mi cabello rubio cae por debajo del busto, y parece mezclarse con las mangas transparentes que decoran alrededor del corset, la falda amplía con detalles que hacen que brille todo increíblemente fuerte. Soy incapaz de aguantar las lágrimas que se forman en mis ojos.
Siento como si nunca en mi vida me hubiera visto tan hermosa como ahora, como si en realidad no sabía como lucía mi reflejo hasta este momento, no era vanidad, era una especie de felicidad indescriptible.
La encargada trae el velo con ella, entrando para colocarlo sin mucho arreglo. -¿Quieres salir?
Apenas y asentí, emergiendo a la sala donde me esperaba Laura, quién todavía tenia la bata de seda que le dan a las novias. Engullía pastel felizmente, casi se atraganta cuando me ve, tiene los ojos muy abiertos y suelta un grito.
-¡Eres la novia más bonita que he visto!
Le mire mal. -Que dices... Tu eres la más hermosa, además la que si se va a casar, cabe destacar.
Ella solo sonrió. -Te queda hermoso, Ronnie.
-Gracias. -Me insta a dar una vuelta así que la obedezco, las capas de tela parecen abrazar mi cuerpo por la acción.
Todo en lo que podía pensar es que la única persona con la que quería tener un futuro así...de blanco, anillos, niños corriendo y una casita, era Meza.
La única persona con la que quería esto, no me hacia bien.
Suspiré, apenas tuve acceso al móvil, le escribí.
Tenemos que hablar.
No podía seguir huyendo.
Tal vez solo necesitaba escucharlo.
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