Capítulo 23: Existen peores dolores



Me detuve tan pronto como alcancé a Robin. La helada mirada que me dirigió me confirmó que en serio estaba molesto conmigo. ¿Maldita sea, no era suficiente con mi estado actual? ¿Esto no podía esperar un rato? ¡Era un maldito guardián del tiempo! ¿No podría escoger un mejor momento? Solo... ¿Estaba mal decir que mi cuerpo estaba demasiado débil como para soportar algo más este día? Cualquier efímero bienestar que Violetta me había dado con su magia lo había malgastado en hacer gritar a una idiota. No había sido un movimiento muy inteligente a pesar de haber valido la pena, y dudaba que volviera a correr la misma suerte. Tan solo... alguna vez, merecía un descanso.

—¿Qué haces con esa chica ahí? —preguntó Robin.

—¿Qué demonios hacías tú ahí?

—No evadas mi pregunta.

—Es una guerra, brujo. Y en una guerra, existen prisioneros.

—¿Y es necesario tenerla en tales condiciones?

—¿Cómo? ¿Con techo, comida y seguridad?

—Con sus manos atadas y ensangrentadas —dijo él sin ocultar su enfado y le sostuve la mirada sin pestañear.

—Yo no hago las reglas. No podemos arriesgarnos al uso de magia.

—Le dejarás cicatrices —dijo Robin y reí sin poder evitarlo.

—No me hables de cicatrices, brujo —dije levantando mi mano mala para que pudiera ver las vendas—. No a mí. No cuando tu tipo tiene a sus prisioneros atados con plata, y los mata haciéndoles beber plata líquida para que yo lo sufra más. No me reclames por falta de piedad, cuando mi hospitalidad es más de lo que se podría esperar de su parte.

—Ese no es motivo para que hagas lo mismo.

—Si quisiera imitarlos, debería matar a todos.

—¿Cuántos?

—No es tu maldito asunto.

—¿Por qué? ¿Qué harás si te pregunto al respecto? ¿También me echarás a uno de tus calabozos y me quitarás mi magia?

—No tienes idea de todo lo que pongo en riesgo a diario para evitar que eso pase.

—Te pedí que tuvieras respeto por mi tipo en esta guerra, y los torturas.

—¿Crees que en serio tengo elección en esto? ¿Qué demonios puedes saber tú de política como para acusarme de ser la responsable? ¡No entiendes nada de esto! ¿Y me haces este reclamo por una maldita bruja? ¿Sabes que se niega a comer? ¡Fuera hay niños que no entienden por qué no pueden repetir un plato de comida! ¡Rike está racionando sus porciones! ¿Y me vienes a hablar de esta maldita presuntuosa que desperdicia su comida? Maldita sea mi hospitalidad, y malditas sean mis costumbres por no poder negarme a alimentarla.

—Déjala ir.

—No.

—Entonces al menos desata sus manos.

—No.

—No puedes tratarla así.

—¿Por qué no?

—¡Porque no puedo dejar que trates así a mi...! —él calló repentinamente, y me dije a mí misma que la puntada que sentí en el pecho era a causa de mi actual estado físico que por otra cosa.

—¿Tu qué? Vamos, atrévete a decirlo.

—Sabes que no puedo —respondió Robin con pesar.

—¿Por qué? ¿Porque el tiempo no te lo permite o porque eres un maldito cobarde?

—Nina...

—Solo una palabra. Una maldita palabra.

—No quiero discutir contigo.

—Adelante. Ya llegaste hasta aquí con tu maldito reclamo. ¿Por qué no terminarlo? No es nada que ya no sepa.

—¡Ese es el problema! ¡Todos creen estar tan seguros de conocer el futuro cuando lo cierto es que nadie más que yo puede interpretar correctamente el tiempo! Pero los cambiaformas son tan tontos e impulsivos como para pensar que saben lo que están haciendo cuando no es así y...

—¿Y somos salvajes y primitivos? ¿Quién demonios crees que fue que me habló del futuro? Y solo para que lo sepas, ni siquiera el tiempo era capaz de afectar a Loki de tan poderoso que resultaba, quizás por eso los tontos e impulsivos cambiaformas no lo comprendemos —respondí y me alejé tres pasos—. No te confundas, brujo. Mi especie tiene más años en este mundo que la tuya, los superamos en todo aspecto posible. Lo único que tienes, es tu magia, e incluso eso sabemos cómo quitarte. Esa misma soberbia que tienes, es la que hizo que los humanos diezmaran a tu tipo hace unos siglos. ¿Pero Rike? Rike siempre ha resistido, y en el pasado fuimos venerados como guerreros divinos por esos mismos humanos que condenaron a tu tipo. Así que fíjate quienes son los tontos e impulsivos.

Esas palabras salieron igual de fáciles que si hubiera sido cualquier otro, me gustaría decir que tampoco me afectó internamente pero ni siquiera Baldr en toda su pureza sería capaz de creerme esa mentira. Me alejé antes que no pudiera soportarlo mucho más. Debía partir mientras aún tuviera la última palabra y mi dignidad se mantuviera entera, me negaba a ceder en ese aspecto o darle el placer de saber que me afectaba. Si la maldita zorra del sótano se había propuesto esto entonces lo había conseguido. Al menos esto facilitaba las cosas. ¿No? Si él ya estaba furioso conmigo, entonces no sentiría tanta culpa al tratar mal a la bruja.

Regla n° 7: existían peores dolores emocionales que la autocompasión.

El resto del día no fue más que un borrón. ¿Cómo demonios estaba haciendo para alejar a todos? Solo me quedaba Bass, porque podría apuñalarlo con una daga de plata y el idiota solo reiría y seguiría molestándome alrededor. Y Violetta, quién diablos sabía cómo, solo porque la chica estaba lo suficientemente loca como para creer que éramos amigas de toda la vida. ¿Cuál era la maldita gracia en ser una princesa de hielo? Pero sin importar lo que hiciera, sin importar cuánto me esforzara por el bien de los demás, tan solo conseguía alejarlos. Hacía lo mejor por ellos, a costa de quebrar una parte más de mi espíritu. Quizás la sangre de Loki simplemente no estaba hecha para la compañía.

Me detuve frente a un par de puertas al darme cuenta a dónde mis pies me habían llevado. Si existía una única ley universal en todo Yggdrasil, por encima de cualquier grupo de reglas autoimpuestas o costumbres u orgullo o dignidad, era que había algo en lo que siempre podrías confiar y encontrarías el apoyo que necesitabas. Era como un juramento tácito que todos los seres debían de haber hecho y respetado desde los mismos Loki y Baldr. No era como la religión o algo similar sino que mucho más real y precioso, del tipo que no tenía comparación. Siempre habría perdón, y siempre habría apoyo, sin importar cómo fueras o lo que hubieras hecho.

Suspiré al rendirme y llamé a la puerta, la dulce voz de Holland me respondió que podía pasar. Ella estaba sentada sobre su cama, piernas cruzadas, la preciosa sonrisa en su bonito rostro mientras reía y armaba coronas de flores con Bass. Casi reí al ver que mi amigo tenía lo que parecían restos de maquillaje en el rostro, Holland debía de haberlo arrastrado a alguna de sus rutinas de belleza y no había nada a lo que Bass dijera que no sin importar lo que fuera. Y de algún modo me hacía feliz verlos juntos y notar que se llevaban tan bien, saber que ella no estaba sola aquí o que dos completos desconocidos de dos especies actualmente en guerra podían reír como lo hacían aunque seguramente solo se juntaran a hablar de todos los líos en los que me habían visto meterme.

—Te perdiste los pastelillos, Ni —declaró Bass lamiendo el azúcar que aún continuaba en sus labios—. ¿Sabías que esta bruja de aquí puede hacerlos sentir extra azucarados con su magia? Y me estaba contando esta interesantísima historia sobre una humana que termina obteniendo los poderes de un espíritu oriental y se enamora de un kitsune y...

—Oh por Loki, por favor no me digas que es el maldito animé —solté.

—¡Es una de las mejores historias de amor que existe y Tomoe y Nanami deben totalmente terminar juntos! —exclamó Holland.

—Estoy de acuerdo con eso —secundó Bass.

—Loki sabe que están poniendo a prueba mi paciencia —dije y me dejé caer entre ellos dos en la cama.

—Luces triste —dijo Bass y se inclinó para morderme la nariz de un modo juguetón—. Sabes que estoy aquí para lo que necesites.

—Cosas de chicas, Bass.

—Puedo ser una chica también —respondió él y Holland rio dulcemente.

—Creo que se refiere a cosas de chicas, que involucran chicos, y charlas sobre sentimientos —dijo ella.

—¿Tengo que matar a un brujo? Porque en ese caso Holly y yo haremos equipo para vengar el corazón de nuestra mejor amiga —declaró él con absoluta seguridad y enlazó su brazo con el de Holland—. Ella tiene su magia y yo mi espada, hacemos un buen equipo. Seremos imbatibles.

—Deja de decir estupideces —murmuré acurrucándome en el regazo de Holland.

—Creo que en serio le vendría bien una charla de chicas. ¿Puedes dejarnos a solas, Bassy? Luego podemos retomar nuestra charla con más dulces —dijo ella acariciando mi cabello y él se puso de pie—. Eres muy considerado.

—¿Debería ir por un duelo? —preguntó él.

—Nada de espadas —susurré.

—Quizás deberías intentar ir por una charla de chicos —respondió Holland y le guiñó un ojo—. Sé que lo tuyo no son los sentimientos pero todos necesitamos un amigo aquí.

—Bien, bien, veré qué puedo hacer —dijo él acercándose a la puerta—. Pero saben cómo soy así que no me hago responsable de nada.

Bass partió, y preferí pensar que no había entendido lo que Holland le había sugerido o él no la obedecería, a considerar lo contrario. Mi cuerpo simplemente estaba exhausto, tanto a nivel físico como emocional. Y sabía que las cosas no habían estado de lo mejor últimamente con Holland, pero su tacto seguía siendo amable y su mirada llena de cariño. Las cosas nunca estaban del todo mal entre mejores amigas. ¿No? Sin importar si discutíamos o no nos hablábamos, si yo llamaba a su puerta sabía que siempre iba a responder.

—Oh, Nin —suspiró ella—. ¿Qué tan rota tienes que estar para finalmente admitirlo al venir conmigo?

—Solo dime que todo estará bien y no soy una mala persona —susurré.

—No lo eres.

—Mato gente.

—Gente que normalmente quiere matarte también.

—Disfruto de hacerlo.

—¿Discutieron?

—No quiero pensar en eso.

—Puedes contarme si quieres, sabes que siempre estaré de tu lado aunque estés equivocada. Palabra de mejor amiga.

—Está furioso conmigo.

—Y tú estuviste mil veces furiosa con él pero eso nunca lo detuvo de seguir a tu lado, y tú tampoco lo echaste por eso.

—¡Ese no es el punto! ¿Por qué me duele? No tiene sentido. Nunca me importó si alguien está furioso conmigo o no. ¿Entonces por qué duele?

—Porque lo amas —susurró Holland en mi oído—. Puedes negárselo a todo el mundo, pero tanto tú como yo sabemos que lo amas. Más de lo que alguna vez lo has hecho con alguien, más que a cualquiera de los que tuviste una relación en el pasado y yo los he conocido a todos.

—Suelo perder las cosas que amo.

—Y por eso jamás lo reconocerás, pero no puedes ocultarme esos sentimientos a mí, no cuando crecimos juntas y yo te he visto pasar de todos los demás. Pero con este es diferente y lo sabes —continuó ella y con cuidado puso una mano sobre mi corazón—. Te esfuerzas tanto por proteger esto, que te da miedo pensar que otro tiene el poder de dañarlo. Y es normal. A todos nos aterra un poquito el amor. Pero siempre fuiste valiente, Nin.

—Sabe de la otra chica. Ya la conoció. Parecía tan animado al estar hablando con ella, y después tan malo conmigo porque no le gusta que esté encerrada. ¿Que no entiende que lo hago por su bien? Está salvo aquí, como prisionera, que fuera donde cualquiera podría matarla. Porque quieren matarla. Sería una buena movida estratégica.

—¿Tienes miedo que te deje?

—No está destinado a durar.

—No lo sabes.

—Sí lo sé, ese es el problema.

—El amor no se acaba de un día para el otro, solo porque uno de los dos de pronto conoció a otra persona y tuvo alguna especie de milagroso flechazo que le hizo olvidarse por completo de la relación. Eso no es real. No si en serio hay amor. Y te puedo asegurar que lo hay. Eres Nina Loksonn, eres una guerrera y eres insistente con lo que deseas, así que ve y pelea por lo que es tuyo.

—No debería doler —repetí.

—Quizás no debí echar a Bass, él siempre logra animarte.

—Bass es inútil para cualquier cosa que involucre sentimientos. Seguro haría alguna broma sobre sexo de reconciliación o algo así —dije y Holland cubrió su boca para esconder su risa.

—Solo ve y dile que no te gusta estar peleada con él. Es un brujo, no te pedirá perdón primero si tú no lo haces.

—No es sensato permitir que alguien te pueda afectar así.

—No se supone que el amor sea racional. Por eso resulta tan emocionante.

—Estoy haciendo cosas horribles, Holland. Cosas que incluso a ti te alejarían, y todo por el bien de mi pueblo. Y no me arrepiento ni siento nada al llevarlas a cabo.

—Sé que también tienes a mis hermanos encerrados en algún lado —dijo ella y me sonrió cuando me giré con pánico para mirarla—. Pero también conozco el código de trato de prisioneros de guerra de Rike. Bass fue bastante detallado cuando le pregunté. Y también sé que lo haces de buena voluntad, Nina, incluso cuando tú no creas que lo haces y solo es un acto cruel.

—¿Cómo...?

—Conozco a mis hermanos. Sabía que ellos serían quienes intentarían infiltrarse por la frontera este porque son los mejores para eso, y porque es lo que yo habría hecho. Apuesto a que Adrian fue quien propuso y lideró la misión. Siempre le gustó ser el líder. Y también sabía que a pesar de lo que dijeras, me escucharías y mandarías a alguien a capturarlos con vida porque tú no quieres provocar muertes en esta guerra. Bueno, tal vez lo desees, pero te estás conteniendo por el bien común. Y prefiero mil veces que sean prisioneros en Rike, a imaginarlos en medio de un campo de batalla, porque al menos aquí puedo estar segura que no morirán. Y te agradezco por lo que hiciste, porque no tenías obligación alguna.

—¿Por qué demonios siempre tienes que ver el bien en mí? —grité con frustración.

—Porque te conozco, porque puedes repetir mil veces que eres una mala persona que hace cosas horribles y sabes que jamás te creeré. Pero Robin no te conoce tanto como yo, ni ha pasado tanto tiempo en la corte de Rike como yo como para entender que las cosas funcionan así aquí. Se esfuerza, eso debes reconocérselo, pero aún le falta demasiado. Y también debes admitir que tu lado agresivo es bastante fácil de provocar.

—¿Entonces tú no estás molesta conmigo?

—¿Por sacar a mis hermanos del medio en una guerra? ¿Por asegurarte que cuando esto termine, estarán vivos? Estaré molesta si no cumples con tu palabra ahora que yo demostré estar en lo correcto.

—No puedo darte un lugar en el concejo. No te creerán, y no quieres ser una traidora.

—Entonces dáselo a Bass, y yo le contaré a él lo que sé. De todos modos Bass pasó tiempo infiltrado entre nosotros, le creerán a él.

—¿Y traicionarías a los tuyos?

—¿A los brujos que me exiliaron? Les diré cómo no ser vencidos, no cómo ganarles. Recuerda que fui asistente de Rogers, y lo conozco mejor que nadie.

—¿A ese puedo matarlo?

—Nina... Sabes lo que pienso sobre la violencia.

—Y sabes lo que yo pienso sobre la violencia.

—Creí que estábamos hablando sobre tu pelea con Robin, no sobre Rogers —dijo ella y suspiré.

—Él está molesto conmigo. No creo que quiera verme.

—Ve a disculparte.

—No.

—No seas terca.

—Quiero quedarme contigo aquí un ratito más —admití.

—En serio debes sentirte muy mal. No te veía así desde ese primer hiatus de Fall Out Boy.

—También discutí con Kian y Vali.

—Kian y Vali suelen ser más fríos de lo que estás acostumbrada con nosotros, pero eso no significan que no tienen su modo de cuidarte y quererte. Si no, no estarían aquí.

—¿Por qué siempre ves el lado positivo a todo?

—Porque esa soy yo, Holland. Y tú eres Nina, la chica que nunca se rinde.

—No puedo creer que vaya a decir esto, pero extraño la universidad. ¿Vas a regresar?

—Solo si tú eres mi compañera de cuarto, ya tuve suficientes malas experiencias con otros.

—¿Qué nos deben quedar? ¿Dos años para recibirnos?

—Y luego el master.

—Oh no. Eso sí que no. Estoy segura como el infierno que no voy a pasar más años de mi vida encerrada en un maldito campus estudiando.

—Vamos, no será tan terrible. ¿No que una gobernante de Rike debe estar lo más educada posible?

—¡No te tomes tan literal mis palabras!

—Eso no es algo digno de una politóloga.

—¡Todavía no tengo un maldito título como para que me llames así!

Ella rio, y por ese efímero instante todo se sintió como si estuviera bien. Me quedé quieta, dejando que Holland acariciara mi cabello hasta que no pudo ocultar más su cansancio y ahogó un bostezo. Con la noche cayendo tan temprano sobre Rike y dominando la mayor parte del día durante el invierno, era fácil olvidarse que los brujos en realidad no tenían mucha resistencia y no podían pasarse de su hora de dormir. Me despedí de ella para que pudiera descansar como deseaba. Quizás yo también debería intentar dormir un poco a juzgar por el modo en que apenas era capaz de mantenerme de pie. Ni siquiera me molesté en sumarme a alguna vigilia sino que arrastré mis pies directamente hasta mi habitación. Confiaba en que Loki entendería y no se enfadaría si me saltaba una noche, ya lo había hecho durante años antes de arreglarme un poco con el tema religioso y no parecía haberle molestado entonces.

No me sorprendió encontrar a Robin ya dormido, al parecer el brujo nunca había entendido que esta era mi habitación. Sjel descansaba también a los pies de la cama, demasiado profundo en su sueño como para siquiera abrir los ojos y gruñirme como siempre hacía. Pateé mis zapatos fuera, dejé mis cosas a un lado y con cuidado me quité la ropa antes de recostarme del otro lado, dándole por completo la espalda. Los días pasarían, y jamás me acostumbraría del todo a ya no poder utilizar ambas manos para tareas tan estúpidas y básicas. ¡Y resultaba más difícil de lo que sonaba! Suspiré mirando mis vendas. ¿Cuántos más tendría que perder en esta guerra?

No estaba dormido, lo sabía. Era demasiado ingenuo si creía que podría engañarme de un modo tan infantil. ¿Pero no estaba pretendiendo yo lo mismo? ¿Cuánto más estaba dispuesta a perder en esta guerra? Algunas cosas no las podía evitar, mi actual estado físico era prueba de ello, pero otras tal vez sí. ¿Qué valoraba más? Cerré los ojos unos segundos, intentando ignorar todo el asunto, pero maldita fuera mi terquedad por impedírmelo. No era justo. Él no era nadie para hacerme esto. Las palabras de Holland tampoco ayudaban a que mi mente estuviera tranquila. ¿Qué se suponía que hiciera? ¿Ignorar todo el rollo de la chica en el sótano?

Contuve una maldición al saber que no podría dormir si seguía así y me di vuelta. Robin se tensó tan pronto como lo abracé por detrás. Maldito mentiroso, él tampoco podía conciliar el sueño. Hundí mi rostro en su espalda intentando mantener entero lo poco que quedaba de mi roto espíritu. ¿En serio era tan tonto como para no notar lo que representaba para mí? Lo necesitaba para recordarme que la corona de flores que ahora estaba tirada en algún lugar del suelo no consumía el total de mi persona ni era lo único que yo resultaba. Necesitaba al brujo que veía a la chica detrás de semejante título, y que quería a esa persona en vez de su apellido. ¿O no lo entendía?

—A veces las situaciones nos empujan a ser crueles. No me juzgues por serlo, no cuando tú también has hecho cosas horribles empujado por algo más —susurré—. No me gusta discutir contigo.

—A mí tampoco —respondió Robin cogiendo mis manos—. Pero Nina, por favor, mantente alejada de ese asunto.

—No es tan fácil si me involucra.

—No pienses en ello.

—¿Por qué la fuiste a ver?

—Porque tenía que hacerlo.

—No lo hagas.

—Tengo que lograr el mejor futuro posible.

—No lo hagas —repetí.

—¿Por qué no? —preguntó Robin.

—Miste onsker ikke deg jeg a —susurré.

Cerré fuertemente los ojos, repitiéndome que el escozor que sentía no era real. Robin rio, y por milésima vez me pregunté qué demonios estaba mal con su cabeza. Cogió con fuerza mis manos y se las llevó a los labios para besarlas suavemente. Se dio vuelta, sosteniendo mis manos aún contra su boca, y me sonrió. Noté el infantil brillo en sus ojos, la diversión evidente en su mirada. Ya no lucía tan frío o serio como esta tarde, y eso era tan relajante. Prefería no pensar cómo lucía yo, la autocompasión se había pasado del límite esta vez. Él se acercó más a mí, tanto como para que pudiera disfrutar del calor de su cuerpo. ¿No veía cuánto me importaba?

—Creo que sé suficiente cambiaformés como para entender cuando dices que no quieres perderme, mi lady —dijo Robin.

—Eres un tonto —dije y mordí su hombro.

—Está bien —susurró Robin y me abrazó—. Todo está bien. No me perderás hoy, y tampoco mañana. No eres tonta ni impulsiva, no cuando la situación es seria. No pienso nada malo de ti. Pero el tiempo es cruel en este presente, disfruta de susurrarme todo el mal que sucederá y me obliga a ver cómo acomoda las piezas en su lugar para que eso pase. Y no hay nada que yo pueda hacer para cambiarlo. Así que sí, tal vez estoy un poco sensible y me altero por cosas que no les ves sentido, pero me desespero tanto por encontrar una mejor solución. Tiene que haber alguna. Se supone que mi padre lo hizo, por eso murió. ¿No? Entonces yo que soy su hijo, debería ser capaz de encontrarla también. Tiene que haber una. Pero hazme un favor, y preocúpate por ti antes que por mí.

—Deja de repetir eso o ir contra el tiempo.

—Déjame lidiar con mis problemas. Ya bastantes tienes por tu cuenta.

—¿Qué es lo que estás haciendo?

—No quieres saber. Confía en mí en eso.

—Robin, no hagas nada estúpido que pueda costarte tiempo de vida —susurré.

—¿Porque no quieres perderme? —preguntó él con diversión.

—¡Sí, maldito idiota! —respondí y el brujo solo rio—. Hablo en serio. Júrame que no harás nada de eso.

—¿Te quedarás tranquila y dejarás de meterte en mis cosas si lo hago?

—Sí.

—Sverger —susurró Robin y besó mi frente—. Ahora deja de preocuparte por eso, Nina. No soy uno más de tus problemas.

—Es más fácil de decir que de creer.

—Elsker deg.

—¿Es lo único que sabes decir en nórdico?

—Bass intentó enseñarme algo pero no confío mucho en él.

—¿Qué tan malo puede ser?

—Algo sobre kjonn y...

—¡Voy a matarlo! ¿Qué demonios se supone que te dijo que significa? No, mejor no me lo digas.

—No deberías matarlo, se nota que es una buena persona y se preocupa por ti.

—Entonces lo dejaré morir la próxima vez que resulte herido por idiota.

—No. No lo harás.

—No me desafíes, brujo.

—¿Quién de los dos conoce el futuro?

—No sabes hasta qué punto Bass puede provocar mi ira.

—No me cuesta imaginarlo. Deberías descansar, luces agotada.

—No sé cuánto más mi cuerpo pueda aguantar este estado —admití y apoyé mi cabeza contra su hombro—. Nunca antes llegué a este punto.

—Podemos intentar con James —dijo él y negué con la cabeza.

—La situación es muy delicada, como para arriesgarnos a que lo descubran. Puedo tolerarlo ahora, pero no sé por cuánto más.

Cerré los ojos, disfrutando del calor de su cercanía y el silencio en su pecho. Todo estaba bien. Mi cuerpo se caía a pedazos, pero si mis amigos estaban aquí para sostenerme entonces estaba bien. Podía aguantar un poco más.

*********************************************************************

Por favor no te olvides de dejar tu voto. Puedes encontrar más historias de todo tipo en mi perfil.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top