El olivo viejo

Tus locos ojos vuelan,
vuelan hacia tus sueños
van deprisa tan ligeros
que no han mermado los días
tantos anhelos
y no te queda baúl
donde guardar recuerdos,
ya eres casi ceniza
de tu árbol viejo.

Tu no miras en ti,
si no mar adentro
y persigues las hojas
que te roba el viento,
de tus ramas ya caen descoloridas,
tienes cientos de años
y no te resignas.

Y tu mismo sientes
igual que una niña,
de corazón verde
y cuerpo de oliva.

Pero donde las hubo
pájaros ya anidan,
en tus delgadas ramas
casi retorcidas.

Tu espíritu joven
corre tan a prisa,
que los años olvida
olvida en la brisa,
que acaricia tu árbol
junto a la orilla.

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